29 Ago. 2019

Entrevista a Oscar A. Bottinelli en Para empezar el día (Radio Oriental)

Oscar A. Bottinelli - Diálogo con Alfonso Lessa y Mauricio Almada

Radio Oriental - Para empezar el día

Oscar A. Bottinelli analiza el escenario post Elecciones Internas de cara al 27 de octubre. Cómo quedaron los partidos políticos y qué Parlamento se puede esperar, de acuerdo a los resultados de la última encuesta FACTUM.

M.A.: ¿Cuántos años con FACTUM?

O.B.: Desde abril del 89. Tenemos 30 años. Empezamos, no con una encuesta, sino con análisis político, con el referéndum de la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, el voto Amarillo y Verde. Al mes siguiente, el 28 de mayo, fueron las internas de los batllistas, entre Jorge Batlle y Enrique Tarigo. Ahí hicimos la primera encuesta a boca de urna en el Uruguay, y en junio debuta el nombre FACTUM.

A.L.: Fue un año particular el 89. El referéndum, la famosa interna Batllista del “brazo arrancado” que termina con el triunfo de Jorge Batlle.

O.B.: Termina con el triunfo final de Lacalle. Lo sorpresivo, lo inesperado. Todo el Uruguay tuvo la sensación, la noche del 28 de mayo, que cuando Batlle le gana a Tarigo se había proclamado presidente de la República. El dato de la realidad era que el Partido Colorado ganaba la Presidencia, y el Partido Nacional peleaba el segundo lugar. Y terminó ganando el PN, la primera vez que ganaba en una elección popular la Presidencia de la República. Había tenido dos Consejos de Gobierno, y había tenido una presidencia del Consejo Nacional en 1926, que había ganado Luis Alberto de Herrera, pero, como se renovaba por tercios, tuvo la presidencia pero en minoría, por lo tanto, siguió gobernando el PC. Y los tres presidentes blancos del siglo XIX fueron elegidos por el Parlamento, por lo que lo de Lacalle fue histórico.

A.L.: Y después, el primer triunfo de la izquierda en Montevideo.

O.B.: Fue el año del triunfo de Lacalle y de Tabaré Vázquez, con el Frente Amplio ganando la Intendencia de Montevideo, un cambio histórico en Uruguay. Lleva 30 años gobernando.

A.L.: A pesar de que se había quebrado…

O.B.: Fue un poco insólito. Todo indicaba que el FA perdía toda posibilidad. Había estado casi en el 84, había perdido la Intendencia de Montevideo por el 1,5%, con Mariano Arana de candidato, contra Aquiles Lanza, candidato dominante del PC. Y el FA llegó roto. En principio se pensaba que era por mitades, después se vio que no, con Batalla y la 99, y el Partido Demócrata Cristiano por un lado, y el resto del FA por el otro. Y el FA ganó.

M.A.: Hubo muchas miradas puestas en aquel período por la cohabitación del FA en Montevideo, el PN en el Gobierno nacional, y fue, con el paso del tiempo lo hemos visto, una excelente relación.

O.B.: Fue un muy buen manejo, más allá de los partidos, de dos personas: Luis Alberto Lacalle y Tabaré Vázquez, que jugaron un feeling entre ambos extraordinario. Lograron marcar la cancha de cada uno, sin que nadie pisara al otro, con algunos juegos, como siempre hay, pero de un nivel de altísima civilización. Fue muy bueno para el FA, porque fue el primer certificado de mayoría de edad para gobernar. Hasta ese momento era una fuerza de oposición, de protesta, de manejo en la calle, en los sindical, lo social, y era la primera vez que se ponía a gestionar algo, y además, en contraposición al Gobierno nacional, blanco, y no colorado, lo que también era una novedad. Eso fue el lanzamiento de Tabaré Vázquez como figura política y como presidenciable. Ya en la elección de 1994 fue candidato.

A.L.: Y una etapa en la que Vázquez aprovecha, desde la Intendencia, para enviar muchas señales de moderación, pensando a futuro, como las buenas relaciones con Estados Unidos. Tenía gran relación con la Embajada de Estados Unidos, iba a todos los actos militares.

