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La reforma constitucional y el voto en el exterior
Oscar A.
Bottinelli.
Versión corregida por
el expositor
EMILIANO
COTELO:
Desde esferas de gobierno se habla de impulsar una reforma
constitucional, entre cuyos aspectos estaría la implantación
del voto en el exterior. El politólogo Oscar Bottinelli,
director de Factum, nos propone analizar dos ángulos de este
tema. El título: “La reforma constitucional y el voto en el
exterior”.
***
EC - Sobre este tema tú hiciste una primera aproximación
hace un mes, en el programa del 27 de julio. Además, te
ocupas de este tipo de cuestiones en la Universidad de la
República, donde eres catedrático de Régimen Electoral
Nacional.
Vamos a ubicar antecedentes.
OSCAR A. BOTTINELLI:
Hay dos tipos de discusiones. Esto es muy importante. Porque
he visto en algunas de las discusiones o declaraciones que
se confunde la una con la otra y son absolutamente
separables. La discusión técnica, es decir, cuáles deben ser
las formas de votar, cuál es la relación de la forma de
votar en el exterior con las garantías electorales, y la
discusión político o político-filosófica, que se refiere a
si quienes viven en el exterior tienen el derecho a votar o
no. Son dos temas distintos que no necesariamente están
atados uno con el otro. Se puede estar a favor del derecho
de los uruguayos residentes en el exterior y decir “pero no
encuentro el modo de que se mantengan las garantías
electorales”. O se puede decir “las garantías electorales
están cubiertas, pero creo que no deben tener derecho”. Son
dos temas que refieren a dos tipos de pronunciamientos
distintos y las discusiones sensatamente deberían darse por
separado.
EC - Entonces vamos a un análisis por partes. Vamos primero
a la discusión técnica.
OAB - El tema técnico es el siguiente. Hay que tener en
cuenta un hecho: cuál es el valor de las garantías
electorales en Uruguay. Uruguay es uno de los países con
mayores garantías electorales en el mundo y de vieja data.
Fue el primer país en establecer un régimen muy fuerte de
garantías con las leyes madre de Registro Cívico Nacional de
1924 y la Ley de Elecciones y la ley complementaria de
elecciones de 1925. Esto ha llevado a que Uruguay haya
atravesado situaciones muy complicadas, muy difíciles,
elecciones muy reñidas. Pensemos en la última, que fue
reñido si había o no balotaje. Se definió por 0,5%. O la
elección del año 94, cuando entre el primero y el tercero
hubo 1,7% y 1,1% entre el primero y el segundo. Hemos tenido
instancias muy difíciles y el sistema electoral, el régimen
de transparencia o confiabilidad que entre el voto emitido y
el voto contado hay una correspondencia, respondió.
Hay que tener en cuenta la tranquilidad que da a un país
saber que cuenta con un sistema de votación muy confiable.
Por lo tanto, puede haber muchas discusiones, muchas
discrepancias desde el punto de vista político, pero no
sobre el resultado de una votación, de una elección, un
plebiscito o un referéndum.
EC - Veamos las dos formas de votación posible.
OAB - ¿Cómo se puede votar desde el exterior? El voto dentro
del país es el voto llamado presencial. La persona va a una
mesa receptora de votos, que se integra con funcionarios
públicos, con un escribano que hace las funciones de
actuario, el que lleva el acta y con delegados de los lemas,
de los partidos y delegados que quieran de las listas. Hay
todo un sistema de contralores y además se vota a lo largo
del día y cuando se cierran las urnas inmediatamente esa
urna se abre. Este es un tema nada menor. En ningún momento
la urna está guardada en un lugar donde pueda ser
sustituida. Eso es una garantía esencial. Y es esencial que
una vez contabilizados los votos se labran actas que quedan
fuera de la urna. Cada uno de los partidos tiene un acta,
una copia original, un duplicado del acta original firmado
por la mesa y por los delegados partidarios. Esto determina
que, ante cualquier cosa que pase a posteriori con la urna,
hay un acta de lo que se encontró dentro, que es lo que
tiene mayor valor. Entonces, ¿cómo se mantiene esto en el
voto en el exterior?
EC - Porque a su vez hay distintas posibilidades de voto en
el exterior.
OAB - Básicamente hay dos grandes posibilidades: el voto a
distancia y la búsqueda del mantenimiento del voto
presencial. Con voto a distancia me refiero al voto
epistolar (del que he visto que se habla) y del voto
electrónico, que cada tanto hay un envión en su favor.
Veamos los problemas de uno y de otro.
El voto presencial. Las modalidades (esto es importante, por
eso hablo de voto presencial) son: el voto consular…
EC - El ciudadano que vive en el exterior va al consulado a
votar...
