El Observador
Hacia 2019 el Partido Colorado se encuentra en la cruz de los caminos, en el momento peor de su historia. En intención directa de voto oscila entre el 6% y el 8% … y además ahora sin referentes nítidos tras el retiro de Pedro Bordaberry. Se encuentra amenazado por la fuga de votos que se ha producido hacia el Partido Nacional y hacia el Partido de la Gente (el partido de Edgardo Novick) [...] Los análisis demuestran que los votos que en los últimos meses pierde se van por la derecha.
El Partido Colorado debe elegir entre ir por izquierda o ir por derecha
Al llegar las elecciones venideras habrá transcurrido un cuarto de siglo de cuando el Partido Colorado, en 1994, se aprestaba a competir con el Partido Nacional por la reconquista de la Presidencia de la República. Julio María Sanguinetti se alzaba como el candidato hegemónico y tenía delante de sí un profundo dilema: ¿por dónde debía ir? ¿debía competir con el nacionalismo por la derecha o por la izquierda? En un primer momento optó por el camino izquierdo y pactó con Hugo Batalla -entonces líder del Partido por el Gobierno del pueblo y del primer Nuevo Espacio- un programa común y una fórmula presidencial combinada: Sanguinetti a presidente, Batalla a vicepresidente.
Un mes antes de las elecciones las cosas no andaban bien. Después de muchos meses de larga delantera, en las últimas semanas el Partido Nacional corría a la par y al final obtenía una pequeña ventaja, muy escasa, de decimales de puntos porcentuales, pero ventaja al fin. Si en el mes de mayo era un dato inamovible de la realidad que el siguiente presidente lo iba a ser Julio Ma. Sanguinetti, esa certeza no solo había desaparecido, sino que se vislumbraba tantas o quizás mayores probabilidades para una presidencia de Alberto Volonté, que aparecía como el candidato más votado del Partido Nacional.
El 8 de noviembre de ese 1994 estaba previsto lo que fue el penúltimo debate presidencial en Uruguay, entre Tabaré Vázquez y Julio Ma. Sanguinetti (el último fue el día 22, entre Vázquez y el nacionalista Juan Andrés Ramírez). Sanguinetti se encontró de nuevo en la cruz de los caminos: ¿iba por izquierda o por derecha? Tuvo consejos de sus asesores para uno u otro lado. Al final optó por ir por la derecha. El razonamiento -basado por un lado en su intuición y por otro en la fina lectura suya de los datos del Tracking Diario de Factum- fue más o menos el siguiente: la pérdida se da con los blancos por la derecha, se van los colorados de derecha; se debe taponear esa fisura para luego reconquistarlos; además, de ir por la izquierda, lo que pudiese ganar por izquierda lo perdería por derecha, y así seguiría sin poder ganar. Llegó el debate y se mostró un Sanguinetti durísimo contra Vázquez, el Frente Amplio, la izquierda en general; presentó el perfil más fuertemente anticomunista posible y levantó el fantasma del marxismo; llegó a usar como elemento acusatorio una frase de un candidato frenteamplista de segunda línea que anunciaba la “socialización de los medios de producción”. Así, usó el debate con Vázquez para confrontar con el Partido Nacional, en un clásico juego de triangulación; el modelo de juego político que empleó Abraham Lincoln en 1860 para llegar a la Presidencia de los Estados Unidos de América.
Hacia 2019 el Partido Colorado se encuentra en la cruz de los caminos, en el momento peor de su historia. En intención directa de voto oscila entre el 6% y el 8%, un par de puntos por debajo de la banda de flotación que tuvo hace cinco años, y además ahora sin referentes nítidos tras el retiro de Pedro Bordaberry. Se encuentra amenazado por la fuga de votos que se ha producido hacia el Partido Nacional (especialmente hacia la precandidatura de Luis Lacalle Pou) y hacia el Partido de la Gente (el partido de Edgardo Novick). Los análisis demuestran que los votos que en los últimos meses pierde se van por la derecha.
Algo quedó despejado: no hay espacio socialdemócrata y no hay un proyecto convergente de todo o parte del bloque opositor; hay delante solamente el camino propio. Lo que no está despejado es -y quizás comience a serlo al despuntar el año que viene- cómo culminarán sus realineamientos internos y cuáles serán los dos o tres precandidatos presidenciales de alta competición que encarnen esos realineamientos. Entonces su dilema, enfrentado a la cruz de los caminos, es por dónde va. Se abre un camino hacia la izquierda que supone conquistar al electorado que se identifica con un país batllista, aunque ese electorado no use necesariamente la palabra batllismo: welfare state, laicidad, Estado fuerte, liberalismo político y filosófico, lo más alejado posible del liberalismo económico y de la derecha política. Ese electorado de corte batllista se encuentra en varios lados: dentro del Frente Amplio; se encuentra en los lindes del Frente Amplio, desilusionado; se encuentra a la búsqueda de un camino socialdemócrata; mira al Partido Independiente.
Se ve otro camino que es, como lo fue en 1994, taponear la fuga hacia la derecha, y tender los puentes para retomar ese electorado de derecha que se le está yendo, con figuras más proclives al liberalismo económico o a la derecha política, o a ambas. Si va por este camino, todo ataque o cuestionamiento al gobierno o al Frente Amplio no tendrá por objeto captar a los frenteamplistaas disconformes, sino recapturar a los colorados que se están yendo o se han ido hacia Lacalle Pou o hacia Novick. En este caso, el área de combate lo es dentro de la propia oposición y con una competencia muy especial y directa con el Partido Nacional
Hoy por hoy las posibilidades del Partido Colorado de ir al balotaje son extraordinariamente escasas. Lo que se trata es de otra cosa. Para el apoyo en el balotaje al candidato opositor o para la conformación de un futuro gobierno de recambio, si se da, no es lo mismo un Partido Colorado en el entorno de un decimal que en el otro extremo uno que se ubique en el 15% o por encima de ello. No es lo mismo que el nacionalismo lo triplique, que lo duplique o que le gane sin poder duplicarlo. Son escenarios diferentes para el relanzamiento y la reubicación del Partido Colorado de cara al futuro inmediato, pero especialmente hacia el futuro mediato.