EMILIANO COTELO:
Después de la
difusión de la
Encuesta Nacional
Factum en El
Espectador, se
desató una gran
polémica en el país
sobre el tema de la
seguridad pública:
cuánto hay de
realidad y cuánto de
manipulación de los
medios de
comunicación.
El politólogo Oscar
A. Bottinelli,
director de Factum,
vuelve sobre el tema
y nos propone: “La
seguridad pública y
la sensación
térmica”.
***
OSCAR A. BOTTINELLI:
Vamos a referirnos a
dos temas que están
relacionados entre
si. Por un lado
tenemos el tema
seguridad pública y
sensación térmica,
es decir cuánto hay
de realidad y cuánto
de no realidad en la
percepción de la
gente, y por otro si
la opinión de la
gente condiciona a
los medios o si los
medios condicionan a
la gente.
Sobre el primer
punto. Habitualmente
el Ministerio del
Interior informa que
“aumentó” o “bajó”
el número de delitos
o de tales delitos.
Pero lo que
habitualmente mide
el Ministerio del
Interior –no digo
que no haga otros
estudios– no es la
cantidad de delitos
que se cometieron
sino la cantidad de
delitos que se
denunciaron. El
Ministerio del
Interior carece de
información para
conocer los delitos
que se cometieron,
salvo que haga otro
tipo de estudios
aparte de trabajar
sobre las denuncias
que se hacen en sus
dependencias, en las
comisarías,
etcétera. Lo que el
ministerio puede
informar
correctamente es si
“aumentó” o “bajó”
el número de
denuncias de
delitos. Luego hay
que ver si hay
correlación entre lo
uno y lo otro, si
hay una correlación
absoluta entre el
número de denuncias
y el número de
delitos.
Factum ha hecho
varias encuestas
sobre el tema a lo
largo de 15 años, no
solo para medir la
percepción de la
seguridad pública,
sino si la gente fue
objeto de delitos,
de qué delitos y si
denunció o no
denunció.
Hay una conducta
bastante estable con
relación a denunciar
o no los delitos de
los que se es
víctima. Los delitos
graves contra las
personas se
denuncian todos, por
ejemplo homicidio,
violación, lesiones
muy graves,
secuestros,
copamientos, asaltos
con armas de fuego.
Los delitos con
lesiones importantes
normalmente se
denuncian. Los
delitos con lesiones
leves no son
denunciados por las
víctimas mayormente;
las denuncias que
registra la Policía
surgen más de las
policlínicas, cuando
el agredido va a una
institución médica a
asistirse, pero si
no se asiste
prácticamente no hay
denuncia. Los
delitos sin lesiones
generalmente no se
denuncian, ni aun
cuando haya amenazas
con armas de fuego
o, lo más común
últimamente, con
armas blancas –a
veces cuchillos,
pero muchas veces
pedazos de vidrios,
por ejemplo con un
vidrio en la
garganta–.
En los robos de las
casas la norma es
que hay denuncia si
hay seguro a cobrar,
normalmente está
relacionado con el
cobro del seguro. No
se hace la denuncia
policial para que la
policía persiga al
delincuente, sino un
trámite registral
para el cobro del
seguro (para cobrar
el seguro hay que
presentar el número
de póliza, la
denuncia policial y
la copia de la
cédula de
identidad).
El robo del
automóvil –de todo
el automóvil– se
denuncia siempre,
aun cuando no esté
cubierto por el
seguro.
EC - ¿Y qué pasa
cuando se roba algo
de un automóvil?
OAB - Ante el robo
en el automóvil
–radios, parlantes,
herramientas– la
conducta habitual de
la gente es
denunciarlo si el
monto del robo y el
daño supera con
creces el deducible
y por lo tanto
compensa. Porque
muchas veces el
hacer la denuncia,
según la conducta
previa que haya
tenido el asegurado,
puede afectar o no
la prima del seguro
para el año
siguiente. Si el
conjunto de lo que
se obtiene es mucho
mayor que lo que
puede perder se
denuncia; si no, no
denuncia, se
renuncia al seguro
porque no cubre.
Las rapiñas a las
personas y los
arrebatos pocas
veces se denuncian.
Y la punga, la
sustracción
imperceptible del
bolsillo o de la
cartera, raramente
se denuncia,
prácticamente nunca.
EC - ¿Y por qué no
se hace la denuncia?
OAB - Hay muchas
explicaciones, pero
las distintas
respuestas se
relacionan con que
no existe confianza
en que la Policía
logre el objetivo de
recuperar las cosas
o apresar a los
culpables. Hay una
sensación de que una
vez robado, el robo
quedó, eso ya
desapareció. Alguna
gente que dice que
la culpa no es de la
Policía, que se
esfuerza, sino que
son los jueces
penales los que
tienen la culpa,
porque la Policía
detiene a los
delincuentes y los
jueces los largan.
Básicamente no hay
confianza. Porque lo
que quiere la gente,
sobre todo cuando
hay robo de bienes,
es que le devuelvan
el bien. La
preocupación por que
agarren al
delincuente aparece
generalmente si hubo
un daño, en
particular daño
grave. En el caso
del robo de un bien,
se tiene la
sensación de que
recuperarlo es algo
casi imposible, por
lo tanto hacer la
denuncia es un
trámite bastante
inútil. Esa es la
percepción que tiene
en general la
opinión pública.
