Referéndum:
el día siguiente
Oscar
A. Bottinelli - diálogo con
Emiliano Cotelo
EMILIANO COTELO:
Seguramente lo mejor es comenzar por
recordar los números más
importantes, para entonces sí
ingresar al análisis a cargo del
politólogo Oscar Bottinelli,
director de Factum. No se alcanzó
ayer el porcentaje de adhesiones
necesarias para convocar a un
referéndum sobre la Ley de Marco
Regulatorio del Sistema Eléctrico,
pero de todos modos habrá una
segunda y definitiva oportunidad el 17 de
julio, cuando se cumpla un año de
la promulgación de la
ley.
La cantidad de
adhesiones válidas, según el
Ministerio del Interior ayer, asciende a
359.396, sin computar los votos
observados. Considerando solamente las
papeletas válidas, se alcanza a
15,01% del padrón. Hay datos
comparativos de todos los departamentos, y
lo que hoy destacan los medios es aquellos
donde el índice fue más
alto: Montevideo lidera el ranking, con
18,67%, Paysandú le sigue con
16,38%, Río Negro está
tercero con 16,17%, y Soriano 16,03%. En
el otro extremo de la lista, el
último lugar del ranking lo ocupa
Rivera, con sólo 3,77%. Pero todos
estos porcentajes se refieren a papeletas
validadas, y allí viene la primera
precisión que convendría
hacer, ¿verdad, Oscar?
OSCAR A.
BOTTINELLI:
Hay que presumir que los votos observados
tienen la misma proporción de
papeletas que los votos abiertos, porque
el número de votos en blanco y
anulados es muy bajo, no llega al 0,5%, lo
que daría algo más de
361.000 votos, 15,08%, de los cuales en
Montevideo18,74% y el promedio del
interior 12,10%.
EC: - Esos son los
números, y una primera forma de
analizarlos es realizar una
comparación con la consulta de
1992, la primera vez que se utilizó
este proceso derivado de la
reglamentación legal del recurso de
referéndum, luego de la experiencia
de la Ley de Caducidad.
OAB: - En 1992 hubo
varias peculiaridades. La primera fue que
en aquel momento había dos
impugnaciones simultáneas, lo que
generó un mecanismo de propaganda
que uno no sabe si no fue positivo para
los impulsores del referéndum. Creo
que lo que le falta a estos actos es
competencia. Los he definido como el que
salta una valla y es él con su
propio esfuerzo quien tiene que superarla,
mientras los demás son
espectadores: no es una carrera entre dos
en que uno gana y otro pierde.
EC: - Recordemos que en
aquella oportunidad existían dos
impugnaciones: la papeleta blanca y la
rosada.
OAB: - La papeleta
blanca para la impugnación parcial
de la ley, que fue lo que en definitiva
ocurrió, y la rosada que impulsaba
el sindicato de Pluna para la
impugnación total. Con la
conjunción de ambas
concurrió el 20%, el 5 de julio del
'92.
EC: - Otra época
del año, ¿no?
OAB: - Otra
época, con elementos favorables y
contrarios a un referéndum respecto
a ahora. Primero, se estrenaba un
instituto, pese a que ahora la gente no lo
recuerda y muchos preguntan: "Ah,
¿esto ya se hizo en el 92? ¿Y
por qué fue?". Esta es una segunda
vez, seis años después, pero
desde el punto de vista de los actores
políticos sí fue importante,
porque las reacciones fueron otras. En
aquel momento se daba tan por sentado que
era de una facilidad extrema que
concurriera el 25% a adherir al
referéndum, que todo el mundo
esperaba que fuera cerca del 50%. El
entonces presidente de la
República, Luis Alberto Lacalle,
había convocado a su gente a que
fuera a votar para que hubiera
referéndum.
EC: - Es bueno
recordarlo.
