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La
reforma electoral y sus
efectos
III - El balotaje. La segunda
vuelta.
El mantenimiento del principio de
decisión pluralitario
Oscar
A.
Bottinelli
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3.1 - Los sistemas uninominales de
elección mayoritaria. La
elección por mayoría simple
o pluralidad
Por primera vez el país entra
en discusión sobre el sistema
electoral a aplicar en elecciones
uninominales, es decir, en la
provisión de órganos
unipersonales, como presidente de la
República, vicepresidente de la
República, intendente
municipal.
Conviene efectuar una rápida
revisión de los sistemas
uninominales de elección
mayoritaria.
El principio de decisión, la
regla o norma que decide, define,
determina el resulta, la decisión
electoral, puede tener tres
variantes:
Una. Mayoría simple,
también denominada mayoría
relativa o pluralidad. Resulta elegido el
candidato que obtiene mayor número
de votos. La decisión electoral se
produce siempre en la única ronda
electoral, salvo el hipotético caso
de empate
Dos. Mayoría absoluta. Es
elegido el candidato que logre más
de la mitad del total de votos emitidos, o
del total de votos válidos.
Frecuentemente la mayoría absoluta
no es obtenida por ningún candidato
en forma natural, por lo que se requiere
optar por otros caminos: a) la
realización de ulteriores
votaciones o vueltas; b) el
establecimiento de procedimientos
complementarios de votación y
escrutinio.
Tres. Mayoría calificada. La
elección requiere un nivel de votos
superior a la mayoría absoluta. Lo
usual son los dos tercios de votos, o los
tres quintos. Este sistema se aplica
exclusivamente en colegios electores (como
el Sacro Colegio de Cardenales para la
elección del jefe de la Iglesia
Católica Apostólica Romana).
La razón es que, en circunstancias
normales, sólo se
alcanza la mayoría calificada
tras sucesivas votaciones e innumerables
negociaciones.
A su vez, la elección por
pluralidad puede ser común (normal,
sin condiciones) o condicional. En el
primer caso la decisión se produce
de todas maneras: resulta elegido el
candidato más votado,
independientemente del porcentaje de votos
o de la diferencia que registre respecto a
u seguidor inmediato. En el segundo caso,
sólo se produce la decisión
si se cumple la condición, la cual
puede puede ser de dos tipos:
Una. Barrera. Que el candidato
más votado alcance una barrera
determinada de votos (por ejemplo un
tercio en la Constitución de
Perú de 1932, el 45% en la actual
constitución argentina)
Dos. Diferencia. Que el candidato
más votado marque una diferencia
porcentual con el que sigue en
número de votos, un "spread" (caso
del Partido Conservador británico
para la elección de líder,
realizada entre los miembros del
Parlamento)
Y las condiciones pueden aplicarse
aisladas, en forma alternativa o
combinadas:
A) Combinada. Se exige a la vez una
diferencia y una barrera (caso de la
actual constitución argentina, que
exige una barrera del 40% más una
diferencia del 10%)
B) Alternativa. Se exige o una
barrera o una diferencia, por ejemplo una
barrera del 40% o en su defecto un
"spread" del 10%.
A su vez, para la segunda vuelta
puede aplicarse cualquiera de las
variantes que ofrecen los sistemas de
mayoría absoluta (cerrada a dos
candidatos, cerrada a quienes superen
determinado porcentaje, o a quienes se
sitúen dentro de determinado rango,
abierta a todos los candidatos de la
primera vuelta, o abierta total).
3.2 - La elección por
mayoría absoluta.
La elección por
mayoría absoluta exige naturalmente
que el candidato más votado logre
dicha mayoría, es decir, obtenga
más de la mitad de los votos, o del
total de votos válidos, o del total
de votos emitidos. Cuando dicha exigencia
no se da, es necesario recurrir o a otros
procedimientos o a otras
votaciones.
El primer caso es el denominado
"voto alternativo", también llamado
por algunos autores "voto
australiano".
