22 Jul. 2021

Hay un cambio importante en el posicionamiento de los roles del oficialismo y la oposición

Eduardo Bottinelli – Entrevista de Jessica Lomónoco

Semanario La Mañana

En entrevista con La Mañana, el politólogo destacó los errores y aciertos por parte de los involucrados en la campaña y el gobierno. Además, indicó que la coalición debe definir las acciones para defender su gestión en caso de darse una instancia de votación.

¿Qué balance hace sobre las firmas alcanzadas para el referéndum de 135 artículos de Ley de Urgente Consideración?

Lo más relevante tiene que ver con un cambio importante en el posicionamiento de los roles del oficialismo y la oposición. La izquierda retoma, por primera vez, la iniciativa; es decir, pasa al ataque desde que perdió las elecciones, porque hasta ahora había sido más reactiva.

¿Qué significado tiene esto para el Frente Amplio tomando en cuenta que la iniciativa perteneció a las organizaciones sociales?

Eso es un proceso que nosotros venimos viendo hace un tiempo. Efectivamente, más allá del Frente Amplio (FA) en sí, se fueron canalizando algunos perfiles de izquierda separados del partido. Estos son movimientos sociales, diversidades, feministas, de derechos humanos, que tienen un gran poder de convocatoria, y son cercanos al FA –no hay una opción desde el punto de vista electoral fuera de ese partido donde se expresen–, es claro que la movilización que vienen realizando tiene fuerza.

Además, están los sindicatos. En realidad, este proceso lo iniciaron las organizaciones sociales a las que se involucró, posteriormente el PIT-CNT en la intersocial y después se sumó el FA. El proceso se inició a partir de los movimientos sociales, sobre todo porque algunas de las leyes tocan directamente elementos vinculados a las reivindicaciones que tienen. Al haber afectación de intereses específicos, hay una reacción.

Y esto termina siendo positivo para la fuerza política de izquierda…

Diría que es una jugada que podría haber salido muy mal, es decir, si no se alcanzaban las firmas era un golpe que se sumaba al FA: perdió la elección nacional, perdió tres intendencias y se sumaba otra derrota. Lo que sí era claro desde el arranque, es que esto ya había tenido un efecto positivo en la movilización. Por ejemplo, los comités de base volvieron a abrir.

Lo claro es que, dado el resultado de las firmas, termina siendo positivo no solamente para la movilización, sino para el partido, que logró una meta que cambia el eje y lo posiciona en un lugar distinto.

Tomando en cuenta algunos problemas que hubo al principio, en los que parecía que no se llegaba al objetivo, ¿a qué se atribuye el alcance de las firmas?

La primera dificultad fue de tiempo, estuvieron los primeros cinco meses del plazo en discusión sobre cuáles eran los artículos que se iban a intentar derogar, es decir que se usó ese tiempo en un plazo que era de un año. Incluso hubo dos artículos que se incorporaron 24 horas antes del anuncio final.

El segundo problema fue que el plazo que corrió entre junio y diciembre, es decir, desde que se aprueba la ley y se oficializa la recolección de firmas. Fue el peor momento de la pandemia hasta ese entonces, de manera que fue negativo desde ese punto de vista.

Otro de los elementos complicados que tenían era que la LUC no tiene un artículo único en el que se pudiera anclar una campaña, como la ley de empresas públicas, por ejemplo. En este caso no había un tema específico, sino varios.

Ahora, lo que sí parece es que, en este tiempo que transcurrió, empezó a generarse algo que vamos a ver para el referéndum: quienes firmaron no necesariamente lo hicieron por lo que la LUC dice o deja de decir, sino que lo hicieron más en contra del gobierno, es decir en reacción al mismo.

¿Cómo obliga esto al gobierno de coalición a defender la ley? ¿Cómo debe actuar?

Probablemente el gobierno tome nota de lo que pasó, y de hecho tenga que cambiar algunas formas de actuación que ha tenido y algunos impulsos de leyes o medidas que ha tomado, revisarlas y ajustarlas.

La propia coalición tiene un tema interno interesante para resolver: ¿cómo va a ser una campaña: a favor de la ley o en contra del referéndum? Una cosa es cuando hay un partido que gobierna monolíticamente, otra cuando tiene algún asociado y otra cuando es una coalición más amplia.

