06 May. 2007

Con la mirada en los jóvenes

Oscar A. Bottinelli

El Observador

La diferencia más fuerte de electorado entre la izquierda y los partidos tradicionales, entre lo que en el mundo se llama centro-izquierda y centro-derecha, no está en el nivel socioeconómico ni en el tipo o nivel de ocupación, sino en la edad. Grosso modo: cuanto más joven es la gente más vota a la izquierda, cuanto mayor edad más vota a los partidos tradicionales.

La diferencia más fuerte de electorado entre la izquierda y los partidos tradicionales, entre lo que en el mundo se llama centro-izquierda y centro-derecha, no está en el nivel socioeconómico ni en el tipo o nivel de ocupación, sino en la edad. Grosso modo: cuanto más joven es la gente más vota a la izquierda, cuanto mayor edad más vota a los partidos tradicionales.

Conviene ver esto con datos concretos. Como se sabe, los ciudadanos uruguayos están inscriptos en el Registro Cívico Nacional según el territorio de residencia. Ese territorio es el individualizado en la Credencial Cívica con tres letras, que componen la serie: la primera de las cuales corresponde a la jurisdicción (que en Montevideo son dos y en el interior coincide con el departamento), la segunda letra identifica una subdivisión de la jurisdicción llamada zona y la tercer letra a una nueva subdivisión llamada distrito. Dentro de cada distrito, los ciudadanos son registrados con un número correlativo. Normalmente, todas las personas que van a votar por primera vez en una misma elección se inscriben en el mismo periodo inscripcional, periodos que eran cuatrienales hasta 1966 y pasaron desde entonces a ser quinquenales. De allí surge que todo el conjunto de inscriptos por primera vez en un mismo periodo constituyen una generación electoral (técnicamente, una cohorte electoral). Esta metodología tiene algunas impurezas – que parcialmente se purifican en una investigación afinada – producto de que las personas pueden trasladar su inscripción de un distrito a otro, con lo que su número correlativo se intercala dentro de una generación electoral menor a suya. Con estas salvedades, es posible dividir la totalidad de los circuitos del país en tres grandes categorías consistentes. Ellas son:

1. Mayores. Personas que votaron por primera vez en las elecciones de 1971 o anteriores, que al 31 de octubre de 2004 registraban de 51 años en adelante. Constituyen el 25% del electorado

2. Intermedios. Personas que debieron votar por primera vez en las elecciones no realizadas de 1976 o votaron por primera vez en el plebiscito constitucional de 1980 o en las elecciones generales de 1982, 1984 ó 1989, que a la fecha de las pasadas elecciones nacionales contaban con entre 33 y 51 años de edad. Representan el 33% del electorado

3. Jóvenes. Personas que votaron por primera vez en las elecciones de 1994, 1999 ó 2004, que al 31 de octubre de 2004 registraban de 18 a 32 años de edad. Constituyen el 42% del electorado.

Divididos todos los circuitos de votación (“mesas de votación”) en estas tres categorías, pueden observarse los siguientes resultados para los tres principales lemas y para el conjunto de los partidos tradicionales:

Todo el electoradoMayoresIntermediosJóvenes
Frente Amplio50.539.652.356.4
P.Nacional34.340.732.630.9
P.Colorado10.415.19.97.8
Partidos Tradicionales44.755.842.538.7

Como surge con absoluta nitidez, los partidos tradicionales son una fuerza con clara preponderancia en el electorado mayor (donde se sitúan casi en el 56%), son minoría (apenas por encima del 40%) en el nivel intermedio y una fuerza claramente minoritarias entre los jóvenes, donde están claramente por debajo del 40%. A la inversa, la izquierda arranca con menos del 40% entre los mayores, obtiene la mayoría absoluta en el nivel intermedio y la consolida entre los jóvenes. La diferencia entre la izquierda y los partidos tradicionales es negativa en 16.8 puntos entre los mayores, positiva en 9.8 puntos en el nivel intermedio y altamente positiva en 17.7 puntos entre los jóvenes.

¿Qué pasa exclusivamente con los cambios biológicos? En las elecciones del 25 de octubre de 2009 dejará de votar unas 150.000 personas, en una forma preponderante de los que en 2004 eran mayores de 51 años. Por otro lado votarán entre 200 y 220 mil nuevos votantes (dependiendo del factor emigración). Si se toma la hipótesis de que no exista ningún cambio de orientación política entre los actuales votantes y que los nuevos votantes se comportan exactamente igual que los jóvenes, se darían estos cambios:

BajasAltasTotal
Total-150000+210000+500000
Frente Amplio-59000+118000+59000
Partidos Tradicionales-84000+81000-3000
Otros*-7000+11000+4000
Saldo FA menos PP.TT.-25000+37000+62000

El factor biológico incrementa la diferencia del Frente Amplio sobre los partidos tradicionales en 62.000 votos, lo que amplía la ventaja frenteamplista en 2.6%, es decir, llevaría el voto del FA de 50.5% a 53.1%.

De lo anterior surgen dos conclusiones fundamentales. Una es la más obvia de todas que no merece fundamentación: todo partido o conjunto de partidos minoritarios necesitan para devenir en mayoritarios restarle votos al partido mayoritario, es decir, lograr que se produzca el desvío de votos de una parte hacia la otra, lo que en estudios electorales se denomina provocar un swing. Pero la segunda conclusión es fundamental desde el punto de vista estratégico: el futuro de los partidos tradicionales está en que se revierta esta tendencia. La batalla histórica está en la captación de los jóvenes en general, pero en particular entre los que están en proceso de socialización política, de elegir su opción electoral por primera vez. Para el 2009 sí, pero fundamentalmente para los años siguientes, tanto al Partido Nacional como al Partido Colorado les va la vida en conseguir que quienes se socialicen políticamente lo hagan proporcionalmente diferente a como lo han hecho las últimas generaciones. La apuesta a los jóvenes es la apuesta estratégica para uno y otro partido.

Esa apuesta la están haciendo ambos. El Partido Colorado hacia octubre. El Partido Nacional ahora, hacia el 12 de mayo. Ese sábado, el próximo, unas 431 listas competirán en pos de la captación del voto de jóvenes que adhieran al Partido Nacional, de entre 14 y 29 años de edad; los candidatos en la contienda superan los 12 mil. La apuesta del Partido Nacional a los jóvenes, la realización de elecciones juveniles, fue planteada en el quinquenio pasado por el entonces presidente del Directorio Luis Alberto Lacalle. Esta idea maduró lentamente y ahora en el Directorio que presidente Jorge Larrañaga terminó de plasmarse con el apoyo de todos los sectores nacionalistas.

Sin duda es el momento ideal para generar esta convocatoria, cuando ya no se puede acercar nadie o casi nadie al Partido Nacional (ni al Partido Colorado) en búsqueda de beneficios personales, es decir, en demanda de clientelismo. Vaciados de todo poder (salvo 10 gobiernos departamentales para el Partido Nacional y 1 para el Partido Colorado), la convocatoria que obtengan será por las ideas, los valores y el programa que cada partido exhiba. Es una apuesta a la convicción. Y en el resultado de la apuesta se juega buena parte del destino de cada partido hacia muchos años por delante.