Radiocero y Radio Monte Carlo
Uno de cada nueve uruguayos tiene una actitud refractaria hacia el sistema político, es decir, una actitud de rechazo, desconfianza, descreimiento, apatía, falta de fe en los partidos políticos.[...] Este fenómeno es nuevo y estalló hace dos años [...] La democracia requiere no solo que haya elecciones, que son imprescindibles, no solo que la gente vote, sino requiere además que la gente confíe en los políticos, crea en los partidos. [...] Si ello se debilita, se debilita la democracia. Parece llegada la hora en que los dirigentes políticos deberían atender por qué hay tanta gente que desconfía o está desilusionada de sus propios partidos.
OAB: El título plantea un problema importante de la sociedad uruguaya, bastante reciente, que las dirigencias políticas se niegan a ver: uno de cada nueve uruguayos tiene una actitud refractaria hacia el sistema político, es decir, una actitud de rechazo, desconfianza, descreimiento, apatía, falta de fe en los partidos políticos.
Este fenómeno es nuevo y estalló hace dos años, casi exactamente dos años, con las pasadas elecciones departamentales y municipales del 9 de mayo de 2010. La actitud refractaria comprende el voto en blanco total, el voto en blanco parcial, el voto nulo y la abstención. La abstención es la cantidad de personas que no fue a votar en mayo de 2010, pero sí lo había hecho en las elecciones nacionales y el balotaje de 2009. La suma de los votos en blanco, del voto nulo y de la abstención asciende a más de un cuarto millón de personas. Para los que gustan de la exactitud, va la cifra: 256.490 personas que no votaron en mayo de 2010 y sí lo hicieron en octubre y noviembre de 2009, que se inscriben en esa actitud de rechazo, descrecimiento o apatía
FV: ¿Cuánto es esto en porcentaje?
OAB: Exactamente el 11,1% del total del electorado real, es decir, de las personas en condiciones de votar que viven en el país. El 11,1% es lo mismo que 1 persona de cada 9. O es lo mismo que decir 1/9 del electorado.
FV: ¿Y eso es mucho?
OAB: Para un país de democracia consolidada, con un sistema sólido de partidos políticos, con partidos políticos con una trayectoria que va de casi medio siglo a un siglo y tres cuarto, es mucho. Pero basta comparar que hasta noviembre de 2009, la actitud refractaria representó no más del 3% del electorado, excepcionalmente uno o dos puntos porcentuales más; como máximo, el 5%. Esto es más del doble del techo excepcional registrado alguna vez.
FV: ¿Y no puede explicarse por algunos problemas con las candidaturas departamentales, como pasó con el Frente Amplio en Montevideo?
OAB: En cada departamento hay explicaciones parciales válidas. El Frente Amplio en Montevideo tuvo una candidatura ideológicamente extrema y además elegida en un acuerdo de cúpulas, que irritó a una parte no menor de los frenteamplistas. Pero no hubo problema alguno con la candidatura en Canelones, y en Canelones aumentó el voto en blanco y anulado, cayó el Frente Amplio en cantidad de votos y cayó el Partido Nacional en cantidad de votos, en ambos casos en relación a la elección anterior, inmediatamente anterior, de octubre de 2009.
Pero además el fenómeno de un número elevado de actitudes refractarias, de voto en blanco, de voto nulo, de abstenciones, se dio en todo el país, en los 19 departamentos. Cuando algo así ocurre, no bastan las explicaciones locales, las explicaciones puntuales. Porque ello denota que hay una causa global.
FV: Bueno, pero eso ocurrió hace dos años ¿y por qué consideras que los uruguayos siguen teniendo esa actitud de rechazo o descreimiento?
OAB: Los datos que mencioné anteriormente son datos de elecciones, de votos. Pero desde esas elecciones en adelante, hay datos de encuestas, datos de opinión pública, que van en la misma dirección. En estos últimos dos años, el porcentaje de personas que contestan que hoy votarían en blanco, o votarían anulado, o no votarían a ninguno, todas esas respuestas de tinte refractario, andan más o menos en el mismo nivel que tuvo la actitud refractaria en mayo de 2010.
Para ser exactos: enseguida de las elecciones departamentales, la primera encuesta posterior –en el segundo trimestre del año- registra un nivel de voto rechazo del 9%. El tercer trimestre es una excepción, ya que cae al 5%. Pero de allí en adelante alcanza primero el 10%, y luego, a lo largo de los últimos cinco trimestres, se mueve entre el 11% y el 12%.
Recordemos que la actitud refractaria en el voto hace dos años fue del 11,1%. Las encuestas vienen dando entre el 11% y el 12%. Es decir, da lo mismo. Conclusión: este fenómeno se ha instalado.
FV: Tu decías al principio que esto “plantea un problema importante de la sociedad uruguaya que las dirigencias políticas se niegan a ver”
OAB: Efectivamente. Cuando uno mira lo que hacen los dirigentes políticos ¿Qué observa?
En Unidad Nacional, es decir el herrerismo y aliados, se preocupan por ver quién va a ser el precandidato presidencial que dirima la candidatura presidencial con Jorge Larrañaga. Si Luis Alberto Heber o Analía Piñeyrúa, si José Carlos Cardoso o Francisco Gallinal son o no aspirantes, si Luis Lacalle Pou corre solo para el Senado o tiene apetencias más arriba. En la vereda blanca de enfrente, Jorge Larrañaga mira de reojo a Unidad Nacional, al herrerismo y aliados.
Pedro Bordaberry se preocupa de ver cómo le gana al Partido Nacional, y todos los blancos se preocupan de Bordaberry.
En principio no se preocupan demasiado de cómo ganarle al Frente Amplio. Se preocupan en el discurso, pero no en los movimientos del ajedrez político
FV: ¿Y en el Frente Amplio no pasa algo parecido?
OAB: Pasa casi lo mismo. No se preocupan demasiado de blancos y colorados porque los dirigentes frenteamplistas tienen el convencimiento de que no hay forma de que pierdan las próximas elecciones. Digamos que es un convencimiento que tiene algo de razón y un algo de sinrazón. Hace cuatro años esos dirigentes creían que el Frente Amplio en 2009 no podía bajar del 60% de los votos, y obtuvo el 48%.
Pero de lo que sí se preocupan es qué pasa entre los mujiquistas y los astoristas. Y qué pasa entre los mujiquistas mujiquistas y los que impulsaron a Mujica en el MPP y hoy no están muy convencidos con el Pepe.
Lo común a todos, a frenteamplistas, blancos y colorados, que no se les ve demasiado preocupados por este fenómeno de descreimiento en los partidos, en la política y en los políticos. Es cierto que es un fenómeno menor, pero es un fenómeno importante, al que hay que hay que atender. Aunque solo sea para evitar que este fenómeno crezca y se agrande.
FV: ¿Conclusiones?
OAB: La democracia requiere no solo que haya elecciones, que son imprescindibles, no solo que la gente vote, sino requiere además que la gente confíe en los políticos, crea en los partidos.
Si ello se debilita, se debilita la democracia. Parece llegada la hora en que los dirigentes políticos deberían atender por qué hay tanta gente que desconfía o está desilusionada de sus propios partidos. Es un tema muy importante para la salud de la democracia uruguaya.