Lo que parece es que esto terminará decidiéndose en lo que se llama las elecciones de medio término. Estas elecciones, en general, tienen una influencia muy fuerte en la valoración que se hace sobre el gobierno y termina siendo una especie de plebiscito sobre el mismo. Entonces, la estrategia parece bastante clara y es de un posicionamiento de defensa del gobierno.

Posiblemente se den algunos atisbos de por dónde puede ir la defensa. El tema de seguridad es uno de los que, aparentemente, emerge como una defensa desde la coalición. Esto será más que discutir específicamente cada uno de los artículos –aunque seguramente en algún lado se dé–, será más bien un a favor de, o en contra del gobierno.

¿Se podría decir que el éxito será llegar a la cantidad de votos, o con el hecho de alcanzar una buena votación alcanzaría para capitalizar el logro?

Diría que para que realmente sea exitoso se deben derogar los artículos. Hay un tema central que es contra qué se compara el resultado. Si se compara solamente con la votación del FA en primera vuelta es una cosa; pero el tema es que, si estamos hablando de que es un plebiscito con el gobierno, en realidad es más razonable enfrentar el resultado con lo que fue la segunda.

Los votos al FA de la segunda vuelta, en realidad, están muy cerca de llegar a derogar la ley –le faltan unos tres puntos que no son nada fáciles de conseguir–. Hay que tomar en cuenta que el voto en blanco va directamente para el NO y el SÍ tiene que superar la barrera del 50%.

El éxito pasaría por la derogación, lo otro no es un triunfo porque es difícil que haya un empate: si no se deroga la ley triunfa el oficialismo. Si se deroga, es un golpe para el gobierno y claramente es un aire para el FA.

Si el SÍ saca menos del 45%, no será un resultado bueno. Sería fuerte para el gobierno porque mantendría la ley, y además no termina siendo un elemento central o fuerte para el FA, porque terminarían votando menos que quienes votaron en segunda vuelta.

¿Qué incidencia pudieron tener las firmas de uruguayos en el exterior?

No tengo datos específicos de cuántas firmas llegaron del exterior, pero en realidad, por la distancia que hay desde el piso necesario a lo que se consiguió, creo que en realidad el exterior no tiene incidencia directa sobre alcanzar o no las firmas. Creo que fue más testimonial.

¿Cuáles serían los principales aciertos y errores de los proreferéndum y el gobierno a la hora de la recolección de las firmas?

Desde los recolectores de firmas podemos marcar como un acierto el cambio de estrategia en la recolección. Pasaron de una recolección pasiva en los primeros meses, a una activa en el último tiempo, y encontraron los puntos donde la gente podría llegar a firmar.

Un error de la juntada de firmas fue el tema de los tiempos; aunque al final fue parte de la negociación. Hubo algunos problemas en la comunicación, pero no aparece un error importante en este momento. Si no se hubiesen alcanzado, el error sería haber perdido tanto tiempo en la discusión.

En el gobierno creo que hay algunos errores que tienen que ver con la subestimación de la posibilidad de alcanzar las firmas, creo que a muchos nos pasó. Algunas medidas del gobierno en este tiempo lo perjudicaron, como la suba del combustible, que fue un elemento que incidió de alguna manera, tal vez no dramática. Solamente el concepto de suba ya genera un efecto.

El acierto, creo, fue no haber entrado en la discusión, aunque al final sí terminó habiendo un error en algunas partes del oficialismo. En este tipo de instancias en general lo que se recomienda es que el desgaste sea de quien lo impulsa, y cuando se entra en la discusión se está ayudando al impulso.

Sobre el final, en las últimas semanas, hubo un movimiento de militantes a favor de la LUC. Pero lo positivo fue que se evitó entrar en el debate durante casi todo el proceso.

Aprobación del presidente se sitúa en 56%.

Según la más reciente Encuesta Nacional Factum, la aprobación de la gestión de Lacalle Pou como Presidente de la República está en 56% mientras que el 40% desaprueba. El manejo de la pandemia y la seguridad pública obtienen evaluaciones positivas, el empleo evaluación neutra, mientras que la pobreza, el ingreso de los hogares y el aumento de precios reciben evaluaciones negativas.