OAB - Va al consulado uruguayo y vota ahí. Pero no confundir
voto consular con otras posibilidades de voto presencial. En
primer lugar, porque se pueden instalar mesas donde no hay
consulados y las mesas pueden instalarse sin que pasen por
los consultados. Habrá que ver qué conveniencia tiene o no
que intervengan los consultados. El voto consular es reducir
el voto presencial. Por ejemplo, uno se imagina que un voto
presencial en Buenos Aires se desparramaría en mesas a lo
largo de la ciudad de Buenos Aires y del Gran Buenos Aires,
repartidas por los distintos barrios en función de donde
vivan los uruguayos y no concentrarlas todas en el consulado
para que haya una multitud ahí. El voto presencial podría
mantener muy buena parte de las garantías que hay en
Uruguay. Esta es la gran ventaja. Es un voto que en
principio podría no afectar las garantías.
¿Cuáles son los problemas? Primer problema: requiere una
cantidad importante de gente para integrar las mesas. Hay
que ver cómo se integran, dado que en Uruguay se integran
con funcionarios públicos. Obviamente, en el exterior hay
muy pocos funcionarios públicos. Ese es un tema a resolver.
No es la única forma de integrar, pero es la que ha dado
mejor resultado después de haber probado otras formas.
El otro problema es cómo se hace el control partidario. Pero
no sólo de los partidos, que quizás sea, no lo más fácil,
pero tiene solución, que haya por lo menos un delegado del
Frente Amplio, uno del Partido Colorado y uno del Partido
Nacional...No sé de los partidos menores. Pero el control
del voto es, no sólo de los partidos, sino de las listas. En
un país en que en los partidos hay un montón de listas al
Senado y a la Cámara de Diputados...Ahí veo un problema de
mantenimiento de las garantías.
Lo otro es el tema de las hojas de votación. Cuando uno va a
una mesa de votación entra al cuarto secreto y tiene una
estantería llena de hojas de votación, que en Montevideo son
muchas. Pero no es sólo Montevideo.
EC - La gente que vive en el exterior probablemente tenga
que votar alguna en Maldonado, otra en Durazno, otra en
Artigas, etcétera.
OAB – En principio sí. Salvo que se entre en la modalidad
que iniciaron Italia y Colombia de crear una circunscripción
en el exterior con diputados que representan al exterior y
viven en el exterior. Eso requiere una profunda reforma
constitucional. En la actual Constitución esa vía está
absolutamente cerrada. Si vamos a la normal, a una votación
como la de España, si alguien tiene credencial de Maldonado
vota en Maldonado, si tiene credencial de Soriano vota en
Soriano, si tiene credencial de Montevideo vota en
Montevideo, con hojas de votación de ese departamento.
EC - ¿Cómo se hace para tener todas esas hojas en las mesas
de votación en el exterior?
OAB - Hay una solución, que es complicada, puede decirse que
es restrictiva. En Uruguay, cuando existía el llamado voto
interdepartamental había mesas a las que se iba a votar para
otro departamento mediante un tipo de voto observado. La
gente tenía que llevar su propia hoja de votación. Era tarea
de los partidos ofrecerle a la gente las hojas de votación
de los distintos departamentos. Esa es una solución. La otra
es una estantería con hojas de los 19 departamentos.
Igual hay un problema, estos son básicamente votos
observados. Porque es muy difícil escrutar para los 19
departamentos. Habría que hacer un padrón previo. Ahí hay
toda una complicación de cómo se haría, si se podría hacer
un padrón de residentes en el exterior, que se votara con
él, que estuviera lo que se llama la hoja electoral (una
especie de copia de la credencial cívica) con la foto y los
datos. O si sería un voto observado, con el problema de que
habría que trasladarlo a Uruguay, para lo cual tiene que
tener una serie de garantías. Esa urna tendría que ir
vigilada por delegados de los distintos partidos y hay un
problema de costos. Es un tema que quizás se pueda
solucionar por el lado de un padrón especial para el
exterior, pero no lo veo tan compatible con el voto para el
departamento originario de inscripción. Esto en cuanto al
voto presencial.
El voto electrónico es toda otra discusión, que implicaría
lo que es el voto electrónico en el país, donde el problema
de las garantías es bastante complicado.
***
EC - Te detuviste en el voto de los ciudadanos uruguayos en
el exterior desde el punto de vista de la discusión técnica.
¿Cuáles serían las formas, los procedimientos y las
dificultades de cada una de ellas? ¿Por dónde podrían venir
las soluciones?
OAB - Sobre el voto epistolar, es muy difícil establecerlo
sin que caigan las mayores garantías electorales de este
país. El voto epistolar deja las elecciones con garantías
muy bajas del voto en el exterior. Y Uruguay tendría un
retraso formidable desde ese punto de vista. No me quiero
imaginar lo que sería una elección en la que haya 10.000
votos de diferencia para saber si hubo o no elección de
presidente y 40.000 votos enviados por correo donde - desde
el momento en que el voto se puso en un correo hasta que se
recibe en Montevideo o en un consulado- se perdió el rastro
y no se sabe qué puede pasar. Las experiencias de voto por
correo que hay en el mundo son de muy escasas garantías y
coliden con un nivel tan fuerte de garantías como el que
tiene Uruguay. Es un tema que hay que pensar mucho. Hay
mucho entusiasmo por el voto epistolar, pero de gente que no
tiene idea de lo que son las garantías electorales en
Uruguay.
