Un nuevo fiscal de Corte, ¿es la desaparición de un actor
político?
Oscar A.
Bottinelli.
Versión no corregida por
el expositor
EMILIANO COTELO:
Con la designación de Rafael Ubiría como nuevo fiscal de
Corte, un nombramiento que tuvo el voto unánime del Senado,
se pone fin a cerca de 10 años de tensiones y de crisis en
la cabeza del Ministerio Público.
A propósito de los varios conflictos con relación a este
cargo, el politólogo Oscar Bottinelli, director de Factum,
nos propone hoy para su análisis: “Un nuevo fiscal de Corte,
¿es la desaparición de un actor político?”.
***
Oscar, recordemos rápidamente qué es el fiscal de Corte, el
sentido de este cargo.
OSCAR A. BOTTINELLI:
En El Espectador el año pasado hubo una muy buena exposición
del ex decano de la Facultad de Derecho el doctor Abal, que
explicó muy bien lo del cargo. Era un cargo muy desconocido
para el gran público en Uruguay hasta que empezaron todos
estos conflictos.
El fiscal de Corte en primer lugar es el fiscal ante la
Suprema Corte de Justicia (SCJ), esa es su función
específica, de ahí el nombre de fiscal de Corte. Es también
el procurador general de la nación, el que procura en nombre
de toda la nación, y en esta calidad es el jefe
administrativo de los fiscales. El Ministerio Público es la
Fiscalía, el conjunto de los fiscales. Es un cargo
políticamente anodino, silencioso, gris, judicialmente
relevante pero para manejarse en el silencio de los procesos
judiciales.
EC - Sin embargo venimos de una época en la que el
Ministerio Público fue actor político.
OAB - El actor político comienza en 1997, cuando el
presidente Sanguinetti propone como fiscal de Corte a Miguel
Langón. (Curiosamente Miguel Langón, al igual que Mirtha
Guianze, que fue el objeto del último conflicto, era fiscal
penal.) Miguel Langón se caracterizaba por ser un hombre de
temperamento muy fuerte y muy fuertemente ideologizado.
Consideraba que la función del fiscal implicaba determinados
valores, determinada forma de accionar de la Fiscalía que
implicaba una concepción política o político-judicial. Esto
fue lo que llevó a que el presidente Sanguinetti no contara
con los tres quintos de votos en el Senado, se cuestionó un
hombre tan fuerte, tan ideologizado, que ya había
protagonizado algunos acontecimientos que habían
transformado a la Fiscalía (como fiscal en lo penal) en
actor político, y se optó por Oscar Peri Valdez, que venía
de la justicia laboral originalmente y que se pensaba que
iba a seguir la tradición de la Fiscalía de Corte.
EC - Sin embargo terminó teniendo enfrentamientos con varios
ministros de Educación y Cultura.
OAB - Sí, fue exactamente al revés, no sólo no siguió la
tradición sino que fue el que creó el modelo del gran fiscal
notorio, mediático y con enfrentamientos, ya en la
presidencia de Sanguinetti con Yamandú Fau y luego en la
presidencia de Batlle con Antonio Mercader y con Arturo
Leonardo Guzmán, quien finalmente lo suspendió en el cargo.
Peri Valdez le da una impronta política al cargo, pero no
política en el sentido partidario sino en el sentido de
imponer determinados valores, determinadas ideas,
determinadas formas en que debe ejercerse el Ministerio
Público, un modelo bastante parecido al del fiscal general
de Estados Unidos, que es claramente un actor político. A su
vez salía de su función de jefe administrativo para ejercer
una especie de jefatura técnica de los fiscales, y en
acciones junto con la Policía salía del rol tradicional del
fiscal uruguayo para pasar más a ser el fiscal del sistema
procesal de Estados Unidos, ese fiscal investigador. (Esto
se puede entender con mucha facilidad, se ve habitualmente
en las películas y en las seriales de tipo policial, no es
la función del fiscal uruguayo.)
