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Una pulseada de poder: el dominio de la calle
Oscar A. Bottinelli.
EMILIANO COTELO:
En los últimos días se sucedieron diversas protestas con
bloqueos de tránsito por un lado y por otro se concretó la
marcha de grupos piqueteros hacia el Ministerio de
Desarrollo Social (MDS), una marcha que terminó siendo muy
pero muy menguada, de apenas 30 personas.
A partir de estos hechos el politólogo Oscar Bottinelli,
director de Factum, nos propone el siguiente tema para su
análisis de hoy: “Una pulseada de poder: el dominio de la
calle”.
***
EC - ¿Por dónde empezamos?, ¿por algunos antecedentes?
OSCAR A. BOTTINELLI:
Empecemos por un tema: la calle, en un par de dimensiones,
fue uno de los grandes fuertes históricos de la izquierda en
una época, décadas atrás, cuando era cuantitativamente muy
reducida.
Por un lado la dimensión comunicacional, lo que hoy se diría
en términos muy técnicos la publicidad en vía pública. La
izquierda tenía poco acceso a los grandes medios de
comunicación y en cambio tenía un formidable poder de
comunicación a través de las pintadas –no sé por qué, pero
parece que cuatro décadas atrás Montevideo tenía muchísimos
más muros que hoy para pintar– y las pegatinas, una especie
casi en extinción, ya sea la pegatina barata que era pegar
diarios y escribirles arriba, o directamente imprimir
afiches y pegatinar con eso. Era muy fuerte ese poder
ejercido por la izquierda yo diría que hasta fines de los
ochenta.
El segundo era el poder movilizatorio, es decir la cantidad
de gente puesta en la calle en la lucha por determinado tipo
de causas. Había un poder de movilización callejera, ya sea
por vía político-partidaria, ya por vía sindical, ya por
otras vías, por ejemplo la vía estudiantil que fue muy
importante previo al golpe de Estado. Había un poder del
gobierno y había un poder de movilización callejera que
pesaba mucho en la sucesión de hechos del país. Hay que
recordar lo que fue el Plenario Obrero Estudiantil en los
años cincuenta y sesenta, la lucha por la ley orgánica de la
Universidad y luego la dinámica de oposición al régimen
militar que desde la izquierda político-sindical fue muy
importante, particularmente al comienzo, en 1973, y al
final, en 1983-1984.
Una regla de oro del poder movilizatorio es el peso de
elementos cualitativos sobre lo cuantitativo, no bastan
pocas personas pero tampoco hay que tener la mayoría del
país puesta en la calle para pesar. Es decir que la gente
movilizada cualitativamente pesa mucho más que la gente que
se queda en su casa cuando esas movilizaciones son
importantes.
EC - ¿Qué pasó con esa fuerte capacidad de organización de
la izquierda de sus bases y de su militancia?
OAB - La izquierda tuvo una estructura de base muy fuerte,
muy poderosa y muy dinámica, gente cuya actividad militante
suponía la participación en actividades y reuniones varias
veces a la semana. Eran muy fuertes lo que hoy llamamos los
sectores del Frente Amplio (FA), en particular el Partido
Comunista, el Partido Socialista, luego a partir de 1971 el
FA con su estructura de comités de base que fue muy fuerte y
muy poderosa, y también la estructura sindical, tanto la que
a partir del año 1966 confluye en la Convención Nacional de
Trabajadores (CNT), hoy PIT-CNT, como luego lo que fue la
FEUU, que fue de una movilización importantísima durante
décadas. Para citar un ejemplo, el FA movilizó más de 50.000
personas en Montevideo en la campaña electoral de 1984, y
cuando la recolección de firmas para el referéndum contra la
ley de caducidad la izquierda movilizó casi 10.000 personas
en una jornada de un fin de semana.
La caída del militantismo en el país se da con el paso de
los ochenta y los noventa, es muy claro. Hay muchas causas,
puede ser todo el derrumbe ideológico que genera la caída
del socialismo real, los cuestionamientos y un poco la
incertidumbre de modelos, el posmodernismo, como se puede
llamar. Incluso en el caso particular del FA, en medio de
esas causas profundas hubo una desmovilización inducida al
tomar la Intendencia Municipal de Montevideo, prefirió
evitar una acción movilizatoria de respaldo. Hubo muchos
elementos que determinaron esto.
EC - Tú decías que esa caída de la militancia empieza a
darse a finales de los ochenta. Pero hoy, en 2005, ¿en qué
situación está ese fenómeno?
OAB - Yo diría a fines de 2004, principios de 2005, porque
los consejos de salarios están motivando, no desde el punto
de vista movilizatorio pero desde el punto de vista de la
afiliación, un reverdecer muy fuerte de los sindicatos de la
actividad privada, entonces quedémonos con cifras más
claras.
Hacia fines del año pasado y a principios de éste veíamos
una estructura de la izquierda, una estructura del FA
raquítica, con pocos comités de base en los que milita poca
gente, más bien de grupos de lo que se puede llamar la
izquierda más combativa, lo que muchas veces el periodismo
llama la izquierda más radical, y toda la estructura
participativa de la izquierda muy débil, el FA muy
burocratizado, con muchos órganos, demasiada cantidad de
órganos, todos muy numerosos, lo cual hace que sean muy para
el debate y muy poco para la toma de decisiones. Están muy
desarticuladas las estructuras intermedias y de dirección,
lo que lleva al colapso en el caso de la izquierda política
–del FA, no de la izquierda sindical–, ya que el pasaje de
dirigentes y de cuadros desde las estructuras partidarias
hacia el gobierno provocó una muy fuerte desarticulación.
