05 Dic. 2020

De detalles muy significativos

Oscar A. Bottinelli

El Observador

A la asunción en Canelones se hace presente el presidente de la República (que no va a la de Montevideo) […] A la asunción en Montevideo, la representación del Poder Ejecutivo está a cargo de un ministro periférico en cuanto a decisión política, como lo es el de Desarrollo Social […] Si Yamandú Orsi aparece como el hombre apacible, del entendimiento, del consenso, Carolina Cosse surge como la Dama de Hierro que enarbola la bandera de medio país para enfrentar al otro medio país.

La empatía Yamandú Orsi-Lacalle Pou; los dos modelos en Carolina Cosse

Idea Vilariño -como profesora de Literatura en el Instituto Alfredo Vásquez Acevedo- insistía al analizar una obra en la importancia de encontrar el detalle significativo. Así, el estudiante se torturaba porque no lograba distinguir en una Bucólica que el pastor no estaba sentado contra el árbol sino recostado sobre el árbol; ese solo detalle determinaba la interpretación de toda esa Égloga.

El 26 de noviembre asumieron los intendentes departamentales de los dos departamentos demográficamente más importantes del país: Carolina Cosse en Montevideo y Yamandú Orsi en Canelones. Dos figuras que muchos ven como quienes corren hacia el papel referencial en un Frente Amplio en proceso de renovación. Y cada asunción, en lo verbal y en lo gestual, arroja un puñado de detalles significativos. Detalles esenciales para interpretar lo que se viene, especialmente en el campo de la competencia política y de las relaciones políticas.

El primer conjunto es de detalles externos, producidos no por ellos mismos, sino por los ajenos. A la asunción en Canelones se hace presente el presidente de la República (que no va a la de Montevideo) y lo hace acompañado del ministro de Transporte y Obras Públicas, que no es un ministro más, sino un dos veces aspirante presidencial y a su vez presidente del Directorio del Partido Nacional, puente entre el tiempo Lacalle Herrera y el tiempo Lacalle Pou. Y además va también el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto Isaac Alfie, figura relevante en el gobierno.

A la asunción en Montevideo, la representación del Poder Ejecutivo está a cargo de un ministro periférico en cuanto a decisión política, como lo es el de Desarrollo Social. Hay un formidable desbalance en las señales emitidas desde la Presidencia de la República y desde el Poder Ejecutivo. Aunque ese desbalance puede tener dos atenuantes: Canelones es el departamento en que ha iniciado su carrera política Lacalle Pou y donde tiene su residencia particular; en la ceremonia de Montevideo está presente el presidente de la Cámara de Representantes, Martín Lema, diputado por el departamento capitalino y figura de grandes expectativas nacionales, además un hombre del riñón del presidente de la República, el primer diputado de la lista “luisista”, la 404.

La asunción de Orsi es asimismo el despegue de su carrera presidencial, una vez recibida la herencia de José Mujica y Lucía Topolansky, quienes lo escoltan. La estética es de tipo convencional, con múltiples mensajes: la bandera nacional de fondo; la firma del acta sobre el escritorio que perteneció a Tomás Berreta, la única figura canelonense elegida presidente de la República, el último referente de un Batllismo único -aunque a punto de fragmentarse tras su muerte-, un caudillo que quedó en la leyenda del Partido Colorado y del departamento. El discurso de Orsi fue un mensaje de búsqueda de aproximación con el gobierno (“señor presidente, estamos aquí para ayudar”), correspondido por palabras en la misma dirección del primer mandatario.

Orsi hereda a Mujica y como éste en su momento, ahora dice “adiós a la barra”, se separa del MPP y se ubica por encima de la 609, pero a su vez se posiciona como figura de todo el país, también por encima del Frente Amplio. Nace una candidatura que pretende ser un mensaje de consensualidad, de dilución de diferencias programáticas, de apuesta a los éxitos de la gestión y a la confiabilidad personal. Es la persona por encima del partido y de la división entre partidos.

La asunción de Cosse es diferente y hasta opuesta. La estética es moderna y rupturista, lejos de los convencionalismos políticos y protocolares. Su discurso tiene la claridad de confrontar dos modelos diferentes de país. En todas sus palabras aparece lo que Seregni llamaba “la divisoria de aguas”. Traza tres grandes objetivos de gestión que son a su vez tres claras definiciones programáticas; y estos objetivos tienen un fuerte acento en lo social, o en realizaciones del gobierno departamental con búsqueda de impacto hacia lo social. Habla de comida y de ollas populares, no de pozos y puentes.

Orsi llega precedido de los logros de gestión departamental en tres periodos, uno como intendente y dos junto a Marcos Carámbula; tres periodos de amplia aprobación por la población canelonense. Cosse viene precedida de su gestión en Antel, organismo que cuenta con una formidable imagen de los uruguayos. Se benefició en la campaña electoral de grandes errores del oficialismo: combatir una gestión -como la de Antel- apreciada por el conjunto de los uruguayos pero asimismo por la gran mayoría de los votantes de la Coalición Multicolor; trazar una caricatura de ella y combatir la caricatura, no la figura real.

Mientras Lacalle Pou da un mensaje de empatía con Yamandú Orsi, Martín Lema comenta sobre Carolina Cosse: “vamos a estar vigilantes”. El oficialismo presidencial siente que con Orsi se puede sentar en el mismo banco, y Orsi también emite el mismo mensaje; el oficialismo presidencial ve a Carolina Cosse en la vereda de enfrente, y ella también se ubica en la vereda de enfrente del oficialismo. Estas señales no son estáticas, no corresponde a un momento pasado y son el anuncio de lo que se viene: del lado del oficialismo presidencial, a la luz de la estrategia en la materia, es esperable una campaña contra ella por tierra, mar y aire.

No hay duda que son dos caminos opuestos, dos visiones distintas y dos estilos también disímiles. Si Yamandú Orsi aparece como el hombre apacible, del entendimiento, del consenso, Carolina Cosse surge como la Dama de Hierro que enarbola la bandera de medio país para enfrentar al otro medio país. No es solo una diferenciación entre dos personas, sino una cruz de los caminos para el Frente Amplio como conjunto, y para la izquierda política y social como conjunto.