El segundo caso es el que habilita a
sucesiva(s) votación(es). Y ello
admite tres variantes: mantener invariable
el principio de decisión; modificar
el principio de decisión (y pasar a
elección por mayoría simple)
o condicionar el mantenimiento del
principio de decisión. Los tres
sistemas son:
Uno. Mantenimiento invariable del
principio de decisión (en el
país se le ha mencionado
últimamente con la
denominación de "balotaje
fracnés", por la difusión
que tomó en el mundo a partir de su
implantación en la elección
presidencial de la Quinta
República). La exigencia de
mayoría absoluta se mantiene. Lo
que puede lograrse por dos caminos:
sucesivas votaciones ad infinitum (lo que
es posible en convenciones o colegios
electorales) o forzar una elección
de manera tal que no pueda haber otro
resultado que el logro de la
mayoría absoluta por uno de los
contendientes, lo cual se obtiene
exclusivamente si la contienda se realiza
entre sólo dos candidatos. Este
sistema, al que se aplica la
denominación de balotaje en sentido
restringido del término, es el de
mayor extensión en la actualidad en
materia de elecciones presidenciales de
segunda vuelta (Austria, Brasil, Francia,
Perú, Portugal). La mecánica
consiste pues en realizar una segunda
vuelta con los dos candidatos más
votados.
Dos. Mayoría románica.
No cumplida la exigencia de mayoría
absoluta en la primera vuelta, se realiza
una segunda elección definitoria
con un cambio en el principio de
decisión: se pasa a la
elección pluralitaria, por
mayoría simple o relativa. Por lo
cual, ya no se requiere restringir a dos
el número de candidatos.
Admite tres modalidades, en
función de que existan o no
posibilidad de desestimiento de candidatos
y de inscripción de nuevos
candidatos.
a) Mayoría románica
cerrada. La segunda vuelta se realiza
obligatoriamente con todos los candidatos
que participaron en la primera vuelta, o
solamente con los que superen una
determinada barrera.
b) Mayoría románica
cerrada con desestimientos. La segunda
vuelta se realiza con todos los candidatos
que participaron en la misma y que se
reinscriban para la segunda vuelta (hay
posibilidad de desestimiento), o con los
que superen una determinada barrera y se
reinscriban para la segunda vuelta (en
Francia, para la elección de
Asamblea Nacional, la segunda vuelta se
realiza entre todos los que superen el
12.5% de los votos, y se
reinscriban).
c) Mayoría románica
abierta. Para la segunda vuelta se admite
desestimiento de candidatos e
inscripción de candidatos nuevos.
De hecho, el sistema de mayoría
románica abierta es un sistema de
dos elecciones separadas e independientes,
en la primera de las cuales se exige
mayoría absoluta y en la segunda se
exige pluralidad. La vinculación
entre una y otra es política, pero
no jurídica. (Este sistema se
aplicó en Alemania, durante la
República de Weimer, y en Austria,
en el mismo período).
En los sistemas de mayoría
románica puede instrumentarse que
la condición para pasar a la
segunda vuelta, en lugar de una barrera,
fuese un rango: la segunda vuelta se
realiza entre el primer candidato y todos
los que se sitúen en una distancia
no superior a un determinado porcentaje
(por ejemplo, dentro del 10%).
Tres. Aplicación condicionada
del principio de decisión. La
segunda vuelta se realiza con un principio
de decisión condicionado. La
condición puede ser:
a) El porcentaje de votos obtenidos
por los dos primeros candidatos (Por
ejemplo, la segunda vuelta sólo se
realiza entre dos, y se mantiene
invariable el principio de mayoría
absoluta, si ambos sumados superan el 66%
de los votos; en caso contrario, dirimen
la decisión presidencial los tres
primeros candidatos, por mayoría
simple. Régimen aplicado en
Argentina en las dos elecciones celebradas
en
1973);
b) La distancia porcentual de votos
entre los primeros candidatos (Por
ejemplo, a la segunda vuelta concurren los
dos primeros candidatos, con lo que se
mantiene invariable el principio de
decisión; salvo que entre el
primero y el tercero la diferencia fuese
inferior al 10%, en cuyo caso concurren
los tres primeros y la definición
se produce por mayoría
simple).
