La
nueva ley constitucional
Oscar
A. Bottinelli - diálogo con Jorge
García
Ramón
JORGE GARCIA RAMON:
La noticia de hoy ha sido que se
largó la campaña en apoyo a
la reforma constitucional, con sus
problemas, luego de tanto tiempo de
preparativos. Hoy estamos con Oscar
Bottinelli, director de Factum, justamente
para hablar del plebiscito constitucional
del ocho de diciembre.
OSCAR BOTTINELLI:
Estamos otra vez frente a la inminencia de
un acto electoral, éste de
carácter plebiscitario. Las formas
de los plebiscitos son bastante parecidas
a las de los referéndums, la
única diferencia es que no es para
tratar de derogar, sino para aprobar. Y en
este caso, por ser una ley constitucional,
tiene algunas peculiaridades de forma. Si
bien se está diciendo que "fulano
va a inclinarse por el no", no se vota por
"sí" o por "no". Se vota por
"sí" o no se vota por "sí",
porque el "sí" no compite contra el
"no", sino contra el total de votos
válidos.
No se contabilizan los votos anulados, que
se anularon porque no tiene derecho a
votar o porque no se pudo comprobar el
derecho a votar, el famoso voto observado,
que luego no se valida, ni tampoco cuando
hay una moneda o un papel adentro. De los
demás votos, vacíos o
llenos, más de la mitad tienen que
tener el "sí" para que el
"sí" triunfe.
J.G.R. - Así que la gente que duda,
si vota en blanco, está votando en
contra. No hay forma de expresar la
duda.
O. B. - Es que no existe el voto en
blanco. El que técnicamente es un
voto en blanco, que es un sobre
vacío y cerrado, es un voto que no
vota el "sí", por lo tanto
contribuye a que la reforma no se apruebe.
No hay abstenciones; o mejor dicho, hay
una abstención, que es anular el
voto.
¿Qué contiene esta reforma?
Vamos a analizarla punto por punto en lo
más descriptivo posible. En primer
lugar, una de las reformas sustanciales es
la candidatura única por partido,
por lema. Técnicamente, esto es la
eliminación, para el Poder
Ejecutivo, del doble voto
simultáneo. Alguno ha dicho: "Al
final, se erradica en el Uruguay el doble
voto simultáneo". No es verdad.
Primero, porque subsiste para el
Parlamento, y muchos olvidan que en el
Uruguay el doble voto simultáneo se
creó para el mismo. La ley de 1910
que establece el doble voto
simultáneo lo hizo para el
Parlamento y luego se extendió al
Poder Ejecutivo. Además, no nos
olvidemos que Uruguay tiene una
tradición no muy larga de
elección directa del Poder
Ejecutivo y del presidente de la
República.
¿Cómo se llega a un candidato
único? Una de las virtudes que
tenía el doble voto
simultáneo desde el punto de vista
práctico era que no tenía
este problema. Todo aquel que
quería ser candidato lo era.
Así es como hemos tenido
normalmente entre dos y tres candidaturas
significativas en los dos partidos
tradicionales y en alguna elección
se llegó hasta seis. Y hubo
candidaturas con escasísima
votación. Yo recordaba, programas
atrás, la de Antonio Fadol, un
dirigente blanco que cosechó, como
candidato al Poder Ejecutivo (en ese
entonces el Consejo Nacional de Gobierno),
33 votos en una elección y 27 en
otra. Es decir que en la medida en que uno
se inscribía eran las elecciones
que obtenía.
Llegar a la candidatura única
implicaba un procedimiento, cosa que en
Uruguay no venía establecido. Se
optó por el mecanismo de elecciones
internas. ¿Cómo es el
mecanismo? En el año 99 son las
elecciones generales. El último
domingo de abril, el 25 de abril de 1999,
se convoca a elecciones internas y
simultáneas para todos los partidos
políticos. Aún quienes ya
tienen predefinido un candidato
único -salvo que adopte otra
presentación, es el caso de este
Nuevo Espacio, bajo el liderazgo de Rafael
Michelini, cuya candidtura me parece muy
obvia-, aún así tiene que
presentarse como un elemento previo a las
elecciones generales. El que no va a las
elecciones internas no puede ir a las
elecciones generales. El sentido es que,
al ser simultáneas para todos los
partidos, no haya lo que alguna vez don
Alberto Gallinal Heber llamó
"insuflados"; es decir, gente de un
partido que vota dentro de otro al
sólo efecto de incidir cambiando
los resultados internos.
