Radiocero y Radio Monte Carlo
El último domingo de octubre, el domingo 26, hay elecciones de presidente y vicepresidente de la República, senadores y diputados. Pero también hay un plebiscito constitucional sobre baja de la edad de imputabilidad de 18 a 16 años de edad. Técnicamente es un plebiscito para reformar la constitución para que en el texto constitucional se establezca en 16 años la edad de imputabilidad. Este es un plebiscito de iniciativa unilateral.
OAB: El último domingo de octubre, el domingo 26, hay elecciones de presidente y vicepresidente de la República, senadores y diputados. Pero también hay un plebiscito constitucional sobre baja de la edad de imputabilidad de 18 a 16 años de edad. Técnicamente es un plebiscito para reformar la constitución para que en el texto constitucional se establezca en 16 años la edad de imputabilidad.
Antes que nada una aclaración porque hemos observado que por ahí hay confusiones muy importantes. No es un referendu, sino un plebiscito. La diferencia no es un preciosismo técnico, sino que tiene consecuencias importantes. Un referendum es un recurso contra un ley ya dictada y se vota por SI o por NO, a favor o en contra de derogar la ley. Este en cambio es un plebiscito aprobatorio, se trata de aprobar una norma, que además es de carácter constitucional y se vota solo por SI.
Los plebiscitos aprobatorios son de iniciativa unilateral.
FV: ¿Qué quiere decir esto?
OAB: Hay tres grandes caminos para reformar la constitución:
Uno, utilizado con éxito en 1951 y en 1996, es la ley constitucional. Es una ley aprobada por dos tercios de cada cámara, que se somete a ratificación ciudadana, donde se vota por SI y por NO. Una vez, en 1994, la ley constitucional fue rechazada en lo que se llamó la mini reforma. Es una forma de plebiscito ratificatorio, porque es para ratificar la ley constitucional.
El segundo procedimiento es la Convención Nacional Constituyente. Consiste en la elección de una Convención que ahora debería tener 260 miembros. Trabaja hasta un año, aprueba uno o varios proyectos y los somete a plebiscito. Es un plebiscito también ratificatorio, porque es para ratificar lo aprobado por la Convención Constituyente y también se vota por SI o por NO. Las tres primeras constituciones del país, las de 1830, 1918 y 1933 son producto de convenciones constituyente.
El tercer procedimiento es el más utilizado y el de menor éxito: el de la iniciativa unilateral. Es un mecanismo por el cual una vez puesto en marcha, se va directamente a un plebiscito de aprobación, donde solo se vota por SI o no se vota por SI. Nlo hay voto por NO.Primero, hay dos formas de iniciativa: ciudadana o legislativa. En el primer caso es el 10% de los ciudadanos que puede someter a plebiscito proyectos de reforma constitucional. En el segundo caso son los dos quintos de los legisladores los que pueden someter a plebiscito proyectos de reforma. En ambos tipos de iniciativa el plebiscito es simultáneo con las elecciones nacionales.
FV: ¿Por qué el de menor éxito?
OAB: Porque por iniciativa unilateral solamente se aprobaron tres reformas: las dos llamadas de los jubilados, en 1989 y 1994, y la llamada del agua, en 2004. Todas las demás iniciativas unilaterales fracasaron, como por ejemplo la de un porcentaje fijo del presupuesto para los organismos de enseñanza, otro sobre autonomía financiera del Poder Judicial, otra sobre integración de entes autónomas. Son unas cuantas. Pero en las pasadas elecciones fracasaron dos iniciativas de singular trascendencia: una destinada a anular la ley de caducidad y otra para implantar el voto en el exterior por correo.
FV: ¿Por qué este camino es tan riesgoso?
OAB: Yo diría que por dos razones. La primera es que el tema queda muy atado a los apoyos políticos, a quién apoya y quién deja de apoyar la iniciativa; y también quién ensobra el voto por SI junto con las listas de candidatos y quién no ensobra.