O.B.: Vino George Bush padre. Por razones de seguridad, hicieron un único acto en el Palacio Legislativo. Ahí fue el presidente de la Junta Departamental, estuvo Vázquez, lo recibió el Parlamento, y fue interesante porque el presidente de la Junta hizo un discurso antiimperialista, duro. Y Vázquez hizo un discurso muy diplomático. Y Bush hizo un disco altamente de búsqueda de cercanías, de puntos en común de buscar los puntos en común con Vázquez. Vázquez tiene dos experiencias: con Bush padre como intendente, y con Bush Jr. como presidente de la República. Aquella foto famosa de los dos caminando por Anchorena, agarrándose del brazo, marcando una gran amistad entre los dos.

A.L.: Podemos pasar un poco revista a lo que pasó, ¿Cómo viste la interna? ¿Hay un nuevo escenario?

O.B.: Sí, claramente. Primero, seguimos con un problema, ya menejándolo académicamente, que le veo a estas mal llamadas Elecciones Internas, mucha incongruencia con el sistema electoral en general. No son elecciones internas. Elecciones internas son, por ejemplo, las que hizo el Frente Amplio en 2016. Son primarias, y los partidos las han transformado en preliminares. A lo que era una primaria presidencial le hicieron esta competencia de votar a Fulano de diputado. Y no hay una elección de Parlamento, pero hubo 400 listas en Canelones. Todos quieren marcar votos porque, en general, la mayoría de los casos, es una especie de concurso por el ranking para elaborar las listas al Parlamento.

Me parece que lo más grave es que sea voto voluntario. En el mundo hay dos tesis, y cualquiera puede ser aceptada, pero yo soy partidario del voto obligatorio, porque el voto voluntario elitiza las elecciones, en todo el mundo. Los sectores más marginados de todos los procesos sociales son los que no participan. Sean hispanos en Estados Unidos, antes fueron los negros, los sectores más pobres. Pero, independientemente que se piense en el tema de fondo, es una incongruencia que un ciclo electoral, que produce efectos para la elección de octubre, y para el balotaje y la elección departamental y municipal de mayo del año siguiente; que todo el ciclo que es obligatorio arranca con una elección voluntaria.

Se da un fenómeno universal. Si miramos Montevideo, observando los circuitos y la composición social, fue una elección de las clases sociales alta y media alta. La clase más popular, más baja, casi no votó. Eso puede haber sido muy importante en los resultados. Esto benefició a los candidatos de opinión más ligada a las clases medias y media alta, aunque no tuvieran buena receptividad cuantitativa en las clases bajas. Creo que este es un tema que, más tarde o más temprano, habrá que resolver. El sistema político tiene terror a tocar algo, lo primero que hace es agarrar una calculadora para ver a quién beneficia y a quién perjudica, como si cinco años después los votantes fueran a votar exactamente lo mismo. Razonan en esos términos.

No hubo novedades macro en el PN. La novedad, llamémosle intermedia, fue la aparición de Sartori, un personaje nuevo, un hombre muy joven, de nivel presidencial en Uruguay, con 38 años, es como si fuera del Jardín de Infantes. A la escala uruguaya es como que no entró a la escuela. Con una votación muy buena. Hay algo que, a veces, no se ve muy bien, porque se mide Sartori contra Lacalle Pou, pero Sartori sacó apenas pocos menos votos que Talvi, y no demasiados votos menos que Daniel Martínez. Saca el nivel de votación de los dos triunfadores en los otros dos partidos. Claro, en el PN votan 450.000 personas. El FA estuvo en 255.000, y el PN por debajo de los 200.000. Entonces, con 100.000 votos en el PC es más de la mitad, en el FA es el 40%, en el PN el veintipoco. No votó mal Sartori, votó tan bien como Talvi o Martínez. Pero el triunfo de Lacalle Pou fue importante. Acá hay un fenómeno: así como Sartori logró una buena votación, tuvo rechazos muy altos, y se generó una imagen de cierto temor, que motivó a ir a votar a alguna gente. En el PN nadie se esperaba que votaran más de 400.000, y superaron los 450.000. Da la impresión de que esos 50.000 que se incorporaron fueron a votar a Lacalle Pou. La gran diferencia que saca es porque aumenta la torta. Aumenta el electorado por temor al triunfo de Sartori. En última instancia, la aparición de Sartori fue un elemento que benefició muchísimo a Lacalle Pou. Y generó el otro efecto, que el proyecto de los intendentes haya resultado fallido, y que Larrañaga haya tenido un resultado no muy convincente, saliendo tercero. El que gana en 2004 sale segundo, dos veces, en 2009 y 2014, y tercero en 2019.

