Radio Uruguay - Puntos de Vista
Qué y cómo se elige el 27 de octubre. El peso de los partidos políticos y las identidades partidarias. El rol de los candidatos a vicepresidente, el posicionamiento de los presidenciables y su margen de movimiento durante y después de la campaña. La importancia de las campañas electorales.
L.C.: ¿Cuáles son los elementos que están detrás del voto? Vamos a ir detrás de esos elementos, y de ese camino que hay que desentrañar. Quedan un par de meses, un poquito más para las elecciones. ¿Qué y cómo se elige el 27 de octubre?
E.B.: Uno de los primeros elementos a considerar es que la elección no es de presidente. Por más que cada partido tiene una candidatura única, esto está inmerso en una elección más general. Se eligen senadores y diputados. Es una elección de Parlamento y presidente, que se hace en un único acto. La persona, cuando vota, vota una única vez, en la misma hoja, a todo. Cuando pensamos las estrategias electorales, hay que hacerlo no solo desde el punto de vista de las potencialidades que puede tener un candidato a presidente, o una fórmula presidencial, sino también dentro de la lógica de funcionamiento de la elección, y las lógicas que suceden sobre todo en Montevideo, quizás algo en Canelones, diferentes de lo que sucede en el interior del país, donde las lógicas son distintas. El peso de lo local es distinto.
Una persona puede preferir algún candidato a presidente de otro partido, pero si su candidato a diputado es de, pongamos por ejemplo, uno del Partido Nacional y otro del Partido Colorado, no implica pasarse de partido por elegir a un presidente. Implica elegir un diputado distinto para su departamento. Eso es importante. Hay una elección que no es solamente de la fórmula presidencial, sino que se eligen otros elementos, que en algunos casos tienen más peso que la propia candidatura presidencial.
L.C.: Hay cuestiones de conveniencia, de oportunidad electoral, de compromisos de esa índole, y ahí uno entra a ver si, en definitiva, los partidos son tan “pesados” como nos imaginamos, si las identidades partidarias son tan fuertes en una instancia como esta.
E.B.: Ahí hay otro elemento importante. Efectivamente, si miramos las pertenencias partidarias, el 31% de la población se considera frenteamplista, el 21% se considera blanco o nacionalista, y un 11% se considera colorado. Eso más allá del voto. Es su pertenencia. Cuando pensamos cuáles son los pisos de los partidos, vemos que están, por lo menos, en quienes se consideran parte de ellos. Esto es sistemático, va variando a lo largo del tiempo, pero no en el corto plazo. Dentro de esa lógica entra la pertenencia partidaria dentro del proceso de elección. El que se considera frenteamplista no está buscando otras opciones afuera. O es muy difícil que alguno de ellos esté buscando opciones fuera del Frente Amplio. Lo mismo pasa con el Partido Nacional y el Colorado, por lo menos en esta instancia de octubre. En noviembre, al haber nada más que dos opciones, obviamente habrá una decisión distinta.
L.C.: Estamos hablando no de votantes, sino de identidades.
E.B.: Exactamente. La pertenencia, el sentirse de una forma. El sentirse frenteamplista, blanco o colorado es el primer parteaguas para la elección del voto. Hay casi un 9% que se considera apolítico, un 15% que se considera independiente. Haciendo esa cuenta, dos tercios de los votos están decididos por pertenencia. Puede haber pequeñas variaciones, pero prácticamente es un voto firme, que está decidido. Entonces, cuando se piensa en las candidaturas, en las fórmulas de los partidos, hay que tener en cuenta esos dos elementos. El primer parteaguas, que tiene que ver con la pertenencia, y cómo es el sistema electoral, qué se está votando. Esos elementos son relevantes para considerar, para ir desmenuzando cómo es ese proceso de elección.
L.C.: Hemos hablado mucho de los candidatos a vice, por distintas razones, y está bueno ver esas candidaturas y su rol de campaña versus su rol en un posible gobierno.