EC - De todos modos queda la discusión de fondo, la
político-filosófica sobre el voto de los uruguayos en el
exterior.
***
EC - Vamos a la discusión de fondo: el debate
político-filosófico.
OAB - Primero, recomiendo ver el debate entre el diputado
frenteamplista Diego Cánepa y el diputado nacionalista
Gustavo Borsari que se hizo aquí En Perspectiva el 23 de
agosto, que es muy serio y muy profundo y se ven los dos
tipos de argumentaciones. Realmente fue un gran aporte de En
Perspectiva.
EC - A partir de ese debate vienen algunas de tus
consideraciones.
OAB - Sí. Tomo como base este debate por la importancia que
le asigno.
Lo primero que tenemos que tener claro es lo cambiante que
son las argumentaciones según los países. Tomo el ejemplo de
Italia primero, porque es un país que debatió muchísimo este
tema y lo sigue debatiendo. En segundo lugar, Cánepa y
Borsari son descendientes de italianos, entonces más vale
que también vean cómo se refleja.
EC - La pregunta es si tienen derecho a votar los residentes
en el exterior.
OAB - El tema básico es si tienen derecho, pero ya no el
análisis jurídico-constitucional, si la Constitución admite
o no admite...Porque en una reforma constitucional se puede
admitir todo. En segundo lugar ya no tiene nada que ver con
las garantías. Uno puede decir “creo que tienen que votar,
pero no encuentro la forma”, eso es otra cosa.
Acá se discute si una persona que vive en el exterior tiene
derecho a decidir o no. Una tesis argumental es que son
ciudadanos como los demás, dueños del país, dueños de la
soberanía. Por lo tanto, estén donde estén tienen derecho a
decidir sobre lo que es suyo. Otro tipo de argumento también
a favor es decir que muchos de ellos se fueron porque no
tenían cabida en Uruguay. Les gustaría volver y por lo tanto
incidir en lo que pasa en el país. Es una forma de incidir
para que las cosas se produzcan de tal manera que puedan
volver. Esa es una línea argumental.
La otra línea argumental es decir: “señor, usted en el
exterior puede votar lo que se le antoje porque no va a
recibir las consecuencias de lo que vote. Si lo que vota
lleva, por ejemplo, a una Reforma Tributaria que a los que
ganan como usted les puede caer muy dura, a usted no le va a
caer porque está viviendo lejos”. O “Usted puede votar algo
que a Uruguay lo puede llevar a situaciones difíciles e
irresponsables” y dirá “qué horrible, cómo me equivoqué,
cómo están sufriendo los que viven allá”.
Esos son los dos argumentos: uno, que en el fondo también le
puede servir o que tiene derecho a decidir los destinos del
país que es el suyo. Otro, usted vota donde va a recibir las
consecuencias o recibir los beneficios y no estando en un
lugar mirando desde la tribuna.
Uno diría que estos datos deben corresponder a algún
alineamiento filosófico. La derecha siempre piensa de una
manera y la izquierda siempre piensa de otra. Pero no. El
Frente Amplio manejó exactamente los mismos argumentos a
favor de que la gente en el exterior tenga derecho a votar
que maneja en Italia la derecha más pura, más clara. Y
Gustavo Borsari, en contra del voto de la gente en el
exterior, manejó exactamente los mismos argumentos que en
Italia maneja la izquierda más pura. Lo que quiere decir que
no es tan claro que una postura sea de derecha y otra de
izquierda. Hay un enroque muy claro entre lo que se piensa
en Italia, cómo se alinean en Italia y cómo se alinean en
Uruguay.
En general, en el mundo, las derechas tienen un sentido un
poco más fuerte de lo que se puede llamar la variable de
nacionalidad, en un sentido casi racial del término, “la
italianidad”, “la españolidad”. Se podría decir “la
uruguayidad” entonces defienden el mantenimiento fuera y
dentro de fronteras de esa comunidad nacional. Y las
izquierdas tienden en general a cuestionar ese concepto de
nacionalidad, de esa comunidad nacional sanguínea y en
cambio a defender la comunidad territorial, la soberanía, la
participación de los que viven dentro del territorio. Por lo
tanto, es como las izquierdas en Europa, en general tienden
a no ver con tan buenos ojos el voto de sus connacionales en
el exterior y en cambio sí a apuntalar el voto de los
inmigrantes, aunque no pertenezcan a esa comunidad nacional.
Observamos con esto que en Uruguay están cambiadas las
flechas. La existencia de esa gran comunidad nacional fuera
y dentro del país la defiende la izquierda y el derecho a
participar políticamente solo de los que están en el
territorio lo defiende la gente de los partidos
tradicionales. Es una curiosidad de cómo se está dando este
debate, que es un debate realmente muy profundo y diferente
del de las garantías. Es un debate que no debemos perder
porque Uruguay tiene garantías electorales que le han
permitido sortear momentos muy difíciles y estas garantías
rigen desde hace más de 80 años. Son las más antiguas del
mundo.
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