OAB: - Y fue el 20%, lo
cual fue interpretado por los promotores
del referéndum como un fracaso, y
algunos sectores de sus filas dijeron:
"Esto se terminó" (es verdad que
eran los mismos sectores que habían
dicho que no había que promoverlo),
y del lado del gobierno un exitismo
descomunal: no sólo dieron por
consolidada la ley sino por avalada la
política económica del
gobierno en función del escaso
nivel de concurrencia: sobre todo quedaron
en la memoria las palabras del entonces
director de Planeamiento, Carlos Cat,
...
EC: - Que al entender
el fracaso de esa instancia dio pie a que
después, rumbo a la segunda
instancia del 1º de octubre, esas
manifestaciones fueran utilizadas por los
contrarios a la ley para llamar a la
ciudadanía. Permitieron convertir
el referéndum en un pronunciamiento
a favor o en contra del
gobierno.
OAB: - Exacto. No puede
acusarse a la oposición de haber
querido, en el año 92, salirse del
tema transformándolo en un voto
castigo: fue el gobierno el que dijo que
había sido un voto de apoyo, y
quedaba como contrapartida que los
demás dijeran: "No: vamos a ver si
el gobierno tiene apoyo".
Hay una segunda
área de temas que tiene que ver con
la ley en sí: la Ley de Empresas
Públicas, que fue
reduciéndose a una discusión
quizá sobre lo más
importante que estaba en cuestión,
que fue Antel, presentó una
única duda. La oposición
empezó hablando de que toda Antel
pasaba a una empresa privada, y el
gobierno ajustó que no era tan
así, lo que la oposición
reconoció enseguida: pasaba a una
nueva empresa con capital mayoritariamente
privado y minoritariamente del Estado.
Acordado eso, toda la discusión
giró en torno a si está bien
o no, si Antel como empresa pública
era eficiente o no, incluyendo una gran
controversia sobre un balance en que el
Directorio de Antel consideraba que
ésta era deficitaria, mientras una
auditoría privada demostraba que
era superavitaria. Entonces la
discusión fue muy clara: no
había duda sobre qué era la
ley, y se estaba a favor o en contra de
ella.
Paralelamente, acababa
de producirse la gran oleada de
privatizaciones en Argentina,
particularmente una controversia muy
fuerte sobre los efectos en los servicios
y la transparencia en los procesos de
privatización de la
telefonía en Argentina. Debate muy
escandaloso en la televisión
argentina, que sensibilizó
extremadamente al litoral uruguayo, muy
tributario de las fuentes de
información argentina (sobre todo
en aquel momento, previo a la
televisión por cable). Esto cambia
mucho los contextos.
Pero para terminar la
comparación con el 92, digamos esto
(y vamos a manejar cifras redondas para no
entreverar con los porcentajes): el 5 de
julio concurrió un 20%, el 1º
de octubre, segunda y última
instancia, concurrió el 31%.
Ahí se descubrió algo que
puede haber incidido negativamente ahora:
que son dos instancias. Una cosa es
saberlo en teoría y otra es que la
primera no es la definitiva, lo que en
aquella época no era claro. Pero
también hay que tener en claro que
del 20% al 31%, uno tiene que aumentar lo
que ya obtuvo en un 55%.
EC: - De todos modos
alcanzaba con llegar al 25%.
OAB: - Alcanzaba, pero
para ver cuál fue la capacidad de
reacción, y esta cifra la dejamos
para el análisis
posterior.
Ahora, las cosas son un
poco distintas. No hubo competencia, la
época del año fue distinta,
aunque el problema es que el
análisis
climático-político en este
país son muy difíciles: es
muy mala época el inverno, es muy
mala época el verano, parece
difícil encontrar cuál es la
buena época en este
país.
EC: - Además,
este año jugó el factor
inundaciones y lluvias.
OAB: - Y es posible que
en Uruguay el invierno sea negativo para
la concurrencia; marzo no es malo para la
concurrencia, pero los meses anteriores a
marzo son muy malos para la
difusión, la publicidad y la
actividad.
Pero, dejando esto de
lado, diría que hay otra serie de
elementos. Preferiría empezar por
el final: qué se logró y
qué pasa hacia el 17 de
junio.