Cuando empieza la crisis de Peri Valdez con los ministros se
ve aparecer dentro de la Fiscalía un eje Peri-Guianze.
EC – “Peri-Guianze”, aludes a la doctora Mirtha Guianze.
OAB - La doctora Mirtha Guianze aparece también muy
ideologizada, en esa concepción del papel del fiscal actor,
pero con ideas absolutamente opuestas a las de Miguel Langón
y bastante distintas de las de Peri en cuanto al contenido
en ideas y valores. Mirtha Guianze como fiscal en lo penal
inaugura el camino que lleva a procesamientos por
violaciones a los derechos humanos durante la dictadura en
función de nuevas interpretaciones de leyes, evaluaciones de
pruebas, de plazos o de tiempos.
Cuando se discute su situación en primer término, Peri
aparece defendido en el Senado por el Frente Amplio (FA);
también por el Foro Batllista (FB), que era el sector que lo
había promovido, pero el FA apareció como un gran defensor
de Peri. (En aquel momento hicimos un análisis en el que
hablamos del extraño eje que se daba en torno al fiscal de
Corte, porque era muy raro ver al FA junto con el FB
debatiéndose contra el resto de la humanidad. Por lo menos
fue raro desde el año 92 en adelante.)
EC - Esos años de Peri Valdez como fiscal de Corte
coincidieron con una etapa que más de una vez tú mismo has
calificado como de judicialización de la política.
OAB - El tema de judicialización política o de politización
judicial, porque tiene las dos caras, cuando el sistema
político empieza reiteradamente a usar al sistema judicial
como la cancha para jugar el ping pong de sus problemas,
todo pasa a la justicia, todo se denuncia a la justicia,
hasta hay denuncias por temas verbales, denuncias de
difamación, y por otro lado actores judiciales, con la
acción estelar de los fiscales De Milano y Brescia en
Italia, que habían provocado la caída de la Primera
República, y la de Baltasar Garzón en España, donde los
jueces podían sentirse la reserva moral del país. Tuvimos un
período de 1995 a 1997 con tres jueces penales que
intentaron jugar este papel, luego se apagaron, y arrancó
una nueva oleada a partir de 2002.
En este proceso vimos el crecimiento estelar de Mirtha
Guianze, que inexorablemente la llevaba a no poder ser
fiscal de Corte, porque en ese papel protagónico, altamente
partidizado, en el que era sentida como propia por la
izquierda (no sólo hablamos de los actores políticos,
también cómo se la presentaba en la prensa), quedaba como
que el partido político de gobierno pretendía llevar una
fiscal de su propio cerno, con sus propias ideas, y eso era
muy difícil de aceptar para la oposición. Habría sido,
primero, consagrar definitivamente un rol politizado del
cargo y, segundo, politizado con las ideas opuestas, por lo
tanto era difícil que hubiera consenso.
El fiscal de Corte, primero, tiene absoluta prohibición de
realizar cualquier tipo de actividad política pública o
privada salvo el voto; y, segundo, lo designa el presidente
de la República con una venia de tres quintos del Senado.
Ambas cosas llevan a que no debe ser una figura política ni
responder al gobierno de turno. Y, tercero, dura 10 años en
el cargo, con lo cual se busca que no coincida con los
tiempos o plazos de gobierno, más bien con los plazos de los
miembros de la SCJ, que individualmente duran diez años.
EC - Lo cierto es que esta etapa tan complicada, tan
trabada, de búsqueda de un nuevo fiscal de Corte acaba de
culminar esta semana con mucha prolijidad, muy
pacíficamente, con un nombre, el del doctor Rafael Ubiría,
que logró unanimidad en el Senado de la República.
¿Qué cabe esperar del doctor Ubiría después de repasar todos
estos antecedentes?
