JUAN ANDRÉS
ELHORDOY:
El largo ciclo
electoral queda
atrás y el
pronunciamiento
ciudadano deja
advertencias y
lecciones
importantes para el
nuevo gobierno.
Hoy el politólogo
Oscar A. Bottinelli,
director de Factum,
analiza algunas de
estas advertencias
que el Frente Amplio
(FA) debería tener
en cuenta para su
segundo gobierno.
***
JAE - ¿Por dónde
arrancarías?
OSCAR A. BOTTINELLI:
Me siento como Eamon
De Valera, fundador
de la República de
Irlanda, que,
interrumpidos sus
discursos por la
policía británica y
yendo preso, cuando
sale de la cárcel
dice “decíamos ayer”
y retoma el
discurso. Siento que
hace tiempo
interrumpí los
análisis políticos
luego de la catarata
de encuestas y
vuelvo a lo que era
habitual.
Primero, es
importante tener
cuidado con la
euforia por un FA
que gana por nueve
puntos de ventaja un
balotaje y olvidarse
de la elección de
octubre. El balotaje
tiene sus
peculiaridades y hay
que tener cuidado
con no olvidarse de
leer lo que está
atrás. El Frente
ganó –dicho en
términos deportivos–
porque la pelota
pegó en el palo,
picó en la línea,
parece que del lado
de dentro y el juez
cobró gol, porque
más o menos así es
su mayoría
parlamentaria.
Recordemos que el
diputado 50 para
llegar a la mayoría
se completó al día
siguiente cuando se
terminaron de
escrutar todos los
votos del escrutinio
primario, y recién
ahí quedó claro que
el Frente conservaba
mayoría
parlamentaria con
dos diputados menos
que los que obtuvo
en 2004, es decir
que los que tiene
actualmente.
Pero además hay que
tener en cuenta un
hecho: nadie discute
las reglas de juego,
son las que se
aplican, son las que
determinan los
resultados. El
Partido Nacional (PN)
y el Partido
Colorado (PC) están
funcionando
relativamente como
un mismo bloque o
una misma área
política, se ve que
su electorado mira
para un lado o para
el otro como si
fueran opciones
dentro de lo mismo,
fue muy claro el
corrimiento del PN
al PC en el 99, en
las municipales, en
2004 con la caída
del PC hacia el PN,
ahora nuevamente
volviendo el PC al
PN, es decir que se
visualiza una cierta
área política.
Recordemos que en
Uruguay se vota
primero por un lema
y después por las
listas o los
candidatos; si esta
área política se
hubiera presentado
con un sólo lema
–Partido
Republicano, Partido
Rosado, Partido
Tradicional, etc–,
sin variar un solo
voto, solamente por
el cambio en la
forma de hacer los
cálculos, el Frente,
que tuvo 50
diputados, hubiera
quedado con 49.
JAE – O sea, sin
mayoría.
OAB – Hubiera
quedado sin mayoría
en la Cámara de
Diputados sin
cambiar un solo
voto. Acá es sólo un
tema de
“arquitectura”
político-electoral.
El Frente tuvo 50
diputados, los
partidos
tradicionales 57 (30
del PN y 17 del PC)
y el Partido
Independiente 2.
Acumulados el PN y
el PC en un mismo
lema, en lugar de
50, 47, 2 hubiera
sido 49, 48, 2.
Hubiera quedado
mayoría en el Senado
con situación
dividida entre una y
otra Cámara. Que
agrupados o
separados el
resultado sea tan
distinto es
fundamentalmente
efecto del método
que se aplica en
Uruguay desde 1925
para adjudicar las
bancas, que se llama
método D’Hont –por
Víctor D’Hont
matemático belga que
fue su creador–
señalado como un
método que tiende a
“succionar” bancas
en favor de los más
votados, que sesga a
favor del que tiene
más votos. Esto es
normal, ocurre desde
siempre, no es una
peculiaridad de esta
elección, pero
cuando la mayoría
parlamentaria se
debe a este efecto
hay que tener mucho
cuidado con decir
que se retuvo la
mayoría
parlamentaria.
