EMILIANO COTELO:
El lunes pasado, El
Espectador, Deloitte
y Factum organizaron
en el Radisson
Montevideo la
tercera jornada del
ciclo “Los
presidenciables cara
a cara con los
empresarios”.
Allí, Pedro
Bordaberry
acompañado del
candidato a
vicepresidente Hugo
De León y de cuatro
de sus asesores
expusieron ante
diplomáticos,
empresarios y
periodistas, los
puntos centrales de
la propuesta y el
posicionamiento
político del Partido
Colorado (PC).
Antes ya habían
estado las duplas
presidenciales del
Frente Amplio (FA) y
del Partido Nacional
(PN) y el ciclo
prevé como próxima
instancia, el martes
22, a la fórmula del
Partido
Independiente (PI)
Pablo Mieres e Iván
Posada.
¿Qué dejó la
presentación de
Pedro Bordaberry y
su equipo? Ese es el
tema que nos propone
hoy el politólogo
Oscar A. Bottinelli,
director de Factum.
***
EC – ¿Por dónde
empezamos?
OSCAR A. BOTTINELLI:
Bueno, primero otra
vez más, sin ánimo
de hacer marketing,
recordar la
importancia que ha
tenido esto. En el
caso de Mujica-Astori
fue prácticamente en
el lanzamiento de la
campaña electoral y
la puesta en rodaje
de la fórmula; en el
caso de
Lacalle-Larrañaga
fue en una especie
de relanzamiento de
la campaña; y ahora,
ante el auditorio de
El Espectador y los
empresarios, se
presentó Bordaberry
con su
vicepresidente y
parte de su equipo,
en este caso Alfredo
Solari -que fue dos
veces ministro de
Salud Pública y hoy
es el presidente de
la Fundación
Propuestas, que
coordina todos los
equipos
programáticos y
elabora las
propuestas de Vamos
Uruguay y del PC- el
ingeniero agrónomo
Fernando Mattos, el
científico Oscar
Ventura y el
economista Juan
Carlos Protasi,
quien tuvo un papel
muy importante. La
dupla que apareció
en los manejos de
los temas fue la del
candidato
presidencial y su
referente económico.
El candidato a
vicepresidente en
general marcó un
silencio y luego
tuvo una
intervención en un
tema específico de
su especialidad,
durante la etapa de
preguntas.
Los mensajes
centrales que quiso
dar Bordaberry
fueron: uno, la idea
de que el PC está
para ayudar. Marcó
con mucha claridad
que no era sólo al
PN y recordó el
episodio del 19 de
junio de 2007 cuando
el presidente
Vázquez proclamó el
“Nunca
más” y él fue
a la plaza
Independencia, se
abrazó con Tabaré
Vázquez, y dijo “estamos
aquí para ayudar”.
Agregó -lo que da
lugar a varias
interpretaciones-
que si gana el
doctor Lacalle lo va
a apoyar, pero
también dijo que
gane el doctor
Lacalle, el FA o el
PC habrá que buscar
consensos para que
el país funcione. Es
decir, por un lado
el manejo permanente
de la búsqueda de
consensos, en un
momento enumeró los
temas, le dio mucha
prioridad a la
educación y a la
seguridad pública,
los dos grandes
temas que él marca
desde el ángulo
político. Después
apareció de manera
importante el tema
de la inserción
internacional del
Uruguay. También la
necesidad de
acuerdos en política
fiscal, más que nada
en lo que se puede
llamar
‘responsabilidad
fiscal’, el tomar
medidas para
equilibrios
fiscales, etcétera.
Pero aquella frase
encierra otro
contenido, presenta
la posibilidad de
que lo que está en
juego son tres
candidaturas y no
dos, que es lo que
se viene manejando,
y por lo tanto la
necesidad de buscar
entendimientos.
EC – ¿Podía
Bordaberry hacer
otra cosa, podía
darse por derrotado?
OAB – No, no es
darse por derrotado.
Él tenía dos
posibles
estrategias: una, la
estrategia de un
partido pequeño, de
9-10% o de porte
menor. Imagínense
qué hubiera
respondido Hugo
Batalla en un
partido, o en ese
caso una especie de
coalición, del mismo
porte que tiene hoy
el PC; no hubiera
dicho “si
nosotros ganamos”,
más bien sería “el
espacio que abrimos”.
El sistema en
Uruguay no es un
sistema puramente
presidencial, el
presidente requiere
mayorías
parlamentarias.
