Radiocero y Radio Monte Carlo
Por lo menos hoy, estamos ante lo que se llama una elección abierta, es decir, con resultado incierto. [...] si el Uruguay seguiría contando con un gobierno con mayoría parlamentaria propia, de su propio partido, o se volvería al esquema anterior de un gobierno que tiene que hacer acuerdos con otros para armar una mayoría parlamentaria.
OAB: La Encuesta Nacional Factum sobre escenario electoral, analizada en este espacio hace dos semanas, el 2 de noviembre, lleva a una conclusión muy importante: si las elecciones fuesen hoy, con Tabaré Vázquez de candidato, el Frente Amplio tendría tantas probabilidades de ganar en primera vuelta y ampliar su mayoría parlamentaria, como en el extremo opuesto ir al balotaje y perder la mayoría parlamentaria. Entonces, por lo menos hoy, estamos ante lo que se llama una elección abierta, es decir, con resultado incierto. Pero lo más importante es que no solo es incierto si hay presidente en primera vuelta o hay balotaje, sino algo que quizás resulte más profundo: si el Uruguay seguiría contando con un gobierno con mayoría parlamentaria propia, de su propio partido, o se volvería al esquema anterior de un gobierno que tiene que hacer acuerdos con otros para armar una mayoría parlamentaria.
FV: ¿Y qué es lo más frecuente en el país?
OAB: Veamos, para no hacer una sopa de fecha, manejemos los periodos de gobierno y las legislaturas tomando como referencia la fecha de las elecciones. En los últimos 70 años hubo 14 elecciones y la mitad de las veces el partido de gobierno obtuvo mayoría parlamentaria y la otra mitad no lo obtuvo.
El partido de gobierno no obtuvo mayoría parlamentaria en siete oportunidades. En cinco el Partido Colorado: 1946, 1971, 1984, 1994 y 1999. Y las otras dos veces el partido de gobierno sin mayoría parlamentaria lo fue el Partido Nacional: 1962 y 1989.
A la inversa, en siete oportunidades el partido de gobierno obtuvo mayoría parlamentaria. El Partido Colorado obtuvo esa mayoría cuatro veces, todas antes de la interrupción institucional: 1942, 1950, 1954, 1966. El Partido Nacional obtuvo mayoría parlamentaria una sola vez, también antes de la interrupción institucional, en 1958. Y el Frente Amplio ha logrado la mayoría parlamentaria las dos veces que ha gobernado, es decir, en estos últimos dos periodos: 2004 y 2009.
Dicho de otra manera, obtener la mayoría parlamentaria era lo más probable antes de la interrupción institucional y lo contrario pasó a ser lo menos probable luego de la restauración democrática. Pero en cambio, el Frente Amplio exhibe hasta ahora ganar siempre con mayoría propia.
FV: ¿En qué se diferencia tener o no tener mayoría parlamentaria?
OAB: En teoría se puede sostener que cuando un partido puede gobernar con mayoría propia, no tiene exigencias ni estímulos para buscar entendimientos con los demás. Le bastan sus propios senadores y diputados. A la inversa, cuando un partido no tiene mayoría propia, tiene la necesidad de salir a buscar esa mayoría mediante acuerdos o entendimientos con otros, o al menos con un partido o una fracción, un sector. Se impone más la cultura del diálogo y de la negociación cuando el partido de gobierno no tiene mayoría que cuando la tiene.
FV: ¿Eso quiere decir que si el partido de gobierno tiene mayoría propia nunca necesita el diálogo, el entendimiento o la negociación?
OAB: No es fácil responder esta pregunta en forma general, porque en gran medida depende de la estructura y el funcionamiento del partido de gobierno. En el caso de los partidos tradicionales, en la forma en que estaban estructurados antes de la ruptura insitucional, se puede decir que no hay muchas diferencias en que tuviesen o no mayoría parlamentaria ¿Por qué? Porque los partidos tradicionales antes de la interrupción institucional funcionaban esencialmente como una federación de corrientes y no como verdaderos partidos o como partidos centralizados. Entonces, si el partido tenía o no mayoría parlamentaria era irrelevante, porque siempre estaba obligado a negociar. Si tenía mayoría, debía negociar dentro del partido; si no la tenía, debía negociar dentro y fuera del partido.