JAE – Sí, con ese
cálculo que hiciste
ahora se entiende
muy bien lo de la
pelota que pega en
el palo, pica en la
línea y el juez
cobra gol.
OAB – Sí, exacto.
JAE – Pero hay
también otras
extrañezas en el
resultado del 25 de
octubre.
OAB – Exacto.
Repito, las reglas
son las reglas y
cada uno juega con
las reglas que
tiene. Pero a los
efectos de estudiar
el comportamiento de
la sociedad, para
hacer comparaciones,
recordemos que de
los tres métodos más
usuales en materia
de adjudicación de
bancas por método
proporcional en el
mundo, el Frente
obtuvo mayoría
parlamentaria con el
método D’Hont. Hay
otros dos métodos,
uno es el método que
tiene muchos
nombres:
Hare-Niemeyer o
cuota de Andrae y
Hare complementada
con mayor resto o
método del mayor
resto o larger
reminder, que es el
que la gente cree
que rige en
Uruguay, y estoy
hablando de
políticos avezados
que dicen “no,
porque le quedó
tanto de resto de
votos y por eso sacó
una banca”; en
Uruguay no se aplica
el de resto, acá se
aplican divisores de
razones matemáticas
entre sí.
Si se hubiera
aplicado el método
del mayor resto, el
de Hare-Niemeyer, el
Frente sacaba 49
bancas porque el PI,
otra vez penalizado
por el método D’Hont,
hubiera sacado 3
bancas. El PI viene
penalizado por este
método ya que con el
método Hare-Niemeyer
en 2004 hubiera
sacado 2 bancas y
obtuvo 1; ahora
habría sacado 3 en
lugar de 2. Pero si
se hubiera aplicado
el método que
predomina sobre todo
en Escandinavia, que
aplicó Bolivia en su
momento, el método
St. Laguë modificado
exactamente o método
igualado, también el
Frente sacaba 49
bancas y el PI 3.
Hay que tener claro
que por supuesto que
lo legítimo es lo
que ocurrió, las
reglas de juego son
estas, pero para
analizar el
comportamiento
electoral, cuando
uno mira de varias
maneras, cualquier
variante que
introduzca sin
cambiar votos sino
cambiando método,
presentándose de
otra manera los
partidos
tradicionales,
cambia el resultado
y el Frente pierde
la mayoría
parlamentaria. Es
algo muy exiguo, que
quedó en el límite,
y para el futuro no
puede darse el lujo
de perder nada sin
arriesgar la
pérdida, por lo
menos, de la mayoría
parlamentaria y
también con alguna
probabilidad el
gobierno.
JAE – O sea, tu
primera advertencia
va por el lado de
reconocer que la
mayoría es muy
justa.
OAB – Por un lado
reconocer que la
obtuvo en el borde.
Segundo, que la que
obtuvo además es muy
justa. En la actual
legislatura le
sobran 2 diputados
–en la actual quiere
decir la que está
terminando, la que
se eligió en 2004,
en la que obtuvo 17
senadores contando
al vicepresidente y
52 diputados– y
ocurrieron hechos en
que algún senador o
algún diputado no
votó algo pero el
Frente no tenía en
riesgo la mayoría
parlamentaria.
Hoy tiene 17
senadores contando
al vicepresidente,
sigue con la
facilidad de que un
senador pueda no
votar y mantener la
mayoría
parlamentaria. En
Diputados, donde un
diputado del FA no
vote no tiene
mayoría
parlamentaria, tiene
que entrar a otros
juegos. Por eso
desde el punto de
vista matemático al
FA le serviría mucho
incorporar al
gobierno al PI con
sus 2 diputados,
porque es un partido
que ya anunció desde
la campaña electoral
estar dispuesto a
formar coalición o
entrar a gobiernos
con cualquiera que
ganase, ubicándose
muy en el medio de
la gran divisoria
política. Con el PI
tendría el juego de
tener 2 diputados de
reserva para la
mayoría
parlamentaria lo
cual le permitiría
mantener el actual
esquema de juego,
esa reserva que hace
que el gobierno no
quede asfixiado, no
tenga que estar
aplicando duras
disciplinas para
mantener el mínimo
de 50 votos en la
Cámara de Diputados
o apelar a otras
estrategias cuando
no se requieran 50
votos sino una
mayoría relativa ni
tratar de apelar a
que haya una mayor
ausencia de sala de
la oposición para
con algún voto menos
igual seguir siendo
mayoría.