Bordaberry fue muy
enfático en sostener
que no habrá mayoría
parlamentaria y por
lo tanto tendrá que
haber algún gobierno
de coalición o de
entendimiento. No se
quiso pronunciar
sobre las fórmulas,
él considera que la
fórmula deseable
para el PC será
después de que estén
los números de las
elecciones
nacionales sobre la
mesa.
EC - No quiso
pronunciarse sobre
las distintas
posibilidades de
acuerdo de
gobernabilidad que
tú manejaste.
OAB – Exacto, e
incluso ponía
siempre como ejemplo
imágenes
futbolísticas: “Hasta
que se termine el
partido uno no
empieza a pensar en
el siguiente”,
como que las formas
de gobierno para él
son un tema a
posteriori de un
resultado electoral
y no una visión
previa de partido.
¿Cuáles eran los dos
caminos que él
tenía? Uno era el de
decir que en Uruguay
importan todos los
partidos, y el
camino del PC, que
después de los dos
partidos
cuantitativamente
mayores es el de
mayor peso, es el de
formar coaliciones o
entendimientos de
gobierno. Por lo
tanto, sea quien sea
el que gane la
Presidencia de la
República dice -en
algún momento
tenuemente lo lanza-
“vótenos
a nosotros porque
somos los que vamos
a garantizar tal
cosa o tal otra”,
puede ser algo
programático, de
estilo de gobierno,
de transparencia, y
le dice a la gente
que no se preocupe
tanto de la
Presidencia, que hay
dos etapas, que en
el balotaje decidan
el presidente pero
para el 25 de
octubre piensen
primero en el
Parlamento. No nos
olvidemos que en la
elección pasada el
PC tuvo este
discurso, y si uno
lee algunos
artículos que ha
publicado el ex
presidente Julio
María Sanguinetti
está situando la vía
del PC por este
lado, lo que se
llama la
parlamentarización
de la elección.
Bordaberry fue por
otro lado, por la
idea de que Uruguay
sigue teniendo un
sistema de tres
partidos, que el PC
está en juego para
la Presidencia de la
República, y luego
dijo que pueden
estar en el gobierno
o en la oposición
-él cada vez que
hablaba de no tener
la Presidencia le
llamaba estar en la
oposición, no ser
una minoría, él dijo
que en la
Constitución también
se expresaba así-.
Esto marca como que
en el gobierno hay
un presidente que
manda, un régimen
presidencial puro, y
otros partidos que
son la oposición que
pueden colaborar,
ayudar, pero que no
es un cogobierno. El
concepto “coalición”
no le gustó y lo
manejó con cierto
rechazo, asociándolo
con el reparto de
cargos, de
ministerios, le dio
una connotación
peyorativa, incluso
más aún a la
“coalición a la
europea”, lo que
consideró un
sinónimo de reparto.
Entonces, ¿qué
señales da él? Una
esa. La segunda, que
Uruguay va a seguir
siendo y va a volver
a ser un sistema de
tres partidos: uno
más grande, uno del
medio, uno más
chico, pero que son
tres partidos para
hacer los
entendimientos. Y
luego refiere que
para esos
entendimientos hay
que ver en qué nivel
está, entonces decía
que no es lo mismo
el 30% que el 25% o
el 10%, lo cual está
dando la señal de un
PC que aspira a una
multiplicación muy
grande de sus votos
en relación tanto a
la elección anterior
como -mucho más
todavía- a la
elección de junio o
a las intenciones de
voto que tiene a
esta altura; está
posicionando al PC
con metas
extraordinariamente
elevadas.
***
EC – “El gran examen
de la candidatura
presidencial
colorada”, ese sigue
siendo el tema de
Oscar A. Bottinelli
en el análisis
político de hoy.
¿Oscar?
OAB – Podemos hablar
de tres análisis: el
análisis económico,
que fue la mayor
parte de la
conferencia -como
fueron todas y
seguirán siendo-; el
análisis político
propiamente dicho; y
el análisis
temático. En el
análisis temático se
explayó muchísimo en
educación, sobre
todo con respecto a
la escuela, algo
sobre enseñanza
media, el modelo de
UTU como un modelo
práctico -él dijo:
“más que la UTU a
semejanza de los
liceos los liceos
tendrían que
asemejarse a la UTU”,
y el tema
universitario, donde
su idea básica es la
creación de una
segunda universidad
pública que compita
con la universidad
oficial. Dijo: “Si
a la Universidad no
la podemos cambiar
entonces hagamos
otra y que compitan
entre sí”, y
propuso abrir
facultades en cada
uno de los
departamentos del
interior, idea que
asimiló a cuando
José Batlle y
Ordóñez creó los
liceos
departamentales, uno
por capital de
departamento, hace
casi un siglo.