En el análisis
previo al 8 de marzo, el jueves anterior,
habíamos dicho que importaba en
primer lugar lo jurídico formal: se
alcanzaría o no el 25%, y por tanto
habría o no referéndum. Pero
para estas dos opciones los resultados
verdaderos no son dos sino cuatro: la
primera es esa, que se reúna el
25%, pero de lo contrario quedan tres
escalones más: que se alcanzara
entre el 20 y el 25%, entre 15% y 20%, o
menos de 15%. Si se lograba entre 20 y
25%, era un envión muy importante
para que el 17 de junio se lograra ese
25%: era un salto muy fácil de dar.
Si se lograba menos de 15% uno
diría que es una montaña muy
difícil de remontar. Y de 15 a 20%
sería una situación
intermedia, en que nadie podría
sentirse seguro ni de que se logra ni de
que no se logra llegar al 25%.
EC: - Casualmente, el
resultado se situó en esa
franja.
OAB: - Usando los
términos en boga en materia
monetaria, uno diría que
quedó "tocando el piso de la banda
de flotación".
Pero importan
señalar que, si la
proporción de gente que se
incorpora de hoy al 17 de junio es la
misma que se incorporó del 5 de
junio de 1992 al 1º de octubre de ese
año, los promotores del
referéndum no llegan: si a este 15%
se le incorpora un 55% se llega al 23,5%.
Es decir que los impulsores del
referéndum necesitan un logro mayor
que el que tuvieron en 1992 en cuanto a
concurrencia: necesitan crecer casi un
67%.
Esto es en cuanto a las
dificultades que presenta el logro del
referéndum: matemáticamente
no puede afirmarse que se llegue al 25%,
ni puede afirmarse lo contrario. Estamos
en una situación de posiciones
equilibradas.
EC: - Otro enfoque
posible, Oscar, es qué aportaron
las encuestas. En particular
podríamos retrotraernos a los datos
que dábamos En Perspectiva durante
la última semana de
febrero.
OAB: - Habíamos
manejado como encuesta al 15 de febrero
(luego hicimos un cierre al 1º de
marzo, para cuya difusión no
llegamos a tiempo), en que
manejábamos lo siguiente:
había un primer nivel de personas
que manifestaban total seguridad de
concurrir, que sumaban ocho por ciento,
otro nivel de alta probabilidad de
concurrir, pese a que al 15 de febrero no
estaban decididas plenamente o
tenían bajo nivel de
información, que sumaban otro ocho
por ciento. Es decir que había un
nivel de alta probabilidad del 16%, y
efectivamente esto fue lo que
prácticamente ocurrió: fue
algo más de un 15%. Y
habíamos detectado un nivel que
llamábamos de media probabilidad,
que eran personas con
predisposición a concurrir siempre
que hubiera un nivel de motivación
derivado de la propaganda y la
movilización, que representaban
otro dos por ciento, lo que arrojaba un
18%.
EC: - Ese era el estado
de situación al 15 de febrero, y
esas estadísticas están
publicadas en la edición Internet
desde entonces.
OAB: - Exacto. Y por
último había un nivel
potencial total de 37% que, con la
encuesta del 1º de marzo, llega al
40%. Es decir que había un 40% de
personas que aún no conociendo que
había una convocatoria para el 8 de
marzo, que no teniendo clara la ley que
estaba en discusión, tenía
una predisposición en contra de una
ley de este tipo. Esa era el "área
de captura" que tenían los
impulsores del referéndum. De esa
área lograron captar el 15%, es
decir que se movieron dentro de lo que era
de firme y alta probabilidad.
