Radiocero y Radio Monte Carlo
El viernes pasado analizamos el tipo de sociedad que expresa el maestro Oscar Washington Tabárez y el modelo de país que a través de Tabárez Uruguay exhibe al mundo. El fútbol, y en particular un Campeonato del Mundo, permite analizar los aspectos estrictamente deportivos, otros periféricos ligados al fútbol como espectáculo y otros más ligados a lo político y a lo social.
OAB: El viernes pasado analizamos el tipo de sociedad que expresa el maestro Oscar Washington Tabárez y el modelo de país que a través de Tabárez Uruguay exhibe al mundo. El fútbol, y en particular un Campeonato del Mundo, permite analizar los aspectos estrictamente deportivos, otros periféricos ligados al fútbol como espectáculo y otros más ligados a lo político y a lo social. Hay mucho paño para cortar. Dentro de lo político, hay temas nada menores como el poder económico de la Federación Internacional del Fútbol Asociación, sin duda la mayor multinacional del deporte. De paso una aclaración: Fútbol Asociación o Fotball Association es el nombre oficial que adquiere este deporte como diferenciación del otro tipo de Fútbol, denominado en su origen como Football Rugby.
Pero lo que Luis Suárez con su real o presunta mordida ha puesto en primer plano es el análisis de los valores que expresa la FIFA, la Federación Internacional del Fútbol Asociación. A los efectos de este análisis interesan dos cosas. Una es lo relacionado con el Fair Play y lo otro lo relacionado con la escala de penas.
CD: ¿Qué hay respecto al Fair Play?
OAB: El concepto de Fair Play, o de juego limpio, muchas veces se pretende asociar en forma exclusiva con el jugar de manera limpia dentro de la cancha. Que es sin duda el inicio del Fair Play. Pero ello no basta. El Fair Play está íntimamente relacionado con la imparcialidad de quienes deben arbitrar o juzgar. No solo el árbitro propiamente dicho que aplica las reglas en el campo de juego, el juez, sino también los ámbitos arbitrales o disciplinarios a nivel federativo u organizativo. El Fair Play es un concepto integral.
En los países, se considera que existe un verdadero funcionamiento del Poder Judicial, juzgamientos equitativos, cuando los acusados son tratados por igual con independencia del poder económico o de la influencia de cada uno, y las penas son aplicadas por igual a ricos y a pobres. No siempre es así. Esto es más bien un axioma de deseos de cómo sea el mundo. Pero dentro de lo relativo, hay países donde el funcionamiento judicial es más independiente e imparcial y otros países donde el funcionamiento judicial es más dependiente del poder político, o del poder económico. En la gran mayoría de los países del mundo, los menos democráticos e igualitarios, el juzgamiento y las penas son claramente diferentes para ricos y para pobres.
El análisis de los casos más importantes tratados por la FIFA y la dureza de las penas aplicadas, guarda una clara relación con el peso y la importancia de los países cuyos jugadores son juzgados y penados. Eso es una comprobación evidente. No somos especialistas, pero un rápido repaso que hemos hecho en estas horas avala esta afirmación. Es posible sancionar con dureza a Uruguay, no tan fácil respecto a Colombia, imposible respecto a Brasil. Ello ni implica que haya ninguna maldad especial de los hombres que dirigen la FIFA, sino que dirigen un negocio multinacional que impacta sobre centenares de miles de millones de dólares. Así como se oye, centenares de miles de millones de dólares. Y entonces, todos sus engranajes necesariamente están al servicio de ese negocio. Hay pues una primera cadena de valores que trasmite la FIFA: el verdadero Fair Play es incompatible con los intereses del negocio.
CD: Tú decías además que en el análisis interesan dos cosas. Te referiste al Fair Play o a la imparcialidad del juzgamiento. La segunda cosa es la escala de penas.
