Algunas
dudas sobre
la reforma constitucional
Oscar
A. Bottinelli - diálogo con Jorge
García
Ramón
JORGE GARCIA RAMON:
A escasos nueve días del plebiscito
constitucional se percibe un alto grado de
desinformación y confusión
en la opinión pública. Hoy,
en el espacio La Opinión
Pública, buscaremos respuestas a
algunas interrogantes de la mano del
politólogo Oscar Bottinelli,
director de Factum, quien además
ejerce la titularidad del Programa de
Estudios Electorales del Instituto de
Ciencia Política de la Universidad
de la República.
OSCAR BOTTINELLI:
La campaña electoral siempre apela
a muchos motivos de carácter
emocional, de vínculos personales y
partidarios para convocar al voto y
sensibilizar a la gente en elementos que
no son exactamente el centro de la
temática. En la medida que es un
plebiscito sobre el texto de una reforma
constitucional, nuestro papel es aclarar
los elementos de la reforma. Entonces
vamos a ver algunas de las confusiones que
se han advertido con mucha fuerza estos
últimos días.
J. G. - ¿La reforma constitucional
suprime las cooperativas electorales?
O. B. - Bueno, de esto hablamos en parte
el lunes. Por "cooperativa electoral" se
entiende -o se ha entendido desde el
año 62- un fenómeno
normalmente referido a la Cámara de
Diputados. A lo sumo habría uno o
dos ejemplos en toda la historia en la
Cámara de Senadores. Es cuando se
junta un grupo de listas y de candidatos
que individualmente sienten que tienen muy
poca chance, con la única finalidad
de mejorar sus posibilidades
electorales.
Aclaremos que no necesariamente siempre
que hay un grupo de listas chicas en un
sublema hay cooperativa. Pongo un ejemplo:
el sublema Por la Patria en la
elección del 89 apenas
alcanzó en Montevideo una banca y
tuvo una serie de listas de 4000,
6000, 7000 votos. El problema es que era
un grupo que venía con cinco
diputados en Montevideo y la
aspiración de las listas era de
20000, 30000, 40000 votos cada una. La
caída de Por la Patria en forma
vertiginosa en los últimos
días terminó en que esto
pudiera parecer pero no fuera una
cooperativa.
En el caso de Montevideo, recuerdo el
año 62: eran 10 listas, cada una
calculaba que podía andar en los
2000 votos, y todas juntas sacaban un
diputado. Entre nosotros, el que tiene
más votos saca la banca:
ocurrió así que con 1300
votos salió diputado Antonio
Uberfil Hernández.
Y en el interior es mucho más
común. Recordemos una cosa en la
que yo siempre insisto. La elección
tiene una característica muy
peculiar. (Estoy hablando del "interior-
interior", no tomo en cuenta Canelones ni
Colonia). Sólo se elige un diputado
por cada partido en cada departamento: hay
un diputado colorado, uno blanco y uno
frenteamplista o uno del nuevoespacio. La
lucha es al interior de cada partido. Por
lo tanto, hay uno que gana y los
demás pierden. Es una cooperativa
al juntarse gente que se considera chica
para ganarle al grande. El proyecto
suprime estas cooperativas electorales
así pensadas, en que el sublema es
lo que oficia.
Hay otras formas de cooperativa que
consisten en hacer una misma lista entre
dos personas.
J. G. - Las calcadas.
O. B. - Donde vos vas primero y yo segundo
y nos diferenciamos en que la hoja de
votación tiene distinto
número, o nos diferenciamos, por
ejemplo, en la Junta Electoral y
así marcamos votos. Así vos
vas primero y si yo tengo más votos
vos renunciás al cargo o viceversa.
La voluntad de los reformistas era
suprimir eso. La forma en que redactaron
el proyecto, donde cometieron errores
técnicos muy grandes, con
confusiones muy fuertes en materia de
derecho electoral, lleva a que esto no se
suprima.
J. G. - Las listas calcadas no se
suprimen.
O. B. - Primero, no existen las listas
calcadas. Les llaman listas calcadas a un
fenómeno que es producto de una
serie de combinaciones. Puede haber listas
aparentemente calcadas que no tienen nada
que ver con la cooperativa electoral. Esta
confusión mental de los redactores
de la reforma hace que no pueda decirse
que este tipo de cooperativa electoral se
suprime. El otro, que es el más
común, sí se suprime. Este
es el más excepcional.
J. G. - Entonces vamos a pasar ahora a
otro de los temas en disputa. ¿El
balotaje supone un super lema, una super
Ley de Lemas?
O. B. - Digamos que esto es una ingeniosa
frase publicitaria, tan ingeniosa como
carente de sentido. Acá hay una
confusión muy grande en dos cosas
que no tienen nada que ver. Acá no
me estoy pronunciando sobre qué es
lo bueno o qué es lo malo, sino que
estoy diciendo que son cosas distintas.
