04 Oct. 2015

Una interpretación del voto catalán

Oscar A. Bottinelli1

El Observador

En cuanto a votos, si bien el “Sí” no logra la mayoría absoluta, supera por más de ocho puntos porcentuales y medio al “No” […] en la peor hipótesis para el independentismo, éste triunfa sobre el “No” por una diferencia de 4,94% […] Lo que surge con claridad es: el independentismo obtiene mayoría absoluta clara en el Parlamento y se impone sobre el “No” en la interpretación plebiscitaria de esas elecciones. La diferencia entre el “Sí” y el “No” sin embargo manifiestan una sociedad fuertemente dividida en partes no demasiado desiguales.

El domingo 27 de setiembre se realizaron las elecciones para el Parlamento catalán, que como ocurre en todo régimen parlamentario deriva en la formación de gobierno. Pero tuvieron el aditamento que los partidos independentistas a esas elecciones le otorgaron carácter de plebiscito sobre la independencia; y los partidos anti-independentistas negaron a priori que tuviese ese carácter y a posteriori lo validaron para sostener que en el plebiscito triunfó el “No” a la independencia.

Los independentistas declararon su triunfo en bancas (lo cual resulta obvio) y en votos (lo cual requiere una explicitación detallada). Los oponentes declararon el triunfo del independentismo en bancas y su derrota en votos, al considerar por el “No” todos los votos que no fueron por el “Sí”.

Primero que todo, en darle carácter plebiscitario a elecciones, España cuenta con un antecedente tanto o más importante que el actual. El 12 de abril de 1931 se realizaron elecciones municipales, a las cuales los partidos republicanos le otorgaron carácter plebiscitario. Dos días después, Niceto Alcalá Zamora -presidente del Comité Revolucionario- proclama la república y asume la jefatura de Estado, a la vez que el rey Alfonso XIII camina al exilio. España pasó de la monarquía a la república por el voto dado a alcaldes y concejales.

Hay dos problemas en las interpretaciones de los resultados catalanes. El primero es común a todo sistema electoral desproporcional, en que los votos no valen lo mismo a la hora de convertirse en resultados o cargos. España es un país de formidable desproporción entre el porcentaje de votos y el porcentaje de bancas, por lo que tanto a nivel nacional como a nivel regional (Cataluña incluida) son frecuentes lo que en Ciencia Política se denominan “mayorías manufacturadas”, es decir, mayoría de escaños que no se corresponden con una mayoría de votos.

El tema no es fácil de ver con facilidad en Uruguay que cuenta con el sistema de elección parlamentaria de proporcionalidad más perfecta en el mundo entero. Entonces, hay una esperada correlación entre un resultado eleccionario y uno plebiscitario-referendario. Y por ello mismo hace un par de décadas el entonces vicepresidente de la República Gonzalo Aguirre Ramírez alertaba -en los debates para la reforma constitucional- sobre los riesgos de afectar la proporcionalidad en un país en que la democracia representativa convive con la democracia directa.

Pero además en Cataluña se trató no de un plebiscito binario, sino de una interpretación plebiscitaria de una elección no binaria. De paso cabe aclarar que si bien los plebiscitos y referendos, así como los balotajes presidenciales, tienden a ser consuetudinariamente binarios, no necesariamente tienen por qué serlos2. Y así es cómo en estas elecciones catalanas la interpretación plebiscitaria de las elecciones no se puede hacer en clave binaria sino en clave de tríada: hubo listas explicitamente por el “Sí” a la independencia, listas explicitamente por el “No” y listas matizadas, ya fuere porque contenían corrientes o candidatos por una u otra opción, o porque apostaban a un proceso constituyente sin meta predefinida, que pudiere desembocar tanto en la independencia como en la confederación o la federación.

Los resultados arrojan el siguiente panorama (los porcentajes son sobre el total de votos afirmativos más votos en blanco):

BancasPorcentaje de votos
Junts pel SI16239.54%
Candidatura d'Unitat Popular108.20%
Listas por el SI7247.74%
Ciutadans-Partido de la Ciudadanía2517.93%
Partit des Socialistes de Catalunya1612.74%
Partido Popular de Cataluña118.50%
Listas por el NO5239.17%
Catalunya Sí que es Pot2118.94%
Uniò Democràtica de Catalunya02.51%
Otros301.12%
Votos en blanco00.52%
Listas neutras o ambivalentes1113.09
TOTAL135100%

1 Coalición de Convergència Democràtica de Catalunya, Esquerra Republicana de Catalunya, Demòcrates de Catalunya y Moviment d'Esquerres

2 Coalición de Iniciativa per Catalunya-Els Verds, Esquerra Unida i Alternativa, Podemos y Equo

3 PACMA, Recortes Cero-ELS, Ganemos y Pirata.cat/xdt


Del cuadro surge con absoluta claridad que las Listas por el “Sí” superan la mayoría absoluta del Parlamento (que es 68), al obtener 72 bancas. Fuera de toda duda hay mayoría absoluta independentista en escaños. En cuanto a votos, si bien el “Sí” no logra la mayoría absoluta, supera por más de ocho puntos porcentuales y medio al “No” (la diferencia del “Sí” sobre el “No” es de 8,57%). Pero aún si al “No” se le quisiesen sumar los votos de Uniò y todos los “Otros”, el total del “No” treparía al 42,80%, porque bajo ninguna circunstancia se pueden sumar al “No” los votos de Catalunya Sí que es Pot (8,94%) ni tampoco los votos en blanco (0,52%). Entonces, en la peor hipótesis para el independentismo, éste triunfa sobre el “No” por una diferencia de 4,94% (47,74% vs. 42,80%).

Si para el caso de un real plebiscito se considera la hipótesis razonable de una división en partes iguales de los votos de Catalunya Sí es Pot, el voto por “Sí” ascendería al 52,21% (mayoría absoluta) frente al 47,27% del “No”, con una diferencia en favor del independentismo también de 4,94% (quedan un 0,52% de votos en blanco, como tales necesariamente neutros).

Lo que surge con claridad es: el independentismo obtiene mayoría absoluta clara en el Parlamento y se impone sobre el “No” en la interpretación plebiscitaria de esas elecciones. La diferencia entre el “Sí” y el “No” sin embargo manifiesta una sociedad fuertemente dividida en partes no demasiado desiguales.


1 Catedrático de Sistema Electoral de la Universidad de la República (Facultad de Ciencias Sociales-Instituto de Ciencia Política)

2 En Alemania, durante la República de Weimer, los balotajes no fueron binarios y participaron promedialmente tres candidatos.