Es interesante resaltar entonces que
el sistema de balotaje, utilizada la
expresión en sentido amplio, como
sinónimo de segunda vuelta, admite
muchas modalidades, que no siempre
mantiene invariable el principio de
decisión de mayoría
absoluta, y que en consecuencia tampoco la
única modalidad es de sólo
dos candidatos.
3.3 - La combinación del
balotaje y el doble voto
simultáneo.
La aplicación de los
regímenes de más de una
vuelta con el doble voto simultáneo
obligan a definiciones adicionales y
permiten diversas combinaciones.
¿Qué dudas se
plantean?:
Una. Si la exigencia de
mayoría absoluta es para el lema o
para el candidato.
Dos. Si el pasaje a la segunda
vuelta es de los candidatos más
votados o de los candidatos más
votados de los lemas más
votados.
En general, de haber multiplicidad
de candidaturas por partido y
mantenimiento del régimen de doble
voto simultáneo, la lógica
indica que las exigencias se apliquen a
los lemas. La segunda vuelta
resultaría de la competencia entre
el candidato más votado de cada uno
de los dos primeros lemas.
De aplicarse la exigencia sobre los
candidatos individualmente considerados,
se estaría en presencia de una
competencia sin lemas o de una
elección personalizada sin
adscripción partidaria.
Ahora bien, la importación
del doble voto simultáneo por otros
países ha generado problemas de
lógica electoral. En efecto, en los
demás países, la
elección presidencial (partidizada
o personalizada) es una competencia entre
candidatos, en forma simple. La
lógica de decisión es muy
clara: triunfa el candidato más
votado, o el partido más votado, y
uno y otro es lo mismo.
Al importarse el sistema del doble
voto simultáneo, se lo
descontextualiza. No es fácil que
con rapidez se adapte la cultura ciudadana
para admitir que el candidato más
votado no resulte electo. Tanto es
así, que académicos
internacionales de prestigio,
especialistas en la materia electoral,
encuentran difícil compenetrarse de
la lógica y los principios del
múltiple voto simultáneo. En
algunas provincias argentinas buena parte
de la opinión pública no
legitimó los resultados
provinciales, cuando el gobernador electo
no resultó ser el candidato
individualmente más votado, sino el
candidato más votado del lema
más votado.
Para dirimir este cruce de
lógicas, la Provincia de Chubut
(Argentina) incorporó un original
sistema de segunda vuelta. La ronda
inicial es mediante doble voto
simultáneo, con el principio de
decisión de mayoría simple
condicionada: resulta electo el candidato
más votado del lema más
votado, siempre que fuese el candidato
individualmente más votado. De no
cumplirse la condición, se realiza
una segunda vuelta entre el candidato
más votado del lema más
votado (lógica del doble voto
simultáneo) y el candidato
individualmente más votado
(lógica del sistema tradicional de
elección personalizada).
3.4 - Los fundamentos y motivaciones
de implantar una segunda vuelta
De las argumentaciones realizadas
por los actores políticas y las
iniciativas formuladas, surgen tres tipos
de fundamentos o motivaciones, no
necesariamente excluyentes:
Uno. Dotar al presidente de la
República de un respaldo electoral
mayoritario absoluto.
Dos. Evitar un resultado de la
aleatoriedad del de 1994 e ir a segundas
vueltas que posibiliten opciones
más claras o eviten opciones
eventualmente no queridas por una
mayoría ciudadana (o que se le
atribuye no quererlas, lo cual queda
dirimido en esta segunda vuelta).
Tres. Definir la elección
presidencial mediante etapas
simplificadas. En particular, lograr la
decisión final en el esquema
más simple posible, el esquema
binario: dos candidatos en competencia
pura y simple.
