Concierto Urbana FM – Después de Hora
“Hay un dato que no es menor: la suma del PN y el PC, con los datos al domingo pasado, da menos que la elección pasada. Sería la votación más baja de los partidos tradicionales sumados en la historia del país. Muchas veces marcamos que esta era una elección histórica”.
B.R.: Hay una última encuesta de Factum que ha conmovido el mercado, porque ha marcado un crecimiento del Frente Amplio, un crecimiento, no tan intenso, del Partido Nacional, y un tercer lugar que está en un virtual empate.
O.B.: Vayamos por orden. Primero, conviene hacer algunas aclaraciones, que siempre son necesarias. Lo que revela la encuesta es un estado de situación al domingo pasado, vale decir, a siete días de las elecciones. Esto es muy importante, porque ya pasó en Uruguay, en las últimas elecciones, capaz que en las anteriores, y se está viendo en toda Europa Occidental, que, en la medida que los sistemas de partidos se mueven demasiado, en algunos casos se han destruido, en otros hay modificaciones como en Uruguay, Alemania, España, la gente cada vez más decide, o toma la decisión final, hacia el último momento. Estos números implican cómo estaba la situación en ese momento, y en estos días hay mucha gente que está decidiendo si afirma ese voto o si lo cambia.
Durante 25 años estuvimos combatiendo, y casi en solitario, que esto no es una actividad adivinatoria, no es magia, esto es una medición, una estimación de carácter científico, con todos los límites que tienen estas estimaciones, y creemos que, en esta elección, a diferencia de la anterior, ya el tema no es si se vio clarito lo que iba a pasar. Acá nadie adivina el futuro, y esto es muy importante. Y en base a esto, hay que tener en cuenta los márgenes de error estadísticos, que no quieren decir que uno se equivoca, sino que toda estadística, no solo las encuestas, tiene un margen de aproximación o error, que debería trabajarse cuando se dice, por ejemplo, “la inflación no pasó del 10%”; sí, con un margen de error del 1%. Cuando dicen que la inflación es del 9,9% quiere decir que puede ser del 8,9% al 10,9%. Lo mismo la desocupación. Se está sacralizando a indicadores que no son tan exactos como se cree.
Pasemos ahora a la estimación de voto. El Frente Amplio da 40%, el Partido Nacional 28%, Partido Colorado 13%, Cabildo Abierto 11%. Después tenemos, con alrededor del 2%, al Partido Independiente y al Partido Ecologista Radical Intransigente. Consolidado en el 1% Unidad Popular, y ahí, con alrededor del 1%, al Partido de la Gente y al Partido Verde Animalista, y firme, con un piso del 2%, el voto blanco y anulado.
El FA en julio/agosto estaba en el 37%, y de 15 días a hoy pasa de 38% a 40%. El PN había estado en setiembre en 26%, hace dos semanas en 27% y ahora en 28%. Son leves subas, pero es una línea consistente de subir un punto por encuesta. Y el PC en julio/agosto estaba en 19%. A principios de setiembre en 18%, a principios de este mes en 16%, y ahora en 13%. Es una línea de caída acelerada y, como contrapartida, CA estuvo entre el 9% y el 8%, a principios de este mes en el 10%, y ahora en 11%. Estamos viendo una línea de caída del PC, y una línea de subida de CA.
Si vemos, con los márgenes de error, este 40% del FA, puede ir, si la estimación se da en el peor escenario, al 37%, y en el mejor a 43%. No es un disparate que el FA, en lugar de 40%, saque 43%. El PN, que está en 28%, tres puntos por debajo de la elección pasada, con el margen de error, no es un disparate que llegue al 31%. Y acá viene un tema complicadísimo: el margen de error del PC es de 11% a 15%, y el de CA de 9% a 13%. Dicho de otra manera, el techo del margen de error de CA es más alto que el piso del margen del PC. Esto es lo que, habitualmente, se llama empate técnico. No quiere decir que estén empatados, pero sí que la ventaja del PC es, yo diría, como un punto en un partido de básquetbol. Tengamos en cuenta que hay un escenario que, si se da esta fotografía, que tiene muchas probabilidades de que se dé, el PC mantiene el tercer lugar y CA el cuarto. Pero hay una cosa que es interesante, que es que, en relación a cinco años atrás, el FA hoy está ocho puntos por debajo, pero el PN también está tres puntos por debajo, el PC está igual —recordemos que el PC cayó casi enseguida de la elección, y anduvo en el 6%, 7%, todo 2016, 2017, empezó 2018 y empieza a levantar con la aparición de Sanguinetti, y después irrumpe Talvi, que da un empujón más para llegar hasta el 19%—; ahora cae y queda igual que la elección pasada. No sabemos si termina así o no, pero si se mira la encuesta de hoy y la elección pasada, parece que con este partido no pasó nada. Y lo que crece es lo otro, que antes era el PI, UP y en blanco y anulado, que, sumado todo, daba 7%. Ahora resulta que la suma de todos los partidos chicos, más CA, da 20%. Este es el cambio que explica dónde fue lo que pierden el FA y el PN.