Es importante marcar
que entre el 1º y el 15 de febrero,
cuando se hizo la primera encuesta, ya el
referéndum tenía este nivel
de captación del 15 al 16% que se
logró finalmente. Por lo tanto,
puede sostenerse que del 15 de febrero al
8 de marzo la ganancia fue cero: se
logró mantener lo ya conquistado
inicialmente. Esto no es una novedad en
materia político electoral. Muchas
veces, tanto en elecciones como en actos
de este tipo, quienes impulsan algo
cuentan con una base, y la mantienen o
bien porque son las mismas personas o bien
porque realizan un proceso de
pérdidas y ganancias equivalentes,
y llegan al final al mismo nivel con que
comenzaron. Ese fue por ejemplo el
resultado de uno de los primeros estudios
de encuestas realizados por un grupo de
cientistas sociales a propósito del
comportamiento del Frente Amplio en el
año '71: desde que se fundó
hasta las elecciones mantuvo exactamente
el mismo nivel de adhesión: ni
creció ni decreció. Esto
implica una alta rigidez: la acción
no fue más allá de una base
relativamente firme, o de consolidar el
sector de alta probabilidad, que era de un
poquito menor firmeza, pero que estaba
ahí para consolidar.
EC. - ¿Qué
representa este 15% en relación al
área potencial del impulso al
referéndum?
OAB: - Vamos a
analizarlo desde el punto de vista
partidario. El Frente Amplio se
sitúa, según las
últimas encuestas que hemos
divulgado, alrededor del 33 o 34% de todo
el país. Vemos que hay cerca de un
40% de personas que hoy, sin un debate de
la ley, etcétera, potencialmente
podrían estar en contra de ella.
Esta era el área de convocatoria
para obtener el 25%.
En el '92, los grupos
políticos que impulsaban el
referéndum contra la Ley de
Empresas Públicas (el Frente
Amplio, el Polo Progresista del Partido
Nacional, el Movimiento de
Reafirmación Batllista) sumaban un
25% del electorado. Y con ese 25% que
apoyaba a los sectores que impulsaban el
referéndum, el 5 de julio llevaron
el 20% de adhesiones. Es verdad que puede
sostenerse que estas cifras pueden ser
engañosas, porque ya había
un clima de otros sectores
políticos, particularmente en el
litoral, que estaban de acuerdo con el
referéndum, y la Cruzada 94 (si
bien no integraba la Comisión) se
había pronunciado a
favor.
Pero hoy el Frente
Amplio por sí solo tiene un nivel
muy superior a ese: 33 a 34%. Si
analizamos sólo al Frente Amplio,
de cada 10 frenteamplistas ayer
sólo fueron a votar cuatro, lo que
habla de que los partidarios del
referéndum no fueron más
allá de los sectores más
cercanos de la militancia.
EC: - ¿Por
qué dices que de cada 10
frenteamplistas sólo fueron a votar
cuatro? ¿Estás dando por bueno
que ese 15 a 16% sólo fueron
frenteamplistas?
OAB: - No digo eso,
pero las encuestas nos daban, y lo
habíamos difundido aquí, que
era muy pequeño el porcentaje de
colorados, blancos, nuevoespacistas y
personas sin definición partidaria
predispuestos a votar (aunque la gente sin
definición partidaria no es que
esté a favor o en contra de la ley
sino que es la que está más
lejos de toda participación
política, e independientemente de
lo que ocurriera, aunque fuera una
votación con competencia, desde el
momento en que el voto no era obligatorio
hubiera tenido una escasa
participación). En cambio, entre
los frenteamplistas era donde había
una mayor predisposición a
concurrir o, dicho al revés, era
muy residual el número de quienes
estaban a favor de la ley. Entonces, de
este 15%, proyectando las otras cifras, se
podría decir que el 13, casi el
14%, son frenteamplistas.
EC: - ¿Cómo
hay que leer eso? El diputado Mujica fue
muy tajante ayer en sus comentarios; dijo
"A llorar al cuartito", "Como Frente
Amplio no llegamos a nuestra propia gente,
no fuimos capaces de sacudir a nuestros
propios militantes para esclarecer, para
motivar, para poner en marcha el esfuerzo
de todos".
