Concierto Urbana FM – Después de Hora
Desde el punto de vista de la captación de inversiones, Uruguay tuvo dos grandes noticias. La de UPM, por ser más directa, y la firma del Tratado de Asociación entre el Mercosur y la Unión Europea, que va ligado a un Tratado de Libre Comercio. […] Se abre un camino donde la zona comercial formada por la UE y el Mercosur pasa a ser la zona comercial más grande del mundo. Esa es otra noticia muy importante para el país que trasciende los gobiernos”.
B.R.: El pasado martes 23 de julio, a través de un comunicado oficial, la empresa finlandesa UPM confirmó su decisión de invertir 2.700 millones de dólares en una nueva planta de celulosa, la segunda en Uruguay, en Pueblo Centenario, en Durazno. ¿ Qué significa esta inversión para Uruguay?
O.B.: Voy a analizarlo desde el punto de vista político, no del punto de vista económico, que no es mi especialidad. Sin ninguna duda, es la inversión privada más grande de la historia del Uruguay, que superó las otras inversiones de gran porte, que fueron las plantas de celulosa, la primera de UPM, que originalmente se llamó Botnia, y la de Montes del Plata, sobre el Río de la Plata.
El primer elemento político realmente importante es que el Gobierno tiene una buena noticia en cuanto a poder transmitir una señal de confianza en el país, de que hay un inversor que podía esperar tres meses a que pasaran las elecciones, pero, haciéndolo ahora, la empresa da varias señales. La primera, que el país es confiable. Un país donde hay, claramente, un resultado incierto de la elección, e igual la empresa se decide a invertir, quiere decir que, más allá de lo que resulte la elección, es estable, da garantías, el cambio de gobierno o la ratificación del Gobierno no cambia las reglas del juego. Eso es una señal muy importante en un mundo en el que no están abundando las señales de que los países son inmunes a los resultados electorales.
Lo segundo, desde el punto de vista de este Gobierno, es, sin duda, la mejor noticia de todo este período del segundo mandato de Tabaré Vázquez. Un Gobierno que, en general, tuvo pocos proyectos de gran envergadura, al que le permite cerrar su presidencia con el anuncio de una inversión gigantesca. Traducido en términos electorales, da un optimismo al partido de gobierno, en un momento que, lo que venía, era una sucesión de pesimismo. En ese sentido, le rompe la cuesta abajo, la depresión.
Desde el punto de vista de la traducción en que la gente ve los movimientos económicos, la creación de empleos, está muy cerca de la elección. Una inversión de esta naturaleza, para que se vea el impacto, tenía que haberse puesto en marcha unos meses antes. Esto relativiza la noticia tan positiva para el Gobierno.
Desde el punto de vista de la oposición, jugó una línea de criticar al Gobierno por no tener confiabilidad, que no se abría lo suficiente para obtener inversiones, y, por otro lado, apareció como una oposición, sobre todo en el caso del Partido Nacional, que, de alguna manera, obstaculizaba o veía con cierta negatividad la inversión de UPM. Este anuncio ha dejado a la oposición algo descolocada. Había habido mensajes anteriores en el sentido de revisar todo, no aparece una señal tan positiva como para que la oposición diga “esto es una confianza para el país”.
B.R.: Lo que Lacalle comentó y criticó fue el “secretismo” con que se manejó. Él destacó y criticó que no había mucha información. Esa fue la base de su oposición.
O.B.: Sí. Eso parecería que es correcto. Por lo menos, no se manejó con el criterio de otro tipo de inversiones, haciendo reuniones con los líderes políticos. Es verdad que este fue un Gobierno de muy pocas reuniones de líderes, y tampoco, y esto es responsabilidad de todos, se generó un clima donde se pudiera hablar mucho en privado entre los líderes políticos. Eso generaba dudas, a unos y a otros. Ahora, el problema del macro mensaje, y es donde el PN queda un poco entrampado, es que la macro noticia es que no recibía con buenos ojos las gestiones con UPM, y luego UPM viene y hace una gran inversión. Ese es el tema que le va a costar dar vuelta para revertir la imagen que no le resulta positiva al PN de esta inversión. Cuando uno tiene que explicar mucho ya empieza perdiendo. Lo bueno es cuando la señal es tan clara que no necesita explicar nada.
Es verdad que es una señal de optimismo, pero para un período en el que la pérdida de empleo fue bastante consistente, el anuncio de que ahora sí va a empezar a tomarse personal puede no tener el efecto tan claro como si fuera un elemento llano.
B.R.: Es una muy buena noticia igual. Creo que el resultado de esta inversión se va a ver el año que viene o en 2021.
O.B.: Claro, pero viéndolo desde el punto de vista electoral, si la gente lo recibe es una duda. Desde el punto de vista del país es una inversión muy grande, y además, estas cosas mueven mucho. Significa que hay otro tipo de inversiones para proveer la planta de celulosa, obviamente es una salida de toda la producción forestal, que no se va a ir en bruto sino procesada como celulosa… Desde ese punto de vista es muy grande.