Acá tenemos un primer panorama bastante completo. A esto hay que agregar que el 94% tiene un voto que se llama Fuerte, muy consistente, muy coherente, sobre todo el 90%. Este voto está “duro”. Un 4% tiene un voto Algo Fuerte. Pero hay otro 6%, que no es poco, que es un voto Débil. Este voto es de gente que, en un primer plano, dice votar a A, pero en el segundo plano está haciendo fuerza B para decirle “Cuidado”. Ahí puede haber un cambio de este voto. Este 6% explica la posibilidad de cambios. Si la mitad cambia por un partido solo ya es una barbaridad. Es mucho.
B.R.: Estos tres días que faltan pueden ser definitivos para mucha gente.
O.B.: Claro. Tenemos desde los “enfermos” por la política, entre los que me incluyo, al que dice “pah, ahora vienen las elecciones, ¿Cómo es el tema?”. Hay de un extremo al otro. Esta gente, en estos días, siente la presión, consigo mismo, de qué va a votar, la decisión se le viene encima. Va a estar con eso hasta el mismo domingo, de repente. Y por otro lado, la veda es semi veda. Era veda total cuando se hizo la ley, en los años 20. No había radios, e implicaba no salir en prensa, y más que nada, no hacer actos públicos, que no hubiera parlantes en la calle. Después se agregó la radio, después vino la televisión. Ahora resulta que tenemos internet. Más los repartos de listas en la calle, gente que sale puerta a puerta a visitar vecinos. Igual sigue habiendo campaña electoral el viernes y el sábado, y el mismo domingo, con la llevada de gente a votar y el reparto de listas, que es más suave porque tienen que estar a 100 metros del circuito de votación. Esto cumple una función, porque el que va al cuarto secreto, a elegir la lista ahí, que tenga cuidado, porque la puede encontrar o no. Tenemos, en Montevideo, casi un par de centenares de listas, y en el cuarto secreto, a veces, no da ni para 20.
B.R.: ¿Qué me decís del “voto oculto”?
O.B.: Hay trabajos que, a esta altura, ya tienen casi 40 años, que le llaman la espiral del silencio. El voto silencioso. Hay una serie de teorías sobre las que nos seguimos basando, pero nuestra estimación de voto no se hace sobre la base de una pregunta. Son 21 preguntas, de distinta manera, en 21 momentos distintos del cuestionario. En general queda un porcentaje muy pequeñito, que mantiene un relativo silencio, pero de alguna manera, el silencio no oculta su intención.
B.R.: Hablame del escenario parlamentario. Con esta situación, el que gane no va a tener mayoría. Hay que buscar una coalición, y ayer escuchaba a Lacalle Pou decir que el FA no está preparado para eso. ¿Es cierto?
O.B.: En campaña, siempre uno va a agitar los peores fantasmas del otro. En realidad, el FA no cuenta con aliados naturales. Eso es un dato de la realidad. Por lo tanto, si Daniel Martínez gana la presidencia de la República el 24 de noviembre, tiene que salir a hacer un ejercicio de negociación donde ayuda mucho tener la Presidencia. Porque no tiene una oposición monolítica, de un solo bloque. Por otro lado, Lacalle Pou tiene la ventaja de que cuenta con aliados naturales que no tiene el FA. El tema es que a no todos los aliados les gusta sentarse en la misma mesa. Juntar al PN, con el PC, CA, el PI es un ejercicio, también. Yo diría que, para formar coalición, objetivamente, los dos tienen problemas. Tendría que tener menos problemas el PN, pero no necesariamente garantiza que lo haga. Este es un dato que vamos a ver a partir del lunes, primero cuando decante el Parlamento, no solo en partidos, sino con qué pasa dentro de los partidos. Por ejemplo: cuál es el equilibrio, en el FA, entre el peso de Mujica, hasta dónde llega Andrade, hasta dónde una nueva figura emergente como Bergara, hasta dónde se sostiene Astori, cómo es el equilibrio de todos estos juegos, cómo votan los socialistas. Es un dato. No hay ninguna duda que, en el PN, el sublema Todos Hacia Adelante, que está directamente detrás de Lacalle Pou, va a ser una clara mayoría. ¿Pero cuánto vota Larrañaga, cuánto vota Sartori? Dentro de Todos Hacia Adelante, ¿Cuál es el peso de su propio grupo, Aire Fresco, cuál el de la Lista 40, de Javier García, cuánto el del herrerismo? No es menor esto. Y entre Talvi y Sanguinetti, ¿Cuál vota mejor de los dos? Si el PC saca cuatro senadores, y uno de los dos saca tres, y el otro uno, si salen dos senadores de cada lado. Son todos elementos simbólicos. Y ni hablar si CA llega a estar un voto por encima del PC. El lunes vamos a ver un escenario que va a condicionar mucho el camino hacia el 24 de noviembre.
