05 Oct. 2019

Un sistema político en transición

Oscar A. Bottinelli *

El Observador

Entre 1954 y 1966 el Parlamento estuvo integrado por dos partidos relevantes: el Colorado y el Nacional. Entre 1971 y 2014 los partidos relevantes pasaron a ser tres, al añadirse el Frente Amplio. Finalmente, hacia 2019, todo indica que se agrega un cuarto partido relevante, Cabildo Abierto […] Para que un formato resulte tetrapartidista requiere que ningún partido obtenga o se acerque demasiado a la mayoría absoluta, ni que el segundo partido se sitúe en plano muy cercano al primero. Todo indica que ambas cosas ocurrirán.

Del formato bipartito se pasó al tripartito y se encamina al tetrapartito

Las elecciones de este 2019 constituirán un hito en el formato del sistema de partidos, como lo fue la de 1971. En aquel año el formato bipartidista dio paso al formato tripartidista, que se mantuvo invariado desde entonces hasta los comicios de 2014, con la sola excepción de 2004 en que por esa sola vez se tornó al bipartidismo. Esta vez se apunta a un formato tetrapartidista, en que el elemento determinante es la probable votación relevante de un cuarto partido, Cabildo Abierto.

Decir que un formato es bi, tri, tetra o pentapartidista supone partir de una clasificación de los formatos. En una de las corrientes dominantes en la ciencia política, en la rama relativa a partidos y elecciones, se opta por una clasificación cuantitativa y fuertemente se emplea la fórmula de Taagepera y Laakso conocida como Número Efectivo de Partidos (la inversa de la sumatoria del cuadrado de los porcentajes de los partidos, expresados en votos o en bancas). El Número Efectivo de Partidos es un índice de fragmentación partidaria, que supone tomar los partidos en base a su peso relativo. Difiere de clasificaciones de tipo cualitativo, quizás la más utilizada la de Giovanni Sartori.

En Uruguay, dado que la Cámara de Representantes cuenta con 99 bancas y las mismas se asignan en forma directamente proporcional a los votos obtenidos por cada partido en todo el país, la proporción medida en votos y la proporción medida en bancas de diputado no ofrece diferencias significativas. La fragmentación partidaria parlamentaria (en la rama baja) arroja el siguiente Número Efectivo de Partidos (NEP) en las últimas 12 elecciones:

195419581962196619711984198919941999200420092014
2,52,42,42,32,72,93,33,33,12,42,72,6

Entre 1954 y 1966 el Parlamento estuvo integrado por dos partidos relevantes: el Colorado y el Nacional. Entre 1971 y 2014 los partidos relevantes pasaron a ser tres, al añadirse el Frente Amplio. Finalmente, hacia 2019, todo indica que se agrega un cuarto partido relevante, Cabildo Abierto.

A los efectos de redondear los formatos, se emplea aquí como bipartito lo que sea igual o inferior a 2,5; como tripartito lo que se encuentre entre 2,6 y 3,5; y como tetrapartito lo que supere 3,5. Como se observa, en las cuatro primeras elecciones del periodo considerado (1954-1966), el periodo de hegemonía colorado-blanca, el NEP parlamentario osciló entre 2,3 y 2,5; en siete de las ocho elecciones subsiguientes (1971 a 1999 y 2009 a 2014) el NEP osciló más fuertemente entre 2,6 y 3,3. Cabe advertir que entre 1989 y 1999 se da el tripartidismo casi perfecto, dos veces con indicadores de 3,3 y uno con 3,1; mientras que antes (1971-1984) y después (2009 y 2014), los indicadores están por debajo de 3. La excepción a todo esto es el fugaz retorno a un bipartidismo en 2004, producto de la formidable caída del Partido Colorado y el gran crecimiento del Partido Nacional, en que el indicador es claramente bipartidista (2,4).

Lo que grafica bien los dos grandes periodos es que la mediana del NEP entre 1954 y 1966 fue de 2,4, mientras que entre 1971 y 2014 fue de 2,8. El primer periodo redondea en dos partidos y el segundo periodo redondea en tres partidos.

¿Qué pasa en 2019? El análisis de los diferentes escenarios probables, en base a los distintos rangos de comportamiento electoral que presenta la Encuesta Nacional Factum, permite prever que el NEP oscilará entre 3,6 y 3,7. Esto quiere decir lisa y llanamente que el formato se perfila tetrapartidista. Para que un formato resulte tetrapartidista requiere que ningún partido obtenga o se acerque demasiado a la mayoría absoluta, ni que el segundo partido se sitúe en plano muy cercano al primero. Todo indica que ambas cosas ocurrirán.

Sobre el periodo precedente al Frente Amplio es necesario tomar algunas precauciones. Como señalaran Göran Lindhal o Washington Reyes Abadie, referido al periodo de hegemonía colorado-blanca, ambos partidos tradicionales se comportaron con una fraccionalización de tal naturaleza que operaba en el sistema político —fuera de lo electoral— como partidos autónomos, y actuaron más como un pluripartidismo o tetrapartidismo, que como un verdadero bipartidismo. La aparición del Frente Amplio y el juego de a tres, llevó a los partidos tradicionales a actuar cada uno de ellos en forma más compacta, y los tres grandes lemas pasaron a ser tres actores en el juego.

Pero esto supuso un proceso de transición cultural. Así se puede observar que en el segundo gobierno del periodo de restauración institucional, el de Luis Alberto Lacalle, el Foro Batllista (sanguinettismo) se retiró del gobierno en el segundo año, mientras permanecieron en el mismo hasta el final las corrientes dirigidas por Jorge Pacheco Areco y por Jorge Batlle. En cambio, una década después, bajo la presidencia de Jorge Batlle, cuando el Partido Nacional se retira del gobierno, lo hace en bloque, como partido, inclusive como decisión de su Convención. Del primer episodio al segundo, va el cambio cultural de fracciones actuando como cuasi partidos a partidos actuando en tanto tal.

A este análisis que parte de la cuantificación cabe añadirle lo cualitativo. No es lo mismo un pequeño partido que opera en un Parlamento con mayorías claras (no importa si monopartidaria o producto de una sólida coalición) que un partido que opera en un Parlamento sin mayorías estables. Un partido de baja o media expresión pero que pueda devenir en el fiel de la balanza, adquiere una relevancia cualitativa generalmente desproporcionada a su relevancia cuantitativa. Fue la aspiración del Partido Independiente en las pasadas elecciones, que luego de estas elecciones podría cumplirla otro u otros partidos.

* Profesor Titular-Grado 5 de Sistema Electoral y Régimen Electoral Nacional de la Universidad de la República-Facultad de Ciencias Sociales