OAB - El fiscal Rafael Ubiría llega a la máxima distinción
de un fiscal, que es la Fiscalía de Corte y la Procuraduría
General de la Nación, con la unanimidad de los partidos
políticos detrás, porque el Partido Independiente (PI), que
no integra el Senado, también le dio el aval. Esto es un
gran respaldo y un gran condicionamiento.
Acá viene la importancia del método de la elección, no fue
una negociación sólo entre partidos o grupos ni una mayoría
con senadores sueltos, como en un momento se intentó con
relación a Mirtha Guianze, “nos faltan dos votos, vamos a
buscarlos”.
EC - En algún momento se especuló con votos del Partido
Nacional (PN).
OAB - Exacto. En este caso fue la unanimidad del Senado, la
unanimidad de los partidos políticos, con pronunciamientos
oficiales del Partido Colorado (PC), del PN y del PI, más el
oficialismo, que le dijo: “confiamos en usted”. ¿Qué quiere
decir esto? “Cada uno confía en usted” no porque vaya a ser
un fiscal que siga las ideas del FA, del PN, del PC o del
PI, no porque cada uno crea que es un fiscal propio sino
porque todos confían en que no va a ser de nadie, en que va
a estar más allá de las controversias políticas y en que va
a actuar como un individuo lo más aséptico posible desde el
punto de vista político.
Lo que cabe esperar en función de todo este método en que se
dio la designación (que fue lo opuesto a lo que intentó el
gobierno con Mirtha Guianze) es que sea un fiscal que salga
de ser actor político y mediático, como ha ocurrido en los
últimos 10 años, y vuelva a la tradición nacional en materia
de Fiscalía de Corte. Digamos un fiscal gris, no en el
sentido de su brillantez o de su inteligencia sino de la
aparición pública. El fiscal de Corte debe hacer una función
que no esté en los titulares de los diarios, que no esté en
la controversia política, que no esté en la controversia de
gobierno y que no esté en la controversia interna del
Ministerio Público, debe ejercer silenciosamente su tarea.
Así es como los fiscales de Corte adquieren más brillo
técnicamente y son más respetados.
Y, de paso, es un buen método para cuando se nombran cargos
como los que va a haber que discutir ahora, para la Corte
Electoral y para el Tribunal de Cuentas, para lograr que los
órganos sean neutrales. No es elegir individuos asépticos
sino individuos que cada partido evalúa y en el momento de
su designación, aunque sean blancos, colorados o
frenteamplistas, le dice: “Te damos la confianza, confiamos
en ti aunque partas de tal partido, porque vas a ser
neutral”.
EC - ¿Cuál dices que es un buen método?
OAB - Buscar el apoyo de todos los partidos para cada nombre
sobre la base de que a ese nombre se le está dando la
confianza de cada partido por su calidad de neutral, porque
va a actuar acorde con el cargo, no que la Corte y el
Tribunal se repartan, se dividan los cargos entre nueve en
la Corte y entre siete en el Tribunal y empiecen a decir
“este cargo para este grupo”, “este para este” y cada grupo
designe al que se le antoje sin que nadie lo condicione. Y
luego se pretende que cuando llegue ahí sea un individuo
libre de ataduras. Es al revés, si lo nombra un solo grupo
político ese grupo le va a exigir que responda a él. Si se
reparten las proposiciones, cada grupo propone un nombre y
los demás lo evalúan, lo aceptan, cada uno de los miembros
llega condicionado a actuar en función de la confianza que
todos y cada uno le dieron. En el método está mucho el
resultado, el método usado en este caso para el fiscal de
Corte, de buscar nombres, de proponer una terna y pedir que
uno sea aceptado, asegura muchísimo el resultado.
EC - Ojalá se aproveche esta experiencia, porque ahora queda
esa tarea por delante, Corte Electoral y Tribunal de
Cuentas.
OAB - Por eso queríamos marcar que aquí hay un tema no sólo
de cómo se resolvió la Fiscalía de Corte sino un método que
como tal puede asegurar resultados.
|