En el PC, Sanguinetti tenía un gran apoyo en los sectores bajos y medios, que votan muy poco. Y Talvi, que tiene una adhesión, no solo cuantitativa, genera un gran entusiasmo en la gente joven y medio joven, de 40 años para abajo, en las clases medias altas y altas. Y tiene una adhesión electoral que le permite un triunfo que fue bueno. Aparentemente más holgado en la comparación Sanguinetti-Talvi. En la comparación entre Ciudadanos vs. Batllistas fue 53 a 47. Un partido mitad y mitad. Pero, en la medida que competía contra dos, y la distancia fue grande, agiganta el triunfo de Talvi. Lo que pasó el 30 de junio es lo que pasa en toda elección, y que tenemos que tener en cuenta después, para el 27 de octubre y el balotaje. Una elección son dos cosas a la vez. Cuando continúa el ciclo electoral, un resultado y un efecto. Ese resultado crea un clima y una imagen que cambia la etapa siguiente. Por eso somos escépticos de todas esas encuestas binarias, que otros llaman balotaje adelantado, porque están manejando un escenario que va a cambiar la noche del 27 de octubre.

La elección pasada, la proximidad de Lacalle Pou a Vázquez era muy cercana en los escenarios previos. Terminó siendo una distancia fenomenal en el balotaje. 57 a 41. La sensación de derrota que tuvo Lacalle Pou el 26 de octubre de 2014, fue más allá de la realidad. Él se posiciona como derrotado, y con la mayoría absoluta del FA, que se confirma el día siguiente, le dan un envión a la candidatura de Vázquez –Sendic. Eso hace que la distancia entre los dos fuera mayor que toda la que venía existiendo. No porque las encuestas midieran mal, sino porque el escenario era otro.

A Lacalle, que hizo una buena campaña en 2009, le pasó, por lo que es un defecto constitucional de la Reforma del 96, que pudiera darse que ganara la Presidencia de la República alguien con una mayoría parlamentaria de otro partido. Un solo partido, que era bastante monolítico hasta ese momento, con mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y empate en el Senado, si ganaba Lacalle desempataba el vicepresidente y había mayoría de la entonces oposición en el Senado, y mayoría del FA en Diputados. Pasaba a ser un país de dificilísima gobernabilidad. Eso también ayudó, tanto en 2009 como en 2014, al triunfo del FA en el balotaje. Tenemos que ver eso la noche del 27 de octubre. De aquí al 27 de octubre se puede especular, pero lo que mide la encuesta es un escenario diferente al que va a haber.

M.A.: Y ese escenario va a pesar sobre la opinión pública.

O.B.: Claro, el escenario lo forma la opinión pública.

M.A.: Debemos dudar de las encuestas conocidas en el último mes, que plantean a quién votaría en un escenario de balotaje.

O.B.: Lo que digo es que son ejercicios; nosotros los hacemos, los discutimos con los dirigentes políticos, pero siempre hay que tener la prevención, que es lo complicado cuando se divulga, de decir que son sensaciones térmicas, que no implica que vaya a ocurrir el 24 de noviembre. Estamos viendo cómo se llega al 27 de octubre con el feeling de la gente. Ahora, la noche del 27 de octubre puede cambiar mucho.