Así es como por ejemplo en el gobierno colegiado bajo liderazgo de Luis Batlle, producto de las elecciones de 1954, la mitad del periodo el gobierno no tuvo mayoría parlamentaria por la ruptura en el Partido Colorado y el enfrentamiento entre sus corrientes. Algo parecido ocurrió con el segundo colegiado blanco, producto de las elecciones de 1962.
Con Gestido y luego Pacheco, el coloradismo obtuvo mayoría parlamentaria. Pero cuando no había terminado el primer año de gobierno, esa mayoría se había diluido, por escisiones dentro del coloradismo. Sin embargo, Pacheco gobernó toda su Presidencia con una sólida mayoría parlamentaria que le permitió aprobar las leyes más importantes de su gobierno y, sobre todo, aprobar las medidas prontas de seguridad.
Después de la restauración democrática, en los cuatro gobiernos de partidos tradicionales, funcionaron diversos esquemas de entendimiento bipartidario.
Entonces, como resumen de esta parte se puede decir que los partidos tradicionales vienen con una larga tradición de negociación, de pactos, de entendimientos y de acuerdos, por lo que el no contar con mayoría parlamentaria no les afecta mucho.
FV: ¿Y el Frente Amplio?
OAB: Aquí está el nudo de la cuestión. Primero que todo, hacia las próximas elecciones y hablando con mucho realismo. De los tres partidos principales, el único que podría gobernar con mayoría parlamentaria propia es el Frente Amplio. Por tanto, el tema de qué pasa con o sin mayoría está referido al Frente Amplio.
Como hasta ahora viene gobernando solo dos veces y las dos con mayoría propia, no se puede saber qué pasa si no la tiene.
FV: ¿Pero qué se ha observado? ¿Qué se ha visto?
OAB: Se ha observado, se ha visto, que al Frente Amplio le cuesta mucho negociar hacia afuera. Tiene una cultura de entendimiento interno, de negociación interna. La mayoría de las veces funciona y algunas veces no funciona, pero el Frente Amplio sabe cómo moverse en un terreno interno, aún con discrepancias y con díscolos.
En cambio, el Frente Amplio tiene muchas dificultades en la negociación hacia afuera. Cada vez que tiene que emprender una negociación le cuesta mucho. Además se ha acostumbrado a tomar las decisiones en solitario, el Frente por sí mismo.
Todavía se puede ir más lejos con este gobierno: se ha acostumbrado a que las decisiones las tome en solitario cada área, sin mucha consulta ni negociación a las otras. En una especie de parcelación del poder, en una generación de chacras. Por tanto, se disminuye la necesidad de negociación, que queda más bien reservada a cuando debe irse al campo legislativo. Es decir, cuando se va a al campo legislativo hay que negociar, cuando es en el gobierno cada chacra decide.
Así es como la economía está en manos del equipo económico, que impone el rumbo que considera más correcto. Aquí se da una paradoja: las grandes líneas de la política económica tienden a tener apoyo mayoritario en el país, sin embargo, no cuentan con consenso y muchas veces con mayoría dentro del oficialismo. Pero se mantienen porque el área económica es propiedad del equipo económico.
La política exterior la maneja el Canciller. Notoriamente no es compartida por la oposición, pero también es claro que no logra mucho entuasiasmo en todo el Frente Amplio. Pero es la chacra o del Canciller o del MPP, y entonces lleva adelante su política.
El esquema de parcelación del poder ayuda mucho a gobernar con menor esfuerzo de negociación y entendimiento.
FV: ¿Y eso es posible sin mayoría parlamentaria?
OAB: En principio, sin ir a situaciones de tensión extrema, sin mayoría propia la negociación es una necesidad. Debe construirse una mayoría. Y esa construcción obliga a conversar, dialogar, buscar entendimientos. En tal caso, ya el Frente Amplio no puede decidir por sí y solo por sí. Tiene que consultar.
FV: ¿Conclusiones?
OAB: Que el hecho de que en las próximas elecciones el Frente Amplio logre 50 diputados o no los logre, aunque retuviera el poder –que es otro tema- es una diferencia muy fuerte. Aún reteniendo el gobierno, un Frente Amplio en el poder sin mayoría parlamentaria sería una experiencia inédita en el país, que obligaría a otro tipo de funcionamiento político y de gobierno.
Si el Frente Amplio retiene el poder con mayoría parlamentaria, es el modelo actual y del anterior presidente. Y si el Frente Amplio pierde el poder, se vuelve al esquema anterior al 2004 en cuanto a estructura y funcionamiento del gobierno.