OAB: - El
frenteamplismo está constituido por
distintos escalones, como ya lo analizamos
en la elección interna del 28 de
setiembre. Hay un escalón de unas
40 mil personas que uno llamaría
"el círculo de hierro", altamente
militante; hay otro sector que llega a los
140 mil, que fue el que votó el 28
de setiembre; y en aquel momento
habíamos manejado una cifra
parecida a esta, de entre 250 mil y 300
mil personas, que estaban en una periferia
de relativa información; y luego
escalones cada vez más distantes,
llegando a los que ni siquiera se definen
como frenteamplistas -no tienen una
pertenencia, una adhesión
permanente- pero votan al Frente Amplio, y
luego las que tampoco saben si lo votan,
pero tienen una simpatía, lo
votaron en una elección anterior y
capaz que lo vuelven a votar.
Evidentemente, la
convocatoria estuvo muy lejos de llegar a
la gente más distante, a la que
está lejos de la
información, de la militancia. Yo
diría que no captó los
sectores que se mueven en el plano de la
opinión pública, y que no
llegan a través de los canales
militantes, esos contactos que puede tener
un dirigente o un militante más en
el mano a mano, en la pequeña
reunión, y que se guían por
los grandes medios de comunicación.
El tema es que los grandes medios de
comunicación llegan a la gente
mediante figuras de alta representatividad
cuantitativa, líderes de primera
línea.
Y acá hay
también un tema enrabado, que es el
protagonismo sindical y el protagonismo
partidario en acontecimientos
políticos y electorales. La
relación entre la estructura
partidaria y la estructura sindical es un
viejo problema de la izquierda. No es un
tema de relacionamiento fluido ni donde
todo el mundo tenga la misma
concepción ni se resuelva siempre
de la misma manera. Un aspecto es el poder
de convocatoria de los sindicatos en la
acción gremial (paros y huelgas
generales, parciales, por sector, por
rama, su imagen, su prestigio, a
cuánto llegan sus afiliados... ese
es todo un tema aparte). Otro aspecto es
la convocatoria desde el punto de vista
político electoral en actividades
de protagonismo o impulso desde el llamado
ángulo social, que es
básicamente sindical.
Desde el ángulo
social hay un tema muy claro, y es que
Uruguay tuvo dos instancias que rompieron
todas las barreras partidarias, cuando se
convocó a votar no sobre reforma
jubilatoria y demás sino sobre
temas que afectaban a los ya jubilados,
impulsados por las organizaciones de
jubilados, que comprometieron a todo el
sistema político con pocas
excepciones, y con un resultado
arrollador. Fuera de eso, las instancias
que hemos tenido, independientemente de su
origen, terminen teniendo una respuesta
partidaria: ya sea porque los actores
políticas asumen el protagonismo,
ya porque la gente que apoya esa
convocatoria es la que corresponde a la
misma filiación partidaria. En 1992
ocurrió esto: el protagonismo
sindical se fue diluyendo en la medida en
que aumentaba el protagonismo partidario;
hasta que, entre el 1º de octubre y
el 13 de diciembre terminó siendo
una campaña electoral de
competencia político partidaria,
entre actores políticos, que
termina teniendo como los tres grandes
protagonistas finales a Danilo Astori por
el Frente Amplio, Julio María
Sanguinetti por el Foro Batllista, y del
otro lado el presidente
Lacalle.
Con el plebiscito de
recursos para la enseñanza, en
1994, simultáneo con las elecciones
y simultáneo con el plebiscito de
los jubilados, mientras el recurso de los
jubilados tuvo una votación
suprapartidaria arrolladora, y el de la
enseñanza tuvo una votación
apenas mayor que la del Frente en el
conjunto del país (con diferencias
entre los departamentos: en algunos fue
muy superior, y en otros no logró
captar el voto del Frente). No estoy
haciendo un juicio de valor sobre si esto
es bueno o es malo sino comprobando lo que
ocurre, y lo que ocurre es que en
instancias político electorales los
sectores no militantes, o los sectores no
informados a través de estructuras
militantes, sino el grueso de la
opinión pública, se
guía por los grandes referentes
políticos. Y si a estos no los ve
en primer nivel, si no son convocados por
ellos, esa gente tiene una actitud de
retracción.