3.5 - Los modelos posibles para
Uruguay
De todo lo anterior, tomando en
cuenta la cultura política
nacional, sus tradiciones, la cultura de
los propios actores políticos y
también las posibilidades de la
negociación posible, son
visualizables cinco formas de modificar la
mecánica de la elección
presidencial:
Uno. El balotaje presidencial
francés a nivel de lemas. Exigencia
de mayoría absoluta para el lema
más votado en la primera vuelta. De
no obtenerse, segunda vuelta entre el
candidato más votado de cada uno de
los dos lemas más votados (a priori
es rechazado por el Frente
Amplio/Encuentro Progresista y por el
Nuevo Espacio)
Dos. El balotaje presidencial
francés a nivel de
candidatos-lemas, mediante candidatura
única por lema (principio de
acuerdo alcanzado en agosto de 1995)
(tesis defendida por el oficialismo del
Frente Amplio/Encuentro Progresista, y por
el Nuevo Espacio)
Tres. El balotaje presidencial
francés a nivel de candidatos. En
una primera vuelta concurrirían
múltiples candidatos de hecho sin
lema, aunque con adscripción
partidaria (ver punto 2.8) (esta
alternativa surge de una de las lecturas
del principio de acuerdo de agosto de
1995)
Cuatro. El método de Chubut.
Si el candidato más votado del lema
más votado no es el candidato
individualmente más votado, se
realiza una segunda vuelta entre uno y
otro (propuesta tentativa de la Cruzada 94
en las conversaciones previas al interior
del Partido Colorado)
Cinco. Elección por
mayoría románica cerrada con
barrera. La adaptación al Uruguay
del instrumento podría realizarse
mediante una ronda inicial con el esquema
vigente, con exigencia de mayoría
absoluta para el lema ganador. De no
obtenerse, la realización de una
segunda vuelta con el candidato más
votado de cada lema, entre todos los lemas
que superasen una barrera del 20% o del
25% (propuesta académica)
3.6 - La simulación de
balotajes en la historia reciente del
Uruguay.
Una forma de visualizar el
comportamiento del balotaje en Uruguay, es
analizar qué hubiese ocurrido si
diversos institutos se hubiesen aplicado
en elecciones anteriores. Para tal caso se
simula igual comportamiento electoral e
igual presentación de candidatos.
El período elegido
corresponde al último medio siglo y
abarca las once elecciones nacionales
habidas en ese lapso: 1942, 1946, 1950,
1954, 1958, 1962, 1966, 1971, 1984, 1989 y
1994
Este período presenta
características muy favorables para
un estudio de simulación, casi
únicas en el mundo a nivel de
países con sistemas
proporcionales:
a) Elecciones competitivas, con
sufragio universal completo y alta
legitimación social de su
función y sus resultados
b) Sistema electoral estable, sin
variaciones de entidad (ver puntos 1.1 y
1.6)
c) Sistema de partidos relativamente
estable, aunque con ligeros cambios de
elección a elección y una
variación más acentuada a
partir de 1971, que permite medir los
efectos de esas modificaciones
d) Comportamiento electoral
moderado, con alta adscripción
partidaria y baja volatilidad a nivel de
lemas, que posibilita medir los efectos de
los suaves deslizamientos electorales
(aunque tanto la volatilidad como los
cambios son crecientes).
El punto de partida se fija en 1942
fecha a partir de la cual se pueden
establecer series homogéneas. Con
anterior, comicios de 1934 y 1938, se
vivió una situación de
cuestionamiento a la legitimidad
institucional traducida en una
significativa abstención electoral
por parte de las principales fuerzas
opositoras: el batllismo en el Partido
Colorado y el sector denominado
independiente en la colectividad blanca
(que desde 1942 hasta 1954 utiliza el lema
Partido Nacional Independiente). Por otra
parte, el voto universal total se
concretó recién en 1938, con
el establecimiento del sufragio
femenino
3.7 - El balotaje a nivel de
lemas.
