14 Jun. 2019

Dudas sobre qué pasa en las internas y cómo llegan los partidos

Oscar A. Bottinelli- Diálogo con Aldo Silva

970 Universal – Fuentes Confiables

Hay una duda muy grande sobre lo que puede pasar con la concurrencia a las internas. Hemos hablado ya que venimos de un 50 y pico por ciento del padrón, un 60% del electorado real que vive en Uruguay desde el año 1999, a la última elección, que no se llegó al 40% de los que viven acá.

O.B.: Estamos a menos de dos semanas del cierre de la campaña electoral, que se cierra el jueves 27 de junio. Hay dos días de reflexión, o veda, y el 30 es el día de la votación. Hay una duda muy grande sobre lo que puede pasar con la concurrencia. Hemos hablado ya que venimos de un 50 y pico por ciento del padrón, un 60% del electorado real que vive en Uruguay desde el año 1999, a la última elección, que no se llegó al 40% de los que viven acá. Del padrón, 37%, pero 4% votó solo departamentales, o sea que, para presidente, votó solo la tercera parte.

Ahora hay dos dudas. ¿Esto sube o esto baja? Porque se dice “ahora el Frente Amplio tiene competencia”. Bueno, tiene competencia, pero Mujica-Astori era de alquilar balcones. Dos pesos pesados, además de Vázquez, que estaba en la presidencia. Era motivante. ¿Esta elección puede ser tanto más? Lo segundo es que se dice que la competencia que se genera en el Partido Nacional va a llevar a que todo el mundo vuelque sus recursos de todo tipo a la calle para llevar gente a votar. El arreo. Puede ser.

La visión pesimista es que, entre el viernes y el sábado, mucha gente se va de su lugar habitual de residencia, donde está inscrito, de vacaciones. Muchos se van del país. Además está la Copa América como gran elemento distractivo. Está bien, ese día no hay partido de Uruguay, es verdad. Pero también, si es un día como estos días, hay que ver quién sale con la lluvia, y más si llega a haber frío. No se puede saber. De 2.700.000 personas que están en el padrón habilitadas para votar, la visión pesimista es que se estará cerca de los 900.000. La optimista es que se podría llegar a 1.000.000; 1.050.000. Estamos a años luz de las elecciones nacionales, donde votan 2.400.000. Esto no es un tema anecdótico. No es una encuesta, no es una muestra representativa del Uruguay que un millón es exactamente el mapa a escala de 2.400. No; hay sesgos. Son los más activos, los más dinámicos, los más participativos, los que siguen más la política, los que tienen más contacto con los caudillos, con los dirigentes, y ellos piensan de una manera distinta a los que se quedan en la casa. Esto no es una copia adelantada de la elección de octubre. Hay candidatos que se benefician, gente con grandes aparatos, y los que no cuentan con ellos se perjudican. Eso hay que tenerlo en cuenta.

A.S.: Es importante recordar qué se elige, las reglas de decisión, la importancia de este evento. Recuerdo tiempo atrás cuando hacías especial hincapié con la importancia de lo que está en juego en esta elección interna, que paradójicamente no tienen voto obligatorio.

O.B.: Por orden. ¿Qué se elige? Primero, ya, en este momento, en cualquier punto del país, la gente recibe hojas de votación que, normalmente vienen dobladas. Dos hojas, de números parecidos. Una es la hoja de votación nacional, para autoridades nacionales, pero que se votan por departamento. La otra es la hoja departamental, para autoridades departamentales. ¿Qué se elige en la hoja nacional? Lo más importante, el premio mayor, el candidato único a la presidencia de la República. Lo otro, lo que técnicamente es el Órgano Deliberante Nacional, que vulgarmente la gente llama Convención. Esta Convención, ¿Para qué sirve?

En el Partido Nacional y el Partido Colorado han unificado lo que provee la ley con las Cartas Orgánicas de los partidos, y es la Convención del partido por cinco años. Es decir, elige las autoridades partidarias. Para todo el mundo, esta ley marca que la Convención tiene dos funciones: elegir el candidato a vicepresidente y, si no queda elegido directamente el candidato a presidente, lo tiene que elegir. La norma, la regla de decisión es la siguiente: si sumados los votos de todos los candidatos de un mismo partido, un candidato supera el 50%, es elegido. Tiene una segunda chance: que, sumados todos esos votos, el más votado tenga el 40% de piso, y una distancia de 10 puntos porcentuales con el siguiente. Por ejemplo, si el primero tiene 40%, el segundo no puede pasar del 30%. Si es 30,01% ya va a la Convención. Nadie puede ser elegido 49% a 48%.

