28 Oct. 2016

Jorge Batlle: un luchador incansable que nunca se arrugó

Oscar A. Bottinelli – Diálogo con Fernando Vilar

Radiocero y Radio Monte Carlo

Cuando inmigró (1800), el catalán José Batlle y Carreó jamás imaginó que sería el fundador de una dinastía que en cada generación dio un presidente de la República a este país […] (Jorge Batlle) nunca fue candidato a otro cargo cuando se presentó como candidato presidencial con serias posibilidades de disputar la Presidencia: ni en ese 1966, ni después en 1971, ni en 1989 […] Lo persiguieron (los militares), lo metieron preso, los investigaron de arriba a abajo y de afuera hacia adentro. Y no le encontraron nada que reprochar … como se dice vulgarmente, Jorge Batlle “no se arrugó”.

OAB: En estos días se ha dicho y escrito mucho sobre Jorge Batlle, el tercer jefe de Estado plenamente constitucional en morir desde la restauración democrática. Antes fallecieron Jorge Pacheco Areco en 1998 y Washington Beltrán en 2003, que fuera presidente del Consejo Nacional de Gobierno.

Un ángulo de análisis o más bien de comentarios es referir hechos, anécdotas, etapas de la larga vida pública del cuarto presidente Batlle, la dinastía política más importante de este país. Seguramente en el año 1800, cuando inmigró, el catalán José Batlle y Carreó jamás imaginó que sería el fundador de una dinastía que en cada generación dio un presidente de la República a este país: primero el hijo del inmigrante, el general Lorenzo Batlle y Grau entre 1868 y 1872; luego su nieto, José Batlle y Ordóñez entre 2003 y 2007 y de nuevo entre 2011 y 2015; después su bisnieto y sobrino de don Pepe, Luis Batlle Berres entre 1947 y 1951 como presidente de la República y entre 1955 y 1959 y como líder del Consejo Nacional de Gobierno y presidente del mismo en el primer año; y finalmente el tataranieto del catalán, Jorge Batlle Ibáñez entre 2000 y 2005, a caballo de dos milenios.

Jorge Batlle inició su carrera política, en cargos políticos, en las elecciones de 1958, en que fue elegido diputado como octavo titular de la “Lista 15” de Montevideo, liderada por su padre. Y es reelecto en 1962, como cuarto titular.

Y aquí viene una primera anécdota. Ser el hijo de un gran líder político tiene sus ventajas para una carrera político, pero también sus desventajas. Ponerlo en la lista para Luis Batlle parecía como un acto de nepotismo. Por eso intentó ver si iba como candidato por San José, y allí no hubo ambiente. Ingresó al Parlamento como “hijo de papá”, como lo llamaba la prensa opositora; más bien lo llamó por escasísimo tiempo. Porque apenas ingresado en un Parlamento de grandes figuras, se destacó por su inteligencia, su cultura, su información, su capacidad de estudio y fundamentalmente por su filo en el debate. Todo el que quiso polemizar con él terminó malherido en el debate. Así, a poco de caminar esa primera legislatura, ese “hijo de papá” dejó de serlo, y pasó a ser una figura con personalidad reconocida y peso propio

FV: ¿Y después viene el camino al liderazgo y la carrera presidencial?

OAB: Sí, la muerte de Luis Batlle lo toma muy joven. Luis Batlle muere el 15 de julio de 1964, cuando su hijo Jorge contaba con 36 años de edad. Muy joven para un liderazgo político. En la 15 había dos sucesores naturales, el liderazgo debía disputarse entre esas dos figuras. Ambos miembros del Consejo Nacional de Gobierno, cuerpo colegiado que sustituía a la Presidencia de la República. Eran Amilcar Vasconcellos y Alberto Abdala.

Un elenco significativo de viejas figuras del entorno de Luis Batlle pensó en Jorge, pese a su juventud. O precisamente, en función de su juventud: aparecía a la vez como una señal de continuidad política y de renovación generacional.

Un importante grupo de senadores por su parte buscaba un camino diferente: ni apoyo a los dos líderes naturales ni a la sucesión dinástica. Por allí anduvieron la mayoría de los senadores: Alba Roballo, Tróccoli, Segovia, Carrere Sapriza.

