30 Dic. 2007

Un año del medio contradictorio

Oscar A. Bottinelli

El Observador

Lo normal en sistemas políticos consolidados y poliárquicos es que en a mitad del periodo de gobierno se concentren las mayores dificultades. En general se explica porque ya se han diluido las expectativas iniciales y todavía no aparecen los resultados[...]

Lo normal en sistemas políticos consolidados y poliárquicos es que en a mitad del periodo de gobierno se concentren las mayores dificultades. En general se explica porque ya se han diluido las expectativas iniciales y todavía no aparecen los resultados. Estos pueden aparecer o no, ser más rutilantes o menos rutilantes, pero tienden a darse al final del periodo, en parte por tiempo natural de los procesos y en parte – parafraseando a un ex ministro de Economía – porque se busca hacer calzar los tiempos económicos con los tiempos electorales.

La administración Tabaré Vázquez vivió la mitad del periodo, el año del medio, en forma contradictoria. Porque sus dificultades no están en el normalmente indomable campo económico, sino en la más manejable campo político y político-social. En materia económica y económico social hay consenso en un conjunto de resultados, lo que no lo hay es cuanto de ello es virtud del gobierno y cuanto mera consecuencia de un periodo excepcional de crecimiento a nivel global y en particular de la región. Tampoco hay consenso si los resultados económicos, en particular el gasto, ha sido prudente, o se está dejando al país al descubierto ante la menor pérdida de velocidad del crecimiento. Todo ello entra en la materia opinable de políticos y de técnicos. Los datos más allá de toda duda razonable son: fuerte caída en el nivel de pobreza y en particular en pobreza extrema o indigencia, importante incremento en el ingreso de los hogares (y va de suyo, significativo aumento del salario real), aumento del consumo, baja significativa de la desocupación (aunque oscilante), aumento de la formalización laboral, fuerte incremento de la formalización impositiva (incluido allí, la previsional). También cabe agregar – lo que se ve como positivo por unos y como negativo por otros – el explosivo crecimiento de la sindicalización y el fortalecimiento de la acción de los sindicatos.

Por otro lado el gobierno afronta problemas, algunos de ellos directamente relacionado con lo anterior: la conflictividad laboral va en ascenso, no hay un marco claro y consensuado en las relaciones laborales, hay un distanciamiento profundo entre las cámaras empresariales y el sindicalismo y otro distanciamiento no menos profundo entre el gobierno y las cámaras empresariales. Es francamente mala la relación entre gobierno y oposición. En materia económica, la alta inflación que quedó a milímetros de la barrera de los dos dígitos afecta la tranquilidad de los hogares y reduce el impacto psicológico del ingreso de los mismos y del crecimiento del salario real. El atrasado cambiario o la inflación en divisas, como se lo quiera llamar, comienza a afectar a diferentes sectores exportadores y con mayor intensidad aún a quienes producen para el mercado interno, que una vez más ven invadida la plaza por mercadería importada de bajo precio (que nadie se llame a engaño con que el dólar está en caída en todo el mundo: desde que asumió este gobierno, el peso uruguayo -deflactado- se ha apreciado más de un tercio en relación al euro, la moneda de referencia más fuerte del mundo).

Pero quizás los puntos más flacos del gobierno vienen por lo estrictamente político o psico-político, donde cabe anotar varios hechos y unas cuantas incertidumbres.

Uno. El Congreso del Frente Amplio permitió ver que Vázquez no tiene poder para imponer un presidente de la fuerza política, que Mujica tiene importantes límites a su capacidad de imposición y encanto, que el oficialismo tiene serias dificultades para acordar cualquier nombre que no sea Vázquez.

Dos. La ley del aborto es una espada de Damocles sobre la cabeza de diputados frenteamplistas, del presidente y del gabinete, y posiblemente también de los senadores si llega a aprobarse la ley y ser vetada por el Poder Ejecutivo.

Tres. El Frente Amplio ha sido golpeado en su carta más fuerte, en la línea divisoria mayor con los partidos tradicionales: la honestidad. Ahora hay procesados dirigentes políticos de segunda fila blancos, colorados y también frenteamplistas. Y así como los rumores carcomieron a dirigentes y sectores blancos y colorados, hoy los rumores, las denuncias y las negativas a investigar carcomen a la izquierda. Es visible un estado de desazón en cantidad significativa de votantes frenteamplistas, mucho más fuerte aún en los votantes de toda la vida, en los frenteamplistas de ley.

Cuatro. El gobierno carece de política exterior en tanto tal (lo que es no una novedad, porque en el gobierno anterior hubo diferencias significativas entre los énfasis del presidente y los del canciller). Ya van casi tres años en que el país exhibe una clara, inequívoca y fuerte línea política elaborada por el canciller (tercermundista, latinoamericanista, mercosuriana, desconfiada de los Estados Unidos) y otra no menos fuerte, clara e inequívoca línea inspirada por el ministro de Economía (abierta al mundo, en pro de un tratado de libre comercio con los Estados Unidos, desconfiada del Mercosur).

Pero además hay incertidumbres. El 2008 será el año de despejar o confirmar las incertidumbres del oficialismo. En primer lugar el impacto residual del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas, es decir, el impacto que queda una vez que se haga la reliquidación en mayo y el IRPF pase a ser un árbol del paisaje; entonces, por mediados de año, se verá qué es lo que queda de satisfacción, neutralidad o insatisfacción en la opinión pública, y que grado de impacto tendrá en lo electoral. En segundo lugar, las reformas de la salud: cuántas dificultades habrá en su instrumentación, cuánta gente se beneficiará y para cuánta solo será otro aumento más de impuestos directos, si se mantendrá o caerá la calidad de las emergencias médico móviles. En tercer lugar, la incertidumbre propiamente política: si el Frente Amplio es capaz de lograr consensos en cuanto a personas, si en abril elegirá un presidente de la fuerza política, si se camina hacia consensos en la conformación de la fórmula presidencial

Y queda además la incertidumbre como país de qué va a pasar con el Mercosur y cómo decantarán las relaciones con Argentina.