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El Estado y la democracia en cuestión.
América Latina después de la transición (octava nota)
Juan Rial
Séptima nota
8.
El cambio tecnológico
La velocidad con que cambia la vida cotidiana debido a la
incorporación del cambio tecnológico lleva a temer que no se
pueda controlar al "genio suelto fuera de la botella". El
descubrimiento de lo que no se sabe, por parte de la mayoría
de los ciudadanos "ilustrados", que comprende también a la
casi totalidad de clase política, afecta a todo el mundo,
dejando, más de una vez a los líderes en posiciones difíciles
y hasta ridículas. La ignorancia sobre que pasa en el campo
científico tecnológico y el apresuramiento en apoyar o
condenar ciertos procesos delegitima aún más la acción de los
políticos frente a los ojos de una masa ciudadana que no puede
aquilatar más que a través del cambio de prácticas en su vida
cotidiana ese acelerado cambio.
La biotecnología es un campo, donde normalmente queda evidente
esa falencia de los políticos y los partidos. Estos últimos no
suelen opinar, a menos que se trata de cuestiones ideológicas,
resueltas de acuerdo a una convición religiosa, como en el
caso del tema del aborto. Los políticos actuan, en este caso,
de acuerdo a las presiones recibidas de grupos de interés que
aportan dineros a sus campañas, o de acuerdo a sus propias
creencias, muchas carentes de toda relevancia en el campo
cientitifico.
La ignorancia de muchos de los practicantes (dado que se trata
de temas que sólo comprende un grupo de élite que, por lo
general no actúa directamente en el campo de la política del
día a día) complica aún más el problema. El "seguidismo" de
orientaciones globales, llámese la política de EEUU, del
Papado, hace que el Estado no favorezca posibles alternativas
para ese desarrollo, ante las orientaciones o prohibiciones
impuestas en países del primer mundo.
Se manifiesta también en la forma de enfrentar las nuevas (o
viejas) enfermedades, sea el HIV o la malaria. Salvo Brasil al
costo de tener que enfrentar a las compañías farmacéuticas,
todavía no se producen medicinas genéricas para proveer de los
cocktailes antisida a un precio razonable, siendo que la
pandemia es ya un problema de seguridad humana.
Tampoco se toma seriamente el problema del impacto de la nueva
tecnología de los alimentos y el cambio irreversible que esto
produce en las personas. Los estados de América Latina son
incaces de regular y conocer que beneficios han aparecido y
cuales desventajas conlleva. Lo mismo puede decirse del tema
del medio ambiente que trata de los problemas y efectos de un
mundo destruído y reconstruído aceleradamente. Los extremistas
conservacionistas en más de caso defienden posiciones
erróneas, pero también hay que reconocer los excesos en que se
cae cuando se deja hacer en haras de un presunto crecimiento
rápido. Que normalmente encubre intereses para obtener
ganancias monetarias inmediatas. Nuevamente vemos en estos
temas a los partidos políticos y al estado con un deficit de
atención fuerte .
En otros casos se habla ligeramente de la necesidad de proveer
de un computador a cada niño en la escuela, sin la
contrapartida obvia que es el cambio de formación de los
docentes, de los materiales de estudio, de las técnicas
pedagógicas, buscando por la vía de la incorporación de
"objetos" obviar la inversión sustancial que supone cambios en
la formación del capital humano y social, utilizando la jerga
de los noventa sobre el tema. Obviamente, tampoco se hace
referencia a la inconsistencia de estatus entre la situación
en la casa y la que podría producirse en la escuela.
El cambio tecnológico, el de las formas de trabajo y de su
organización, ha vuelto obsoleta la educación tradicional para
el mundo industrial, pero la mayoría de los sistemas públicos
de enseñanza sigue poniendo a los alumnos en filas de bancos,
como en los tiempos de la línea de montaje y utilizando
técnicas de enseñanza propias del pasado, antes de la llamada
era del conocimiento. La mayoría de los maestros y profesores
no sabe utilizar la tecnología de la información al servicio
de la escuela o la enseñanza secundaria.
El estado suele actuar con salidas tradicionales y "fáciles".
Construye nuevas aulas, que en más de un caso no mantiene
adecuadamente, u olvida de recliclar algunas ya existentes
pero deterioradas. No paga adecuadamente salarios a maestros y
profesores y como es obvio recluta mal y no puede motivar una
acción adecuada. Tampoco encara la formación y actualización
contínua de sus docentes. En buena parte de la región
latinoamericana los locales de enseñanza secundaria de zonas
marginales o pobres devienen en "refugios diurnos para jovenes
marginales", a veces visitados por quienes ya califican como
"delincuentes infanto juveniles", pero no son instituciones de
integración social, como en el pasado. Se sigue intentando
llevar adelante escuelas técnicas que enseñan oficios
artesanales que ya no tienen ninguna demanda en le mercado de
trabajo. Buena parte de los instructores son meros burócratas
que quieren cobrar un salario y tratan de eludir la tarea
efectiva de la enseñanza.
En este campo, el estado también deserta de su obligación. Los
políticos que lo conducen no atinan a encontrar un camino para
salir del circulo vicioso de constante gasto en consultorías,
en programas de objetivos precisos, sin atinar a una política
"universal" de formación de las nuevas generaciones, buena
parte de las cuales está sumida en la desconfianza frente al
futuro, cuando no en la franca desesperanza. Ante el efecto
demostración que ofrecen las élites, aquellos que "visitan" el
mundo de la elite, o lo ven "con la ñata contra el vidrio" no
pueden apreciar su propio progreso, sólo ven el de los otros y
de ahí el creciente resentimiento.
Novena
nota
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