Radiocero y Radio Monte Carlo
En las últimas semanas y también en los últimos días han aparecido diversas dificultades en la forma de gestionar el gobierno, estrictamente de gestionar el Poder Ejecutivo. [...] Detrás de todo esto en algún caso hay conflictos personales, en otro caso son roces de carácter político. [...] Lo que importa no es el chisme, sino qué cosas contribuyen a que [...] se dificulten los vínculos personales. Esto es particularmente importante en los Ministerios, donde entre el ministro y el subsecretario es necesario que haya una relación fluida. [...] Lo que buscamos fue trazar un panorama de las dificultades de organizar los elencos de gobierno. Donde todos los criterios son válidos, todos tienen sus ventajas, pero también todos tienen sus inconvenientes. Y de paso, dar algunas claves para entender algunas crisis y cambios que se producen en estas semanas..
OAB: En las últimas semanas y también en los últimos días han aparecido diversas dificultades en la forma de gestionar el gobierno, estrictamente de gestionar el Poder Ejecutivo. En algunos casos lo que operó fue la sustitución de personas, en otros casos se habla de una reingeniería de ministerios o de creación de organismos especiales.
Detrás de todo esto en algún caso hay conflictos personales, de relacionamiento personal, en otro caso son roces de carácter político.
JM: Vamos por parte. Tú dices que en algunos casos hay problemas personales ¿Qué casos hay?
OAB: Lo que importa no es el chisme, sino qué cosas contribuyen a que estallen problemas personales, o para ser más estrictos, se dificulten los vínculos personales. Esto es particularmente importante en los Ministerios, donde entre el ministro y el subsecretario es necesario que haya una relación fluida.
Primero que todo hay un problema de diseño institucional. Conviene empezar por aclarar los títulos y las jerarquías. El ministro es el jefe del Ministerio; el título completo es ministro secretario de Estado. Esto, que se ha dejado de usar, explica por qué el segundo se llama subsecretario. Cada vez más al número dos se le llama viceministro, una necesidad a nivel internacional, donde en muchos países el subsecretario está en un tercer nivel, por debajo del subsecretario.
En Uruguay tenemos dos niveles, el primero lo ocupa el ministro secretario de Estado, y el segundo nivel el subsecretario de Estado, al que en forma no oficial se le puede llamar viceministro. Ahora bien el subsecretario es un subjefe que no tiene competencias específicas, no tiene facultades propias. Tiene lo que el ministro le deriva o lo que comparte con el ministro.
Entonces puede ocurrir que el ministro absorba todas las funciones y el subsecretario se transforme en una figura decorativa. O puede ocurrir que entre ministro y subsecretario se dividan el ministerio, especialmente claro en esos ministerios que tienen varias áreas –no quiere decir que sea así ahora, con este gobierno, sino que es un ejemplo- como ocurre con Turismo y Deportes (dos áreas), o con Educación y Cultura (que tiene además el área Justicia y en total son tres de relevancia), o con Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (que son tres áreas), o con Industria, Energía y Minería (que además cuenta con el área de Comunicación, y por tanto son en total cuatro áreas). Cuando ministro y viceministro dividen las áreas, y cada uno se ocupa de una parte, el subsecretario o viceministro en realidad pasa a ser un co-ministro.
Ya es más complicado cuando el subsecretario se ocupa solamente de los temas que le deriva el ministro. En ese caso depende de la forma en que actúe cada uno, para que la relación funcione bien o haya cortocircuitos. Como se ve, el combinar el juego de dos personas no es nada fácil
JM: ¿Y en general qué es lo que se hace con mayor frecuencia, porque además hay un componente político?
OAB: Depende del partido o los partidos que estén en el gobierno y depende de quién esté en la Presidencia de la República.
Una modalidad es de darle todo el poder de designación al ministro. El ministro es el que le propone al presidente el nombre del subsecretario y los nombres del tercer nivel, de las direcciones generales. A veces es una propuesta libre de tipo personal, como cuando Jorge Batlle nombra ministro de Turismo a Alfonso Varela y Varela trae como subsecretario a una persona de su confianza personal como Pedro Bordaberry. Ahí aparece por primera vez en la política el actual líder del Partido Colorado.
También fue similar el caso del primer equipo económico del anterior gobierno, del de Tabaré Vázquez. Este designó como cabeza del equipo económico a Danilo Astori, y Astori nombró en torno suyo a gente de su confianza, en particular a Mario Bergara como subsecretario y a Fernando Lorenzo como jefe de la Asesoría Macroeconómica, que es uno de los tres cargos más importantes de Economía. O el caso del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, en manos de Mujica, que designó a toda gente suya, del Movimiento de Participación Popular, en los cargos del Ministerio.
