Las
apuestas políticas del domingo
Oscar
A. Bottinelli
El próximo
domingo tendrá lugar el primero de
los dos actos posibles de adhesión
al referéndum contra la Ley de
Nuevo Marco Regulatorio del Sistema
Eléctrico Nacional.
Este acto votacional
tiene una característica muy
peculiar, ya que es voluntario, pero lo
más peculiar es el carácter
unilateral. En toda votación se
vota o en una gama de opciones o en una
opción contra otro, hay una canasta
de candidaturas, de listas, de partidos, y
en un plebiscito o referéndum hay
generalmente una opción positiva y
una negativa, una para un lado y otra para
otro. Acá hay una única
opción, que debe alcanzar un
determinado porcentaje de concurrencia
para tener éxito, y si ese
porcentaje no se alcanza en esa instancia
fracasa.
Hay un contenido
formal, primario, que es el motivo en
sí mismo, el objeto, el acto, en
este caso adherir a que se realice un
referéndum contra la ley que crea
un marco regulatorio del sistema
eléctrico nacional. Pero a su vez
todo acto votacional, sea la
elección de personas para un cargo
más alto o más bajo, sea un
plebiscito, sea un referéndum,
tiene otro contenido mucho más
profundo que se refiere al contenido
político, a la competencia
política.
No siempre está
planteado en los mismos términos.
Por ejemplo, el contenido de los dos
plebiscitos de los jubilados que fueron
concomitantes con las elecciones
nacionales del 89 y del 94, a pesar de
haber sido simultáneos con las
elecciones, fue profundo y
simultáneo en lo formal. La gente
votó por un tema que tenía
que ver o con derogar una forma de
cálculos jubilatorios o el
establecimiento de un sistema de ajustes
jubilatorios.
En cambio, si tomamos
en cuenta dos actos recientes, el
plebiscito de la enseñanza que fue
también simultáneo con las
elecciones del 94 o el constitucional del
8 de diciembre del 96, encontramos que
más allá del contenido
formal el contenido profundo estuvo muy
directamente ligado a la competencia
política. En el caso del plebiscito
de la enseñanza la votación
en líneas generales tiende a
coincidir con la del Frente Amplio, lo que
puede hacer presumir una altísima
votación partidizada a favor o en
contra de ese plebiscito. En el caso del
plebiscito constitucional del 96, lo que
se discutía estaba más bien
referido a la naturaleza de la competencia
política sobre el gobierno, sobre
los distintos partidos que sobre los
aspectos técnicos de la
Constitución.
En este marco podemos
dividir las apuestas políticas en
cuanto al oficialismo y la
oposición, los defensores de la ley
y los contrarios a la misma y por lo tanto
promotores del
referéndum.
Sobre la actitud del
oficialismo hay dos cosas que parece muy
importante marcar como forma de apuesta.
Obviamente, la apuesta es a que no haya
referéndum, ya sea que fracase esta
convocatoria y la del mes de junio, para
lo cual ha optado en primer lugar como
elemento bastante claro, a lo que se puede
llamar la estrategia del silencio, de
"bajar la pelota al piso", de tratar de
que sean los promotores del
referéndum los que tengan toda la
carga de poner en la opinión
pública el tema, su conocimiento,
su debate, además de su
posicionamiento.
El segundo camino fue
jugar a través de la defensa o
promoción que podemos llamar
técnica o institucional, vía
Ministerio de Industria, vía UTE, y
no vía los partidos
políticos, los líderes
políticos. Se eludió una
confrontación partidaria, decir
"acá están el Partido
Colorado, el Partido Nacional, el Nuevo
Espacio, allá está el Frente
Amplio". Se buscó que se dijera
"acá está UTE explicando la
ley, acá está el ministro de
Industria, el responsable de toda esta
área energética explicando
el contenido de la ley" y buscando la
mayor despartidización
posible.
La estrategia de la
oposición, de los promotores al
referéndum, de hecho ha ido por el
camino de lo que podemos llamar un
balotaje adelantado. El posicionamiento
respecto a esta ley refleja más o
menos los mismos alineamientos del
plebiscito constitucional. Esta ley
aparece respaldada en mayor o menor grado
por todo el Partido Colorado, por todo el
Partido Nacional y el Nuevo Espacio, y en
la oposición aparece el Frente
Amplio. Hay matices, no es todo uniforme,
pero sobre todo del lado de los partidos
tradicionales, los que tienen
discrepancias o matices con la ley lo
hacen desde una posición
extremadamente opuesta a los promotores
del referéndum, una posición
totalmente distinta a quienes promueven el
referéndum, por lo tanto
corresponde ponerlo en estos dos campos de
tipo plebiscitario.
Decimos que hay un
balotaje adelantado porque otra vez el
corte se realiza por ahí; como es
una opción bipolar es bastante
fácil decir "acá hay un
modelo de país y acá hay
otro". Esto comenzó a través
de lo que podemos llamar la estrategia de
la confrontación fuerte.
Primero, un aspecto muy
importante respecto a esta ley, que la
diferencia claramente de la de empresas
públicas, es que aquí ya no
está en discusión si se
está a favor o en contra del camino
que recorre, sino que aparece en
discusión su contenido, lo que hace
la ley, qué cosas provoca. Los
opositores a la ley han ido por el camino
más fuerte, en principio, que es
que se privatiza UTE, se vende, se pierde
para el Estado o para la
sociedad.
Sin embargo han
aparecido matices muy importantes dentro
de esta oposición, se han visto en
el Frente Amplio quienes han sostenido
claramente esta posición y a
sectores del Frente o dirigentes
frentistas que han empezado a matizar con
mucha fuerza esta posición,
tratando de unir las posturas en
relación al referéndum con
un proyecto de ley sobre esta materia que
fue presentado tiempo atrás por el
propio Frente Amplio.
El otro tema es que
aparece también dentro de la
oposición a la ley algo que
está muy larvado desde hace mucho
tiempo en la izquierda: una cierta
competencia entre lo que podemos llamar el
liderazgo político y el social, que
la primacía y la conducción
sean de carácter partidario o que
sean de carácter social, sindical.
Aquí lo hemos visto en el sentido
de cuál es el papel que pueden
cumplir AUTE o el PIT-CNT y cuál el
que puede cumplir el Frente Amplio como
tal.
Desde el punto de vista
de la opinión pública hemos
visto que la ciudadanía tiende a
reconocer más a los actores
partidarios que a los sindicales, parece
que la gente reacciona más
fácilmente cuando aparecen
claramente involucrados los actores
partidarios. Sin embargo, es muy fuerte el
discurso de los actores sindicales en
cuanto a sostener que éste es un
tema esencialmente social y no
político y que la primacía
de los sindicatos amplía y no
reduce la convocatoria a este
tema.
En cuanto a los
posibles resultados desde el punto de
vista de la lectura política, si se
supera el 25% es un claro triunfo de los
promotores del referéndum, sin que
en sí mismo esté implicando
ninguna derrota de los promotores de la
ley. Si no se alcanza el 25% pero se
está muy cerca de él, se
avizora la posibilidad del logro en junio,
y un resultado muy negativo o muy
dificultoso, si es muy bajo el nivel de
convocatoria.
El domingo no
sólo se juega si se alcanza o no el
25%; en el caso de que los promotores de
la ley no alcancen ese 25% es un dato
clave si se quedó muy cerca, como
para que se considere fácilmente
lograble en la segunda y última
convocatoria en junio, o si se está
muy distante como para que tengan que
encarar revertir toda una situación
negativa. Estas son las apuestas y las
inquietudes respecto al próximo
domingo.
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