OAB: En derecho penal existe lo que se denomina la proporcionalidad de las penas. Una conducta se considera más grave que otra, cuando las penas que se aplican a esa conducta son más fuertes que las que se aplican a otra conducta. Así, por ejemplo, el homicidio es mucho más grave que el hurto. Y el homicidio premeditado es mucho más grave que el homicidio culposo, cuando -dicho de manera muy poco técnica- es producto de no prever las consecuencias de lo que uno realiza. No es lo mismo matar deliberadamente a alguien y haber planificado ese crimen, que matar a alguien por conducir el auto alcoholizado. Son dos tipos de homicidio, pero el primero es más grave que el segundo.
Al establecer la jerarquía de las penas, la sociedad expresa cuáles son los valores que más quiere proteger y cuáles son los valores que menos interesa proteger. En la escala penal uruguaya, y en general del mundo occidental, la vida es un valor más importante y que tiene más protección que los bienes materiales.
CD: Y qué pasa con la FIFA? ¿Qué pasa con la escala de penas?
OAB: En general, en el derecho penal, especialmente en el occidental, es más grave lo que afecta la vida. Luego lo que acarrea consecuencias sobre la integridad física de la persona, por ejemplo, que se le quiebre una pierna, un brazo o la nariz. Menos grave es una lesión leve, curable en pocos días. Mucho menos grave algo que le provoca un dolor fugaz, de poca duración. De esos principios se establece la jerarquía de las penas. Y corresponde a jerarquía de valores de una sociedad.
La FIFA a tenor de las penas dictadas por su Comisión Disciplinaria en procedimientos de oficio, considera que lo más importante, lo más grave, es escupirle a alguien en la cara. Un escupitazo es feo recibirlo, y sin duda es grave que lo reciba quien debe arbitrar. Pero un escupitazo, por feo que sea, se quita en un minuto. Para la FIFA eso es lo más grave de todo.
Luego viene el morder a alguien. No una mordedura que le arranque la oreja, porque allí lo grave no es la mordedura sino la pérdida de la oreja, no una mordedura que rompa una arteria. No, lo grave es una mordedura que puede dejar una marca de unas horas, o algunas horas más, según la piel de cada uno. Después, ya dentro de penas menos graves, está el que se le rompa la nariz a alguien de un codazo deliberado. La rotura de nariz es algo leve en relación a recibir un escupitazo. De paso un comentario: el suscrito se rompió la nariz una vez al rodar por una escalera. Si alguien considera que eso es leve, al diablo. Semanas en cama, cirugía, dolor fenomenal. Uno diría que prefiere una mordedura. Para la FIFA, no
Y lo más leve aún es que a alguien le quiebren la pierna, de una patada. Bien esta es la relación de penas. Y de aquí viene el tema de los valores.
CD: ¿Qué es lo que infieres como valores?
OAB: Lo que surge es que hay una prevalencia de viejos conceptos machistas. Que el fútbol es un deporte ”de hombres de pelo en pecho”, y por tanto admite pequeños excesos como que la patada no vaya a a la pelota y vaya al cuerpo del rival, y que bueno, si eso quiebra la pierna, merece alguna que otra sanción al pasar. Pero si se juega al fútbol, hay que estar dispuesto a que a uno le den de mala fe una patada y le quiebren la pierna. Si recibe un codazo, es una acción un poco fuerte para buscar legítimamente desplazar al contrario. Si resulta rota la nariz, es un accidente de juego. Para eso se juega al fútbol. En cambio, morder, escupir o tirar del pelo no es de hombres, de verdaderos hombres. O inclusive, es de mujeres. Por ahí andan los valores que surgen de la escala de penas de la FIFA.
En realidad lo que revela la FIFA, sean conscientes de ello o no sus autoridades, es que se encuentra en las antípodas de por donde va el mundo, o al menos el mundo occidental, en el siglo XXI, en materia de conceptos sobre el rol del hombre y de la mujer, sobre los conceptos de violencia, de juego limpio, de equidad. Lo que la FIFA ha exhibido son valores que están fuertemente cuestionados en buena parte del mundo, sin duda en buena parte de Europa, y sin ninguna duda en países socialmente avanzados como Uruguay. La FIFA en materia de valores revela los valores dominantes a fines del siglo XIX, hace casi siglo y medio, y ya cuestionados entonces.