Y se va a elecciones internas. Abdala se baja y termina apoyando Jorge Batlle. La elección entonces es entre Jorge Batlle, Vasconcellos y el grupo de los senadores. Y gana Jorge. Se queda con la 15. Vasconcellos emprende un camino propio y los senadores, a los que se suman los diputados Flores Mora y Acosta y Lara, terminarán apoyando la candidatura del general Gestido, la fórmula triunfadora Gestido-Pacheco Areco.

Ese fue el debut de Jorge Batlle como candidato presidencial, en 1966, con 39 años de edad. Perdió por muy poco: Gestido obtuvo 262 mil votos y Jorge Batlle 216 mil. Una derrota muy digna para un candidato muy joven.

FV: Y al perder ¿a dónde fue?

OAB: A su casa, o al liderazgo de su sector, o a colaborar en el gobierno sin cargo alguno.

Cuento una anécdota. Siguiendo la tradición, se esperaba que el candidato a presidente además encabezara la lista al Senado. Un día, allá por setiembre en 1966, al salir de la bancada de la Lista 15 se reúne con un grupo de periodistas, entre ellos yo mismo. Es pues una anécdota de primera mano. Y surge la pregunta natural: ¿Vd. va a encabezar el Senado? La respuesta fue digna de su estilo y la actitud fue digna también de su estilo. Dijo más o menos, es una cita de memoria de lo que dijo hace 50 años: “Yo no juego a los 10 primeros números. Juego solo a la cabeza”. Y siguió: porque si no, por qué además de candidato a presidente y a senador, por que no voy también a diputado, y también a edil. No, así no se hace, uno es candidato a un solo cargo.

Y es conducta la mantuvo. Nunca fue candidato a otro cargo cuando se presentó como candidato presidencial con serias posibilidades de disputar la Presidencia: ni en ese 1966, ni después en 1971, ni en 1989. Fue candidato al Senado en 1984, cuando el candidato presidencial lo fue Julio Ma. Sanguinetti, y volvió a ser candidato diez años después, en 1994, cuando su candidatura presidencial era francamente nominal, sin ninguna posibilidad, tan pocas posibilidades que su grupo obtuvo un solo senador (él mismo) y dos diputados (Juan Adolfo Singer y Alejandro Atchugarry).

En total, en su larga vida, solo estuvo en el Parlamento cuatro veces: las dos iniciales como diputado y las dos salteadas en el Senado, en 1984 y luego en 1994. Inclusive al dejar la Presidencia, con un Partido Colorado en franco declive, los dos líderes acordaron encabezar sus respectivos senados: Sanguinetti y Batlle. Pero Jorge, electo senador, no ocupó el cargo y renunció en favor de Isaac Alfie.

No solo jugó siempre a ganador sin importarle perder, sino que además fue persistente. Tan persistente, que su mayor victoria, alcanzar la presidencia en 1999, llega luego de su mayor derrota en 1994, cuando anduvo en el entorno de tan solo el 3% de los votos.

FV: ¿Qué otra cosa señalarías de su vida política?

OAB: En este racconto prefiero ir por hablar de su carrera política más que de su gobierno, de lo que se habló y escribió mucho en estos días. A la persistencia en la lucha y el jugar el todo por el todo en cada elección, agregó un posicionamiento claro e inequívoco cuando el golpe de Estado y enfrentó con gran valentía el régimen militar.

Cuando se da el golpe de Estado, los militares habían puesto como los dos fundamentos del mismo por un lado a lo que consideraban la subversión asociada al marxismo internacional, y por otro lo que creían era una formidable corrupción política. Como paradigma de esa corrupción ponían a Jorge Batlle. Lo persiguieron, lo metieron preso, los investigaron de arriba a abajo y de afuera hacia adentro. Y no le encontraron nada que reprochar, ningún enriquecimiento, todo lo contrario, encontraron un hombre de poco éxito en su vida económica privada. Como se dice vulgarmente, Jorge Batlle “no se arrugó”.

Bueno, vayan estas pinceladas sueltas como recuerdo del que ha sido hasta ahora el último presidente de apellido Batlle y hasta ahora el último de los partidos tradicionales.