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Algunas claves de las elecciones argentinas
Oscar A. Bottinelli.
Un cambio de gobierno en Argentina, en
esta situación económica de ambas márgenes del Plata, es un
hecho de fuerte impacto sobre Uruguay. Dentro de 48 horas se
dará el primer paso para despejar quién será el próximo
presidente argentino y el domingo se podrá orejear cuál será
el rumbo de nuestro vecino.
A propósito de esta coyuntura, el politólogo Oscar Bottinelli,
director de Factum, nos propone el siguiente análisis para
hoy: “Algunas claves de las elecciones argentinas”.
OSCAR A. BOTTINELLI:
Vamos a tocar cuatro puntos, porque la importancia de lo que
pase en Argentina es muy grande para nosotros.
En primer lugar veamos el tema encuestas. Estamos viendo una
desorientación muy grande, haciendo un resumen de siete
encuestas hasta el día de ayer veíamos que cinco dan primero a
Menem, una a Kirchner y una está dando un triple empate con
ventaja posible para López Murphy.
EC - ¿Y para el segundo lugar?
OAB - Una da a Menem –la que da a Kirchner primero–, dos dan a
Kirchner y tres a López Murphy.
Seis de las siete encuestas –recordemos que una da empate–
ponen a Menem, López Murphy y Kirchner como los tres con
posibilidades. Pero una considera que el tercero con
posibilidades no es Kirchner sino Rodríguez Saá; ahí hay otra
discordancia.
En cuanto a quiénes irían al balotaje, la mitad se inclina por
Menem - Kirchner y la otra mitad por Menem - López Murphy,
aunque la que da tercero a Rodríguez Saá considera que López
Murphy saldría segundo y Kirchner cuarto.
Otro dato es el porcentaje que las siete encuestas atribuyen a
Menem. Entre la que le da menos y la que le da más hay una
diferencia de 7 puntos porcentuales, entre algo menos del 18 y
algo más del 24 por ciento.
EC - Está claro que esto está confuso.
OAB - Extremadamente confuso. ¿Qué pasa entonces? Anteayer en
el programa “Dos voces”, de Telenoticias, los propios
periodistas vertieron conceptos muy duros contra las
encuestas.
Hay un problema que va más allá de lo que sucede en el mundo
entero, que al que le va mal lo primero que hace es hablar mal
de las encuestas, sino que en Argentina se ven posiciones muy
próximas de los encuestadores a candidatos: “La encuestadora
Tal es próxima a Duhalde”, “tal otro está con Menem”, “tal
otro con López Murphy”... Es decir que hay una discusión de
cuán técnica, científica e independiente es una medición, y
cuánto es parte de una estrategia de campaña. En general hay
sorpresa en muchos por la sobrerrepresentación que se atribuye
a López Murphy, por ejemplo.
EC - ¿Qué otras diferencias hay entre las encuestas argentinas
y las uruguayas?
OAB - La otra diferencia tiene que ver con que, si bien las
fichas técnicas no se están publicando con detalle, lo que
crea algún problema, es claro que se está encuestando a un
electorado muy urbano. Se encuesta en las principales
provincias, algunas provincias chicas, y fundamentalmente en
grandes ciudades; cuando mucho, ciudades de porte medio. El
electorado argentino de poblaciones pequeñas, el electorado
argentino que tiende a lo rural, está fuera de las encuestas.
Eso probablemente esté marcando una subrepresentación de
candidatos como Menem y quizás Kirchner y una
sobrerrepresentación de López Murphy, es decir que este último
esté dando en las encuestas todo lo que es capaz de dar. Son
encuestas que distorsionan demasiado el universo total del
electorado.
Además esto se está dando en medio de una altísima volatilidad
electoral. Pensamos que hace un año se veía a Argentina
caminando muy hacia la izquierda y hacia una actitud
tremendamente protestataria, y hoy se la está viendo girando
más hacia formas más de centro-derecho o de derecha, incluso
más conformista con el modelo anterior.
***
EC - Veamos otros apuntes.
OAB - Estamos tirando claves, y otro aspecto es el problema de
los partidos. Estamos viendo una elección casi personalizada,
si bien está el trasfondo de los viejos partidos o lo que
queda de ellos: un Justicialismo muy fuerte desde el punto de
vista de aparato, fragmentado en por lo menos tres grandes
corrientes, que son tres de las cuatro candidaturas
presidenciales, y un Radicalismo con una explosión de la que
surgieron, además del propio candidato radical, Leopoldo
Moreau –que figura sexto en las encuestas, completamente fuera
de posibilidades–, López Murphy, Elisa Carrió y el candidato a
vicepresidente de Rodríguez Saá, Miguel Pose. Esto crea una
confusión muy grande.
Si vemos este fenómeno con más proyección encontramos que en
las tres últimas elecciones están apareciendo outsiders,
estrellas en principio fugaces –quizás no lo sean tanto– que
irrumpen y no se sabe qué duración tienen. Hace 10 años fue
Bordón, que salió segundo con alrededor del 30 por ciento de
los votos y desapareció después de la política argentina.
Luego fue “Chacho” Álvarez, candidato a vicepresidente con
Bordón, vicepresidente electo con De la Rúa y el Frepaso, que
hoy básicamente conserva algo en la ciudad de Buenos Aires.
