04 Set. 2015

Los socialistas camino a una definición interna de poder

Oscar A. Bottinelli – diálogo con Fernando Vilar

Radiocero y Radio Monte Carlo

En la Cámara de Diputados, bajo el liderazgo de Gonzalo Civila, secretario general de la departamental de Montevideo, los socialistas han marcado una línea de independencia respecto a Tabaré Vázquez (...) La línea de la bancada de diputados corresponde a la corriente que se inspira en el último líder histórico socialista, Reinaldo Gargano. Son los llamados garganistas, que se llaman a sí mismos “removedores” y que sus adversario llaman “ortodoxos”.

OAB: En el semestre que lleva este gobierno, ha quedado de manifiesto dos comportamientos diferentes al interior del Partido Socialista, uno en la Cámara de Senadores -donde actualmente cuenta con dos bancas, ambas mujeres- y otro comportamiento distinto en la Cámara de Diputados, donde cuenta con tres diputados por Montevideo, uno por Soriano, uno por Rocha, más un aliado dentro del Espacio 90, pero no perteneciente al socialismo, en Flores. En total, propiamente socialistas, 2 senadoras y 5 diputados (una de ellas mujer).

En la Cámara de Diputados, bajo el liderazgo de Gonzalo Civila, secretario general de la departamental de Montevideo, los socialistas han marcado una línea de independencia respecto a Tabaré Vázquez, e inclusive de enfrentamiento en temas clave como el Fondo para el Desarrollo, más conocido como Fondes, muchos de los lineamientos presupuestales y ultimamente la declaración de esencialidad en la Enseñanza. La línea de la bancada de diputados corresponde a la corriente que se inspira en el último líder histórico socialista, Reinaldo Gargano. Son los llamados garganistas, que se llaman a sí mismos “removedores” y que sus adversario llaman “ortodoxos”.

En la Cámara de Senadores las dos senadoras, Mónica Xavier y Daisy Tourné, han llevado una línea de apoyo relativamente silencioso al presidente de la República y se las identifica con el actual oficialismo del Partido Socialista, cuyos integrantes se califican a sí mismos de “renovadores”.

Hoy pues las dos grandes líneas que atraviesan al Partido Socialista son entonces los “removedores” y los “renovadores”.

FV: ¿De cuándo arrancan esas líneas o ese debate?

OAB: El diferenciar a las corrientes o sensibilidades socialistas con los términos de ortodoxos y renovadores comenzó por parte de algunos periodistas por entre 1991 y 1992. Fue trasladar a la interna socialistas los términos que los periodistas venían usando para presentar la interna comunista, que derivó en la implosión del viejo y poderoso partido en el primer semestre de 1992.

Hay que partir de la base que desde la primavera de 1984, como consecuencia del XIX Congreso Extraordinario, la Secretaría General venia siendo ocupada por Reinaldo Gargano, quien mantuvo el cargo hasta su renuncia voluntaria a mediados de 2000. Luego pasó a ser designado presidente en el congreso de fines de 2001, cargo que ocupó hasta su muerte en febrero de 2013. Gargano condujo al partido de forma nítida desde su designación hasta su renuncia.

Pero en 1994 estalla con claridad la existencia de una línea opuesta a su conducción que a su vez propiciaba el apoyo directo e incondicional a Tabaré Vázquez. Un primer conflicto deriva de un balance negativo que hicieron algunos dirigentes de la votación de ese año, entre ellos el senador José Korzeniak. Y termina en la renuncia de Gerardo Mardones, un joven dirigente cuya dimisión -contra lo por él esperado y por lo especulado en algunos medios de prensa- no fue el comienzo de una sucesión de renuncias, sino que quedó como un acto solitario.

