EMILIANO COTELO:
La asunción de
Gonzalo Fernández
como canciller puede
interpretarse como
lo que es: un cambio
en el Ministerio de
Relaciones
Exteriores. Pero la
presencia de la mano
derecha de Tabaré
Vázquez en el
gabinete puede
querer decir algo
más. En este cuarto
y penúltimo análisis
del recambio
ministerial, el
politólogo Oscar A.
Bottinelli, director
de Factum, propone
como tema: “El nuevo
papel de Gonzalo
Fernández”.
***
Oscar, ¿Por dónde
empezamos?
OSCAR A. BOTTINELLI:
Primero, uno viene a
paso cansino
analizando distintos
ángulos un hecho de
la trascendencia y
de las múltiples
aristas que tuvo
este cambio
ministerial y de
repente empiezan a
aparecer hechos
políticos. Por
ejemplo la formación
de un think tank, la
Fundación para la
Democracia Wilson
Ferreira Aldunate,
que va a respaldar
la programación de
Jorge Larrañaga; y
por otro lado el
relanzamiento de
Luis Alberto Lacalle
como líder de una
nueva corriente
nacional. Son hechos
que quedarán para
analizar después de
Turismo.
EC - Hoy nos
concentramos en
Gonzalo Fernández, a
partir de su
vinculación tan
especial con Tabaré
Vázquez y su
nombramiento en la
Cancillería.
OAB - Exactamente.
Gonzalo Fernández
aparece como un
hombre muy próximo a
Tabaré Vázquez desde
que este asumió la
Presidencia del
Frente Amplio. Se
puede decir que
Gonzalo Fernández
nunca fue un hombre
de estructuras
políticas, si bien
fue y es miembro del
Comité Central del
Partido Socialista
–aunque en algún
momento renunció al
Comité Central y al
Partido Socialista–,
ha sido suplente de
senador, también por
el Partido
Socialista, es un
hombre que no ha
transitado por las
estructuras
políticas sino más
bien por el
asesoramiento
personal a Tabaré
Vázquez. Se puede
decir que su primera
gran incursión
política fue en un
cargo extremadamente
delicado, en una
función muy difícil,
como representante
de Tabaré Vázquez en
la Comisión para la
Paz que nombró el
entonces presidente
Jorge Batlle.
EC - Fue una tarea
en la que ocupó una
responsabilidad muy
sensible.
OAB - Muy sensible y
muy política, donde
tuvo mucha
negociación con el
gobierno, con
familiares de
desaparecidos, con
militares, y
contacto con un
hombre de la
estructura de la
Presidencia como
Ramela, que lo llevó
a interiorizarse en
el manejo de las
estructuras
presidenciales.
Era el hombre
natural para la
Secretaría de la
Presidencia de la
República. Tabaré
Vázquez es un hombre
que se maneja muy en
solitario, que tiene
a su hermano, uno
diría su alter ego,
y a Gonzalo
Fernández, su mano
derecha. Por lo
tanto en estos tres
primeros años la
Secretaría de la
Presidencia fue muy
especial, muy
distinta de las
anteriores, con una
función en algún
aspecto de algo más
que un secretario de
la Presidencia, que
operaba en múltiples
terrenos, algunos de
política exterior y
otros de política
interior.
Ahí tuvo las
primeras
experiencias en
materia de política
exterior, que
estuvieron sobre
todo centradas en el
conflicto con
Argentina.
Básicamente por dos
caminos: el diálogo
directo con quien
fue compañero de
estudios y amigo
personal, el jefe de
gabinete de Kirchner,
Aníbal Fernández, y
por otro lado con el
canciller Gargano
como representante
del presidente de la
República en la
facilitación del
emisario del rey de
España.
EC - También hay que
recordar como
antecedente la
participación de
Gonzalo Fernández
encabezando el
equipo negociador
con Estados Unidos a
los efectos del
TIFA, el acuerdo
marco de comercio e
inversiones.
OAB - Ahí la
participación de
Gonzalo Fernández
tuvo el sentido de
dar un peso
presidencial a una
negociación del
equipo económico,
con la debilidad que
esto implicaba, el
tour de force al
interior del
gobierno y al
interior de la
fuerza política, con
un equipo económico
que se veía muy
sesgado hacia
Estados Unidos y un
ala muy contraria a
Estados Unidos. Fue
más un respaldo a la
negociación que una
negociación en sí.
EC - Aterricemos en
el nombramiento en
sí.
OAB - En la
cancillería es un
nuevo ministro de
Relaciones
Exteriores; daría
para un análisis,
pero vamos a
deslizar algún breve
comentario. Parece
bastante
significativo
analizar esto con
relación a algo que
hemos manejado
muchas veces, que es
el estilo de Tabaré
Vázquez. Vázquez es
un hombre que no
gusta de la
conducción
cotidiana, gusta más
de la conducción un
poco lejana, de
seleccionar personas
para cargos clave,
darles una plena
delegación,
reservándose el
decir en determinado
momento “por ahí no
se va”, “esto no se
hace”, y cuando dos
o tres personas,
cada una de ellas
con plenos poderes,
chocan entre sí y
tienen criterios
distintos en temas
de áreas
compartidas, aparece
la decisión arbitral
de Tabaré Vázquez.
Dos casos típicos:
el porcentaje para
la enseñanza en la
ley de presupuesto,
que tenía la
oposición del
ministro de
Economía, y el sí o
el no, que terminó
siendo el no, a
negociar el TLC con
Estados Unidos.