¿Cómo se elige el candidato
único? En primer lugar, es una
votación directa. Candidato contra
candidato, sólo candidato a
presidente. El más votado es el
elegido, siempre que reúna una de
dos condiciones: obtener la mayoría
absoluta de los votos o superar el 40% de
los votos con un 10% de diferencia con el
que le sigue. Algo parecido al sistema de
elección argentino. Es decir que lo
que tiene que tener es, o un piso de 40 y
un "spread", como se diría en
términos cambiarios, una ventaja,
una diferencia del 10%, sobre el total de
votos de ese partido, sobre el segundo
-que la elección no sea
reñida- o tener la mayoría
de votos detrás.
En esa elección interna se elige
simultáneamente la
Convención Nacional del partido y
las convenciones departamentales u
órganos equivalentes. En caso de
que no se defina el candidato
único, si el más votado no
reunió ninguna de las dos
condiciones, puede no haber llegado al 40,
o no haber llegado al 50 y haber superado
el 40, pero apenas le gana al otro. Si no
hubo ese aire necesario, el candidato es
elegido por la Convención Nacional
por la mayoría absoluta del total
de sus miembros. Es decir que hay todo un
procedimiento que termina en la
elección de ese candidato
único y se va hacia las elecciones
generales con un esquema mucho más
simplificado que el actual. Cuando digo
simplificado no lo estoy diciendo como
virtud ni como defecto; yo estoy
describiendo.
Es decir que lo previsible en
términos de candidaturas
significativas para el año 99 es un
candidato del partido Colorado, un
candidato del partido Nacional y -si no
hay cambios en la izquierda- un candidato
del Frente Amplio y un candidato del Nuevo
Espacio. Pero la elección
presidencial tiene una segunda variante,
que es tan o más trascendente que
la anterior. En Uruguay siempre se
eligió el Poder Ejecutivo por
mayoría simple. Es decir: es el que
saca más cantidad de votos,
independientemente del porcentaje que sea
y de la diferencia. Lo vimos en la
última elección. El partido
más votado sacó el 32% del
total de votos válidos y tuvo
apenas un uno por ciento de diferencia con
el segundo. Eso es mayoría
simple.
Quiero aclarar que esto fue invariable en
la historia del Uruguay, porque aún
cuando al presidente no lo eligiera
directamente el pueblo sino el Parlamento,
cosa que ocurrió bajo toda la
Constitución del año 30, y
en la primera elección de la
constitución de 1918,
también era por simple
mayoría. A veces, de tres
candidatos, el más votado no
tenía mayoría absoluta y era
elegido presidente. Esto se cambia con la
exigencia de la mayoría absoluta;
es decir que tiene que tener más de
la mitad de los votos, lo que en Uruguay
por muy largo tiempo quiere decir que no
se elige de primera. Y no sólo por
el tripartidismo. En las épocas de
bipartidismo, rara vez el partido
más votado sacaba la mayoría
absoluta. Así que no es porque
ahora haya tripartidismo; cuando
había dos, había varios
chicos, que eran lo suficientemente
importantes como para que no hubiera
tantos votos para dividir entre los dos
grandes partidos. Y era difícil
llegar a la mayoría absoluta.
Entonces se va al esquema del llamado
balotaje francés. El nombre
técnico es mucho más
complicado: "elección con principio
de mayoría absoluta manteniendo
invariable el principio de
decisión". Esto implica que hay una
segunda vuelta, en la que van los dos
candidatos más votados.
Para mantener el hecho de que la
última elección presidencial
sea en noviembre, las elecciones generales
se adelantan un mes, son el último
domingo de octubre. Ahí se elige
Parlamento y se hace la primera
selección, digamos, la ronda
clasificatoria donde quedan dos finalistas
para definir al presidente de la
República, lo que se hace el
último domingo de noviembre.
Así que en el año 99 tenemos
el siguiente calendario: elecciones
internas el 25 de abril, elecciones
generales el 31 de octubre y
elección final del presidente el 27
de noviembre.
Este sistema implica que en la
elección final del presidente, en
la decisiva, va a haber sólo dos
candidatos, cada uno correspondiente a un
lema distinto. En términos
políticos, eso es muy importante.
