El Observador
La competencia entre partidos se realiza en al menos cinco ejes: político, cultural, social, económico y en los últimos tiempos llega a estas lejanas tierras el ambiental. Cada uno de los ejes se subdivide en varios sub ejes […] Cada eje y cada sub eje tiene un centro particular y diferente. En todos ellos, los partidos y las candidaturas tienen acentos diversos. En algunos casos compiten por la superposición (entre todos o entre algunos) y en otros casos lo que cada uno más exalta es su propio posicionamiento.
Con mucha ligereza se hacen comentarios sobre las áreas de disputa entre los candidatos, con especial referencia a una disputa por el centro, sin precisar el centro de qué; y también en una visión simplificada de la que la elección es personalizada, cuasi sin partidos, y por un único cargo: la Presidencia de la República. Las motivaciones de decisión política, que luego devienen en voto, son muy complejas a nivel de individuo, y las áreas de competencia en primer término entre los partidos (que es el sujeto principal en una democracia de partidos), luego entre los candidatos presidenciales y en un escalón nada lejano, entre las candidaturas parlamentarias.
La competencia entre partidos se realiza en al menos cinco ejes: político, cultural, social, económico y en los últimos tiempos llega a estas lejanas tierras el ambiental. Cada uno de los ejes se subdivide en varios sub ejes. Cabe pues enumerar cada eje de competencia. Previamente, cabe referir la advertencia del filósofo compatriota Carlos Vaz Ferreira, de no discutir sobre palabras sino sobre conceptos. Si alguien considera impropio un término, que por sí mismo lo cambie, si tiene caso cuál es la sustancia a la que se refiere el artículo. Y esta clasificación no agota las variables y sub variables posibles.
Uno. El eje político, que deriva entre izquierda y derecha, que para eliminar confusiones: a) no nació ni murió con la revolución soviética, sino que nació con la Revolución Francesa; b) sigue vivito y coleando en el mundo entero; c) nadie en otras democracias de partido considera un insulto sino que al contrario se autodefine como “derecha”, lo cual es rechazado por la gente de derecha en Uruguay. Una variante, puede decirse un segundo sub eje, es el que pone de un lado la libertad y del otro el autoritarismo. Y un tercer sub eje político confronta lo internacional (y ahora lo global o mundial) con lo nacional.
Dos. El eje cultural, que es el que ubica a los conjuntos sociales en función de valores sobre la sociedad y el individuo. Cuenta con un sub eje principal liberal-conservador, que va entre la exaltación de la mayor libertad de la persona en la adopción de decisiones (aquí entra toda la nueva agenda de derechos) y en la otra punta la defensa de valores basados en éticas reguladas, normalmente de inspiración religiosa en base a la o las religiones dominantes en el aquí. Un segundo sub eje, muy relacionado con el anterior, es el que va de lo laico (en el sentido histórico del Uruguay) a lo religioso, o de los valores de la laicidad a los valores religiosos.
Tres. El eje social puede verse en varios sub ejes. Uno es el que confronta lo colectivo versus lo individual. Otro es el que en un extremo valora que el individuo se sienta protegido y apoyado por el Estado y en la otra punta el que considera que una sociedad pujante exige que cada uno luche por sus logros personales. Una tercera sub variante, férreamente asociada a las dos anteriores, pone el énfasis en la lucha por la mayor igualdad posible versus la lucha por el destaque personal (puede decirse que la dicotomía sobre preeminencia de la cantidad o de la calidad).
Cuatro. El eje económico, en que la libertad está puesta a la derecha, a la inversa del eje cultural en que está puesta a la izquierda. El primer sub eje económico es el que va de la economía regulada o dominada por el Estado o al liberalismo económico o al más puro libre mercado. Un segundo sub eje, fuertemente correlacionado con el anterior, pone en un extremo el acento en lo público y en el otro extremo el acento en lo privado. Un tercer eje, también muy asociado a los anteriores es el que exalta la más prolija regulación y control Estatal versus la mayor libre competencia. Un cuatro eje el que pone el acento en el mayor gasto social contra el que pone el acento en el más fuerte equilibrio fiscal o macroeconómico.
Y el quinto eje, no tan nuevo en la humanidad, bastante reciente en estas tierras, pone el acento en el cuidado del ambiente aún a costa del crecimiento económico y enfrente a quien pone el acento en el crecimiento económico aún a costa del ambiente.
Hay más tela para cortar. Lo anterior es un mero enunciado de cinco ejes principales y trece sub ejes derivados. Como se puede observar, cada eje y cada sub eje tiene un centro particular y diferente. En todos ellos, los partidos y las candidaturas tienen acentos diversos. En algunos casos compiten por la superposición (entre todos o entre algunos) y en otros casos lo que cada uno más exalta es su propio posicionamiento. Para ejemplificar, no hay ninguna lucha por el centro entre la defensa plena de toda la nueva agenda de derechos por el Frente Amplio y su oposición de parte de Cabildo Abierto o el énfasis “Pro Vida” del Partido Nacional. Tampoco hay lucha por el centro entre la preocupación por el crecimiento del gasto con énfasis en lo social que defiende el Frente Amplio con las propuestas de fuerte reducción del gasto y del déficit que proponen como meta tanto el Partido Nacional como el Partido Colorado.
Tampoco la definición de un partido o de una candidatura se expresa en una frase o un conjunto de frases en alguna entrevista o mesa redonda, ni siquiera de la plena lectura de los voluminosos programas que cada quien presenta y demasiados quienes ni siquiera atisban su existencia. Es todo ello, más su trayectoria, más su gestión en donde le ha tocado gestionar en el nivel que fuere, más sus valores, más su cosmovisión. La competencia electoral es en realidad extremadamente complicada y refinada.