16 Set. 2011

¿Qué votarían los uruguayos si hoy hubiese elecciones nacionales?

Oscar A. Bottinelli – Diálogo con Fernando Vilar

Radiocero y Radio Monte Carlo

Se reafirma un fenómeno nuevo en el país. Los uruguayos son muy reacios a votar en blanco o anulado. Pero ya en las elecciones departamentales de mayo 2010 uno de cada diez uruguayos votó en blanco, anulado o se abstuvo. Este fenómeno, que golpea a todos los partidos, amenaza con mantenerse, lo cual es peligroso para la fortaleza de la democracia, porque no hay democracia fuerte sin partidos fuertes y legitimados. El porcentaje de personas que dicen que si hoy hubiera elecciones votaría en blanco, anulado o a ninguno, desde diciembre a la fecha oscila entre el 9% y el 11%

OAB: Hoy presentamos lo que se llama la “Inclinación Política Actual”, es decir, qué votarían los uruguayos en el escenario imaginario de que hubiera elecciones nacionales el próximo domingo. Es necesario tener en cuenta que no hay elecciones y por tanto no hay campaña electoral ni tampoco la gente está obligada a definirse; si hubiera elecciones el próximo domingo, estaríamos al final de la campaña electoral y la gente estaría obligada a definirse. Esto como es lógico lleva a que haya una gran cantidad de gente indefinida, que no elige ninguna opción, que si en realidad hubiese elecciones debería necesariamente elegir un partido, o elegir el voto en blanco o el voto anulado. Entonces, la pregunta que mucha gente se hace, y en particular la hacen todos aquellos a los cuales no le gusta lo que da la encuesta: ¿para qué sirve?

FV: Efectivamente, guste o no ¿para qué sirven estos datos?

OAB: Sirven porque mide y mucho el estado de la opinión pública en relación a los partidos políticos y a los líderes políticos, sus avances y retrocesos, lo que cada uno tiene consolidado y lo que cada uno tiene de débil. Sirve para que los dirigentes inteligentes y sensatos vean cuánto andan bien y cuánto andan mal. Es una herramienta que se emplea regularmente en todos los países del mundo donde hay elecciones competitivas con sistemas de partidos sólidos, como es el caso de Uruguay.

FV: ¿De cuándo son estos datos?

OAB: Estos datos surgen de la última Encuesta Nacional Factum, la del mes de agosto, realizado persona a persona a 968 individuos en todo el país, tanto urbano como rural. La pregunta exacta fue: “Imagine que haya elecciones de presidente y parlamento el próximo domingo ¿a qué partido político votaría?” Y la siguiente pregunta fue: “¿Y a quién votaría para presidente de la República?

Las respuestas a la primera pregunta, a qué partido político votaría, dio este resultado:

FV:

FRENTE AMPLIO 40%

PARTIDO NACIONAL 24%

PARTIDO COLORADO 11%

PARTIDO INDEPENDIENTE 1%

EN BLANCO Y ANULADO 11%

INDEFINIDOS 13%

OAB: Ahora conviene ver cómo ha evolucionado cada uno de los partidos y de las opciones a lo largo de los 4 trimestres del año pasado y los 3 que van de este año.

FV: Vemos a cada partido por separado ¿no? Frente Amplio

OAB: El Frente Amplio cae sistemáticamente desde un año a la fecha. Primero se mantuvo en el nivel de las pasadas elecciones nacionales y quizás hasta un poco más, ya que llegó al 49%; recordemos que en las elecciones obtuvo el 48%. Pero a partir del último trimestre del año pasado cayó primero al orden del 42-44% y ahora cae nuevamente a su nivel más bajo, del 40%.

FV: ¿Y el Partido Nacional?

OAB: El Partido Nacional presenta un rango de variación muy elevado, quizás producto de los fuertes cambios internos y de los fuertes cambios de posicionamiento, con un piso del 15% y un techo (el actual) del 24%. Al promediar el año pasado comienza una caída sistemática hasta llegar a mediados de este año: 22, 20, 18 y finalmente 15%. En ese momento prácticamente se tocó con el Partido Colorado. Pero del segundo al tercer trimestre de este año el nacionalismo pega un salto y trepa al 24%. El único hecho fuerte en ese tiempo fue el retiro de Lacalle, su renuncia a la presidencia del Directorio del partido y su anuncio de que no va a ser candidato, su retiro de la política electoral. Quizás este hecho pueda explicar el salto del Partido Nacional por dos razones encadenadas: por un lado se termina la polarización Lacalle-Larrañaga, que ya lleva varias elecciones, y por otro lado abre el panorama a la posibilidad de un gran reacomodo interno.