B.R.: Es importante la confianza en el país. Eso es muy importante. 3.000 millones de dólares, para Uruguay, es una barbaridad. Yo destaco el hecho de que, hace unos días, en Clarín, había una nota con el título “El tren que perdimos y Uruguay no”, y habla de cómo la inversión de UPM, que iba a ser enfocada en Entre Ríos, en Argentina, se encontró con un gobernador que pidió una coima. Una crítica velada a la corrupción que hay en Argentina, y nos favoreció directamente.
O.B.: Eso está referido a la primera planta. En aquella época, tanto Botnia como el proyecto precedente, que después se clausuró y cambió de lugar, que fue Ence, que terminó siendo Montes del Plata, en Conchillas, en Argentina, algunos sostenían que los movimientos ambientalistas estaban siendo impulsados por sectores argentinos que habían fracasado en la captación de la inversión, por razones a veces non sanctas. Cuando fracasó la inversión salieron a impulsar a los grupos ambientalistas, para tratar de frenar que se ubicaran en Uruguay. Esto se dijo mucho en 2001, 2002, 2003, 2004. Esto estuvo presente en la discusión. Y los cortes de puente siguieron algunos años más.
Este tipo de inversiones, lo mismo que las zonas francas, plantea un tema que algunos empresarios uruguayos, sobre todo pequeños o medianos, critican. Porque cuando viene una gran inversión del exterior aquí hay una alfombra que se traduce en exoneraciones de impuestos, grandes facilidades, pero, en el mismo momento, a los empresarios uruguayos, los están inspeccionando, vigilando sin ninguna tolerancia. Y la suma de lo que invierten todos los pequeños, medianos y grandes emprendimientos uruguayos, es mucho más de lo que termina siendo una gran inversión extranjera. Eso se puede discutir mucho, pero es un ángulo que se plantea cuando un país abre las puertas con grandes exoneraciones al que viene de afuera, o al grande de adentro, pero no para el conjunto. Eso genera cierto desnivel. Esto apareció, un poco asordinado, pero es un largo tema que el Uruguay tiene que discutir. Si hay estas diferenciaciones para las grandes inversiones frente a las medianas y pequeñas, o hay mayor equilibrio. En esto, diría, no hay claridad en ninguna de las propuestas de los partidos políticos. Todos, en general, son un poco confusos en este tema. Sobre todo, porque es más fácil negociar cuando se invierten 1.000 millones que cuando se invierten 10. Ese es el planteo que hay de fondo.
Desde el punto de vista de la captación de inversiones, Uruguay tuvo dos grandes noticias. La de UPM, por ser más directa, y la firma del Tratado de Asociación entre el Mercosur y la Unión Europea, que va ligado a un Tratado de Libre Comercio. Las dos noticias implican que es un país que tiene una apertura al mundo muy importante. Va a tardar un par de años en ser ratificado por 31 parlamentos: los 27 de la UE y los cuatro del Mercosur, pero ya se abre un camino donde la zona comercial formada por la UE y el Mercosur pasa a ser la zona comercial más grande del mundo. Esa es otra noticia muy importante para el país que trasciende los gobiernos.
Y UPM, como elemento puntual, es una buena noticia. Porque no solo hay condiciones fiscales, de obtención de materias primas, sino, y esto lo señala la empresa, hay confianza en la Justicia, en el Estado de Derecho. Confianza en que, en Uruguay, las reglas se respetan y no se cambian por el arbitrio de ningún gobernante. El hecho que señalo, que me resulta importantísimo, es que este anuncio se hace a menos de cuatro meses de las elecciones nacionales. Un inversor muchas veces se retrae, espera que aclare, ver quién ganó y qué va a hacer. Acá, a ojos cerrados, independientemente del resultado electoral, UPM resuelve invertir.
B.R.: Recordemos que UPM tenía tiempo hasta febrero de 2020 para contestar si hacía o no la planta.
O.B.: Sí. Esto es una señal muy buena para el Gobierno, y también para la oposición, que me parece que no destacó lo suficiente la confianza que también la empresa le estaba depositando. Cuando se anuncia esto, sin saber quién gana, es que confía en todos, incluido el sistema judicial. Porque pleitos por cientos y miles de millones de dólares, que se confíe en jueces que no ganan fortunas, van a estar inmunes a los sobornos, es muy importante. Cuando se habla de inversiones hay que distinguir: una cosa es el que viene con un capital, que lo va a invertir a 90 días y lo único que va a calcular es si se devalúa o no, y otra es que se establezca una planta, que va a procesar productos como los árboles, que tardan 8, 10, 12 años en crecer. Desde que dice que va a hacer la inversión hasta que esta termina de dar sus utilidades, pasaron varios gobiernos. Eso implica que lo que se toma en cuenta no es solo la rentabilidad de los próximos 90 días. Es todas las certezas, las seguridades que se ofrecen a lo largo de períodos de décadas. Que los países lleguen a este nivel de confianza es un producto colectivo que trasciende generaciones. Esto es el resumen fundamental de esta noticia tan impactante, como es la mayor inversión privada en la historia del país.