25 Mar. 2017

El juego de denuncias cruzadas

Oscar A. Bottinelli

El Observador

Los políticos juegan como si el Parlamento fuese un escenario cerrado […] Pero el juego no es ni cerrado ni oculto, es trasparente, abierto. Hay una tribuna multitudinaria que en realidad no es tribuna sino un formidable jurado popular, que mira ese juego y juzga […] Lo que haga la Cámara de Representantes con las investigaciones en danza … será una señal muy importante para esa sociedad en que crece el desafecto hacia los establishment políticos.

Los políticos juegan como si el Parlamento fuese un escenario cerrado

El juego parlamentario y comunicacional ha sido perfecto. Ante los hechos del Cambio Nelson de Maldonado, que golpea brutalmente al Partido Colorado, éste hizo un juego defensivo veloz: al principal responsable, Francisco Sanabria, prófugo, lo hizo renunciar a la suplencia de la banca de diputados y a la secretaría general de Maldonado del Partido Colorado; además procedió a su expulsión.

El juego del Cambio Nelson continúa con un Frente Amplio que con toda lógica quiere aprovechar la situación para dar una estocada mortal al Partido Colorado y para ello anuncia promover una comisión investigadora en la Cámara de Diputados sobre las implicancias de Cambio Nelson en el financiamiento político. La respuesta colorada es veloz: investigar sí el financiamiento proveniente de Cambio Nelson, pero no solo eso, sino todo el financiamiento político de los últimos años, y en particular investigar los negocios con Venezuela hechos por el gobierno anterior. El Frente Amplio, sorprendido, mueve a su vez y contrapropone investigar todo desde las elecciones de 1984. Es un ajedrez de grandes maestros.

Hace largo tiempo, la Asociación Cristiana de Jóvenes organizaba Olimpíadas Liceales, una de cuyas competencias eran los torneos de debate, en parejas por cada liceo. Allí se sorteaban los temas y además se sorteaba qué pareja defendía cada una de las dos posturas opuestas. Lo que se valoraba era la capacidad de debatir, argumentar y replicar de cada pareja, independientemente de su propio pensamiento. Y un jurado determinaba el vencedor en esa justa, en una determinación de tipo estrictamente técnico, sin valoración alguna del fondo de los temas. En una competencia así, en ese ajedrez político-parlamentario, las partes juegan su juego con la mejor calidad.

Pero hete aquí que en este caso el jurado es otro: la opinión pública, la ciudadanía. Y ese otro jurado ve otras cosas. Recibe como recuerdo todo lo relacionado con Ancap y la forma en que el Frente Amplio en el Senado y en su Plenario Nacional defendió a capa y espada lo ocurrido, hasta que sintió el formidable cimbronazo de enojo y desilusión de su propia gente. Se entera de que hay negocios con Venezuela de gobiernos y administraciones frenteamplistas que deben ser investigados, que la presidente del Frente Amplio de Maldonado -escribana- operaba en Cambio Nelson y depositó allí las garantías de sus clientes. Y que el Frente Amplio la defendió también a capa y espada. Que desde tiendas frenteamplistas se acusa a candidatos frenteamplistas de recibir apoyo o dinero de los Sanabria. Que hay hombres poderosos que aportan al financiamiento de las campañas electorales y de las carreras políticas, y que parecen tener un navicert para hacer buenos negocios. Que eso afecta a más de un partido. Que hay mucho para investigar del financiamiento de las campañas electorales y de las carreras políticas. Y el mensaje es que el sayo le puede caer a muchos muchos.

Una vez más, los actores políticos juegan su juego como si la política y el Parlamento fuesen escenarios cerrados, para solaz de los propios protagonistas. Pero el juego no es ni cerrado ni oculto, es trasparente, abierto. Hay una tribuna multitudinaria que en realidad no es tribuna sino un formidable jurado popular, que mira ese juego y juzga. A todos como conjunto y a cada uno como individuo. A los políticos como elenco global y a cada agente político -partido, movimiento- en particular. Ese jurado se expresa hoy en las encuestas, en las redes sociales,y mañana se expresará de alguna manera en las urnas.

Hay un cambio climático en la política1. Ese cambio pega en Europa Occidental y en los Estados Unidos, hace crujir a los sistema históricos de partido que han sido la base de las democracias modernas de partido. Y ese cambio climático muestra nubarrones en el cielo de este lejano sur. Los elencos políticos juegan su juego como si el pueblo no existiese, como si solo existiese el círculo cerrado de la política, el Parlamento y los cargos públicos. Cuando miran a la gente no ven personas sino votantes. Y se cree que los votantes se guían tan solo por los discursos oficiales de cada quien, por la propia publicidad y el propio marketing. Hay un olvido de que la gente forma su criterio a partir de miles de impactos informativos, de todo tipo y color, inclusive muchos de ellos deformados, agigantados y hasta crudamente falsos. Porque la llamada “democratización de la información” que han producido las redes sociales contiene de todo, desde destapar información oculta y ocultada, hasta lanzar rumores incuestionablemente difamatorios o calumniosos.

Todo ello debe ser tenido en cuenta por los actores políticos. La burocracia sigue con su lógica que ante una denuncia se buscan respuestas ingeniosas que demuestren el apego a la formalidad, sin aclarar las dudas de contenido. Los actores políticos siguen la lógica de dar una respuesta ingeniosa en ese torneo de debates liceales ante un jurado académico. Pero lo que el pueblo está requiriendo es que las investigaciones sean reales, que no se cierren por la fijación de plazos estrechos o, a la inversa, sean de una duración geológica y se amplíen las denuncias para investigar desde la Batalla de Las Piedras hasta lo ocurrido hace unos minutos. La política se ha judicializado, pero esa judicialización -impulsada por los propios políticos- aparece como la ventana que se abre cuando el propio sistema político las cierra o las opaca.

Lo que haga la Cámara de Representantes con la o las investigaciones en danza, qué tipo de comisión investigadora designe, con qué alcances y qué plazos, qué grado de trasparencia tenga su accionar, todo ello será una señal muy importante -positiva o negativa, pero señal al fin- para esa sociedad en que crece el desafecto hacia los establishment políticos.