Acá viene un tema político, que está muy en discusión en el Partido Nacional. Hasta ahora había una frase muy común entre los blancos, “el que gana, gana”. En el año 1998, en el Partido Colorado, Pablo Millor inicia conversaciones con Julio María Sanguinetti, y le propone hacer un acuerdo, para, en la Convención, votar juntos, que en definitiva era votar a Luis Hierro López. Y Sanguinetti dijo que no. Si Jorge Batlle saca más votos que Hierro López, y la Convención elige a Hierro López, la gente va a decir que hubo trampa. Ganó en la cancha, y perdió en la liga. La gente votó, y después unos 500 políticos se reúnen y cambian el resultado. Esa es la visión que hay, que no hay margen social político para elegir al segundo. Vamos a ver qué pasa, porque en el Partido Nacional ahora hay unos runrunes de que, si a la mayoría no le gusta el primero, pueden cambiar las reglas.

El Órgano Deliberante Departamental es el que elige los candidatos a intendente de cada partido. La práctica de los últimos tiempos es que cada partido elige tres candidatos. Esto quiere decir que hay que tener un 30% de la Convención para ser candidato a intendente por un partido. Esto es muy importante, sobre todo en el interior.

A.S.: Hablemos ahora por partidos. Hablemos del Frente Amplio.

O.B.: 47% Daniel Martínez, 32% Carolina Cosse, 13% Oscar Andrade, 8% Mario Bergara. Corresponde hacer una aclaración válida para todos. Estos números tienen un 100, que en realidad es una parte del verdadero 100, una parte de todo el electorado. En cada subconjunto se hacen los porcentajes llevándolos a 100, pero esto determina que el margen de error es mucho mayor. No es lo mismo tener el 30% de un partido que tiene el 30%, que tener el 30% de todo el país. Estamos hablando de márgenes de error grandes, 7%, 8%, 10%, según qué candidato. En más y en menos. Entonces, los números pueden variar mucho.

Además, no tenemos claro cuántos van a ir a votar, pero tampoco quiénes. Nosotros hemos hecho varias preguntas. “¿Conoce usted las elecciones?”, y resulta que hoy, el 39% de los uruguayos no sabe que las elecciones son a fin de mes. En junio no sabe que están en el mes de las elecciones. Cuatro de cada diez. Entonces uno dice “van a votar los que conocen”. Perfecto. Es una hipótesis. Los que dicen que sí, seguro van a ir a votar, que son un 58%, a esta altura, cinco años atrás, decía que iría un 56%, y fue un 37%. Ahí hay otro balde para extraer cosas. Y después tenemos otras más: ver quiénes son los interesados en política, y otras. Según lo que tomemos tenemos resultados distintos. Se nos mueven los números, y mucho.

Lo que no se mueve, en ninguno de los tres partidos, es el ranking. Queda más cerca o más lejos, pero queda primero Martínez, segunda Cosse, tercero Andrade y cuarto Bergara. Aparentemente Oscar Andrade mejora en todas las hipótesis de menor concurrencia de electorado, lo que es razonable por ser un área de mucha militancia, de mucho aparato, y de baja opinión pública. Esto es lo del Frente Amplio.

A.S.: Vamos al Partido Nacional.

O.B.: El Partido Nacional es el que tiene la interna más complicada. El Partido Nacional tiene un pos doctorado en cómo hacer para complicarse a sí mismo, y que me perdone Kesman si pongo imágenes futbolísticas, pero este es el jugador que va solo frente al arco con la pelota, y él mismo empieza a hacer juegos, moñas, se la complica, se cae, y la pelota se va solita para afuera. Yo diría que la interna de 2009 fue la más prolija, y esa noche sale la fórmula Luis Alberto Lacalle-Jorge Larrañaga. En las demás siempre hubo algún episodio más suave, o de telenovela. Ahora estamos en una serie de televisión para abonados y, en medio de esto, lo que se viene dando es un ranking bastante estable en las últimas mediciones, de Lacalle Pou primero, Sartori segundo, Larrañaga tercero y Antía cuarto. Con algunas peculiaridades. Sartori, que apareció de cero subió al 13% en febrero, después subió al 21%, después al 23% y ahora al 28%, diez puntos encima de Larrañaga.