FV: Nos queda el Partido Colorado

OAB: Para analizar el Partido Colorado cabe hacer un poco de historia. El coloradismo tocó su piso histórico electoral en 2004, cuando obtuvo el 10% de los votos. Luego en las encuestas siempre estuvo por debajo, primero en el 7% y luego en el 8%. Así llegó a las denominadas “elecciones internas”. Recordemos que el Partido Colorado en esas elecciones obtuvo un nivel de votación que equivale al 5 y medio por ciento del total del electorado, por supuesto que en elecciones donde fue a votar menos de la mitad de todo el electorado. De esas cifras, 5 y medio, 7, 8, luego de esas elecciones pasó en las encuestas a moverse entre el 11% y el 12%. Se acercó al 13% en la etapa final de la campaña y finalmente obtuvo el 17%. Pero, atención, el salto final fue paralelo al derrumbe del Partido Nacional. Ahora el Partido Colorado exhibe un nivel de estabilidad mucho más alto que en el periodo interlectoral anterior, ya que se mueve en un piso del 11% y un techo del 14%. Eso es muy bueno para el coloradismo. Incluso es muy bueno que en el segundo trimestre de este año haya casi empatado al Partido Nacional. Esto es un hecho novedoso, es la primera vez primera vez en 7 años que el Partido Colorado llegó a estar casi igual que el Partido Nacional. El problema que se ve es que hay un nivel de triunfalismo entre la dirigencia colorada y buena parte del pueblo colorado, que le hace tener expectativas mágicas, mucho mayores a lo que es la realidad.

FV: ¿Qué otra cosa queda por ver de los partidos?

OAB: Queda por ver el partido de los sin partido, o de los decepcionados con los partidos. Se reafirma un fenómeno nuevo en el país. Los uruguayos son muy reacios a votar en blanco o anulado. Pero ya en las elecciones departamentales de mayo de 2010 uno de cada diez uruguayos votó en blanco, anulado o se abstuvo. Este fenómeno, que golpea a todos los partidos, amenaza con mantenerse, lo cual es peligroso para la fortaleza de la democracia, porque no hay democracia fuerte sin partidos fuertes y legitimados. El porcentaje de personas que dicen que si hoy hubiera elecciones votaría en blanco, anulado o a ninguno, desde diciembre a la fecha oscila entre el 9% y el 11%

FV: Esto es muy elevado

OAB: Y aparece otro hecho preocupante. Los dirigentes políticos, tanto frenteamplistas como blancos o colorados, no aparecen preocupados por el fenómeno. Están primero preocupados por sus respectivas luchas internas, por lo que cada uno puede ganar o perder de cara a las próximas elecciones. Y luego, en segundo lugar, cómo les va en la competencia con los otros partidos. Pero no se los ve preocupados por el elevadísimo nivel de descreimiento que aparece en la población.

FV: Ahora pasemos a la lucha personal ¿qué preferencias expresan los uruguayos en materia de presidenciables?

OAB: No vamos a presentar el ranking dentro de cada partido. Sino la preferencia que el total de los uruguayos de todo el país expresa sobre los candidatos tomados en su totalidad. Las preferencias para presidente de la República. Allí encabeza Tabaré Vázquez con el 30% de las preferencias, lo sigue Jorge Larrañaga con el 10%, en tercer término Pedro Bordaberry con el 9% y en cuarto término Danilo Astori con el 7%. Los demás nombres, de los tres partidos, están todos por debajo del 5% del electorado nacional.

FV: ¿Y qué quiere decir esto?

OAB: Quiere decir cosas muy claras. Primero, Bordaberry es casi todo el Partido Colorado, lo cual le da una fortaleza interna pero puede o no ser una fortaleza para afuera. Nueve de cada diez colorados prefieren a Bordaberry. Lo otro es que Vázquez recoge la adhesión de tres de cada cuatro frenteamplistas y del resto, la abrumadora mayoría va para Astori. En el Partido Nacional es donde hay más competencia en la actualidad, pero Jorge Larrañaga aparece con un liderazgo neto, con la adhesión de cuatro de cada diez blancos; y además casi cuadruplica a cada uno de sus seguidores más inmediatos.