El Observador
En tanto “elección de medio periodo” corresponde comparar los resultados del 27 de setiembre con los de la elección nacional precedente, del 27 de octubre de 2019 […] Desde el punto de vista del comportamiento político de la sociedad, las elecciones departamentales marcan una ausencia de cambio significativo respecto al panorama emergente de la dupla de elecciones nacionales.
El 27/9 marca una ausencia de cambio respecto al proceso electoral 2019
La elección del 27 de setiembre de gobiernos departamentales y autoridades locales puede ser estudiada, en cuanto a sus efectos, desde dos ópticas1 . Una es el avance o retroceso de los diferentes actores políticos en el dominio de territorio (tema para otro análisis). Y dos, la evaluación de una “elección de medio periodo”2 (objeto de este análisis), es decir, comicios en que no se define la titularidad del gobierno, ocurren entre una y otra elección de definición de la titularidad del gobierno, participa el mismo cuerpo electoral y han ocurrido ya hechos relacionados con el nuevo gobierno que generan impactos sobre la sociedad.
El análisis es muy simple en relación al Frente Amplio, ya que se presentó en todo el país (19 departamentos, 125 municipios) como un solo partido, con su propio lema, sin alianzas con otros agentes electorales. Es más complejo el caso del bloque oficialista, ya que la arquitectura electoral ha sido muy diversa, con varios modelos: Uno, los tres principales partidos en competencia entre sí. Dos, por un lado el Partido Nacional asociado a Cabildo Abierto y por otro el Partido Colorado por sí solo. Tres, todos los partidos oficialistas aliados bajo el lema Partido Independiente (Montevideo). A ello hay que sumar que en algunos departamentos la competencia binaria Frente Amplio vs. lema Partido Nacional llevó necesariamente a muchos colorados y cabildantes a votar al lema desafiante de la izquierda, es decir, al Partido Nacional; y en otros casos la arquitectura marcó una competencia interna dentro del Partido Nacional, en cuyo caso tanto colorados como cabildantes (e inclusive frenteamplistas) optaron por incidir en la definición con el voto dentro del lema Partido Nacional. Entonces, se hace difícil determinar el avance y el retroceso de cada uno de los tres partidos oficialistas relevantes. En cambio, permite sí analizar el comportamiento de apoyo global a la conjunción oficialista, habitualmente denominada “Coalición Multicolor”.
Todo ello permite visualizar que una vez concluido el escrutinio definitivo, la Coalición Multicolor registrará el apoyo de alrededor del 50% de los votantes; el Frente Amplio, el 40%; y el restante 10% se sitúa por fuera de ambos bloques, ya fuere por la adhesión a partidos chicos no alineados (Unidad Popular, Partido Verde Animalista) o mediante el voto residual (voto en blanco total, voto en blanco parcial, voto anulado).
En tanto “elección de medio periodo” corresponde comparar estos resultados con los de la elección nacional precedente, del 27 de octubre de 2019. Se observan los siguientes cambios y permanencias:
Uno. La Coalición Multicolor (Partido Nacional, Partido Colorado, Cabildo Abierto, Partido de la Gente y Partido Independiente) obtuvo en octubre 2019 el 54%, que se eleva a circa 55% si se amplía con la participación en Montevideo del Partido Ecologista Radical Intransigente (PERI). En setiembre 2020 alcanzó circa el 50%. De donde hay una pérdida neta de 4 o 5 puntos, según el punto de partido que se tome. No es ocioso resaltar que ya la Coalición Multicolor en el mismo 2019 había registrado una pérdida de 5 puntos entre las elecciones nacionales de octubre y el balotaje de noviembre (donde alcanzó el 48,9%). Conclusión: el nivel consistente de apoyo al bloque oficialista es de alrededor del 50% del electorado, es decir, los cinco décimas.
Dos. El Frente Amplio obtuvo en octubre 2019 el 39% y en setiembre 2020 el 40%. Vale decir, se manifiesta estable y sólido en el entorno del 40%, de las cuatro décimas, ni por debajo ni por encima. En el balotaje de noviembre 2019 la fórmula frenteamplista logró el 47,4%. La comparación de octubre 2019 con setiembre 2020 confirma que ese ascenso fue una captación puntual de una competencia binaria, que puede interpretarse más como voto adverso a Lacalle Pou que como captación del Frente Amplio o de la candidatura presidencial de Daniel Martínez.
Tres. Se registra un área intermedia, neutra u oscilante, del orden del 10%, de una décima, compuesta por los votantes refractarios (en blanco, anulado), más los de partidos menores no alineados (Unidad Popular, Verde Animalista), más los que votaron partidos de la Coalición Multicolor en octubre 2019 pero luego no mantuvieron esa adhesión (ni en el balotaje, ni en las departamentales)3.
La descripción cuantitativa permite percibir, más allá de toda duda razonable, que no existió “la remontada” que un conjunto de dirigentes frenteamplistas creyó ver en la noche del 24 de noviembre de 2019, cuando la fórmula presidencial de izquierda alcanzó el 47,4%, desde el 39% del anterior 27 de octubre. Tampoco el 27 de setiembre existió el desplome que un conjunto de dirigentes nacionalistas y de medios de comunicación creen ver que existió en la oportunidad. Lo que hay es una formidable caída del Frente Amplio respecto a las elecciones departamentales de mayo de 2015, pero ello es el correlato de la caída habida desde octubre de 2014 a octubre de 2019. En otras palabras, lo que hay es un proceso de reafirmación de los impactos habidos once meses atrás.
Por otro lado, no hubo el formidable efecto arrastre de la “elevada popularidad del presidente” hacia los candidatos del oficialismo nacional que previeron analistas, comunicadores y dirigentes inspirados en los mensajes del elenco presidencial.
Entonces, desde el punto de vista del comportamiento político de la sociedad, las elecciones departamentales marcan una ausencia de cambio significativo respecto al panorama emergente de la dupla de elecciones nacionales.
1 Primera nota de una serie sobre las elecciones departamentales y municipales del 27 de setiembre
2 Ver “Una elección de medio periodo”, El Observador, agosto 29 de 2020
3 La clasificación elude la rotación compensada de votantes entre un bloque y otro. Es un análisis de comportamiento de bloques y no el agregado de comportamientos individuales.