Larrañaga, en general, tuvo una subida cuando consiguió las firmas de la campaña Vivir sin miedo, pero volvió a un nivel estable, para él, entre 18% y 20%, y el “Grupo de los intendentes” se está desgranando. Ya el intendente de Treinta y Tres se pasó con Larrañaga, el diputado de Colonia también, hay departamentos donde se ven con poca fuerza… Prácticamente está con fuerza, hoy, en Maldonado y Cerro Largo. El tema es que ¿Sigue subiendo Sartori? ¿Llegó al techo, rebota y empieza a bajar? Todo es posible. Nuevo, cuatro meses, ha sorprendido mucho. Tiene a todo el Partido Nacional a su favor, porque no hay mejor cosa para un candidato que mañana, tarde y noche, todos estén hablando mal de alguien. Entonces la gente dice “¿Este quién es? ¿Por qué le hablan mal?” Algunas de las acusaciones o críticas llevan a decir “esta persona no me gusta”, pero por lo menos llevan al interés de preguntarse quién es este de quienes todos se ocupan todo el tiempo de hablar y hasta de ridiculizar. Lo han victimizado. Y Lacalle Pou ha mostrado subidas y caídas, la mayor cuando apareció Sartori, y está estabilizado entre 44% y 50%. Es otra incógnita.

A.S.: ¿Y el Partido Colorado?

O.B.: A esta altura tenemos también un ranking bastante estable. Primero Sanguinetti, segundo Talvi, tercero Amorín. En algún momento surgió la duda sobre si Talvi se había caído, pero parece que no. La gente de Amorín cree que sí, siempre hay un optimismo en todos los sectores políticos. También parece que la distancia entre Sanguinetti y Talvi, 58% a 32%, no quiere decir que quede así, y que también suba Amorín, pero no se mueve demasiado el ranking. Todo indica que Sanguinetti será elegido, y ya es vox populi que el Partido Colorado tiene resuelta la fórmula. El que sale primero es el candidato a presidente, y el que sale segundo el candidato a vice. Lo más probable, con estos números, es que esa noche el Partido Colorado sale anunciando la fórmula. El Partido Nacional es una incógnita, sobre todo si sale segundo Sartori, ni hablar si sale primero. Hay que ver qué pasa, pero no parece claro que esa noche anuncie la fórmula. La única vez que anunció la fórmula la noche de las internas fue en 2009. Aclaremos que el Frente Amplio, salvo la fórmula Vázquez-Nin Novoa, que ya venía proclamada como fórmula, nunca la anunció la noche de las internas. La de Mujica-Astori tardó 20 días. La de Vázquez-Sendic prácticamente una semana. El Partido Colorado, la única vez que proclamó la fórmula fue en la primera interna, con Batlle-Hierro. Esta sería la segunda.

Esto no es menor, porque el que proclama la fórmula da una sensación de partido unido, no importa si es más grande o más chico su electorado, y además arranca la campaña electoral dando señales de estabilidad y tranquilidad a la gente. Si un partido tarda mucho, si llega a ser conflictiva la designación de la fórmula, la señal no es positiva.

Esa noche tenemos que ver bien los números, quién sale primero, quién segundo, con qué porcentaje, y qué heridas llegan a esa noche. Igual no nos olvidemos: esta vez, claramente, la campaña no termina el jueves. Termina en los medios de comunicación y en los actos públicos. Pero no hay ninguna limitación a internet y las redes sociales, así que la campaña puede seguir hasta el mismo domingo. Entonces puede haber hechos esos días. ¿Con qué nivel de civilización o de dureza llega un partido a la noche del 30 de junio? Y cómo se administra el resultado. El mejor caso es el del partido que sale abrazado, con la fórmula, esperando llegar a la presidencia. Después puede pasar que el que primero diga “Gané, esto y aquello”, y también que el resultado se resuelva en la Convención. 15 días, 20 días, un mes. Y gana uno, ¿Qué hace el segundo? ¿Se va o saluda al ganador? Todas estas señales van a incidir, no del todo, pero entre la gente que se mueve van a incidir en las imágenes que impactan al decidir el voto el 27 de octubre.