Desde el punto de
vista del análisis
político yo creo que
lo importante es el
formato que él ve.
Me pareció muy
importante marcarlo
porque mis preguntas
iban sobre la base
de dar por sentado
que el PC se situaba
como un partido que
estaba fuera de la
competencia
presidencial, tal
como habíamos visto
en otros actores del
PC, en lo que
mencioné del ex
presidente
Sanguinetti. Destacó
la importancia
decisiva que tiene
un tercer partido en
Uruguay y lo que
puede condicionar a
un gobierno. Sin
embargo, vi a
Bordaberry en un
desafío muy
interesante, muy
arriesgado también,
que es decir “nosotros
estamos en la
competencia
presidencial, no
compiten dos sino
tres, existiría la
posibilidad de ganar
y estamos pensando
en que podemos tener
un 30%”,
porque él manejó
25-30% y ya
residualmente el
10%, que aparecería
como un resultado
negativo desde su
punto de vista,
cuando en general
los analistas
teníamos otra idea.
El PC es un partido
que venía en un
fuerte declive, que
si bien obtuvo el
10% en la elección
pasada, detrayendo
los muertos y
subiendo los jóvenes
queda en 9%. Es
decir, un PC que
mantenga el 9% ya
detiene la caída, un
PC que llegue al 10%
es una reversión del
proceso de caída del
PC y si pasa por
encima del 10% es un
gran éxito. Las
cifras que maneja
Pedro Bordaberry
generan otra
perspectiva para el
análisis de cómo va
a sentir el PC un
resultado electoral.
Se puso una meta muy
elevada y sin duda
va a hacer todo el
esfuerzo para
lograrlo.
EC - Ayer incluso
fue más allá en esta
misma dirección
cuando sostuvo que “el
partido blanco se
trancó, el FA siente
que no llega y por
lo tanto hay una
lindísima
oportunidad para el
PC de llegar al
balotaje”.
Incluso manejó
números: “Andamos,
según algunas
encuestas, en el
14%, si agregamos 10
o 12 puntitos más
que andan ahí en la
vuelta vamos a
llegar a 26-27% y
estamos en el
balotaje”.
OAB – Sí, esto tiene
el riesgo de
transformar una gran
victoria en una
derrota. Hemos visto
varias veces cómo
los partidos se
ponen metas muy por
encima de lo que
pueden lograr. Fue
el caso por ejemplo
del FA en 2004
cuando en junio, con
candidato único, sin
ninguna necesidad,
el presidente del FA
dijo “vamos
a demostrar que
somos la mayoría del
país” y
apenas le ganó por
un punto y medio al
PN; un acto
innecesario
transformó esto en
un golpe para el FA,
cuando si el FA
votaba mal con
candidato único a
nadie le iba a
importar.
Lo mismo Tabaré
Vázquez en el 94, el
FA logró el gran
éxito de su vida,
que era consolidar
el tripartidismo, y
la gente se fue
amargada a la casa
porque sintió que no
había ganado la
Presidencia de la
República.
También el PN,
cuando en la
elección pasada
creyó que había
empatado con el FA
en junio y que ese
resultado se
repetiría en octubre
y luego perdió por
17 puntos -un muy
buen resultado ya
que desde que había
ganado Lacalle el PN
nunca había tenido
tantos diputados y
tal porcentaje de
votación-, lo que
quedó como una
derrota.
Hoy mismo sienten
que le ganaron al FA
en junio. Muchos de
ellos se enojan
cuando las
intenciones de voto
dan una diferencia
de 10, 12 puntos a
favor del FA, y un
resultado que puede
ser óptimo para el
PN desde el momento
en que está
realmente peleando
la Presidencia de la
República puede ser
visto como un
retroceso, hasta con
enojo.
Entonces uno lo ve
como una jugada
extremadamente
riesgosa, donde
puede terminar no
capitalizando el
éxito. Yo vi a algún
dirigente colorado
importante
preguntando dónde
está la renovación,
diciendo que el PC
porcentualmente votó
peor en junio de
2009 que de 2004,
que los votos que va
a obtener en octubre
no son los mismos y
que por lo tanto no
hay renovación. Y
sin embargo todos
los analistas
coincidimos en que
el sólo hecho de que
el PC haya frenado
la caída es un
éxito. El que sin
duda vaya a mejorar
-y esto parecería
claro- también es un
éxito. Ahora, cuando
la meta se pone muy
distante de los
cálculos de
probabilidades de
adónde puede llegar
el PC, la lectura
que los propios
votantes puedan
hacer luego es
riesgosa.