EC: - Esa es una
alusión ¿a
quién?
OAB: - Es una
alusión a que se está en una
etapa parecida a la del 5 de julio, en que
hay un protagonismo sindical por encima
del protagonismo partidario, lo cual
(contra lo que creen los impulsores) no
les amplía la convocatoria sino que
la reduce en cuanto a la cantidad de
personas a las que llega.Y lo otro,
sí: claramente, desde el punto de
vista de los impulsores del
referéndum, estuvo faltando el
protagonismo mucho más activo de
figuras de primera
línea.
EC: - Concretamente, el
doctor Tabaré Vázquez no
participó en la campaña,
tampoco el general Seregni (que se ha
retirado de la presidencia del Frente
Amplio pero podría haber
participado)...
OAB: - Creo que en
materia de convocatoria masiva, es clave
el papel de Tabaré Vázquez.
Es una persona con un poder de
convocatoria muy amplio hacia la
izquierda, hacia el frenteamplismo y
aledaños, una convocatoria con
fuertes dotes personalistas: hay un
área a la cual llega la persona de
Vázquez y no el Frente
institucionalmente, lo que se deduce con
mucha claridad de las
encuestas.
Y quizá si bien
han participado todos los dirigentes de
primera línea del Frente
después de Vázquez, da la
impresión de que no fue un
protagonismo simultáneo de todos,
con lo arrollador que fue en otros
momentos. No tengo claro si es un problema
político, más bien me parece
que es un problema organizativo, de
espacios a utilizar, de recursos a
emplear. Pero faltó de parte de los
promotores esa especie de andanada que
sitúa el tema en un primer
plano.
EC: - Paralelamente,
fue muy notorio el protagonismo de
Asamblea Uruguay. Un papel que no
había existido en el plebiscito de
reforma constitucional, y que retrotrae al
referéndum del 92, cuando la Ley de
Empresas Públicas, cuando Asamblea
Uruguay estaba ubicada en una
situación complicada dentro del
Frente Amplio.
OAB: - Creo que esto
obedece a una estrategia de
posicionamiento interno, más
allá de las coincidencias que tenga
con el referéndum. Pero el
protagonismo en este tema marcó a
una Asamblea Uruguay distinta en
relación al Frente de lo que
venía, buscando romper esa imagen
de grupo más o menos disidente, con
un perfil demasiado diferenciado del
resto, y pretendiendo decir: "Ahora, todo
el Frente unido tiene una sola voz, una
sola manera de pensar". Y a nivel
público también fue muy
fuerte el posicionamiento de los
dirigentes socialistas.
EC: - Nos hemos
concentrado en el protagonismo sindical y
partidario pero de quienes se
oponían a la ley. Veamos otros
sectores del espectro político:
¿al gobierno qué le pasa:
cómo jugó y cómo sale
con este resultado? Me refiero sobre todo
al presidente Sanguinetti y sus ministros,
porque Manos a la Obra tuvo una
posición intermedia, dejando en
libertad de acción respecto a la
convocatoria a referéndum para, en
todo caso, discutir después la ley
misma.
OAB: - Creo que, para
el gobierno, este tipo de convocatoria
unilateral tiene esa lectura de la que
hablábamos: al no haber
competencia, compite uno solo y logra o no
el resultado: el otro no pierde. Esto
tiene un matiz entre la primera y la
segunda vuelta, porque si en la primera
vuelta no logra el 25% pierde, y si lo
obtiene el triunfo es relativo:
después tendrá que ir al
referéndum propiamente. Desde el
punto de vista del gobierno, si en la
segunda vuelta no se logra el 25% gana en
el sentido de decir: "Se me terminó
el problema, la ley está
consolidada". Y si pierde también
es relativo; el problema es si considera
que después será más
difícil defender la ley en el
referéndum. Pero en última
instancia se traslada todo a la segunda
parte: para el gobierno no es demasiado
crucial el resultado de la primera vuelta,
y no es decisorio el de la segunda. Desde
ese punto de vista no cabe esperar de los
gobiernos un protagonismo demasiado
fuerte. Es lo mismo que la campaña
de firmas contra el cepo: la Intendencia
no gana ni pierde si se logran las firmas
para el referéndum municipal, sino
si gana o pierde cuando eventualmente se
realice el referéndum.