JAE – Otra pregunta
que uno puede
hacerse es si en
este escenario no se
obliga a los
legisladores a
faltar menos, a
estar más atentos
cuando hay alguna
convocatoria.
OAB – Normalmente
cuando las leyes
requieren 50 votos
nunca falta nadie,
el que falta lo hace
como un acto
político deliberado.
***
JAE – ¿Qué otras
advertencias caben
en el análisis?
OAB – El FA en 2004
toma el 50,1% de los
votos y ahora el
48%. Es decir,
perdió 2,1% de todo
el electorado. Pero
además está el
recambio biológico,
que implica que los
que murieron entre
2004 y 2009 eran
muchos más blancos y
colorados que
frenteamplistas y
que además hay una
tendencia a una
muchísima mayor
captación de jóvenes
por parte del FA
respecto al
promedio. Esto
tendría que dar, sin
que se corriera un
solo voto, que el FA
tuviera un 52,1 lo
que da una pérdida
global –al tener 48–
de más de cuatro
puntos: dos o uno
directamente
perdidos y dos
ganados. El FA
pierde –entre lo que
pierde y lo que no
gana– cuatro puntos
del electorado, que
son alrededor de
100.000 votos.
Lo otro que hay que
recordar es que la
caída se produce a
mediados de 2007 y
se mantiene desde
entonces; esto es
una caída
estructural, es una
caída de gobierno y
no de campaña
electoral lo cual
también queda muy
ocultado por los
altos niveles de
aprobación de Tabaré
Vázquez. Pero no es
un tema ni de
candidatos ni de
fórmulas ni de forma
de hacer la campaña
sino que es una
caída estructural, y
esas caídas
estructurales que
tienen que ver con
gestión de gobierno,
que se producen a
mitad de gobierno
son las que hay que
advertir porque no
es un malestar
pasajero de alguien
sino una
disconformidad
sustancial que se
tiene y que lleva al
cambio de la
orientación del
voto.
JAE – Ahora, ¿el
ejercicio de
gobierno no implica
siempre un desgaste
para el oficialismo?
Esa caída que tú
señalabas de cuatro
puntos que el FA
tiene en comparación
con lo que debería
haber obtenido según
su tendencia
histórica de
crecimiento, ¿es
poco o es mucho
teniendo en cuenta
que se da al final
de cinco años de
gobierno?
OAB – Acá tenemos
que analizar varias
cosas. La primera es
que aquí nosotros no
nos referimos
exactamente a
tendencias
históricas de
crecimiento –que eso
también es
importante y
merecería un nuevo
análisis– si no
exclusivamente al
recambio ideológico
sin tomar otros
elementos de
crecimiento, nos
vamos a lo mínimo.
La tendencia
histórica daría
mucho más que el
52,1% pero no
entremos a analizar
eso porque es un
plus mayor todavía,
ahí sí es mucho más
claro decir que es
lógico que cuando se
llega al gobierno se
corte una tendencia
histórica.
Si se entiende que
es inexorable que un
partido pierda
cuatro puntos en
cada período de
gobierno, entonces
el mensaje que se
está dando es que el
FA disfrute de este
gobierno y ya vaya
aprontando la
despedida, porque si
está en el borde y
es inexorable la
pérdida de cuatro
puntos, con 44
puntos porcentuales
en 2014 no hay forma
de que retenga ni la
mayoría
parlamentaria ni el
gobierno.
Entonces cuidado con
creer en esas
inexorabilidades
porque entonces ya
se está previendo el
fin del FA en el
gobierno. Las cosas
pueden producir
desgaste o no y eso
tiene que ver con la
acción de los
hombres, con los
momentos políticos,
con los momentos
económicos; si no,
suena a conformista
o a algo de
determinismo divino
o histórico que en
cada período de
gobierno se caiga.