De aplicarse el sistema de exigencia
invariable de mayoría absoluta
(para el lema), la situación
hubiese sido:
a) Definición en la primera
vuelta, al lograr el lema la
mayoría absoluta, en tres
oportunidades (1942, 1950 y 1954).
b) Segunda vuelta entre Partido
Colorado y Partido Nacional, en todos los
demás casos (ocho oportunidades:
1946, 1958, 1962, 1966, 1971, 1984, 1989 y
1994).
3.8 - La segunda vuelta definitoria
a nivel de candidatos.
En ningún caso de las once
elecciones estudiadas, la
definición se hubiese producido en
la primera vuelta.
La segunda vuelta entre los dos
candidatos individualmente más
votados hubiese arrojado:
a) nueve elecciones, de 1942 a 1984
inclusive, entre el candidato más
votado del Partido Colorado y el candidato
más votado del Partido
Nacional.
b) una elección, 1989, entre
el candidato más votado del Partido
Nacional y el candidato único del
Frente Amplio (Lacalle versus Seregni,
1989).
c) una elección, 1994, entre
el candidato más votado del Partido
Colorado y el candidato único del
Frente Amplio (Encuentro Progresista)
(Sanguinetti versus Vázquez,
1994).
3.9 - El método de
Chubut
De las siete elecciones con formato
bipartidista desde 1942 (período
1942-1966), en cinco coincidió que
el candidato más votado del lema
más votado (o la lista al Consejo
Nacional de Gobierno más votada del
lema más votado), fue además
el (o la) que individualmente obtuvo mayor
cantidad de sufragios.
En dos casos (1946 y 1950) el
candidato más votado del segundo
lema obtuvo individualmente más
sufragios que el presidente electo, es
decir, que el candidato más votado
del lema más votado (en ambos casos
Herrera; en 1946 sobre Tomás
Berreta y en 1950 respecto a Andrés
Martínez Trueba).
De las cuatro elecciones de formato
tripartidista, el resultado hubiese
sido:
a) En dos, no hubiese habido segunda
vuelta, dado que el candidato
individualmente más votado fue el
candidato más votado del lema
más votado (Sanguinetti en 1984;
Lacalle en 1989)
b) En una, hubiese habida segunda
vuelta entre el candidato más
votado del lema más votado y el
candidato individualmente más
votado, correspondiente al segundo lema
(Bordaberry versus Ferreira Aldunate, en
1971)
c) Y en una, la elección se
hubiese realizado entre el candidato
más votado del lema más
votado y el candidato individualmente
más votado, correspondiente al
tercer lema (Sanguinetti versus
Tabaré Vázquez, en
1994).
3.10 - La mayoría
románica cerrada.
La aplicación del sistema de
mayoría románica cerrada,
con barrera del 20%, hubiese generado los
siguientes efectos:
a) en tres elecciones no hubiese
habido segunda vuelta (1942, 1950 y 1954)
al alcanzar el lema más votado la
mayoría absoluta (ver punto
3.7)
b) en cinco elecciones la segunda
vuelta hubiese sido entre dos candidatos,
cada uno de ellos el más votado de
cada uno de los dos partidos tradicionales
(1946, 1958, 1962, 1966 y 1971)
c) en tres elecciones la segunda
vuelta hubiese sido tripartita (1984, 1989
y 1994), entre los candidatos más
votados de ambos partidos tradicionales y
el candidato único del Frente
Amplio.
Si la barrera se aumentase al 25%,
el número de segundas vueltas
binaria aumentaría de cinco a
siete, y solamente en 1994 se hubiese dado
una ronda final tripartita.