Ahora vamos a hablar de lo que nos dan las bancas, cómo era el domingo pasado. Empecemos por la Cámara de Diputados: hay cinco partidos con niveles bajos. Todo indica que entran a la Cámara el FA, el PN, el PC y CA. el PI, en este momento, está en el 2%, y en bancas lo vemos entre uno y dos. No olvidemos que las primeras bancas son las que más cuestan. Hay que llegar casi al cociente exacto. Cuando el PI nace como tal, en la elección de 2004, sacó casi el 2%, y quedó con una sola banca. Por eso decimos que está entre uno y dos. Lo mismo pasa con el PERI, que tenemos muchas dudas sobre cuánto es un voto firme y cuánto es políticamente correcto contestar que a uno le gusta votar a un partido ecologista. Aunque su candidato, César Vega, me recordaba el otro día que el número que nosotros dijimos al terminar la veda la elección pasada fue exactamente el que obtuvieron. Y el PERI está entre uno y dos. Después, UP daría más consolidado en uno, ni para arriba ni para abajo, y el PdlG y el PVA, con un 1% cada uno, es difícil determinar si tienen la banca o no.
Con cinco partidos, donde está en juego que pueden tener una o dos bancas, o entre cero y una, el número de bancas a distribuir entre los cuatro “grandes” no es el mismo. Si los partidos chicos llegan a sumar siete, quedan 92 bancas para repartir. Y si a todos los partidos chicos les va en la mínima, dos quedan afuera y los otros quedan con uno, quedan 96 para los cuatro partidos grandes. No es lo mismo distribuir 92 que 96. Eso nos da una serie de rangos. Acá no están puestos los márgenes de error, tomamos el número central, y esto nos da a CA con entre 11 y 12 bancas; el PC entre 13 y 14; el PN entre 29 y 30, no estaría perdiendo mucho; y el FA entre 41 y 42. Es una pérdida importante, pero mucho menor que la que se insinuaba hace seis meses. Vemos que el FA va a quedar distante de la mayoría, pero no tanto. Y hay un dato que no es menor: la suma del PN y el PC, con los datos al domingo pasado, da menos que la elección pasada. Sería la votación más baja de los partidos tradicionales sumados en la historia del país. Muchas veces marcamos que esta era una elección histórica, por varias cosas.
Hace un siglo que no entraba al Parlamento un partido verdaderamente nuevo. Acá se fundaron partidos entre 1825 y 1836, la corriente blanca y colorada, que empieza con el lavallejismo y el riverismo, y después con Oribe y Rivera. Son dos de los cuatro partidos más antiguos del mundo, junto al Partido Conservador británico y el Partido Demócrata de Estados Unidos. Al empezar el siglo XX se funda la Unión Cívica del Uruguay, que luego pasa a llamarse Partido Demócrata Cristiano, y el Partido Socialista, que luego se divide entre socialistas y comunistas. El FA, que fue el gran cambio en la arquitectura política del Uruguay, no fue, en realidad, un partido nuevo. Fusiona a esos tres partidos de principios del siglo XX y a corrientes que se van de los dos partidos fundados en el siglo XIX. Es una transformación de los partidos ya existentes. Y lo que vino después, el Nuevo Espacio, fue una escisión del FA, el PI una escisión del NE, la representación que tiene UP en el Parlamento también salió del FA. En cambio, CA, como el PERI, como el PVA, no salieron de adentro de ningún partido. Son absolutamente nuevos. Que sus votantes hayan votado a otros partidos, por supuesto. Que alguna gente con cargo electivo venga de algún partido, también, pero no es gente que estuvo en política y se va a formar un nuevo partido. El grueso es gente que debuta en la actividad política viniendo de otras actividades, unos cuantos de la militar. Ese es un hecho histórico.
En segundo lugar, Uruguay fue, desde que se funda hasta fines de los 60, un país de bipartidismo. En el 71 se comienza a dar el tripartidismo que hemos tenido hasta ahora, y esta elección, con estos datos, muestra que Uruguay pasa a tener cuatro partidos relevantes, un tetrapartidismo. Y un tetrapartidismo da una arquitectura parlamentaria distinta, unos juegos políticos diferentes. Va a cambiar mucho, hasta las formas de negociar y de relacionarse entre los partidos.
Y esto es muy importante: lo decía el ex presidente Sanguinetti en televisión, y es que Uruguay no es un régimen presidencial puro. Es un régimen semipresidencial, o semiparlamentario. Se elige en el mismo paquete, la gente vota en la misma hoja presidente, Cámara de Senadores y de Diputados. Las Cámaras de Uruguay son proporcionales puras, la proporción de votos y de bancas es exacta, y las dos Cámaras son exactamente con la misma proporcionalidad. Este es un caso único en el mundo. Y hace que haya que tener atención, con un régimen semipresidencial, porque el Parlamento es muy importante no solo para aprobar las leyes. Esto es algo que muchos candidatos presidenciales no tienen del todo claro. No tienen clara cómo es la arquitectura institucional del Uruguay y hablan como que el presidente uruguayo tiene el mismo poder que el argentino, o de Estados Unidos. Eso es un tema que, esperemos, entre el 27 de octubre y el 24 de noviembre empiece a permear a los futuros presidentes de la República.