970 Universal – Fuentes Confiables
La democracia para unos es libertad, competencia y elecciones. Pero también muchos consideran que es la menor diferencia social posible, asegurar una vida digna con empleo, vivienda, educación, atención de la salud. Y elecciones para muchos no se legitiman si es con luchas personales por los cargos y mediante clientelismo, amiguismo, nepotismo, o uso de los dineros públicos.
OAB: Muchas veces se trata de episodios cíclicos vinculados con actores políticos, con la economía o situaciones sociales. Pero hay que ver si esto tiene que ver con la democracia en sí. Para entenderlo debemos entender la definición de “democracia”. Existen dos o tres definiciones de democracia. En nuestro país predomina en general la definición clásica, esto es desde el ángulo político. Lo que se define como poliarquía. Un sistema basado en claras reglas de juego con libertad de acción para formar actores políticos que elaboran su programa e intenta captar a los votantes, hechos que culminan en una elección libre para determinar el poder.
Sin embargo cuando se hacen estudios comparativos y se le pregunta a la gente si democracia es tener elecciones libres o es que haya igualdad económica con las menores diferencias posibles, hay una fuerte visión que democracia es esto último, incluso aunque no haya elecciones libres.
Últimamente aparece una tercera definición que establece que democracia se logra cuando hay una agenda clara de igualdad de derechos.
AS: ¿Y cómo está la confianza en la democracia? ¿Cómo se ve la legitimación social?
OAB: En Uruguay la democracia es un concepto afianzado a principios del siglo 20, lo que se ata a una muy elevada confianza en los partidos políticos. Nacional y Colorado convocan el 90 % de las voluntades. Pasada la mitad del siglo y terminadas las guerras internacionales, Uruguay comienza a fallar sobre todo económicamente. Allí comienza un fuerte descreimiento sobre todo en el Partido Colorado. El Nacional llega al gobierno por 8 años como la nueva esperanza, pero en es período no mejoran las situciones y vuelve a crecer el descreimiento. Ya en esos años comienza una sensación de que por la vía de las armas se podía cambiar. Aparece una nueva esperanza con el Frente Amplio que incluye en su génesis sectores fuertes de los partidos tradicionales. Llega la dictadura y superada la misma los partidos políticos salen vitalmente fortalecidos. Los tradicionales van decreciendo en su apoyo y confiabilidad. De a poco crece la esperanza en el Frente Amplio. Durante los gobiernos del Frente va decreciendo nuevamente la confiabilidad cuando comienzan a aparecer problemas y dificultades de gestión y los impactos de la economía, del empleo, la educación y la vivienda.
AS: ¿Y cómo se ve la legitimación política?
OAB: Algunos indicadores a principio de año ya nos mostraban que el interés en política es relativamente alto en Uruguay. Un 68 % dice que le interesa y es un buen índice. Hay un leve crecimiento del interés al aumentar la edad. En el ranking de confianza de las intituciones en una escala de 0 a 100, los partidos políticos tienen un 21 %. Esto es bajo si se compara con los sindicatos 26 %, los empresarios 30 %, la Policía 48 %. Es muy baja la confianza en los políticos. Incluso el Parlamento tiene mejor nivel que los propios partidos. Algo anda mal en la confianza de la gente.
Aparte en materia de pertenencia de la gente a los partidos (más allá de a quién voten), en Uruguay estaba muylejos por encima del 70 % pero hay unabaja acelerada. Está hoy en el 60 %. Esto todavía es top en el mundo. Pero el descenso es notorio.
AS: ¿Qué causas se pueden ver que llevan a estos indicadores?
OAB: Además de los resultados de gobierno puntuales, se analizan los de larga data. Además aparecen la lucha por posiciones personales, el aprovechamiento de los dineros públicos para sí o para la política, el clientelismo, el nepotismo, el amiguismo. La gente demanda objetivar las designaciones, las contrataciones, las adjudicaciones.
AS: ¿En resumen?
OAB: Este sistema es cíclico. Tiene que haber un sistema político claramente consciente de lo que sucede. Llegado determinado nivel la sociedad reacciona y reclama. Cuando estos procesos de deterioro comienzan, se aceleran y es difícil medir el final. Los partidos deben reflexionar y mucho sobre esto.