Vamos a suponer: las encuestas de los colegas están dando que Lacalle Pou está últimamente mejor que Daniel Martínez, pero Talvi mucho mejor que Lacalle Pou en un escenario de balotaje. Hay que ver si en la noche del 27 de octubre gana Lacalle Pou a Talvi, y por qué distancia, si ese Lacalle Pou es el Lacalle Pou medio “pollo mojado” del 26 de octubre de 2014 o es un Lacalle Pou potente, con toda la fuerza, que arranca el balotaje sintiéndose ganador. Cambia mucho. Cómo salga la distribución de las bancas. No es lo mismo ir al balotaje con el FA con 42, 43 bancas de Diputados, a que vaya con 37. Son muchos elementos que juegan. No se eligen dos personas como dos marcianos que aterrizaron en Uruguay. Son dos fórmulas, donde los vices juegan, de partidos, que van a salir mejor o peor la noche del 27 de octubre, porque a veces llegan a la elección con mucho crujido interno, y acá la oposición tiene un problema: no solo tiene que llegar bien cada uno de los partidos, sino la oposición como tal. Creo que hay un escenario que para el balotaje puede complicar a la oposición. Si Talvi se sigue acercando a Lacalle Pou, y realmente queda definitivamente generada la imagen de que, el 27 de octubre, además del Parlamento, se elige quién va al balotaje, se crea la incógnita real, y se genera una disputa por quién va segundo entre el PC y el PN, que, por más que la quieran administrar diplomática, civilizadamente y con peluca empolvada, va a haber chisporroteos, que pueden generar una imagen de una oposición menos unida y más fracturada que la que se ve hoy. Y eso puede afectar el balotaje. Son muchos factores a tener en cuenta y no darlos por sentado. También es verdad que un escenario de lucha real por quién va al balotaje es muy negativo para los partidos chicos. Y también es complicado para el FA, porque ese electorado que está sentado en la puerta, mirando si llueve para saber si se va o no del FA, una lucha muy fuerte entre Lacalle Pou y Talvi, puede decidir a alguno a dar el paso. Dinamiza la salida. Una competencia muy fuerte por el segundo lugar puede ser muy complicada para el resto del sistema.

M.A.: En esa oposición apareció, este año, un nuevo actor, que es Cabildo Abierto y el general Manini como candidato a la Presidencia. ¿Cómo cree que va a jugar en este escenario nuevo?

O.B.: De los partidos con certeza de entrar al Parlamento, es la primera vez que hay un partido nuevo en Uruguay desde 1905. Todos los demás partidos han sido escisiones y reagrupamientos de los preexistentes. El FA fue una novedad, pero con un gran grupo del Partido Colorado, batlistas, un grupo menor del PN, y tres partidos fundados entre 1905 y 1910. Hubo partidos, como el Partido Verde Etoecologista, de Rodolfo Tálice, el PERI, pero no llegaron al Parlamento. En 1910 fue la última vez que entró al Parlamento algo nuevo-nuevo. De CA no se puede decir que sea una escisión, aunque los electorados vengan del PN, el PC y también del FA. Es una concepción totalmente nueva. Como el PERI, el Partido Verde Animalista, y, en cierto modo, el Partido de la Gente.

El fenómeno de Cabildo Abierto da para estudiarlo muchísimo. Es un grupo con perfiles ideológicos muy claros. En la clasificación clásica es un partido de derecha en lo político, en la clasificación conservador-liberal es conservador, de un catolicismo muy conservador, pero, por otro lado, en el eje económico, en que se pone el mercado en un extremo y el Estado en el otro, es un partido que tiene algunos componentes estatistas fuertes, sobre todo en la visión de los sectores estratégicos del país, la energía, el agua, las comunicaciones. Una visión muy militar, y en esta un sentido de lo que, en Europa, se llama derecha social, donde el componente social es muy alto. No nos olvidemos que Manini, el primer escalón, es su dirección de Sanidad Militar. Él recorrió todas las policlínicas militares del país, que hay por todos lados, porque no hay cuartel donde no haya, por lo menos, una camilla, un botiquín. Y Sanidad Militar no son 18.000 personas, son 300.000. Toda la familia militar, en actividad, retirados, con familiares. Y generó un caudillismo a partir de Sanidad Militar, y luego desde la Comandancia del Ejército. Él tiene un pensamiento, en el que se podría ubicar como uno de sus mentores intelectuales, la producción de Alberto Methol Ferré, la visión del país de los ríos, la geopolítica, una visión muy fuerte contra lo que puede ser la hegemonía de Estados Unidos en la zona, sobre todo en lo militar. Una visión de no transformar los Ejércitos en Guardias Nacionales con funciones policiales. Por eso la frontal oposición que tiene Manini Ríos al proyecto de Reforma Constitucional, que impulsó, entre otros, Jorge Larrañaga.