EC - Esas son
consideraciones que
valía la pena
formular y que tú
realizas a partir de
lo que surge de las
encuestas de Factum
a propósito de por
qué no es lo mismo
cantidad de
denuncias de delitos
que cantidad de
delitos.
OAB - Resulta
bastante claro que
la gente se mueve
con una información
diferente de la del
Ministerio del
Interior –lo que no
quiere decir que sea
más exacta–, se
mueve con lo que es
producto de
vivencias propias,
de sus familiares,
de amigos, de
vecinos, de
compañeros de
trabajo, es decir de
impactos, que pueden
ser emocionalmente
muy fuertes y a
veces no están
cuantitativamente
relacionadas.
La percepción sobre
el grado de
seguridad o
inseguridad se
relaciona con esas
vivencias y no
necesariamente con
las estadísticas de
denuncias o con las
estadísticas de
hechos reales, ya
que es muy difícil
determinar cuántos
fueron los hechos
reales con relación
a las denuncias.
No se sabe si la
sensación térmica,
es decir la
percepción de la
gente como diferente
de la temperatura
real, es la de la
gente o es la del
Ministerio del
Interior, si es
guiarse por
estadísticas de
denuncias y si esas
estadísticas de
denuncias son
estadísticas o no de
delitos cometidos o
si presentan números
menores que los
delitos cometidos.
EC - El otro tema
que planteaste es
cuánto juegan los
medios de
comunicación en este
asunto.
OAB - Hay que ir a
un problema mayor,
que tiene que ver
con qué es lo que
impacta y lo que no
sobre una población
determinada. Es algo
que no se puede
determinar a ojo de
buen cubero,
requiere
investigaciones muy
profundas y
rigurosas y es muy
fácil caer en
sofismas. Así como
se habla sobre
seguridad pública se
puede hablar sobre
cómo impactan las
encuestas en el
voto.
Uno de los primeros
sofismas es el de
falsa
generalización:
“tengo un amigo que
me dijo que cambió
el voto por lo que
oyó de las
encuestas”; de ahí
la conclusión es que
las encuestas
inciden en que todo
el mundo cambie la
manera de votar,
cuando lo que hubo
fue un caso. Eso es
muy común, la falsa
generalización a
partir de un solo
dato concreto.
Pero el más
generalizado es el
sofisma de falsa
consecuencia. Cuando
hay dos hechos que
ocurren
simultáneamente o
uno después del otro
o a veces deja de
ocurrir un hecho, se
establece entre lo
uno y lo otro una
relación
causa-efecto: como
esto ocurrió
después, quiere
decir que es
consecuencia de
aquello otro. Son
los sofismas del cum
hoc ergo procter hoc,
post hoc y sine hoc.
EC - ¿Qué es eso?
OAB - Cum hoc ergo
procter hoc quiere
decir “con ello”,
“luego”, “a causa de
ello”, veo dos cosas
juntas y digo que
una es la
consecuencia de la
otra. Sine hoc
quiere decir que
falta una y que al
faltar se produjo
tal cosa. Y post hoc
es una después de la
otra, quiere decir
que es consecuencia
de la otra. Pueden
ser dos cosas que
están relacionadas
en el tiempo pero no
en una relación de
causa-efecto.
EC - Y si volvemos
al tema que estamos
considerando…
OAB - En el tema de
marras hay que
investigar, no hay
duda de que los
medios,
particularmente la
televisión, tienen
en este momento una
exposición muy alta
de todo lo
relacionado con
delitos, con
seguridad pública.
Hay toda una
discusión, si los
medios por sí ponen
eso, o si al ponerlo
logran una mayor
audiencia, quién
condiciona a quién.
Lo otro es lo
siguiente: si los
medios ponen eso
porque la gente
siente que hay un
estado de
inseguridad y quiere
verlo reflejado en
la pantalla, en la
radio o en el papel,
o si es porque los
medios ponen eso que
la gente siente
inseguridad. No se
puede determinar,
sin un estudio muy a
fondo, muy
independiente, muy
imparcial, muy
desprejuiciado,
saber cuál es causa
y cuál es efecto. No
quiere decir que los
medios sean
inocentes de todo lo
que ocurre, porque
existe la
manipulación en el
mundo entero,
existen los sesgos,
existe la
información parcial,
pero cuando no hay
estudios previos no
se puede determinar
que una cosa es
consecuencia de la
otra.
En el caso uruguayo
en líneas generales
la percepción sobre
la seguridad pública
de la gente se ha
agravado, y es un
tema que ya tiene
prácticamente 20
años como uno de los
más importantes en
el país. Es muy
importante tener
clara esta
distinción entre
seguridad pública y
sensación térmica.
No hay que creer que
si la gente siente
algo es porque es
irracional; si la
gente siente algo
por algo lo siente y
va a actuar en
función de eso que
siente. Y hay que
tener cuidado con
las causas, por qué
la gente siente eso,
no adjudicar causas
ligeramente sin un
estudio concreto del
fenómeno.