E.B.: Ahí entra otro factor que ha estado en discusión. ¿Qué tiene que ser una candidatura a vice? ¿Tiene que ser alguien que complemente al presidente en una estrategia de campaña, de llegada, de perfil? Uno más hacia el centro que el otro, una mujer, todas las variables que se le quieran poner como complemento de fórmula. Eso está bien, es una estrategia electoral. Ahora también ha estado en discusión la función que tiene la vicepresidencia. El rol del vicepresidente es central para un próximo gobierno que, si todo se mantiene como se vienen registrando las encuestas, no va a tener mayoría parlamentaria de un único partido. El rol que juegue la vicepresidencia será central en la articulación. En medio de la campaña, ¿Qué es más importante? Dentro del proceso de decisión, la presentación y el rol en la campaña tiende a tener un peso mayor, porque las dificultades que son inherentes al cargo son visualizadas por una minoría de la población, que es la que tiene interés, conocimientos o estudios sobre el funcionamiento específico de la política y sus complejidades.
L.C.: Lo ideal para esa fórmula es alguien que complemente, que cumpla en los estrados y los discursos, pero además tenga la capacidad de ejercer la otra función.
E.B.: Claro. Entonces, en el proceso de decisión, tiende a pesar más esa visualización de complementariedad, como si fueran un tándem de gobierno, que la función específica de la vicepresidencia en la presidencia de la Asamblea General.
L.C.: Las figuras presidenciales son un tema, y su posicionamiento en la campaña electoral. Se paran de determinada forma, pero si son elegidos por la ciudadanía tienen que pararse distinto. Hay márgenes bastante escasos para moverse.
E.B.: Por lo que venimos viendo, si ya tenemos dos tercios que tienen pertenencia partidaria, más otro conjunto de personas, no cuantificable… Para poner un ejemplo: el 10% de quienes votaron en las elecciones internas, votó solo hoja departamental. Eso significa que, para el 10% de los que fueron a votar en las internas, lo departamental tiene un peso directo, no le importó lo nacional. Esto ya había sucedido en la elección anterior. Ahí puede haber un solapamiento importante, porque los que votan en junio tienden a tener pertenencia partidaria firme, aunque muchos no. Hemos visto, sobre todo en esta elección, que hay perfiles de gente que no tenía pertenencia partidaria y fue a votar. Tenemos algún peso específico de lo local sobre lo nacional. No es fácilmente cuantificable, pero hay algunas referencias. Viendo eso, los márgenes de las candidaturas son más estrechos de lo que parecen, porque está la pertenencia partidaria por un lado, el rol de las vicepresidencias, el peso de lo local, y lo que queda es un pequeño margen. Por supuesto, los perfiles de los candidatos presidenciales son relevantes. El tema está en que son decisivos para un conjunto menor de la población. Sin duda es un porcentaje menor pero súper decisivo. En definitiva, tal como está desempeñándose últimamente y como se espera que se desempeñe, porcentajes muy menores terminan definiendo una elección.
L.C.: Después de todo este análisis, ¿Qué vota la gente?
E.B.: El proceso sigue siendo más o menos similar a lo que era antes. Sigue teniendo vigencia, pero no con las mismas dimensiones que tenía antes. Las pertenencias partidarias han caído levemente en el último tiempo. Hace diez años, más o menos, tres de cada cuatro personas se autoidentificaban dentro de un partido, y hoy son dos de cada tres. Pero sigue teniendo un peso relevante. Lo siguiente es el peso de las candidaturas, y ahí entra lo de las campañas. Sin duda, las campañas pesan menos de lo que parecen. Por algunos análisis, pareciera que lo único que se elige es presidente, y que lo único que define el voto para una candidatura es la campaña electoral. En realidad, por algunos datos que hemos visto a lo largo del tiempo, no son esos los elementos decisivos. Hay elementos decisivos que son previos. Ahora, que las campañas electorales y los personalismos tienen cada vez más incidencia, también es cierto. Hay dos cosas que marcar: por un lado, que hay un crecimiento del personalismo, que tiene que ver con el propio diseño del sistema electoral que tenemos, y por el otro, que no es solo la candidatura y la campaña las que definen. Eso apunta a un tercio de la población, y no a los otros dos.