24 Feb. 2012

Cuando la apuesta al diálogo llega a buen puerto

Oscar A. Bottinelli – Diálogo con Fernando Vilar

Radiocero y Radio Monte Carlo

El presidente Mujica cierra su segundo año de gobierno con el logro de un gran objetivo: el acuerdo educativo entre todos los partidos políticos. [...] Mujica apostó al diálogo con los partidos, con los sindicatos, con los grupos frenteamplistas, con los países vecinos. Y pocas veces obtuvo resultados. El problema del diálogo es que no siempre hay posibilidades de entendimiento.

OAB: El presidente Mujica cierra su segundo año de gobierno con el logro de un gran objetivo: el acuerdo educativo entre todos los partidos políticos. Para llegar a ello debió tener mucha paciencia, contar con la colaboración de dirigentes políticos opositores, enfrentar a parte de la dirigencia sindical de la enseñanza e imponer su autoridad a los representantes del gobierno en los órganos conductores de la educación pública no universitaria. También debió enfrentar al aparato del Frente Amplio y en particular a su presidente Jorge Brovetto, que casi hace saltar por los aires toda posibilidad de acuerdo.

FV: ¿Qué se logró en esencia con el acuerdo educativo firmado ayer de tarde en la Torre Ejecutiva?

OAB: Se acordaron varias cosas:

1. La voluntad de instalar el Instituto Nacional de Evaluación Educativa, con la finalidad de hacer una evaluación de las diferentes instituciones educativas del país, lo que es una apuesta a la calidad y la eficiencia.

2. Conceder doble voto al presidente del CODICEN y eventualmente su extensión a los cuatro consejos subordinados, lo que le otorga el poder de decisión a los representantes del gobierno

3. Respaldar la creación de una Universidad Tecnológica en el interior, lo que también se puede llamar un instituto politécnico.

4. Respaldar el proyecto de Fortalecimiento de los Centros Educativos, que entre otros elementos introduce una cierta desconcentración de decisiones en las autoridades de los propios centros, de las propias escuelas, liceos e institutos.

FV: ¿Y qué importancia tienen los acuerdos?

OAB: La mayor importancia se da en el plano de lo simbólico y en el plano de los hechos políticos. Genera el concepto de que la educación no va a ser un campo de pelea entre las diferentes fuerzas políticas y que hay una apuesta en conjunto a buscar salidas a la grave crisis educativa del país.

Cabe recordar una vez más que 7 de cada 8 niños y adolescentes van a la educación pública, y solamente 1 de cada 8 va a la educación privada. Por tanto, la suerte de la educación pública es la suerte de casi todos los uruguayos niños y adolescentes de hoy, y de los futuros niños.

FV: Días antes de la firma del acuerdo, parecía que no se iba a hacer

OAB: Mujica más bien corrió una carrera de obstáculos. Primero debió sortear la rebelión de los propios representantes del gobierno en Secundaria, que los sustituyó. Y si bien no la rebelión, un juego por cuenta libre de algunos representantes del gobierno en el propio Codicen, que cabe recordar es la autoridad central de la Educación Pública.

Después debió sufrir el enfrentamiento de los sindicatos de la enseñanza, tema que todavía está por resolverse.

Su propia esposa y cabeza del MPP, Lucía Topolansky, salió a irritar a la oposición, al calificar el acuerdo de intrascendente. Pero luego debió ver el acuerdo torpedeado por el presidente del Frente Amplio, Jorge Brovetto, quien en lo que puede constituirse la última actuación importante en el cargo, apareció enfrentado al presidente de la República y como expresión de las posturas más militantes y minoritarias del Frente Amplio. Ya que a poco de andar quedó solo, cuando el presidente de la República fue apoyado por el Frente Liber Seregni (Astori, Michelini, Nin Novoa), por los socialistas, por la Vertiente Artiguista y por el propio Movimiento de Participación Popular.

El presidente de la República jugó fuerte. Apostó al acuerdo con los partidos políticos a toda costa y obtuvo la reciprocidad de los tres partidos opositores. De toda la oposicion: de las dos grandes corrientes blancas, de las dos grandes corrientes coloradas y del Partido Independiente.

FV: Tú has señalado en análisis anteriores que Mujica es el presidente de los últimos tiempos que más ha apostado al diálogo.

OAB: Efectivamente. Y la apuesta al diálogo corre siempre el riesgo de que se hable, se hable y no se resuelva. Y que los acuerdos no lleguen. Hay tres cosas importantes para que los diálogos funcionen y lleguen a puerto.

Uno es que haya interlocutores. En el sistema político, en la oposición, sin duda el que más ha oficiado de contraparte lo ha sido Jorge Larrañaga, a costa de muchas críticas de los colorados, dentro del nacionalismo y aún dentro de su sector, de Alianza Nacional. Pero esa actitud de Larrañaga –en la medida que ofrece resultados- ha arrastrado o convencido al resto de la oposición. Y además aunque con menos fuerza siempre estuvo en el camino del diálogo el Partido Independiente.

Una segunda cosa para llegar a puerto es que haya un momento en que el conduce el timón diga basta, hasta acá se llegó. Que no se pueda seguir eternamente con idas y vueltas.

La tercera cosa es que cuando se han agotado todos los argumentos, cuando ya lo que se hace es repetir lo mismo, cuando se ve que hay distancias insalvables, solo cabe que quien tiene la autoridad la imponga.

Estas dos últimas cosas las hizo Mujica ahora. Dijo basta, puso autoridad y removió a las autoridades de Secundaria, puso autoridad y obligó a sus representantes en el Codicen a amortiguar su vocación independentista; puso autoridad, desautorizó a Brovetto y logró el alineamiento de casi todo el Frente Amplio.

Hizo una opción nada menor en la izquierda: entre el sistema político de un lado y la presión del militantismo, de las dirigencias sindicales del otro, optó por el sistema político. Pudo hacerlo no solo porque decidió ir por ese camino y se jugó por él, sino porque además encontró un sistema político jugado al entendimiento: a Larrañaga y Luis Alberto Heber, a Bordaberry y Amorín, a Mieres.

FV: Pero el camino del diálogo no siempre le resultó exitoso.

OAB: No, más bien se puede decir que fracasó la mayoría de las veces. Otro diálogo que llegó a buen puerto, hace dos meses, fue el acuerdo de la patente única de rodados para todo el país, que parece que va a dejar atrás las guerras de capillas entre las intendencias.

Mujica apostó al diálogo con los partidos, con los sindicatos, con los grupos frenteamplistas, con los países vecinos. Y pocas veces obtuvo resultados.

El problema del diálogo es que no siempre hay posibilidades de entendimiento.

Pero además hay problema de método. Cuando se hace en público, cuando se lleva a que los temas se discutan demasiado en público, se exalta la búsqueda de protagonismo y se abroquelan las posiciones.Luego cuesta encontrar entendimientos.

A eso se agrega que al presidente le gusta pensar en voz y alta, y eso la mayoría de las veces confunde, no funciona como guía, que siempre es necesaria. Y lo otro es que el diálogo funciona cuando se está dispuesto a poner límites y cuando se está dispuesto a optar con quiénes se hace el acuerdo y con quiénes no. Que es lo que ocurrió en esta oportunidad y que no ocurrió en otras. Es un buen broche para el presidente y para el conjunto del sistema político el llegar al final del segundo año de este gobierno con este entendimiento.