08 Abr. 2017

Carta Democrática: sin quorum

Oscar A. Bottinelli

El Observador

En OEA se sientan solo 2 democracias plenas de 24 países evaluados […] Si hay algo difícil es definir una democracia, qué lo es y qué no lo es […] Según el EIU Democracy Index … de los 34 países participantes en la OEA solo 2 son democracias plenas (Canadá y Uruguay), 15 democracias ncompletas , 7 regímenes híbridos y 10 microestados; ningún régimen autoritario […] No hay quorum para deliberar, si no hay al menos 16 de esos 24 como democracias plenas

En OEA se sientan solo 2 democracias plenas de 24 países evaluados

Si hay algo difícil es definir una democracia, qué lo es y qué no lo es. Si se piensa con matices y sin maniqueísmo lo que sin duda se va a encontrar -y se encuentra- es una muy amplia gama de situaciones, que van desde una democracia plena (y nadie duda que, por ejemplo, lo es Noruega) o un autoritarismo puro (como fuera de toda duda lo es Corea del Norte). Por otro lado, rara vez se pasa de una democracia plena a un autoritarismo puro, excepto algunos contados casos producto de agresión exterior y ocupación del país. La mar de las veces hay un previo proceso de degradación de la democracia que luego concluye en un nítido régimen autoritario: así sucedió en Alemania desde el deterioro de la Democracia de Weimer a la plena asunción del nazismo (1930-1934) o aquí en Uruguay desde el deterioro de la convivencia democrática hasta el Golpe de Estado (circa 1968-1973).

A raíz de los sucesos en Venezuela, salió a la luz la Carta Democrática Interamericana de la Organización de Estados Americanos. Como a raíz de los sucesos de Paraguay afloraron los dos Protocolos de Ushuaia. Y por ahí en Unasur, el correlato llamado “Protocolo Adicional al Tratado Constitutivo de Unasur sobre Compromiso con la Democracia”.

Lo que tienen en común estos tres tipos de tratados, es el percibir que hay una frontera nítida que separa la democracia y la no democracia. Una línea visible en el radar, como “la línea del Ecuador” que creían ver los pasajeros incautos en las travesías trasatlánticas (hace más de medio siglo los oficiales de esos buques se divertían poniendo un pelo dentro del radar, para hacer creer que se podía ver el Paralelo Cero). Parece que también hay algún pelo en algún radar que permite distinguir sin duda alguna la demarcación entre democracias y no democracias. Ello se complementa con frases respecto al cuándo: ante cualquier alteración o ruptura del orden democrático; es decir, el orden democrático fluye de continuo y en un preciso instante, repentinamente, ese flujo se altera o rompe y aparece a pleno el autoritarismo.

Pero no solo existe el problema de la catalogación de qué es una democracia y cuándo es su alteración o interrupción, sino que surge el problema de quién puede tirar la primera piedra. El The Economist Intelligence Unit Democracy Index es el más utilizado de los índices de evaluación de las democracias, más allá de algunas dudas y cuestionamientos metodológicos. En particular por una fuerte ideologización hacia el liberalismo individualista, que lo lleva a estimar como más democrático a los países con mayor libertad de mercado y por otra parte a considerar que la participación electoral es cero cuando el voto es obligatorio. Más allá de ello, es una funcional aproximación a la clasificación de los países por su grado de democraticidad.

Se evalúan 60 variables en cinco capítulos: Proceso electoral y pluralismo, Funcionamiento del gobierno, Participación política, Cultura política y Libertades civiles. El estudio se realiza sobre 167 países, con exclusión de los microestados. De esos 167, en 2016 solamente 19 entran en la categoría de “democracias plenas”1, de las cuales tan solo 2 en América. Los 34 países participantes actualmente en la Organización de Estados Americanos se clasifican en:

Democracias plenas (2): Canadá y Uruguay

Democracias incompletas o débiles (15): Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Dominicana (República), El Salvador, Estados Unidos, Guyana, México, Panamá, Paraguay, Perú, Surinam, y Trinidad y Tobago

Regímenes híbridos (7): Bolivia, Ecuador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y Venezuela

Regímenes autoritarios (0)

Microestados no clasificados (10): Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Jamaica, Saint Kitts y Nevis, San Vicente y las Granadinas, y Santa Lucía.

Si se dejan de lado los microestados, ya que su clasificación implicaría el uso de otra metodología no necesariamente compatible, en la OEA se sientan 2 democracias en un total de 24 estados; las democracias plenas son mucho menos de la décima parte. Para decirlo crudamente, no hay posibilidad de que 22 de los 24 países tiren la primera piedra. No hay quorum para deliberar, si no hay al menos 16 de esos 24 como democracias plenas. Entonces, la mayoría lo que puede decir es: yo, que soy bastante parecido a una democracia, sin serlo del todo, pido que se excluya al que está a mi lado porque al igual que yo no es del tomo democrático, pero es un poco menos democrático.

Parecería que el tema de la democracia, de su forma y sus contenidos, es muy profundo y trascendente para llevarlo a un reduccionismo maniqueo. Y el análisis debe comprender todas las acciones que hacen los gobiernos para limitar las libertades civiles y políticas, el juego de los poderes del Estado, la independencia de la justicia, el papel de la crítica; así como los juego que hacen las oposiciones políticas y los poderes fácticos para derribar los gobiernos, o erosionarlos. Debe comprender asimismo el uso de mecanismos correctos en la forma pero viciados en la sustancia. Debe comprender todo lo que debilite la poliarquía.


1 Alemania, Australia, Austria, Canadá, Dinamarca, España, Finlandia, Irlanda, Islandia, Luxemburgo, Malta, Mauricio, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Reino Unido, Suecia, Suiza y Uruguay