El problema de este
estilo de conducción
es que necesita un
conductor cotidiano,
un centro
coordinador, que no
hubo en los tres
primeros años de
gobierno. En ese
sentido uno puede
definir a Tabaré
Vázquez como un
presidente que actúa
como jefe superior,
como un jefe
estratégico, que
necesita algo así
como un “primer
ministro” como jefe
ejecutivo.
En esto quiero
evitar una
confusión: a veces
se dice que Tabaré
Vázquez aparece como
un jefe de Estado y
no como un jefe de
Gobierno. Es otra
cosa, un jefe de
Estado es un hombre
que es solo jefe de
Estado, no es jefe
de Gobierno, está
por encima de las
partes, es un
referente de todo el
país y un árbitro en
el sistema político.
En cambio Tabaré
Vázquez es un jefe
de su gobierno, pero
se reserva la
conducción
estratégica y el
mando superior;
quien tiene
conducción
estratégica y mando
superior es en sí
una de las partes,
no está por encima
de las partes.
Este esquema de
Tabaré Vázquez como
jefe superior con un
jefe ejecutivo fue
la forma en que
manejó su segunda
etapa en la
Intendencia
Municipal de
Montevideo, los
segundos dos años de
su gestión, en la
que la casi
totalidad de la
ejecución
presupuestal estuvo
concentrada en
Víctor Rossi.
Da la impresión de
que Gonzalo
Fernández podría ir
camino a una función
de esta naturaleza,
no institucional
–entre otras cosas
la Constitución no
lo permite–, pero su
rol va a trascender
el de ministro de
Relaciones
Exteriores. Es un
cargo que le permite
jugar mucho entre la
política interior y
dentro del gabinete,
sobre todo después
de la salida del
gabinete de Astori,
que está anunciada
para los próximos
meses, se dice que
no más allá de la
terminación de este
semestre, del envío
de la Rendición de
Cuentas. Es un tema
muy importante y que
hay que seguir
viendo.
Da la impresión de
que tenemos un
cambio muy fuerte en
la estructura del
gobierno y en este
nuevo papel de
Gonzalo Fernández.
EC - Casualmente hoy
el matutino La
Diaria dice, citando
fuentes de
Presidencia y de la
Cancillería, que el
presidente Tabaré
Vázquez le solicitó
a Fernández que se
transforme en el
ministro político de
su gabinete. Por un
lado, que cumpla un
rol de articulación
en el gabinete
ministerial a un
nivel horizontal, y
que por otro se
encargue en forma
preferencial del
relacionamiento con
la oposición.
OAB - Parece que
esto ya empezó, si
bien queda un poco
enmascarado porque
lo hace como
ministro de
Relaciones
Exteriores en temas
de política
exterior.
EC - Te refieres a
las reuniones que ha
tenido con los
líderes de la
oposición, y que
anuncia que va a
tener con el PIT-CNT
y con gremiales
empresariales.
OAB - El primer tema
le cayó encima
apenas asumió, tuvo
que ver con el
conflicto
colombiano-ecuatoriano-venezolano,
era el canciller que
estaba llevando
adelante esto como
canciller. La de
ministro político
del gabinete es una
función por
naturaleza del
ministro del
Interior, un
ministerio que antes
se llamaba
Ministerio de
Gobierno. El último
que cumplió esta
función fue
seguramente Antonio
Marchesano en la
primera presidencia
de Sanguinetti;
después, por el peso
del problema de la
seguridad pública,
el ministro del
Interior se
transformó
prácticamente en un
ministro de
seguridad y nada más
que de seguridad, y
desapareció la
figura del ministro
político del
gabinete. Entonces,
llámese ministro
político o una
especie de primer
ministro, por ahí va
Gonzalo Fernández.
E inaugura un cambio
que fue ligeramente
manejado como un
cambio de estilo en
la cancillería, pero
que es mucho más que
un cambio de estilo
de cancillería, es
un cambio de estilo
del gobierno, porque
Tabaré Vázquez ha
sido un hombre de
escasísimo diálogo
con la oposición en
estos tres años.
Llamó a los líderes
de la oposición muy
pocas veces, la
oposición se quejó
de que la mayoría de
las veces fue para
sacarse fotos, por
ejemplo cuando el
conflicto con
Argentina, y nunca
hubo un manejo y una
consulta permanentes
de las relaciones,
en el conflicto con
Argentina, en el
TLC, en ese tipo de
cosas.
Lo que aparece ahora
es un gobierno que,
aparentemente, por
lo menos por las
señales que da, que
se va a largar a un
mayor diálogo con la
oposición, con las
fuerzas sociales, y
yo no descartaría
que en algún momento
intente también
bajar los decibeles
de la ríspida
relación entre el
gobierno y los
empresarios. Uno
podría ver en
Gonzalo Fernández el
todoterreno de las
relaciones políticas
hacia todo lo que es
el macrosistema
político, que son
los partidos por un
lado, pero también
el sindicalismo y
otras fuerzas
sociales, el
empresariado. Toda
una función en que
las relaciones
exteriores sería una
de las proyecciones
del ministro y el
cargo institucional,
y el manejo de la
cancillería
descansaría
básicamente en el
subsecretario, que
es un hombre del
Servicio Exterior.
***
EC - Vamos a
observar cómo viene
la gestión, de modo
de verificar si
estos escenarios se
cumplen.
OAB - Sí, cuando se
producen estos
cambios hay que
observar, sobre todo
porque se trata de
una figura
relativamente nueva
en funciones
propiamente
políticas y que
tiene todo este peso
encima. Vamos a ver
si cumple a
cabalidad el papel,
lo excede, no llega.
Es un gran examen
que va a cumplir
Gonzalo Fernández.