A.L.: Eso lo emparenta, en cierta forma, con Fernández Huidobro y algunos sectores del MLN.

O.B.: Más que emparentarlo, uno diría que Manini es, en toda una línea, un discípulo de Fernández Huidobro, y un hombre que hizo su carrera apuntalado por Fernández Huidobro. Esto lleva a una cosa bastante interesante que es la existencia de un electorado, lo vemos en la franja noreste de Montevideo con mucha claridad, la zona de José Belloni, Manga, Piedras Blancas, en la que hay un electorado en disputa, que oscila entre la 609 y CA. Y vemos como, en Rivera, el FA está con altas probabilidades de perder la banca. Porque salió cuarto en junio, pero todo indica que no fue un cuarto ocasional. En Rivera gana el PC, con una hegemonía municipal de 20 años, de alta valoración en la gente, el PN está muy fuerte, y el FA se desangra en votos hacia CA, que sale tercero. Tercero en Cerro Largo, Artigas y Rivera, pero en Rivera a costa de FA. En Cerro Largo y Artigas a costa del PC. La banca del FA en Rivera es de la 711, grupo de Sendic pero emparentado con el mujiquismo. Es interesante. Manini ya anunció su voto al candidato opositor en el balotaje, pero es una pieza muy importante en la conformación de mayorías parlamentarias. Ya sea que el PN, el PC, el Partido Independiente y el PdlG juntos no llegaran a la mayoría, porque, hoy por hoy, en el Senado estarían entrando cuatro partidos: el PI está con dificultades con el nivel de intención de voto que tiene. No quiere decir que va a votar así. Pero si esta dificultad se mantuviera, entrarían al Senado el FA, el PN, el PC y CA. Si solo entran estos cuatro partidos, el juego de CA en el Senado puede ser decisivo.

Ayer largamos públicamente un escrutinio, que es la última Encuesta Nacional FACTUM, adjudicando bancas, y CA nos daba tres senadores, y entre nueve y diez diputados. Esa fue la representación del PC en 2004. Hoy lo ubicaría como un partido mediano: están los tres grandes, que ya pasaron a ser los partidos históricos, CA como un escalón en sí mismo, y los demás. Los chicos, que están desde el borde de entrar al Parlamento a entrar al Senado. En esa franja, de uno a tres diputados, de cero a un senador. Ahí se van a mover los cinco partidos con posibilidades.

M.A.: Manini ha reivindicado fuertemente el artiguismo. Le ha puesto contenido a su interpretación.

O.B.: La interpretación del artiguismo de Manini es consistente con un par de líneas del pensamiento militar desde los años 60. Hay un par de articulaciones que podemos llamar del artiguismo social, que pone mucho énfasis en dos elementos: el Reglamento de Tierras de 1815 y en la composición social del respaldo político y, en cierto modo militar, que tuvo Artigas. El sector más popular es el que estaba detrás de Artigas. Indios, mestizos, negros, gente pobre. Ese Artigas social aparece muy reivindicado en un par de líneas militares. En esta línea que se engloba dentro de los Tenientes de Artigas, y en sus grandes rivales, que fue la línea Batllista, que alguna vez tuvo el liderazgo del general Seregni. Las dos tocan el aspecto del Artigas social. En los Tenientes de Artigas, Manini tomó esa línea, frente a gente vinculada al período militarista, que reivindicó más el Artigas “de bronce”.

A.L.: Hablabas del ejercicio que hicieron de distribución de bancas. ¿Cómo está la relación oposición-oficialismo?