3.11 - Los escenarios y sus
efectos
De las cuarenta y cuatro elecciones
simuladas (once elecciones en cada una de
las cuatro variantes; en el modelo de
mayoría románica cerrada se
toma la barrera mínima del 20%),
surgen cinco alternativas:
Una. Definición electoral en
la primera vuelta: dieciséis
oportunidades (tres en mayoría
absoluta por lemas, tres en mayoría
románica y siete en método
Chubut)
Dos. Segunda vuelta entre Partido
Colorado y Partido Nacional: veinticinco
oportunidades (ocho en mayoría
absoluta por lemas, nueve en
mayoría absoluta por candidatos,
tres en método Chubut y cinco en
mayoría románica)
Tres. Segunda vuelta entre Partido
Colorado y Frente Amplio, con
exclusión del Partido Nacional de
la decisión electoral: dos
oportunidades (mayoría absoluta
entre candidatos y método
Chubut)
Cuatro. Segunda vuelta entre Partido
Nacional y Frente Amplio, con
exclusión del Partido Colorado de
la decisión electoral: una
oportunidad (mayoría absoluta entre
candidatos)
Cinco. Segunda vuelta tripartita:
tres oportunidades (todas por
mayoría románica).
¿Qué efectos puede
generar cada uno de estos
escenarios?
Uno. La decisión electoral
exclusivamente entre un candidato colorado
y un candidato blanco presenta un panorama
habitual en el país. El mayor
efecto es el papel decisorio que asumen
los terceros y cuartos partidos, cuyo
volumen electoral es cada vez más
significativo (hoy la suma del tercer y
cuarto lema, en lo que denominamos la
Tercera Familia Clásica, supera a
cada uno de los lemas tradicionales). Un
efecto menor es el grado de incidencia que
pudiesen ejercer los votantes de los
candidatos menores de los lemas
tradicionales. Si se parte de la base de
una alta adscripción partidaria, el
efecto sería mínimo; si se
apuesta a cambios relevantes en el
comportamiento electoral, con
priorización de las opciones
ideológicas o programáticas
por sobre las pertenencias partidarias,
tendría mayor relevancia, aunque
siempre menor que el peso de los terceros
partidos.
Si bien el papel del Frente Amplio
pasa a ser decisorio, debe afrontar la
minusvaloración de quedar excluido
de la ronda decisiva de la elección
presidencial.
Dos. La segunda vuelta tripartita no
presenta cambios fuertes de escenario,
salvo su simplificación:
desaparecen de la decisión los
partidos con un porcentaje de votos
extremadamente lejanos de toda posibilidad
de triunfo; y la competencia se
singulariza. Es una forma de llegar a una
disputa entre candidatos únicos por
lema, sin necesidad de discurrir por los
complejos caminos señalados en el
capítulo 2.
Tres. La definición electoral
entre un partido tradicional y el Frente
Amplio, supone un cambio
novedosísimo y fuerte. Por primera
vez en la historia del país uno de
los partidos tradicionales puede quedar
fuera de la decisión presidencial.
¿Qué pasa entonces con las
adscripciones partidarias? ¿El
partido libera a sus votantes de toda
obligación y los deja al libre
juego de la captación de los
competidores? ¿Pacta con uno de los
competidores? ¿Y si es así, el
Partido Nacional aconseja el voto a los
colorados? ¿O el Partido Colorado a
los blancos?
Uruguay tiene una experiencia muy
rica en materia de acuerdos
interpartidarios e interfraccionales, por
distintos caminos y con múltiples
nombres: coparticipación,
cogobierno, coalición,
coalición a la europea,
coincidencia, gobernabilidad. Acuerdos que
como el del Club Naval o la Coincidencia
Nacional Programática, exorbitan a
los partidos tradicionales e incluyen al
Frente Amplio. Pero son acuerdos de
gobierno o acuerdos institucionales, no
electorales. La competencia electoral se
mantuvo siempre limpia, con límites
claros y precisos. Quizás ello haya
sido un elemento fuerte en la
preservación de las identidades y
adscripciones partidarias.
Los caminos nuevos suponen la
posibilidad de un cambio sísmico,
que arrase con identidades y pertenencias.
Repetimos: eso puede ser positivo o puede
ser negativo, y definir lo uno o lo otro
no es una conclusión
académica, sino valorativo. Depende
de lo que cada cual quiera que sea el
sistema político uruguayo.

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