Pero la segunda razón es la más significativa. No se vota por SI o por NO. Se vota solo por SI, o se deja de votar por SI. Esto ya es un dato. Votar por SI implica un acto deliberado, voluntario, fuerte. Y además los votos por SI deben superar la mitad del total de votantes.
OJO. Digo del total de votantes. Es decir que los votos anulados también se cuentan. Por lo tanto, la barrera de aprobación es alta. Muchas veces nosotros lo comparamos con el salto alto: el corredor por sí solo debe superar la barrera, no tiene a otro al costado compitiendo. Ya como campaña electoral es complicado una campaña unilateral. Realmente es un esfuerzo muy grande que tienen que hacer los promotores para lograr la aprobación. Por eso solo se aprobaron tres proyectos de iniciativa ciudadana en 80 años que tiene este camino. Dos de ellos -los de los jubilados- muy poco polémicos, en término de alineamiento de fuerzas y el tercero, el del agua, con muy fuerte apoyo político, ya que contaba con el soporte de todo el Frente Amplio y de la gran mayoría del Partido Nacional.
FV: ¿Hay algún riesgo más?
OAB: Sí. Hasta ahora se ha sostenido que una vez pronunciado el pueblo, el soberano, la ciudadanía, ese pronunciamiento debe respetarse hacia adelante. Por lo pronto, no cabe tratar de ganar en la liga lo que se pierde en la cancha. Si el pronunciamiento fue negativo, el tema queda enterrado por largo tiempo. En general se ha sostenido que el tiempo de silencio debe ser un par de décadas. Así ocurre con la Ley de Caducidad y con el Aborto, dos leyes que perduran por fracaso en derogarlas o anularlas.
Con el voto en el exterior hay que ser más cautos. No es tan claro que la ciudadanía haya rechazado el voto en el exterior porque venía asociado al voto por correo. Es muy discutible que resolvió la gente, si votó contra el voto en el exterior o principalmente contra la falta de garantías que introducía el voto por correo. No hay dudas que enterró por largo tiempo la idea de votar por correo. Ahora si se enterró o no el voto en el exterior, es otro tema que merece un análisis más detenido en otro momento.
FV: La otra semana difundimos la Encuesta Nacional Factum sobre este plebiscito.
OAB: Sí, esa encuesta lo que da es una situación abierta. Hay un 39% decidido para cada lado, para votar y no votar. Hay un 10% que por ahora votaría el SI, pero tiene dudas. Hay otro 5% que por ahora NO votaría, pero tampoco tienen certeza. Y a eso hay que sumar otro 7% que está indeciso.
Por lo tanto es muy prematuro trazar un panorama.Sin duda el apoyo hace año era mucho mayor. Ahora es menor. Pero es claro que hay un país dividido de manera relativamente pareja, con muchos dudosos e indecisos.
Como se desarrolle la campaña electoral va a ser decisivo en el resultado. Es interesante que los alineamientos partidarios no son rígidos. Con el Frente Amplio en campaña en contra, uno de cada tres frenteamplistas se inclina a favor. Con el Partido Colorado como una de las grandes puntas de lanza del proyecto, 1 de cada 7 colorados está en contra del proyecto. Y en los blancos, en que están las dos posiciones en la dirigencia, el SI cuenta con los dos tercios.
FV: ¿Conclusiones?
OAB: Como toda iniciativa individual de plebiscito es una apuesta riesgosa, no solo por el resultado inmediato sino por el resultado a futuro: un triunfo congela el tema y una derrota también. Los apoyos políticos son minoritarios, por lo que el triunfo del SI requiere de la captación de grandes segmentos de los sectores políticos que están en contra. Por ahora, ese 49% entre firme y dudoso con que cuenta el SI, hacer ver que es alta la captación dentro de partidos y movimientos contrarios al SI.
La suerte final se verá más adelante. Por ahora el tema está completamente abierto y es posible cualquier resultado.