10 Feb. 2018

Pepe, el guerrillero y el juguetón

Oscar A. Bottinelli

El Observador

Más allá de sus propios deseos, Mujica no es del todo dueño de su decisión Él es prisionero de haber construido un mujiquismo que en gran medida precisa de él […] ¿Y qué pasa con él mismo? “El 8 de diciembre dijo: "Me estoy borrando consciente y deliberadamente” […] Dos meses después … plantea la posibilidad de que él sea el candidato presidencial, siempre que se le permite elegir su compañero de fórmula

Mantendrá en vilo su candidatura quizás hasta el mismo Congreso del FA

Contra lo que se cree en niveles muy extendidos, la guerrilla no es una creación de izquierda. Baste recordar la resistencia guerrillera de los españoles a la invasión napoleónica o en Yugoslavia, en medio de la Segunda Guerra Mundial, la coexistencia y confrontación de la guerrilla nacionalista chetnik y la guerrilla izquierdista del Mariscal Tito. Tampoco una guerrilla es de por sí terrorista. Un elemento clásico de la guerrilla se resume en la frase “golpea y huye”, o más exactamente golpea de sorpresa y desaparece.

José Mujica, Pepe para amigos y extraños, fue un joven político devenido en guerrillero, que luego devino en astuto político. Esa astucia, ligada a una impronta juguetona, lo ha llevado en la política a “golpear”, es decir a impactar, a generar un hecho político o noticioso, y luego a esfumarse en el silencio. O a dar dos impactos casi sin solución de continuidad en sentidos contrapuestos.

A ello cabe sumar su peculiar forma de expresarse, no solo por las frases inconclusas, sino crípticas. Más de una vez, y ha ocurrido ultimamente, el periodismo y los políticos no leen detenidamente y con rigurosidad y creen que dijo lo que no dijo. Interpretar a Mujica es más difícil que la exégesis de la Biblia o de la Torah.

Hace unos días el intendente de Canelones Yamandú Orsi -hombre joven para la escala etaria uruguaya- disolvió la reserva, como se dice en la jerga parlamentarista. Dijo: "He hablado con gente de mi sector donde me han planteado concretamente poder manejar dentro de otros nombres, el mío también". Quedó en la grilla de presidenciables del Frente Amplio.

Luego los medios titularon: Mujica dio su apoyo a Orsi ¿Qué dijo el ex presidente? Dijo: “Lo conozco de hace años. Le tengo mucha confianza […] Orsi es un gran compañero. Sobre todo es un hombre abierto, de diálogo […] Y este país precisa de este tipo de gente. Puede ser un buen candidato”. Más allá de los elogios, lo importante es lo que no dijo. No dijo “lo apoyo”.

Palabras más, palabras menos, dijo lo mismo de Carolina Cosse. Y quizás con palabras menos también lo dijo de Mario Bergara, aunque después fue algo más cristalino en el no apoyo del todo. Y a Danilo Astori le dijo “"Si la cosa sigue así y es entre Daniel Martínez y vos, te apoyo a vos”. Como se ve, lo único claro es que no apoya a Daniel Martínez.

¿Y qué pasa con él mismo? El 8 de diciembre pasado dijo: "Me estoy borrando consciente y deliberadamente. Paso a paso. Me estoy borrando del candelero de la nomenclatura, no del compromiso y la militancia. Eso no podré dejarlo mientras viva […] muchos no me van a creer, pero esto está resuelto […] para mí esto tiene mucho de despedida … de una etapa de la vida […] No me despido para morir, sino para vivir. Me siento feliz con una azada plantando maíz, o revolviendo unos zapallos. Ya no soporto más algunas cosas que me han agotado. He llegado al fin. He dado lo que he podido. Esto es así, se los tengo que confesar a mis amigos. La vida tiene etapas […] Probablemente en las próximas elecciones tenga un puesto de relleno, para no dejar solos a los compañeros. Pero en una franja de retirada, no voy a asumir posiciones activas ni nada por el estilo".

Sin duda suena muy honesto consigo mismo, en una reflexión interior de tipo existencial en una persona de 82 años. En ese momento este analista comentó que más allá de sus propios deseos, Mujica no es del todo dueño de su decisión Él es prisionero de haber construido un mujiquismo que en gran medida precisa de él.

La historia es que el mujiquismo aparece en posición dominante dentro del Frente Amplio en las elecciones propiamente internas de 2002 y en las siguientes elecciones nacionales internas y nacionales generales de 2004, y se repite en las nacionales internas y nacionales generales de 2009, siempre con José Mujica como mascarón de proa. Pero luego vienen las derrotas: en 2012, Ernesto Agazzi pierde las elecciones por la Presidencia del Frente Amplio; en junio 2014, la Lista 609 encabezada por Lucía Topolasnky obtiene el segundo lugar en las nacionales internas; en mayo 2015 la misma Lucía pierde con Daniel Martínez la carrera por la Intendencia de Montevideo; y en mayo 2016 Alejandro “Pacha” Sánchez pierde las elecciones por la Presidencia del Frente Amplio. Después de las dos primeas derrotas y antes de las dos últimas, en medio, con José Mujica como primer titular a la Cámara de Senadores, el Espacio 609 reitera la calidad de primera fuerza dentro del Frente Amplio y de lista senatorial individualmente más votada de todo el sistema político. La lección parece ser muy clara y es una limitante para las decisiones de tipo individual. Pero no solo es Mujica el que no logra transferir su liderazgo. Tampoco Sanguinetti en dos ocasiones, ni Lacalle Herrera, ni Batlle Ibáñez, ni mucho antes Batlle y Ordóñez. La excepción lo fue Batlle Berres en 1950.

Dos meses después, esta semana, dibujó tres escenarios para la presentación electoral del Frente Amplio en 2019; en uno de ellos plantea la posibilidad de que él sea el candidato presidencial, siempre que se le permite elegir su compañero de fórmula. Esto insinúa, para el caso de que el actual oficialismo revalide la tenencia de la primera magistratura (lo que no sería de buen recibo por el resto del frenteamplismo) que su compañero de fórmula sea además su sucesor en el mujiquismo como vicepresidente de la República, pueda operar como recambio presidencial en caso de que el ciclo biológico se adelante, e inclusive abre la posibilidad de que ese compañero de fórmula, por dimisión voluntaria del presidente, pase a desempeñarse como presidente de la República en buena parte o quizás la mayor parte del periodo.

Probablemente el Mujica juguetón tenga en vilo al periodismo, a la dirigencia y militancia del Frente Amplio, y a la opinión pública, buena parte de este año. Capaz que gasta la broma final de disolver su reserva en el mismo momento en que se inaugure el congreso frenteamplista a fin de año.