Parecería que la
política es un poco
más complicada. Si
se cree eso,
entonces el
resultado en 2014 es
inexorable; si se
cree que influyen
las acciones de
gobierno, que no es
necesario considerar
que tenía que haber
habido un desgaste,
entonces asúmase el
desgaste y empiece a
averiguarse por qué
ocurrió.
Pero además entre la
elección del 94 y la
elección del 99 el
PC no perdió votos,
el PC obtuvo el
segundo gobierno de
Sanguinetti sin
perder votos lo cual
demuestra que no es
inexorable. El PN en
1958 obtuvo
alrededor del 50% de
los votos, en el 62
fue el 47 y en el 66
ya perdió el
gobierno. Entonces
cuidado con la
inexorabilidad
porque la
inexorabilidad lleva
a que primero uno
disminuya y después
ya caiga. Claro, en
aquel período había
muchas causas para
que el PN perdiera
votos elección tras
elección porque le
tocó un período
turbulento; se puede
discutir si fue
bueno o malo el
gobierno pero
notoriamente no
satisfizo a toda la
población.
JAE – ¿Conclusiones?
OAB – En este
análisis no vamos a
entrar en qué cosas
anduvieron mal para
un segmento del
electorado. No es
que las cosas sean
buenas o malas, es
que hay gente que
las percibe mal y
esa gente cambia el
voto, ahí está el
tema. Uno puede
decir “a mí me
parece que está
bien”; perfecto, el
tema es a cuántos le
parece que algo está
bien y a cuántos les
parece mal, y la
gente vota de
acuerdo a lo que le
parece. El tema
merece que el propio
oficialismo lo
estudie, lo revise
para darse cuenta
dónde no debe
tropezar por segunda
vez.
En este momento el
riesgo mayor que
tiene es la
complacencia con el
doble triunfo –el de
octubre y noviembre–
y la holgada
victoria del 29 de
noviembre. Un
análisis como el que
nosotros planteamos
puede ser aguar la
fiesta, pero más
vale poner las
barbas en remojo
antes de que sea
tarde porque cuando
es tarde a veces no
hay marcha atrás.
Hay que tratar de
ver si a la gente le
caerán bien o mal
algunas cosas que
este gobierno repita
del anterior o
incorpore. Por
ejemplo en este
momento viene una
tendencia a crear
cargos importantes
para mejorar la
distribución de
cargos en función de
cubrir necesidades
políticas,
personales o
electorales. Esta es
una medida que
debería medirse con
mucho cuidado más
allá de la comodidad
de creer que creando
un cargo se resuelve
esto, lo otro, se
cambia la
arquitectura y la
institucionalidad
del Poder Ejecutivo.
Cómo empieza a jugar
hacia delante en la
gente, si le cae
bien o no, son pasos
que hay que medir
con mucho
detenimiento.
JAE – ¿Te refieres a
la creación de
ministerios, algo
que se ha manejado?
OAB – Claro, por
ejemplo si se sigue
una inflación de
ministerios que
responde a resolver
problemas políticos
o electorales o
personales, como ya
ocurrió en gobiernos
anteriores, cuidado
con cómo lo ve la
gente. Yo no digo
que la gente lo vea
bien o mal, hay que
tener cuidado con
cómo lo ve la gente,
hay que tener
cuidado con
determinadas
políticas que se
aplicaron para ver
si se corrigen o no,
si las señales que
da el Frente son las
que la gente espera
o no. Hubo mucha
complacencia en el
gobierno anterior,
hasta muy cerca de
las elecciones
muchos dirigentes
del FA tenían una
percepción de que el
Frente iba a
arrollar en las
elecciones, a no
bajar del 60%, y
ganó porque la
pelota pegó en el
palo y en la línea
del lado de adentro.
Entonces estas son
advertencias que
debe tener en cuenta
cuando está por
iniciar su segundo
gobierno.
***