El Observador
La arquitectura del gobierno es la resultante de dos tipos de elecciones: las parlamentarias y las presidenciales […] ¿Cuál es el inventario de partida para estas elecciones? … Sin considerar la existencia de variaciones en la decisión de voto, el panorama de las elecciones pasadas se altera por lo cambios biológicos: muertes (en mayor proporción de La Oposición que del Frente Amplio) y nuevos votantes […] De la confrontación de la cifras del inventario de partida y de la estimación actual de voto, surge una conclusión relevante: hay entre 7 y 11 puntos de personas del área originaria del Frente Amplio que hoy no están ratificando el voto
El partido se juega en la cancha (en la media cancha) del Frente Amplio
Pensar en quién puede ganar las próximas elecciones implica ante todo definir qué quiere decir ganar, ganar qué: ¿la Presidencia de la República, la mayoría parlamentaria, el primer lugar entre los partidos? Quizás más qué quién gana las elecciones, la pregunta correcta sea ¿cómo se conforma el próximo gobierno, cuál será su arquitectura?
La arquitectura del gobierno es la resultante de dos tipos de elecciones: las parlamentarias y las presidenciales. Las elecciones parlamentarias se realizan el 27 de octubre y de ellas surge un mapa a escala de la sociedad uruguaya, en tanto ambas cámaras se conforman mediante proporcionalidad pura. Las elecciones presidenciales se realizan en cuanto a competencia interpartidaria en dos vueltas: la primera el mismo 27 de octubre y la definitoria el 24 de noviembre, entre los dos partidos/candidaturas más votados en la instancia precedente.
Si Uruguay fuese un sistema parlamentario, de la composición del Parlamento surgiría la composición del gobierno. Si fuese un sistema presidencial, el gobierno quedaría determinado por la elección presidencial. Como Uruguay no es lo uno ni lo otro, sino un sistema semipresidencial (o semiparlamentario) el gobierno queda determinado por la elección presidencial con la combinación de lo que emerja de la composición parlamentaria.
La competencia hacia octubre/noviembre se realiza en principio en dos espacios y con al menos dos actores independientes. De un lado está el oficialismo, monopartidario, el Frente Amplio. En la vereda de enfrente La Oposición, como se la denomina, que al menos por ahora no conforma un bloque, que emite señales -a veces contradictorias- de pretender conformar un bloque, y que se integra con todos los partidos que van desde el centro a la derecha: Nacional, Colorado, Independiente, de la Gente y Cabildo Abierto. Un actor independiente (Unidad Popular) se sitúa a la izquierda del oficialismo, otro actor independiente (Partido Ecologista Radical Intransigente) se ubica en un espacio intermedio y hay otros actores que se verá con qué peso cuentan para sortear la barrera del 30 de junio.
Si La Oposición logra conformar un bloque (que es una incógnita decisiva) y si la Presidencia de la República la obtiene un partido/candidatura de La Oposición, quedaría definida una composición del gobierno. Si el Frente Amplio retiene tanto la Presidencia de la República como la mayoría parlamentaria, la composición básica no presenta modificaciones a lo actual. El resultado con mayor incertidumbre para la composición del gobierno sería el triunfo presidencial del Frente Amplio y una mayoría de La Oposición conformando un bloque. Otros resultados con incertidumbre, quizás menor, sería una Presidencia del FA con una oposición sin conformar bloque (que permita amplios juegos de alianzas) o una Presidencia de la oposición, sin lograr conformar un bloque (aunque probablemente tenga mucha facilidad para hacerlo a posteriori de las elecciones). Cabe no descartar un escenario -quizás menos probable- en que ni el Frente Amplio ni La Oposición alcancen mayorías en ambas cámaras y el fiel de la balanza lo constituyesen los actores independientes (UP, PERI).
¿Cuál es el inventario de partida para estas elecciones? En 2014 el Frente Amplio obtuvo el 47,8% de los votos, La Oposición el 46,9%, los actores independientes el 2,0% y el voto refractario (en blanco/anulado) el 3,3%. Sin considerar la existencia de variaciones en la decisión de voto, el panorama de las elecciones pasadas se altera por lo cambios biológicos: muertes (en mayor proporción de La Oposición que del Frente Amplio) y nuevos votantes. En la estimación de escenario congelado como inventario de partida, pueden asumirse dos métodos para calcular los nuevos votantes: atribuir que se da una plena trasmisión intrafamiliar del voto (los nuevos votan igual que sus padres) o que siguen la tendencia de los últimos ciclos electorales. En ambos casos permite un inventario de partida de alrededor del 49% para el Frente Amplio, 46% para La Oposición y sin variantes para las otras dos categorías (actores independientes, voto refractario). Todo resultado diferente a ese -en la estimación de voto ahora, en el resultado eleccionario después- exhibe las variaciones en la decisión de voto.
Cabe advertir que La Oposición -aun si configura un bloque explícito y formal- es sumable a los solos efectos parlamentarios y no es sumable a los efectos presidenciales, salvo que ocurriese un cambio de comportamiento y resultase diferente a lo ocurrido en 1999, 2009 y 2014. Y si bien es sumable a los efectos parlamentarios, la dispersión del voto en cinco lemas presenta la más alta probabilidad de una subrepresentación en la distribución de bancas (y una sobre representación del bloque oficialista, por ser monopartidario, tal cual ocurrió en 2014).
Ahora bien ¿por dónde anda la estimación actual de voto? Para ello cabe tomar las encuestas que buscan una estimación de voto, que implica distribuir el 100% del electorado y que no es lo mismo que registrar en forma primaria la intención de voto.
En ese escenario, el Frente Amplio registra una estimación del 40% (que es el piso para el Frente Amplio que estiman los principales dirigentes políticos, los no fanatizados); quizás se puede hablar más exactamente de un rango del 38% al 42%, que en esencia no cambia demasiado. Por otro lado el conjunto independiente/refractario oscila entre el 5% y el 7%.
De la confrontación de las cifras del inventario de partida y de la estimación actual de voto, surge una conclusión relevante: hay entre 7 y 11 puntos de personas del área originaria del Frente Amplio que hoy no están ratificando el voto. En octubre o noviembre lo ratificarán o no, pero hoy no lo están haciendo. Del comportamiento de este segmento depende todo el resultado de ambas elecciones. En otras palabras, dicho en términos futbolísticos, el partido se juega en la cancha (en la mitad de la cancha) del Frente Amplio.