Una variante de lo anterior es cuando un grupo político, o un líder político, indica el nombre del ministro y a su vez indica el nombre del subsecretario. Puede citarse como ejemplo cuando Yamandú Fau asume el Ministerio de Defensa Nacional en representación de Sanguinetti, en la Presidencia de Batlle, y además Sanguinetti indica el nombre de Elías Bluth como subsecretario.
JM: ¿Y con este gobierno qué pasó?
OAB: En principio Mujica quiso ir para otro lado. Porque qué pasa cuando el ministro nombra un equipo de su confianza personal, o cuando un sector político designa toda gente suya en los cuadros de un Ministerio: ministro, subsecretario, directores.
En principio pasan dos cosas. La primera es que lo más probable es que ese equipo funcione bien en cuanto al relacionamiento –depende por supuesto de la capacidad de cada uno- porque es gente que viene de un mismo origen o de viejo conocimiento entre sí. Pero lo segundo es que el gobierno se puede feudalizar. Que cada Ministerio, que cada cartera, pase a ser un coto feudal reservado a un grupo político, una chacra de un grupo político, y que el gobierno se transforme en una federación de Ministerios, donde cada grupo político tiene su o sus feudos, su o sus chacras. Entonces Mujica buscó ir por otro lado. Si el ministro es de un grupo, él nombra a alguien de otro grupo como subsecretario para equilibrar, y las direcciones queden en manos de gente de distintos grupos.
Así viene pasando con el Ministerio de Economía. El ministro es Fernando Lorenzo, hombre muy cercano a Astori y a Rafael Michelini. El anterior subsecretario en cambio era un hombre directamente vinculado a Mujica. Tras varios cortocircuitos entre el ministro y el subsecretario Pedro Buonomo, éste pasó a ser asesor presidencial y como subsecretario se designó a Luis Porto, un hombre independiente, antiguo simpatizante de Astori pero hoy hombre más bien recostado al mujiquismo.
JM: ¿Ha habido otros casos?
OAB: Un caso en que no hay un funcionamiento fluido es el del Ministerio de Trabajo. El ministro Luis Brenta es de la Vertiente Artiguista, aunque hombre con mucha afinidad con el presidente, pero no es ni del grupo del presidente ni del entorno del presidente. En cambio, el subsecretario Nelson Loustaunau es hombre del Movimiento de Participación Popular, de la barra donde surge Mujica como líder político.
En esta relación, da la impresión de que el subsecretario considera que por su origen político tiene un poder propio. Y es común que actúe por su cuenta, que inicie gestiones y negociaciones por su cuenta; se han dado casos en que el ministro no estaba enterado de las gestiones del subsecretario, y otros casos en que la opinión del ministro fue en sentido contrario de lo expresado y actuado por el subsecretario. Pese a esto, las diferencias no han tenido estado público y el Ministerio logra funcionar aceitadamente.
Y otro caso acaba de estallar. La relación entre la ministra de Vivienda Graciela Muslera y el subsecretario Jorge Patrone, de Asamblea Uruguay. Allí hubo una decisión política del MPP de controlar el Ministerio, hacer salir al subsecretario y poner allí una persona de la más directa confianza personal de la ministra.
JM: Pero surgió allí otro problema con el tema del Medio Ambiente.
OAB: El Ministerio si bien tiene tres grandes áreas, es un Ministerio chico, porque no hay muchos recursos para vivienda y además los administran entre la Agencia Nacional de Vivienda y el Banco Hipotecario del Uruguay; el área de ordenamiento territorial es pequeña y la Dirección Nacional de Medio Ambiente, que sí debería ser grande, que está llena de solicitudes que no puede atender, carece de los recursos para funcionar.
Y aquí viene la intención de la Presidencia de quitar el área de Medio Ambiente del Ministerio. La decisión primera es sacarlo de allí y después ver para dónde. Y no se sabe para dónde. Primero se habló que para la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, luego que crear otro Ministerio, después el crear una Agencia de Medio Ambiente, un ente autónomo. Parece claro, cuando no se sabe qué se quiere hacer con esa área, que el tema es quitarlo al Ministerio de Vivienda. Lo curioso es que la ministra es el alter ego, el otro yo en el gabinete de Lucía Topolansky, y que el actual Director de Medio Ambiente es también hombre del aparato del MPP. Parece que más que problemas personales, aquí aparecen problemas políticos, pero al interior del mujiquismo.
JM: ¿Conclusiones?
OAB: Lo que buscamos fue trazar un panorama de las dificultades de organizar los elencos de gobierno. Donde todos los criterios son válidos, todos tienen sus ventajas, pero también todos tienen sus inconvenientes. Y de paso, intentamos dar algunas claves para entender algunas crisis y cambios que se producen en estos días.