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Hoy vamos a analizar los juegos políticos de la oposición y cómo eso afecta al gobierno, al oficialismo y al Frente Amplio [...] El gobierno no cuenta con una oposición monolítica, que diseñe una única estrategia y en que haya distribución de roles entre sus líderes. Por el contrario, hay estrategias diferentes, forma diferente de posicionarse frente al gobierno y actuación también diferente de los diversos líderes.
Hace dos semanas analizamos la estructura y los problemas en el Frente Amplio. Hoy vamos a analizar los juegos políticos de la oposición y cómo eso afecta al gobierno, al oficialismo y al Frente Amplio.
En principio tenemos dos grandes partidos, el Partido Nacional y el Partido Colorado. Si bien el Partido Colorado cuenta con al menos dos grandes corrientes, el peso de Pedro Bordaberry es sustantivo, en cierto modo sin competencia efectiva, por lo que puede considerarse que en general actúa unido. El Partido Nacional, en cambio, sale de las elecciones con dos grandes corrientes: Unidad Nacional encabezada por Lacalle y Alianza Nacional encabezada por Larrañaga. Ahora se suma una tercera corriente de diferente origen, la Concertación Republicana Nacional, encabezada por el senador Jorge Saravia, electo por el Frente Amplio, corriente cuya dimensión y perspectivas inicialmente es una incógnita.
¿Qué tiene enfrente el gobierno, el Frente Amplio?
En primer lugar, el gobierno no cuenta con una oposición monolítica, que diseñe una única estrategia y en que haya distribución de roles entre sus líderes. Por el contrario, hay estrategias diferentes, forma diferente de posicionarse frente al gobierno y actuación también diferente de los diversos líderes.
Lo primero de todo es que hay dos grandes partidos. Eso parece obvio, pero es importante marcarlo. El juego de dos partidos es más complicado que el de uno solo. ¿Por qué? Porque necesariamente hay competencia entre ellos y hoy hay una muy fuerte competencia. Fundamentalmente, el objetivo principal de esa competencia, es cuál de los dos se posiciona como segundo partido, cuál de los dos va al balotaje, cuál es el desafiante del Frente Amplio.
La cosa sería sencilla si todo se terminase con la existencia de dos partidos
Pero tenemos además que el Partido Nacional no es un partido monolítico con liderazgo hegemónico. Venía de dos grandes corrientes: Alianza Nacional y Unidad Nacional, pero el retiro de Lacalle genera cambios significativos
Lo que venía antes del retiro de Lacalle era una corriente conducida por Jorge Larrañaga, Alianza Nacional, en mayor colaboración con el gobierno y mayor confrontación con el Partido Colorado. Y otra corriente, conducida por Lacalle, Unidad Nacional, de mayor oposición al gobierno y cierto entendimiento con el Partido Colorado
El retiro de Lacalle abre un juego variado en Unidad Nacional. Hay tres corrientes importantes, o por su antigüedad o por su estructuración, como la Correntada Wilsonista de Francisco Gallinal, la Lista 71 que guía Luis Alberto Heber y Aire Fresco de Luis Lacalle Pou. Pero además hay otros grupos y figuras con antigüedad o potencial, como José Carlos Cardozo, Juan Chiruchi, Analía Piñeyrúa o Carmelo Vidalín. Este esquema hace que la estrategia de Unidad Nacional se complique y sea más difícil una coordinación
Conclusiones
Al Frente Amplio, más allá de sus problemas internos, importantes, lo favorece la falta de una oposición coordinada. En particular lo favorece la falta de una estrategia común de la oposición. Lograr ambas cosas, una oposición coordinada y una estrategia común, parece ser el mayor desafío de la oposición de aquí en adelante.