La gran confrontación se da en el seno del Comité Central a mediados de 2000, cuando Gargano renuncia a su cargo de secretario general para promover un recambio de personas. Su candidato a sucederlo es el dirigente sindical y diputado José Luis Blasina. Por la mínima diferencia de un voto pierde frente al senador suplente Manuel Laguarda, quien aparecía como referente de los opositores a Gargano, que en realidad comprendía un gran abanico conceptual, desde marxistas muy nítidos como Guillermo Chifflet o el propio Laguarda, hasta gente con posturas más afines a los socialismo europeo occidentales. Al año y medio, en 2001, se realiza el Congreso partidario que otorga un arrollador triunfo a los garganistas, que llevan a la secretaría general al entonces diputado Roberto Conde, que luego fuera vicecanciller y senador.

Y en 2005 se da una nueva batalla decisiva. Allí aparecen dos bloques. De un lado la candidatura de Mónica Xavier a la secretaría general, apoyada por los garganistas pero por otros sectores independientes. Y del otro lado un acuerdo entre quienes postulaban el retorno de Manuel Laguarda, y quienes postulaban la candidatura de Eduardo “Lalo” Fernández, por largo tiempo presidente de AEBU y también coordinador del PIT-CNT. La candidatura de “Lalo” Fernández apareció como la más funcional a la incidencia de Tabaré Vázquez dentro de la interna socialista.

Por un voto de diferencia triunfa el Acuerdo. Y dentro del mismo ocurren unos hechos confusos, de los cuales emerge la elección de “Lalo” Fernández. Según los seguidores de Laguarda, el acuerdo implicaba que se elegía secretario general al que obtuviese individualmente más votos en el congreso, que lo fue Laguarda; pero algunos seguidores de "Lalo" Fernández declararon desconocer esa cláusula del acuerdo y pusieron en riesgo el triunfo del bloque, por lo que Laguarda declinó su candidatura en favor de Lalo Fernández. Tres años después, en 2008, Fernández es reelegido con mucha holgura. Y en 2011 el conjunto opositor al garganismo, al que se englobaba con la denominación de “renovadores”, se impuso nuevamente con la candidatura del entonces diputado Yerú Pardiñas. Este bloque en 2001 ya contó con todo lo que fue el acuerdo de 2005, más Mónica Xavier, más Daniel Martínez.

Pero el año anterior – en 2010- el sector garganista se alzó con el dominio de la Departamental de Montevideo, y allí se proyectó la figura de Gonzalo Civila.

Hay que tener en cuenta que el método electoral socialista no es proporcional, y da con mucha facilidad la mayoría del Comité Central al grupo que actúe de manera más compacta. Ahora precisamente se discute si no ir a un método más claro, mediante listas. El tema de los métodos de votación es un tema muy interesante que da para un largo análisis. En el socialismo el tema seguramente se definirá este mes, en el congreso convocado para reformar los estatutos.

FV: ¿Y qué hay que ver?

OAB: Lo principal es que hacia fines de año se realizará el Congreso del que surgirá el Comité Central y allí se despejará la correlación de fuerzas entre la actual corriente oficialista y sus oponentes El actual oficialismo, los llamados “renovadores”, son cercanos al presidente Vázquez, cuenta como referente actual al secretario general del Partido Yerú Pardiñas, como operador político a Eduardo “Lalo” Fernández y como figuras clave las dos senadoras, Mónica Xavier y Daisy Tourné.

Del otro lado, los llamados “removedores”, cuyo referente es Gonzalo Civila, cuenta con el apoyo de los ex ministros del gobierno Mujica Ernesto Kreimerman y Daniel Olesker, al ex viceministro de Economía del final del gobierno Mujica Alejandro Antonelli y a la mano derecha de Gargano, José Nunes.

No es nada menor para el apoyo al presidente y para el posicionamiento futuro del Partido Socialista, el resultado de este Congreso y de esta disputa por el poder interno. Está en juego si queda como partido hacia el presidente o como partido más independiente. Y es muy importante mucho más cuando las últimas elecciones dejaron a los socialistas con la menor representación parlamentaria desde 1989.