O.B.: Aclaremos varias cosas. Esto, donde uno cambia un decimal a cualquier categoría de la encuesta, la banca se va de un lado para el otro. Es muy finito. Pero nos da una base de 12 senadores del Frente Amplio, 8 Partido Nacional, 6 Partido Colorado, y 3 Cabildo Abierto. Y una trigésima banca que está ahí, entre la decimotercera del FA, la novena blanca o la séptima colorada. Si esta banca en disputa cae en el FA, el PN y el PC suman 14. Pero si cae en el PN o el PC, suman 15. Obviamente, en el Senado, como pasó en 2014, en que no hubo mayoría de nadie, desempató el vicepresidente. Ahí, el PN y el PC, con 15, dependen del vicepresidente.

Y a nivel de Diputados, nos da un escenario mucho más elástico, porque ahí tenemos incógnitas. El Partido Verde Animalista está entre no sacar banca y sacar una. Ahí los porcentajes de la encuesta son muy finitos. El PERI lo mismo, en principio estaría dando que sale, pero por ahora hay que decir cero o uno. Unidad Popular, por ahora, está en uno. Hasta hace un tiempo estaba más cerca de dos. El PI está entre uno y dos, el PDlG lo mismo.

A.L.: Va a ser una cámara totalmente distinta.

O.B.: Tenemos una posibilidad, hoy, que puede cambiar, aumentar o disminuir, de dos el PI, dos el PdlG, una UP, una PERI, una PVA. Cinco partidos, siete bancas. O quedar solo el PI, PdlG y UP, tres partidos, y no cinco, y que todos votaran mal dentro de lo que están, y sacaran solo una banca cada una. Es decir, los partidos chicos pueden ir de tres a siete. Nada menor para los grandes, cuantas más bancas pierdan los partidos chicos, más suben los partidos grandes, aún con los mismos votos. No nos olvidemos que la banca 50 del FA, en 2014, salió no porque tuviera esa cantidad de votos, sino porque el PERI tuvo el penal errado en la última tanda. 4.848 votos le faltaron para entrar al Parlamento. Y al no entrar el PERI, entró la banca 50 del FA. Fue increíble. Estas cosas pueden ocurrir. Ahora, ¿Qué nos dan los grandes? El PC nos da entre 19 y 21, el PB entre 26 y 28, y el FA entre 37 y 40. También, afinando, la suma de los partidos tradicionales, más PI, más PdlG, hace un poco más fácil que haya mayoría absoluta, sin necesidad de ver qué pasa con CA. Que sea más fácil no quiere decir que se dé.

A.L.: Tienen la reserva de Cabildo Abierto.

O.B.: Lo que pasa es que es una reserva en la que hay recelos mutuos. Esa visión de derecha que tiene rechina, y por otro lado, esa otra visión más estatista, más izquierdosa, que tiene CA. No es paradójico. Se ven muchos movimientos, sobre todo en Europa, con estos componentes. Estos juegos de políticas sociales con posturas de derecha no es una cosa extraña. No hay un eje ahí, hay varios. No se puede hablar de blanco y negro, pero sí de tres, cuatro ejes clasificatorios. En todas las universidades del mundo siguen trabajando con el eje derecha-izquierda. Solo acá algunos dicen que eso desapareció, desde la caída del Muro de Berlín. Los que dicen eso se olvidaron que no fue la Unión Soviética la que construyó el eje derecha-izquierda, sino la Revolución Francesa. Pero no es lo mismo derecha-izquierda que conservador-liberal. Y no es lo mismo en lo económico ser un liberal, que serlo en lo político. Es decir, entre los dos ejes, el concepto de libertad está en lugares que pueden llegar a ser opuestos. Hay que tener mucho cuidado en los matices y en las simplificaciones.

M.A.: ¿Cómo viste el proceso que hizo el PI, que durante esta Legislatura, su senador tuvo una participación muy activa y protagónica, que intentó formar una coalición que después se desvaneció, y que ahora está con ese plafón bajo en intención de voto?