Sin que uno pueda hoy pronosticar con
demasiada anticipación la
elección del 99 en un país
que tiene baja volatilidad, es decir pocos
cambios de elección a
elección, graduales, es previsible
que haya tres lemas con mucha fuerza
(aunque podrán terminar tan
equiparados como en el 94 o con más
distancia). Son el Partido Colorado, el
Partido Nacional y el Frente Amplio. Uno
de estos tres, necesariamente va a estar
fuera, sin candidato propio, el 27 de
noviembre, el día de la
decisión presidencial.
Este es un hecho absolutamente novedoso en
la historia del Uruguay. Es la primera vez
que un partido político importante,
más los otros partidos, dos de los
cuales tienen representación
parlamentaria (uno grande y otro de
tamaño significativo, mediano), van
a tener que dejar que sus votantes elijan
libremente o aconsejarles que voten a un
partido distinto. Sea el Frente Amplio, el
Partido Colorado o el partido Nacional, el
que queda fuera de la decisión
final, más el Nuevo Espacio, van a
tener que decir a sus votantes: "Bueno, en
esta elección entre Fulano y
Mengano, elijan como quieran o les
aconsejamos votar a favor de Fulano". O
puede ser al revés: "Les
aconsejamos votar en contra de Fulano
porque es el peor". O se puede decir (que
es uno de los objetivos de la reforma) que
se haga un pacto previo, una
coalición previa, que ya
esté asegurando la elección
y la gobernabilidad futura, y que entonces
el partido que ya está afuera de la
ronda final les diga a sus votantes:
"Votemos a Fulano porque hicimos un
acuerdo y vamos a gobernar juntos". Pero
todo esto es una gran novedad en la
historia del país. El candidato
único y la forma de decisión
presidencial realmente son de
carácter revolucionario en materia
de sistema electoral.
Vamos a hablar ahora de la elección
parlamentaria. Esta tiene dos grandes
novedades. No porque se modifique nada del
Parlamento, sino que al modificarse el
esquema presidencial va a afectar la
elección parlamentaria. ¿A
qué me refiero? Desde 1938, en
Uruguay el Parlamento se elige en forma
conjunta con el Poder Ejecutivo. Hemos
tenido distintas variantes de hoja de
votación. Hubo una única
para todo, hemos tenido dos y hasta ha
cambiado el tamaño de la hoja de
votación. En 1954, había que
doblarla en ocho para que entrase en el
sobre. Pero estaba atado: no sólo
se elegía el mismo partido sino
que, además, uno tenía que
seguir la secuencia que venía en la
hoja. Si yo quería votar a
Volonté, tenía que hacerlo
con el Senado de Santoro o con el de
Ramos, no podía hacerlo con el de
Ignacio de Posadas. Y si quería
votar a Lacalle no podía votar a
Santoro. Esto tiene dos modificaciones. La
primera es que al haber un candidato
único no existe el tema de que si
elijo a este candidato a presidente no
puedo elegir este Senado.
El candidato a presidente es uno solo, por
supuesto. Si no le gusta, tiene la
opción de votar a otro partido. O
se vota al partido con ese candidato o se
vota a otro partido, y todas las listas al
Senado llevan el mismo candidato a
presidente. De algún modo, es el
esquema que tuvo en la última
elección el Frente Amplio. El
Frente Amplio tenía un abanico muy
grande de listas al Senado, desde muy
grandes hasta muy pequeñitas, y
todas tenían un único
candidato a presidente, así que era
una elección en dos planos
distintos.
La otra variante es que el elector puede,
subjetivamente, pensar en dos planos.
Pensemos en el 99. El 31 de octubre
habrá una elección con dos
objetivos: definir cuáles (dos de
tres) van a la ronda final de la
elección presidencial y
además elegir Parlamento. Esto
puede dar alguna libertad a la
elección parlamentaria. El elector
puede decir: "Fulano, que es el que me
interesa, ya está seguro en la
segunda vuelta, es muy difícil que
salga tercero; entonces puedo votar a
otro, por ejemplo, a un partido chico al
Parlamento, no estoy incidiendo en la
elección presidencial".