EC: - ¿Y
cómo se entiende entonces esta
reacción que surge desde el
gobierno, la que manifestaba más
temprano el ministro Herrera, que no
descartaba la posibilidad de negociar con
la oposición un texto alternativo a
la ley para que se suspenda todo este
mecanismo de referéndum?
OAB: - Voy a ser
prudente, porque entre otras cosas los
aspectos técnicos de la ley no son
mi especialidad, y prefiero analizar los
aspectos políticos. Lo que veo es
que hay un abanico de posiciones sobre la
ley que no se reducen a las dos expresadas
ayer: un bloque opositor y otro que
defiende la ley. Entre los opositores hay
por lo menos dos grandes lecturas (y creo
que está mucho más
matizado): que pueden expresarse por una
parte en el slogan "Contra la
privatización de UTE", por parte de
quienes sostienen que UTE puede ser
completamente enajenada, por sectores que
cuestionan que se admita la
generación de electricidad por los
privados, que no creo que sea sostenido
por todos los impugnadores, y hay quienes
admiten la generación privada -con
determinados límites o
salvaguardias, pero los admite-.
Diría que entre los opositores a la
ley hay quienes coinciden más con
la ley que con otros
opositores.
A la inversa, del otro
lado, están los que defienden la
ley (presidente de la República, el
ministro de Industria, la mayoría
de UTE) y quienes empiezan a marcar
distancia, hacia posiciones muy
diferentes: consideran que es una ley
demasiado estatista, que le da pocas
posibilidades de competencia a UTE, que
UTE es ineficiente y que Uruguay
debería ir a mecanismos más
fuertes de privatización... En este
aspecto, uno diría que los
defensores de la ley están
más cerca de algunos opositores que
de otros partidarios.
EC: - Pero el hecho de
que desde el Poder Ejecutivo no se
descarte la posibilidad de redactar un
texto alternativo con la intención
de suspender el proceso de
referéndum ¿no implica de
alguna manera reconocer un triunfo de los
opositores?
OAB: - Yo hago dos
lecturas. La primera, es que no sé
qué destapa iniciar una
negociación de este tipo, a la luz
de toda esta gama de matices. No tengo
dudas de que va a generar contradicciones
entre los impulsores del
referéndum, salvo que se abroquelen
en decir "Hasta que esto no termine no
hablamos". Pero no menores que esas
serían las contradicciones que un
planteo de estos generaría entre
quienes de alguna manera defienden la ley.
No olvidemos que, por ejemplo, el
Herrerismo dijo que si había que
defender la ley la defenderían,
pero que tienen grandes discrepancias con
ella, y desde posturas muy lejanas a los
impulsores del referéndum.
Entonces, no serían dos posiciones
que se acerquen, sino que de pronto se
acerca una parte de los defensores con una
parte de los opositores...
EC: - Ya lo
veíamos más temprano: el
doctor Volonté no veía con
malos ojos un camino de este tipo, en
cambio el ex senador Ignacio de Posadas
decía: "Es muy discutible que el
ministro de Industria pueda arrogarse la
representación del Parlamento, que
fue el que sancionó esta ley, para
salir a negociar cambios o retoques en un
texto alternativo", y ya de pique
manifestaba su rechazo.
OAB: - Lo otro es esto:
interpreto que esta propuesta puede tener
un elemento no de reconocimiento de una
victoria de los opositores, sino que no da
una señal de firmeza en cuanto a lo
que podría significar un
referéndum en sí.
