24 Dic. 2016

2016: año de inflexión global

Oscar A. Bottinelli

El Observador

Para entender la propia comarca es necesario mirar qué pasa por el mundo […] El año 2016 es un año de inflexión en el mundo, o en la parte del mundo a la cual los uruguayos pertenecen. El denominador común es la insatisfacción de los pueblos1 y la expresión común es el rechazo: a los gobiernos, los líderes gobernantes, las propuestas referendarias, los establishment. Hay una sensación de cierto parecido con hace medio siglo, con el estallido de la segunda mitad de los sesenta. Pero hay diferencias sustantivas […] la comarca no es ajena al mundo, aunque se ubique en su periferia, pero también está en un punto de inflexión

Para entender la propia comarca es necesario mirar qué pasa por el mundo

Para entender la propia comarca es necesario mirar qué pasa por el mundo. Y de lo que pasa por el mundo algunas cosas influyen en la comarca y se ven; otras impactan y -especialmente si no se observa con atención al mundo- no se perciben; y otras cosas hay en el mundo que hay que seguirlas con cuidado para ver si más tarde o más temprano llegan a golpear por estas latitudes. Porque aunque se esté en el confín del mundo y las cosas tarden en llegar, llegan o pueden llegar. El año 2016 es un año de inflexión en el mundo, o en la parte del mundo a la cual los uruguayos pertenecen. El denominador común es la insatisfacción de los pueblos1 y la expresión común es el rechazo: a los gobiernos, los líderes gobernantes, las propuestas referendarias, los establishment. Hay una sensación de cierto parecido con hace medio siglo, con el estallido de la segunda mitad de los sesenta. Pero hay diferencias sustantivas.

El sesentismo no fue una oleada sino dos interrelacionadas: la que cuestiona el capitalismo y la que cuestiona la moral tradicional. Eso ocurrió tanto en Europa como en Estados Unidos y en Uruguay. La historiografía nacional reciente se ha centrado en la faceta anticapitalista o revolucionaria y ha subvalorado el cuestionamiento a la moral tradicional. Lo interesante es que la oleada revolucionaria no devino exitosa, mientras que el cuestionamiento a la moral tradicional sí produjo resultados y cambios sustantivos en los valores y en los comportamientos de la sociedad occidental. En Estados Unidos es donde las dos oleadas exhiben con mayor claridad la interrelación y se expresan con nitidez en Woodstock y en la consigna: “Haz el amor, no la guerra”. Y la faceta puramente política sí devino en exitosa en cuanto que fue un factor decisivo en la creación de un estado de opinión pública que llevó a los Estados Unidos a cesar la Guerra de Viet Nam.

Un elemento común a ambas oleadas es que no fueron solamente contestatarias sino además propositivas. No importa el nivel de realizabilidad de las propuestas, sino que había proposiciones claras y la mayor parte con una fuerte lógica interna. Todas las protestas pueden ubicase además en la izquierda del eje político “derecha-izquierda” y en lo liberal en el eje ético cultural “conservador-liberal”. Si bien no cabe hablar de protestas en el sentido de acción de masas, en los noventa aparece una insatisfacción generalizada que es canalizada desde el otro lado del espectro político, con la implantación de las políticas de redivida concepción del libre mercado, llamadas -la mar de las veces en forma despectiva- “neoliberales”. Fue también una manifestación de protesta y de cambio propositiva, en cuanto propuso un modelo que tuvo cierto desarrollo y que dejó efectos. Sin duda hay un cambio fuerte en todos los estados occidentales a partir de las políticas noventistas.

La o las oleadas de protesta de 2016 confluyen en el rechazo a las políticas de ajuste impuestas a nivel global por los organismos financieros internacionales y el sistema financiero internacional, por los efectos de cierta globalización que -junto con los avances tecnológicos, destruye empleos en forma masiva y destruyen los welfare state. Pero difieren sustancialmente en lo que por un lado pueden pensar un Hofer en Austria, una Le Pen en Francia o un Farange en Inglaterra; por otro lado en lo que pueden pensar un Iglesias en España, un Sanders en Estados Unidos, un Varoufakis en Grecia; y por otro el discurso como referente casi único de la honestidad de un Grillo en Italia; y quizás mas inclasificable aún un Trump en Estados Unidos. Lo que parece claro son los rostros del establishment: Merkel en Alemania, Rajoy en España, Obama y Rodham-Clinton en Estados Unidos, Cameron en el Reino Unido, Renzi en Italia, más el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo. Lo otro en común es de todas las protestas en que generan la erosión en unos casos y el estallido en otro de los sistemas políticos establecidas y afectan seriamente las democracias de partido.

A todo ello hay que sumar la enorme insatisfacción y dolor de las grandes oleadas de los que huyen del hambre, las guerras o simplemente el sinfuturo, y la vasta insatisfacción en sectores de los territorios que reciben a esos refugiados.

El 2017 será un año clave para saber hacia dónde se encamina el mundo y particularmente el mundo occidental, cuánto se mantienen de las actuales políticas económicas y cuánto se va hacia políticas neo keynesianas como las sugeridas por Stiglitz, Krugman o Carlota Pérez. Para saber si estas protestas se potencian, se diluyen o estallan en sus contradicciones. Si se encuentran caminos para frenar la destrucción de empleo y el retroceso de ingreso de los hogares o se sigue el camino; si los países que construyeron estados de bienestar están en condiciones de sostenerlo, de transformarlo o consideran necesario y conveniente su desaparición.

Muchos se preguntarán qué tiene que ver esto con la comarca. Es que la comarca no es ajena al mundo, aunque se ubique en su periferia, pero también está en un punto de inflexión. Menos dramático, más leve, con un paisaje suavemente ondulado. Quizás lo más importante es que en Uruguay se discute muchísimo sobre el hoy, y se considera que se discute del mañana cuando se habla del año que comienza en una semana. El problema es que el mañana que hay que mirar está más lejos que 2017 o que las próximas elecciones, y mucho de ese mañana tiene que ver con lo que pasa en el resto del mundo.


1 Ver El ‘68 redivivo: los indignados, 45 años de los mayos y de los ‘68, Del ‘68 al matrimonio homosexual y Globalexit, la rabia de los pueblos, El Observador diciembre 18 de 2011, mayo 12 y mayo 19 de 2013 y diciembre 10 de 2016, en Factum Digital: www.factum.uy Los tres primeros artículos se encuentran en el libro Los juegos de poder, del autor.