Puede no importarle tanto quién es
el presidente, puede tratar de que alguien
no lo sea -a veces ocurre eso. Entonces
vota con absoluta libertad para el
Parlamento porque, total, en la segunda
vuelta, el 27 de noviembre, sí se
preocupa de que su voto decida a favor o
en contra de alguno de los dos que
quedaron. No es que usted tiene dos
hojitas por separado y las pone como
quiere. Pero cambia un poco la
lógica de pensar el voto como
venía hasta ahora; por lo menos, el
31 de octubre puede pensar una cosa y el
27 de noviembre otra.
El segundo cambio que tiene la
elección parlamentaria es para
diputados. Se suprimen los sublemas; es
decir, pasamos del triple voto
simultáneo al doble. Hasta ahora se
vota por lema, dentro del lema un sublema
y dentro del sublema listas de diputados.
Ahora se votaría lema y dentro de
él diputados. Yo diría que
esto, en Montevideo y en cierto modo en
Canelones, tiene escasa relevancia
política, escasos efectos. En el
resto del país es muy importante.
Porque, como consecuencia de la
evolución demográfica del
Uruguay, se elige muy pocos diputados por
departamento, en casi todos dos, en
algunos tres. Esto está
determinando en el actual esquema
político que, salvo
rarísimas excepciones, se elija un
solo diputado por cada partido en cada
departamento. Hay un diputado colorado, un
diputado blanco, y cuando son tres, un
diputado frentista. Esto termina en que la
competencia por la banca sea interna,
entre candidatos dentro de un partido.
El sublema crea un elemento de
distorsión, porque un individuo
puede ser el más votado pero perder
frente a una alianza de tres o cuatro
candidatos. Y ahora la competencia es
cabeza contra cabeza, limpia, no hay
intermediación del sublema. Esto
evita, en parte, algunos fenómenos
llamados de cooperativismo electoral. Digo
en parte porque el tema es más
complicado, hay que hablar muy largo y
tampoco se evita del todo.
Pero también hay una lectura
opuesta del mismo fenómeno: esto
implica que si un sector, por ejemplo, el
Herrerismo, tiene un candidato fuerte, y
hay otro que desea competir por la banca
en el Herrerismo, ya no puede sumar votos
dentro de dicho sector. Y si se larga como
candidato, puede dividir los votos del
Herrerismo, hacerle perder la banca a
favor de Manos a la Obra. Y por lo tanto,
abrir su candidatura puede tener la
sanción social de considerar que
perjudica a su fracción.
Un tercer comentario al respecto es el
siguiente: una vez que alguien participa
de la elección interna (ya sea
porque fue candidato a la
Convención Nacional o Departamental
, o precandidato a presidente, o porque su
nombre fue votado dentro de la
Convención para una candidatura a
presidente o a intendente), no puede
llegar a la elección general por
otro partido. Lo que se busca es evitar
los malos perdedores, por decirlo en
términos deportivos. Si usted se
presenta a candidato y pierde,
después se cambia de partido o
forma uno nuevo. Entonces, el que fue en
abril dentro de un partido tiene que ir en
octubre dentro del mismo o no ir, pero no
puede ir por otro partido o formar otro
partido.
Nos quedarían dos palabras sobre el
tema intendentes. Habrá que
desarrollar otro día el tema de la
elección municipal. De aprobarse la
reforma, ésta se va a realizar en
fecha diferente a las elecciones
nacionales. Se hace a posteriori, no
sé por qué justo eligieron
el segundo domingo de mayo, es decir que
se va ha hacer el Día de la Madre
del año 2 000, que no será
el Día de la Madre sino el
Día del Intendente. Se votan
sólo autoridades municipales,
intendente, Junta Departamental y, donde
hay Juntas electivas, actualmente
Río Branco, Bella Unión y
San Carlos, también la Junta Local
Autónoma electiva.
Tampoco hay plena libertad de candidatura,
pero la limitación es menor. No hay
candidato único sino una
reducción a dos candidaturas. Y los
candidatos resultan elegidos o
seleccionados por la Convención
Departamental de cada partido. Luego
explicaremos con detalle cómo es el
procedimiento, las mayorías
exigidas, la forma de llegar. Los
candidatos a intendente son elegidos por
la Convención Departamental, que
fue elegida en abril del 99, para la
Convención de mayo del 2 000. Y
aquí rige la misma
disposición que habíamos
mencionado: el que se presentó por
un partido en abril del 99, en las
elecciones municipales de mayo del 2 000
tiene que presentarse por el mismo partido
o no presentarse. No puede cambiar de
partido ni crear uno nuevo.
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