Ahora están apareciendo como figuras rutilantes López Murphy,
un hombre más bien de la academia, de los staffs asesores que
aparece como un candidato presidencial con un gran arrastre, y
Elisa Carrió. La duda es si Argentina va a seguir produciendo
estos fenómenos y si algunos de ellos definitivamente se
instalarán en el sistema político o si durarán una o dos
elecciones para luego desaparecer.
EC - Supongo que también es importante hacer alguna referencia
al problema de la gobernabilidad, porque lo que se elige el
domingo es sólo el presidente.
OAB - Exactamente. Los uruguayos estamos acostumbrados a que
en una elección se renueva el presidente, el Senado y
Diputados, pero aquí se está eligiendo sólo presidente. El 25
de mayo se elige al presidente. ¿Con quién va a gobernar?
Veamos: del Senado, dos tercios fueron elegidos en octubre de
2001 y siguen de largo por casi tres años más. Es decir que
durante la primera mitad de su mandato el nuevo presidente va
a seguir con los dos tercios de este Senado que no cambia. El
tercio restante, que surge de la elección de 1999 (cuando De
la Rúa obtuvo la Presidencia), sigue hasta octubre. Por lo
tanto, desde mayo hasta octubre el nuevo presidente seguirá
con el Senado actual.
En cuanto a diputados, de aquí a octubre tiene también la
totalidad de la Cámara actual. En octubre se renovará la mitad
que fue electa simultáneamente con De la Rúa; y la otra mitad
(que se eligió en los famosos comicios que preanunciaron la
caída de De la Rúa, de octubre de 2001), sigue hasta 2005. Es
decir que el nuevo presidente tendrá media Cámara de Diputados
y dos tercios del Senado durante la mitad de su mandato. En
los cuatro primeros meses, cuando tiene que presentar su
programa de gobierno e impulsar las nuevas leyes, lo hará con
cámaras que no van a reflejar para nada el resultado de la
elección sino el cuadro político argentino de octubre de 1999,
momento desde el cual corrió bastante agua bajo los puentes.
Hay una amplia mayoría justicialista en ambas cámaras, es
verdad que muy dividida, sobre todo en dos grandes grupos
parlamentarios, el que responde a Duhalde y el que responde a
Menem, pero con una dispersión muy grande que llevará a que
cualquier presidente tendrá que negociar muchísimo. López
Murphy en particular prácticamente no cuenta con legisladores
propios, tiene legisladores contados con la mano. Además no
olvidemos que Argentina es un país federal, donde las
provincias pesan mucho más de lo que puede pesar una
intendencia municipal en Uruguay y este presidente deberá
convivir con gobernadores que prácticamente siguen de largo
con la excepción de dos que se renuevan, que son el de la
Capital Federal o ciudad de Buenos Aires y el de la provincia
de Buenos Aires.
De paso aclaro que la ciudad de Buenos Aires, llamada Capital
Federal, nada tiene que ver con la provincia de Buenos Aires,
no integra la provincia. Lo que importa electoralmente es la
provincia de Buenos Aires, cuya capital es La Plata, donde
está la mayor cantidad de votantes del país.
EC - Podemos hacer alguna referencia al sistema de balotaje.
OAB – Es el cuarto tema que está planteando Argentina. Será
importante ver cómo funciona en primera y segunda vuelta,
porque una cosa es un balotaje como el que tuvo lugar en
Uruguay, con cuatro partidos de distinto tamaño, con dos
candidatos que quedan y dos bloques que se arman, de los
cuales uno le gana al otro. Así funcionó en Francia durante
mucho tiempo. Pero ahora se está dando en Argentina lo mismo
que se dio en Francia este año: una dispersión brutal entre
candidatos, ninguno de los cuales va a andar más arriba del 20
por ciento de los votos; es casi un acontecimiento de azar,
fortuito, que un candidato pueda o no pasar a la segunda
vuelta. Por lo tanto el balotaje no es un proceso de
simplificación de las elecciones, donde se van conformando
bloques entre los cuales la gente termina eligiendo, sino que
finalmente se va a elegir entre los dos que por casualidad
terminen pasando.
EC - Además, a diferencia de Francia, van a estar a la orden
del día especulaciones de fraude. Ese es todo otro tema.
OAB - Sí. Pero fíjate qué distintos son los escenarios entre
Menem - Kirchner, Menem - López Murphy o, si se diera,
Kirchner - Rodríguez Saá, Kirchner - López Murphy... Son
escenarios radicalmente distintos: cambia todo el eje de la
elección. En el caso Menem - Kirchner o Kirchner - López
Murphy está muy en juego lo que se llama muchas veces modelo
de país; en cambio el caso Menem - López Murphy tiene más que
ver con modelos de política y modelos de manejo de los
recursos públicos desde el punto de vista del elenco político.
Son muy diferentes los ejes que pueden dar un binomio y otro,
y no es natural que se produzca ese binomio para la segunda
vuelta sino que va a ser producto casi de hechos azarosos,
como fue en Francia que Jospin quedara tercero y Le Pen pasara
a la segunda vuelta, lo que le dio a Chirac en esa segunda
vuelta un resultado inimaginable, del 80 por ciento. Este es
un tema sobre el que hay que reflexionar después de este
envión que se produjo en América Latina hacia el balotaje; los
balotajes no siempre siguen la lógica en función de la cual
fueron pensados.
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