O.B.: El PI ha hecho un proceso importante de cambio. En 2014 se presentó en dos características muy fuertes, “la otra izquierda”, en el mejor de los casos decían “somos equidistantes de los partidos tradicionales y del FA”, o “no somos equidistantes, somos de izquierda, pero enfrentados al FA”. Y el segundo eje que había planteado era ser el partido bisagra. De ese posicionamiento a la actualidad, hay un giro importante. Tanto que ahora se ubicó como un partido de la oposición, claramente conformando un espacio con el PC y el PN. Es un planteo diferente al anterior. Lo que el PI busca es tratar de llegar con su mensaje, decir “somos parte de la oposición, pero queremos garantizar que sea un cambio hacia adelante, y que no se vuelva atrás”. Es decir, esta oposición, el PN y el PC pueden representar el peligro de retornar a lo que fueron los partidos tradicionales, a lo que el PI pone distancia, y es la garantía. Este es el giro que hizo.

El operativo fue fallido. Terminó con un nivel de chisporroteos, casi incendios, que afectaron muchísimo al PI. No haber hecho este operativo le hubiera dejado un escenario mucho mejor. Con el diario del lunes es fácil decir qué es lo que no hay que hacer, los análisis a posteriori son bárbaros. Da la impresión que, entre el proyecto original, en el que hacían mesas redondas sobre socialdemocracia, que participaba Eber Da Rosa, gente del PC, gente del FA. Tenían la idea de construir otro frente, más al medio, alternativo al FA y a los dos partidos tradicionales. De aquel gran escenario, se fue diluyendo a lo que se construyó, que salió del FA el grupo Navegantes, con Esteban Valenti, del PC Fernando Amado, no había ninguna extracción de alto relieve, de alto perfil, del PN, y con un PI muy hegemónico. En el momento que surge ya a uno le quedaba la duda de cuánto ese espacio le servía. Incluso hubo algunas alertas, que se vieron en las encuestas, que le servía más para que los socios captaran los votos que ya tenía el PI que para que agregaran votos al paquete.

Además, ahí vino una opción, que hace el PI, de posicionarse mucho más claramente dentro del bloque opositor, que como partido bisagra. Se fue endureciendo. El giro más significativo lo veo en el tema Ministerio del Interior. En las primeras interpelaciones, en la Cámara de Diputados, el PI tiene una postura de apoyo a la gestión de Bonomi, y luego se va produciendo un giro. Empieza a cuestionar. Y después ya pasa al mismo nivel de endurecimiento con la política del Ministerio del Interior que la que ya tenían el PN y el PC. Y prácticamente en la segunda mitad de la Legislatura, el PI aparece ya muy alineado en la postura de extrema dureza de la oposición, en algunos temas clave. Sobre todo en la forma que ha tomado el tema Venezuela, donde se puede decir que el PI es el que adopta, como tal, las posturas más duras, en combate al régimen bolivariano de Maduro, y en apoyo a Juan Guaidó y al Grupo de Lima. Incluso, cada vez que sale el tema de Venezuela, prácticamente la primera voz que aparece es la de Pablo Mieres. Entonces, eso hace que, cuando uno mira 2014 y mira hoy, es un partido que ha hecho un giro importante, que, por lo que se ve, es lo que siente su militancia, su conducción. Ha roto los distintos hilos que lo podían tener cercano al FA.

M.A.: ¿Qué opinión tenés sobre la propuesta que hizo el senador Jorge Larrañaga, de prohibir la difusión de las encuestas 40 días antes de las elecciones?