Una es lo que se ha llamado la Ley de
Lemas (si hay algún alumno
mío que me está escuchando,
debe saber que estoy usando la palabra en
la forma en que si me la dicen en clase
pierden el examen). La Ley de Lemas no
tiene nada que ver con esto que estamos
hablando, pero ya que se le llama Ley de
Lemas al doble voto simultáneo,
llamémosle así para no
confundir a la gente.
Ley de Lemas se llama al fenómeno
realtivo a la candidatura presidencial. Se
vota a Ramírez, Volonté y
Pereyra. Los votos del Partido Nacional
destinados a Ramírez,
Volonté y Pereyra se suman. Puede
ser que alguien diga: "Yo voté a
Pereira y salió Lacalle", "Yo
voté a Pacheco y salió
Sanguinetti", "Yo voté a
Vasconcellos y salió Bordaberry" o
"Yo voté a Aguerrondo y mi voto iba
para Wilson Ferreira". Esa visión,
que es a lo que se le llama Ley de Lemas,
a la que alguna gente le atribuye un
efecto perverso, es muy complicada. Pero
lo que es claro es que cuando hay votos
directos e indirectos, digamos, o cuando
voto por un partido y dentro del partido a
su vez hay una elección que
determina que uno, habiendo votado al
partido provoca el triunfo de ese partido
pero no necesariamente el triunfo del
candidato que uno votó.
Lo que hace el sistema reformado es que,
al haber candidato único por
partido, si yo voto a Juan fue a Juan. El
voto no va para Pedro.
El balotaje consta de dos instancias
distintas donde en la segunda no van ir
todos los candidatos sino los dos
más votados. Es muy probable que a
mucha gente le ocurra que el candidato que
quería y que votó no
esté en la segunda vuelta. Eso es
frecuente en todo sistema de balotaje.
Para empezar, si sólo hay dos
candidatos en la primera vuelta, se define
en la primera vuelta. Pero es muy probable
que haya acuerdos políticos
detrás de un candidato en el
balotaje. Puede haber dos cosas: que no
haya ningún tipo de acuerdo y que
cada candidato salga a la libre a buscar
el voto de todo el resto del electorado y
además de los suyos propios que
entre la primera y segunda vuelta, uno que
otro puede huir, sino que puede haber
acuerdos. Por ejemplo, el que hubo entre
Brizola con Lula hacia la segunda vuelta,
no en esta sino en la anterior
elección en Brasil, la que Lula
perdió con Collor de Mello.
Pero esto no es una super Ley de Lemas.
Esto puede haber sido un acuerdo entre
varios partidos. Puede gustarle o no a la
gente, que votará a favor o en
contra. Pero no quiere decir que si se
vota a un candidato de un partido salga el
de otro. No se suman los votos de
distintos candidatos. En Francia
pasó que hubo acuerdos entre
socialistas y comunistas, no para la
Presidencia sino para alcaldes de
ciudades; donde el acuerdo era votar al
comunista, muchos socialistas terminaron
votando al candidato de Giscard, a los
republicanos independientes, porque no
querían votar a los comunistas. Los
partidos acordaban, pero mucha gente no
estaba de acuerdo y votaba otra cosa.
Si hubiera Ley de Lemas, ese acuerdo
llevaría a que el individuo votara
al socialista y saliera el candidato
comunista. Son dos mecanismos distintos.
Aclaremos: uno puede estar de acuerdo con
uno o con el otro porque si no esto
está mal. La gente sólo
debería poder votar a un partido y
no poder votar a otro. Ese es el sistema
actual. Se podría hacer una reforma
en la cual se eliminara la Ley de Lemas,
pero no hay ninguna posibilidad de que se
vote Senado y presidente de partidos
distintos. Hay muchas posibilidades; una
puede parecer mejor y otra peor, no me
estoy pronunciando para nada sobre eso. Lo
que quiero decir es que no tiene nada que
ver el balotaje con la Ley de Lemas.
J. G. - Otro tema polémico en estos
días es que la reforma
prohíbe las coaliciones.
¿Qué quiere decir eso?
O. B. - La pregunta es muy buena, tanto
que prácticamente es todo un punto
del Programa de Estudios Electorales,
porque hay que empezar a discutir
qué son coaliciones. Es un tema
tremendamente complicado. Uno oye la
discusión y queda admirado con la
sencillez con que se resuelve uno de los
temas más complicados en los cuales
Maurice Duberger, en todo un sesudo
capítulo de su "Sociología
Política" del 48 y luego otro
capítulo en "Los Partidos
Políticos" en el 51, llegó a
algunas conclusiones primarias sobre el
tema.