Podría traducirse como "No es que
estemos dudosos sobre el resultado del
referéndum, sino que preferimos
evitar que se siga discutiendo el tema
durante tan largo tiempo que pueda
dificultar las inversiones,
etcétera".
El referéndum
tiene que realizarse entre 60 y 90
días después de cumplirse un
año de la promulgación de la
ley, de modo que el tema queda
definitivamente clausurado entre agosto y
setiembre próximos, y el gobierno
puede considerar que eso es
excesivo.
Creo que ante esta
propuesta hay que terminar de percibir las
respuestas, porque puede complicar el
panorama a los impulsores del
referéndum y a la coalición
de gobierno.
EC: - El tiempo se nos
fue, y te pido algunas consideraciones
finales.
OAB: - Sin duda vamos a
tener una semana muy particular a mediados
de junio. El miércoles 17 se
cumplirá la segunda instancia de
esta convocatoria y, por ley, es feriado.
El viernes 19 de junio se conmemora el
natalicio, el jueves día
sándwich. De aquí a esa
semana se va a vivir un proceso
político muy interesante, en que
habrá que medir las reacciones de
todos los actores con respecto al
referéndum. Pero además ya
empieza la actividad política
normal, y no olvidemos que después
de semana de turismo entramos en el tramo
final del año hacia el ciclo
electoral.
EC: - Sí: es un
proceso de votaciones que vino a
interponerse en el trabajo que los
dirigentes ya tenían preparado para
este año, que eran las elecciones
internas.
OAB: - Sí: vamos
a tener a todos los dirigentes trabajando
hacia el ciclo electoral 1999-2000, por lo
tanto esto va a quedar indisolublemente
ligado a todo este año de
campaña electoral.
EC: - El hecho de que
del lado de la defensa de la ley hayan
aparecido pocos voceros (el ministro de
Industria, el presidente de UTE y el
senador Ronald Pais, ex director de UTE),
¿pudo tener relación con esa
situación de preparación
para las elecciones internas? O, mirando
hacia el futuro, hacia el 17 de junio:
¿aumentará el elenco de
defensores de la ley?
OAB: - Creo que va a
depender del nivel de protagonismo que
tengan otros temas. Pienso que no va a
estar ligado sólo a la ley, porque
el país va a discutir muchas cosas
simultáneamente. La consulta por el
referéndum es el 17 de junio, y el
30 de junio vence el plazo para el
envío al Parlamento del mensaje de
Rendición de Cuentas y Balance de
Ejecución Presupuestal, un tema muy
polémico no sólo por los
reclamos del área sindical (que
aquí tiene otro protagonismo) sino
porque ya empiezan a aparecer
señales contradictorias dentro de
la coalición de gobierno respecto a
la Rendición.
Además
está el tema Seguridad
Pública, aunque se registra mucho
consenso en torno a las posiciones del
ministro del Interior, y todos los temas
que pueden ir apareciendo en estos meses,
que no son pocos. Y todavía
quedó la persistente
situación ríspida que se
viene dando en la enseñanza desde
la implantación de la reforma
educativa, pero que venía de
antes.
Entonces, hay que ver
cómo se posicionan los actores en
función de esos temas; es muy
difícil preverlo hoy. Diría
que, desde el ángulo del gobierno,
le permitió a algunos actores
políticos, como los tres que
mencionabas (el ministro de Industria, que
en nuestro país tiene un bajo
protagonismo, el flamante senador Pais,
que venía de una gestión
bastante limitada constitucionalmente, y
el presidente de UTE) tener un espacio
mayores a los que podían tener en
otras circunstancias.
EC: - También
está la otra parte: quienes no
intervinieron ¿lo hicieron para
preservarse de un desgaste que puede no
servirles a los efectos de la competencia
electoral interna?
OAB: - Creo que no, que
obedeció a lo que decíamos
al principio: que se desgasten los
promotores del referéndum, salvo
quienes -por los cargos que ocupan u
ocuparon- es conveniente que asuman la
defensa de la ley. Creo que es más
bien parte de un posicionamiento general y
no de la suma de estrategias
particulares.
|