O.B.: En ningún país de elecciones plenamente competitivas existen medidas de esa naturaleza. Incluso en países que vienen, de hace más de 20 años, con restricciones de 7 a 14 días, hay movimientos para eliminarlas. Primero, porque en algunos países ya los Tribunales Constitucionales la han declarado inconstitucional. No es un tema de las encuestadoras, es un tema del público. En primer lugar del público, y en segundo lugar de los medios de comunicación. Porque, si se prohíbe la difusión, las encuestas van a existir, y hay formas de que la gente las adquiera, de forma más restringida y a mayor precio. Para una encuestadora es el mejor negocio. Pongo el caso de España: allí, cuando entra la veda, cualquiera, sea el lugar de España que esté, puede sintonizar las radios, los canales de Andorra, de Francia, de Portugal, de Marruecos, y tiene todas las encuestas, día por día, hasta el mismo día de la elección. Y además, están en internet, en las redes sociales. En Italia pasa lo mismo: Malta, Túnez, Francia, Suiza. Las encuestas siguen hasta el último día. Esto era para un mundo donde solo se difundía en papel, en el diario, los diarios no llegaban al exterior. Y esto entra en una concepción de cuál es el nivel de libertad que debe haber en una elección. Está hablando de encuestas de opinión pública. Hay algo que a veces la gente confunde. Dice “el costo de vida subió”, y nadie sabe del costo de vida. Lo que sabe es que hay una encuesta que dice cómo subieron los precios. Hay encuestas que dicen cuánto es el desempleo, cuál es el nivel de empleo. Esas son encuestas, y sería bravo que la gente no supiera, el día de la elección, cuánto es el empleo, cuánto la desocupación, cuánto el costo de vida, cuánto la inflación. No hay duda que son restricciones de libertades. Hablo como profesor de Sistemas Electorales. Ese tipo de restricción lleva a bajar la calificación de un país en el Índice de Nivel de Competitividad de una elección. En elecciones Libres y Justas, un país con restricciones a la información de los ciudadanos, tiene un puntaje menor en la calidad de elecciones libres y justas. Se considera que no hay equidad de información para los ciudadanos.

A.L.: ¿Cómo ves el escenario de octubre, y eventualmente noviembre, para el oficialismo y la oposición, sobre todo en comparación con la elección pasada?

O.B.: Nosotros tenemos el Índice Winner, que es la percepción que tiene la gente del resultado, con independencia de lo que le gusta. Siempre tiene contaminación, pero, por ejemplo, el PC está obteniendo un 19% de votos, y es un 6% el que dice que van a ganar los colorados. Esto es producto de que, normalmente, tarda más en cambiar la percepción de lo que cambia la decisión de la gente. La gente tiene una percepción de que es más probable que gane la oposición a que el FA retenga la Presidencia, y, más allá de votos, daría la impresión de que ese es el panorama que se está viendo. Hay que tener cuidado cuando se dice “hay probabilidades parejas para”, creer que esto termina voto a voto. No. Probabilidades es, cuando, en un partido de fútbol, durante los primeros minutos va 0 a 0. No quiere decir que termina por un gol de diferencia o por el último penal de la tanda. Puede terminar 5 a 0, porque en un momento uno de los dos se derrumba, y el otro hace un gol por minuto. No hay que confundir probabilidades parejas con que termina resolviéndose con tres votos.

Hoy, por lo menos yo, hasta hace más de un año, claramente hasta la Semana de Turismo de 2018, decía que el FA tenía las mayores probabilidades de retener la Presidencia. Acababa de resolver el tema Sendic, se había generado un gran efecto positivo. Desde ahí hasta el 30 de junio de este año, yo decía “esto es una moneda al aire, se tira y cae una cara o la otra”. Desde el 30 de junio han ocurrido una serie de hechos, incluso el propio resultado de esa elección, la baja concurrencia del FA, las dificultades o chisporroteos en el armado de la fórmula, la forma en que fue recibida dentro del propio Frente, distintos estados de ánimo en el FA, la aparición de Talvi, la fuerza con que ganó Lacalle Pou, que llevan a la idea de que uno vea más probabilidades a la oposición. Que no es decir que el FA necesariamente pierde. Y dentro de la oposición existe la percepción de que tiene más probabilidades de ir al balotaje el PN, pero esto es algo que hay que esperar que transcurra un poco. Porque en la medida que los números se han acercado, esta percepción puede cambiar. Yo creo, como analista, que las encuestas que aparezcan en la primera quincena de setiembre pueden ser bastante determinantes para ver si crea un escenario de duda entre el PN y el PC, o no. Si no se ve, por lo menos, el atisbo, parecería difícil que se instale ese escenario. Ahora, si se empieza a atisbar que esto puede ser dudoso, puede generar la duda. Por lo tanto, concentrar la lucha entre PN y PC con mucha fuerza. Hay que esperar. El mes de setiembre es bastante clave para orejear las cartas.