Pero vayamos a otra cosa. El problema es
que Uruguay tiene un sistema electoral muy
complicado, en el cual, a veces con mucho
énfasis y dándole un sentido
ético muy profundo a las palabras,
se dice "esto es un partido" cuando no lo
es. Porque algunas veces parece que ser un
partido es muy bueno y no serlo es muy
malo, y cosas por el estilo. En la
política es todo muy relativo.
En Uruguay hay un primer nivel, lo que
llamamos lemas, y un segundo nivel, en que
son fracciones. A mí, desde el
punto de vista politológico, no me
importa mucho si esa fracción se
llama movimiento, unión o partido.
Opera como fracción. Obviamente, lo
que digo no tiene nada que ver con lo
ideológico y lo
programático. El Partido Socialista
y el Movimiento Nacional de Rocha, por
jemplo, actúan como sectores dentro
de lemas; si a ese lema se le llama
partido o lo que quiera, es problema de
cada uno.
Desde ese punto de vista, si por
coalición se quiere decir que
sectores políticos, llámense
o no partidos, pueden formar un lema y
presentar un candidato a presidente, la
reforma lo que hace es mejorar -con
"mejorar" no quiero decir que a mí
me parezca mejor o peor- en el sentido de
facilitar que haya ese tipo de
agrupamientos, porque en la
Constitución vigente sólo es
posible si ya existe un lema permanente
que pueda cubrir, armar el paquete, servir
de carpa. Porque los lemas permanentes son
sólo los que tuvieron
representación parlamentaria en la
elección anterior. Por eso, cuando
se formó el Frente Amplio no se
pudo llamar Frente Amplio, sino que
tenía dos lemas para usar: Frente
Izquierda de Liberación y Partido
Demócrata Cristiano. Optó
por Partido Demócrata Cristiano,
con el cual votó en el 71 y en el
84. Y en el 89 pasó a ser el
partido Frente Amplio, porque hay una ley
especial para que ese lema permanente
pueda existir.
En el 94, buena parte del Frente
quería votar con el lema Encuentro
Progresista. Si hubiera salido la
mini-reforma podría haberlo hecho.
Con esta reforma también, pero con
el sistema actual no, porque el lema
permanente es Frente Amplio.
En cambio, con la nueva
Constitución puede ser el Encuentro
Progresista o puede constituirse otro
partido con otros grupos, saliendo de
donde sea, de seis, siete, ocho o dos
grupos con un candidato presidencial,
siendo un lema. Desde este punto de vista,
el único cambio que hay es que
facilita esto.
Se ha dicho que no es tan así,
porque los partidos tienen que ir a
elección interna separados, y
entonces, el candidato tiene que ser
separado. No confundamos la palabra
partido. Ya que el ejemplo se ha puesto
sobre el Encuentro Progresista, veamos: en
abril del 99, si sale la reforma, el
Frente Amplio y sus aliados van a tener
que definir si mantienen la alianza, si
van a votar en noviembre y en octubre como
Frente Amplio o como Encuentro
Progresista. Una vez que definan eso, la
elección interna de abril
será del partido Frente Amplio o
del partido Encuentro Progresista. Y
ahí se elegirá a su
candidato único, dentro del cual el
Partido Demócrata Cristiano
actuará como un sector, el Partido
Socialista como otro, la Lista 78 como
otro, etc..
Pero así fue en esta
elección pasada; estuvo el lema
partido Frente Amplio y tuvo varios
sublemas. Uno se llamó Espacio
Renovador, dentro del cual estaba la
llamada Lista 78, que era la que
encabezaba Nin Novoa al Senado, en lista
con hojas de votación 808, que era
del Partido Demócrata Cristiano,
bajo el lema partido Frente Amplio. Es
decir, no hay que confundir nunca lo
formal con lo real.
J. G. - Y muy vinculado con todo lo
anterior, ¿la Ley de Lemas se suprime
o continúa?
O. B. - Primero, no se suprime ni
continúa porque no se le
está llamando Ley de Lemas a las
leyes de lemas, que son cinco, del
año 34, 39, 36, 42 y 89, que tienen
que ver con uso y propiedad de los lemas.
Han llamado Ley de Lemas al doble voto
simultáneo que, como no es ninguna
ley, no se puede suprimir ni derogar, sino
que son disposiciones constitucionales.
Este sistema del lema se elimina, el
sistema del doble voto simultáneo
para presidente. Se mantiene restringido,
pero se mantiene, para intendente, y se
mantiene, algo menos amplio que
actualmente, para diputados y tal cual
está ahora para senadores y para
diputados. Ahora, lo controversial, en
general, ha sido la elección de
presidente y de intendente, no tanto la
del Parlamento, pero ahí sí
se mantiene este sistema.
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