Las
elecciones preliminares de
abril
Oscar
A. Bottinelli
Dicen algunos como paradojas de este
país que hay un penal llamado Libertad y un
Arroyo Seco. Cadxa uno con su cuerda:
también habría que agregar que ahora
hay elecciones internas que son externas y una
elección presidencial cuya segunda vuelta en
realidad es la tercera (y, claro, la primera vuelta
es la segunda). También podemos decir que
Uruguay podrá hacer un cambio revolucionario
en su sistema político, como lo hizo el 8 de
diciembre del '96, pero no renuncia a las
originalidades: el peculiarísimo sistema del
múltiple voto simultáneo (llamado
restrictivamente del doble voto simultáneo
y, erróneamente, ley de lemas), la original
estructura compleja de los tres grandes partidos
políticos, la aplicación en forma
pura de la representación proporcional para
ambas cámaras del Parlamento; a ellas agrega
este complejo sistema caracterizado por un largo
ciclo electoral de catorce meses y una
elección presidencial a tres vueltas. La
elección presidencial es ahora un
régimen de "play off", para adoptar el
anglicismo basquetbolítisco.
La elección presidencial no es, como
muchos afirman, un sistema de doble vuelta,
precedido por elecciones internas, sino un sistema
a tres vueltas, todas ellas interrelacionadas. La
diferencia sustancial entre la primera y las dos
subsiguientes vueltas está dada por un
requisito que no afecta la definición del
sistema electoral: en la primera vuelta el voto es
voluntario, y en las otras dos,
obligatorio.
Veamos pues por qué son tan peculiares
las llamadas elecciones internas y por qué
no cabe llamarlas así (tampoco son
exclusivamente presidenciales "primarias").
Técnicamente correspondería hablar
del primer turno electoral, pero como existe la
idea existente que la elección presidencial
es a dos vueltas (y no a tres), podemos entrar en
una fenomenal confusión sobre qué
estamos hablando cuando decimos primer turno,
segundo turno. Preferimos, pues, denominarlas
"elecciones preliminares" o simplemente, elecciones
de abril.
Cómo se caracterizan las elecciones de
abril:
Uno. Dan inicio obligatorio al ciclo electoral. La
comparecencia a esta instancia es obligatoria para
todos los partidos que pretendan disputar la
Presidencia de la República, escaños
parlamentarios o administraciones municipales o
locales. Ningún agente político, en
tanto lema, puede disputar ninguna intendencia en
mayo del 2000, si no concurrió a las
elecciones preliminares de abril de 99. Es decir
que en abril de 99 no sólo van a concurrir
los dos partidos tradicionales, que sí
tienen que definir una candidatura única, ni
solamente los cuatro con representación
parlamentaria, sino todo el elenco de partidos
menores y micropartidos que habitualmente
contienden, como Unión Cívica,
Partido Verde, Partido del Sol, Partido de los
Trabajadores.
Dos. También para los candidatos
implica entrar en un camino del que no hay salidas,
salvo para la propia casa. Quien figure en un
partido político, aún como
último suplente a una convención
departamental, no puede ser candidato por otro
partido en todo el ciclo electoral, ni a cargos
nacionales, ni municipales ni locales. O es
candidato por ese partido, o se va para la casa. Lo
inverso también es valedero: quién no
se presentó en abril, sí puede ser
candidato parlamentario, municipal o local a
posteriori por cualquier partido, pero nunca
candidato presidencial.
Tres. La mecánica de las elecciones es
de un acto electoral general, cuya convocatoria se
realiza a la totalidad del Cuerpo Electoral del
país y la organización y juzgamiento
va a recaer en la Corte Electoral. El votante va a
una mesa como en cualquier elección,
plebiscito o referendo, entra al cuarto secreto y
elige su voto, sin que pueda saberse "dentro" de
qué partido votó. En una
elección interna, como la del Partido
Colorado en Paraguay, el Partido Justicialista en
Argentina, o aún un frente político
como la Alianza en Argentina, los votantes
concurren a un acto organizado por un partido
político o una coalición
política, con mesas y tribunales organizados
por los agentes políticos. El voto es
secreto en cuanto al sector o persona destinataria
del sufragio, pero es público el hecho de
concurrir a la elección de un partido
determinado. La convocatoria no se dirige a la
totalidad de los ciudadanos de un país, sino
a los militantes, o a los afiliados, o a los
simpatizantes de una fuerza política
determinada.
Cuatro. Desde el punto de vista de la
mecánica presidencial, es indiscutiblemente
una primera vuelta, a la que obligatoriamente deben
concurrir todos los candidatos, de donde surge uno
por partido hacia la confrontación
interpartidaria de octubre. En los países de
balotaje clásico o parecido, como Argentina,
cada partido elige a su manera (con elecciones,
congresos o como fuere) sus candidatos, y la
instancia electoral general recién comienza
en la competencia interpartidaria.
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