Entonces se presenta un segundo problema. Nosotros habíamos
hablado el 27 de mayo aquí de los problemas del partido y el
gobierno, un problema bastante histórico tanto en Uruguay
como en general en el mundo donde hay partidos organizados.
Ése es un tema, la relación partido-gobierno. Otra cosa es
que el partido tiene funciones partidarias, funciones hacia
su gente, y eso es lo que ha quedado casi colapsado desde el
ángulo político y muy menguado desde el ángulo sindical a
partir del 1 de marzo.
EC - ¿Entonces?
OAB - Ha aparecido lo que podemos llamar el contrapoder. Así
como la izquierda en general fue el contrapoder de los
gobiernos tradicionales en la época de su gran movilización,
ahora está apareciendo en sectores muy pequeños una
capacidad de creación de hechos, como han sido los piquetes
o bloqueos de calles, que fueron en general mucho más
exitosos que esta muy menguada marcha que se hizo sobre el
MDS. Esto está marcando que una cosa es la convocatoria en
un barrio determinado, donde se puede juntar gente con mucho
enojo, con mucha insatisfacción por cosas del gobierno, y
otra cosa es transformar eso en una acción política fuerte,
movilizatoria y convocante atravesando todo Montevideo,
mucho más cuando salió el PIT-CNT, con la fuerte
legitimación que tiene sobre sectores sociales –una
legitimación a veces mayor que la de la propia estructura
política–, a satanizar la marcha, es decir diciendo:
“Cuidado, nosotros estamos en contra de eso”, con lo cual
participar ya era un desafío no sólo al gobierno sino
también al PIT-CNT.
EC - ¿A quiénes ubicas tú dentro de ese contrapoder de
grupos minoritarios del que hablabas? Sobre esto también se
ha especulado mucho.
OAB - Se ha especulado sobre quiénes están organizando
determinados bloqueos o piquetes. Sin entrar en esto, porque
uno no tiene un servicio de inteligencia, es claro que hay
una línea de izquierda combativa en la calle en una actitud
de desafío al o, como dicen algunos, de “tironear para que
el gobierno no se derechice”. Esta frase aparece mucho en el
semanario La Juventud.
EC - Del 26 de Marzo.
OAB - Hay muchos que sostienen que no le están haciendo un
enfrentamiento al FA sino que están haciendo una defensa de
lo que ellos consideran que son los principios sustantivos
del Frente ante un gobierno que se está derechizando. Sea
cual sea el argumento, aparece.
Claramente Plenaria Memoria y Justicia es un sector que ha
estado siempre en líneas muy fuertes, muy combativas, muy
intransigentes en el tema Derechos Humanos y que en los
hechos ha estado siempre muy enfrentada a las líneas del FA,
a los grupos del FA.
EC - No le alcanza la investigación sobre los desaparecidos,
reclama verdad y justicia.
OAB - Sí, más bien habla de memoria y justicia. La memoria
se asienta en la consigna verdad, quiere decir lo mismo,
quiere decir investigación de todos los hechos y además
funcionamiento de la justicia. En general cuando se usa la
palabra en el sentido de castigo. Hace 20 años se hablaba de
juicio y castigo a los culpables, es más o menos lo mismo.
EC - ¿Qué otros grupos, en esta enumeración rápida?
OAB - Un grupo importante es el Partido de los Trabajadores,
que se presentó a las elecciones, un partido de algo más de
500 votos, que organizó manifestaciones por 21 y Ellauri
hacia el Sheraton contra las misiones del Fondo Monetario
Internacional apenas asumió este gobierno. Manifestaciones
más o menos del tamaño de la del otro día, de unas 30 o 40
personas.
Pero también están apareciendo grupos de izquierda combativa
dentro del FA, se ve gente del 26 de Marzo –no digo
necesariamente en los piquetes, estamos hablando de acciones
de movilizaciones callejera–, algunos núcleos de base del
Movimiento de Participación Popular, gente de la Corriente
de Izquierda, es decir conjuntos de personas que tienen
visiones muy fuertes.
De esta manera el oficialismo ha descubierto que siendo
cuantitativamente la mitad del país y en Montevideo casi los
dos tercios, sin embargo ha descuidado lo que fue una base
tradicional de dominio suyo, de dominio de la izquierda
clásica, que es la calle.
EC - ¿Cuáles son los desafíos que se le presentan ahora?
OAB - Los desafíos que se le plantean y sobre los ya se
empieza a conversar son: uno, la necesidad de reconstruir y
simplificar la estructura de dirección del FA,
específicamente la estructura partidaria, pero ya no sólo
por el tema de la toma de decisiones con relación al
gobierno, ya no sólo por el tema partido-gobierno que
analizamos el 27 de mayo, sino para, segunda cosa,
reconstruir la estructura militante, reconstruir una
estructura de base, volver a tener fuertes canales de
comunicación con toda la gente, con toda la sociedad y, en
tercer lugar, articular y movilizar a las bases, que ya sea
por la vía partidaria, ya sea por la vía sindical, la
izquierda vuelva a controlar la calle que en este momento
está perdiendo.
En Argentina después de la caída de De la Rúa la calle
volvió a ser disputada por sectores del peronismo contra los
sectores opositores, no habían dejado la calle libre sino
que habían coparticipado en el movimiento que volteó a De la
Rúa. La izquierda siente que no puede dejar la calle, donde
poca gente cortando el tránsito en determinados lugares crea
formidables hechos políticos, y que fue un tradicional
dominio suyo. Reconstruir todas esas estructuras para
comenzar una pulseada de poder por reconquistar el dominio
de la calle, desde donde se está jaqueando al gobierno con
algunas acciones, requiere una acción muy fuerte.
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