19 Jun. 2019

La unidad de los partidos a pocos días de las elecciones internas

Oscar A. Bottinelli - Diálogo con Luis Custodio

Radio Uruguay - Puntos de Vista

Estamos en una elección sartoricentrista. No hay mañana, tarde, noche en que no haya más de uno hablando de él. Eduardo Víctor Haedo, viejo personaje político de gran inteligencia, decía “prefiero que hablen mal de mí a que no hablen”. Lo increíble es que Tabaré Vázquez salió al cruce de Sartori, y algún otro dirigente frenteamplista de primera línea […] Talvi, en un hecho político trascendente, dice que no hay coalición opositora si llegara a ganar Sartori. Condiciona la unión de blancos y colorados a quien gane en el Partido Nacional

L.C.: Estamos a unos diez días de las internas. ¿Ya podemos pararnos en lo que se va a ver en la noche del 30 de junio?

O.B.: Nos tenemos que parar en qué es lo que hay que ver. Por un lado, cómo reacciona el ganador. Ha habido veces en que el ganador reaccionó con tal soberbia que comenzó a construir su derrota siguiente. ¿Cómo reacciona el segundo? Si el segundo da un portazo no es lo mismo que si se abraza y, mucho menos, si en ese momento, uno y dos proclaman que son la fórmula presidencial. Eso ha ocurrido en dos oportunidades. Y cómo reaccionan los demás. Los terceros y demás. Esto es una visión que hay que tener en cuenta.

Y hay otra, que va a ser el objeto del análisis de hoy es lo que va a quedar de la campaña electoral. Porque la campaña genera una serie de impactos que se cristalizan y que, en la medida que no es la elección final, sino que este es un tramo, impacta y mucho sobre el tramo siguiente. Se observa que la gente exige de los partidos unidad, armonía. Eso es clarísimo. Además, la oposición tiene una exigencia adicional, que es dar gobernabilidad. Se sabe que van a estar muy lejos los dos partidos tradicionales de la mayoría parlamentaria. Requieren acuerdos para gobernar, y entonces la exigencia es saber cómo se van a llevar, en principio, los dos grandes partidos de la oposición.

L.C.: Tienen una doble exigencia, de unidad hacia adentro de su fuerza política, y también de acuerdos hacia afuera con sus similares, desde el punto de vista de pararse juntos en la oposición. ¿Lo podemos ver de acuerdo a cada uno de los tres partidos con competencia interna?

O.B.: El Frente Amplio es el que ha hecho, de alguna manera, deliberada, organizadamente, la competencia interna más prolija. Actos conjuntos de los cuatro candidatos y una propaganda central del Frente Amplio, que tuvo dos etapas. Una en la que el FA se “desfrenteamplizaba”, no usaba sus colores, no usaba su nombre, y un giro muy grande en eso. Lo que se observa, sobre todo, son algunas cosas de Daniel Martínez, de búsqueda de separación, de identidad, respecto de los otros candidatos. Ahí ha puesto una distancia con el Frente Amplio y el frenteamplismo. No usar los colores del FA, no mencionar al FA en su campaña. Es una campaña personalizada. Y también, en cierto modo, una distancia respecto al Gobierno, lanzando críticas a cosas que ha hecho el Gobierno, diciendo que no lo haría, que no hay que seguirlo. Muy enfocado al área “mujiquista”, al MPP. Para marcar algunas: “el tiempo de Bonomi se terminó”, “el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros no resistió a la dictadura porque estaba derrotado” y, más genéricamente, una frase que generó mucha molestia, cuando dijo haber sido uno de los pocos cientos que resistió a la dictadura. La suma de los acogidos a la Ley 18.033 de Reparación de Víctimas del Terrorismo de Estado, más los de Reparación de Destituidos y otras cosas supera largamente la decena de miles de personas que sufrieron consecuencias directas de la dictadura. Lo de los “pocos cientos” parece un error grande de percepción, que ha generado muchísima molestia. Y luego el juicio sobre la Unión Soviética, que se puede compartir o no, pero fue tremendamente controversial. Hay quienes opinan que algo de razón tiene, pero que hay que tener cuidado con lo que se dice, porque hay valoraciones complicadas sobre este tema.

L.C.: Tuvo una respuesta inmediata del Partido Comunista.

O.B.: Sí, pero el tema no es solo el Partido Comunista. Hay que tener una visión muy global de lo que pasó, en todos los años de la Guerra Fría, y los años previos, sobre la Revolución Soviética. Y luego está esta distancia respecto a Carolina Cosse, donde ya ha dicho en todos los lenguajes, todos los idiomas y con señas, que no la quiere de vicepresidenta. Con una frase errónea. Dijo “el Frente Amplio nunca tomó en cuenta los votos para completar la fórmula”. Aclaremos: el Frente Amplio siguió dos métodos. El de su época inicial, que continuó en las dos primeras elecciones del nuevo régimen electoral, cuando la fórmula la definía el Congreso, o antes el Plenario Nacional. Seregni-Crottogini; Crottogini-D’Elía; Seregni-Astori, y Vázquez-Nin Novoa. Luego, con el nuevo régimen, ha habido cuatro fórmulas, dos elegidas por el Congreso. Vázquez-Nin Novoa. Una sin competencia en las internas y la otra con una competencia autorizada, y las últimas veces fueron, una, Mujica-Astori, primero y segundo en las internas, en una relación de votos de 5 a 4. La otra, la última, en que la relación fue de 8 a 2 de Vázquez sobre Contanza Moreira, el criterio fue anunciado explícitamente, va Sendic porque es la lista más votada. Y después de todos los líos habidos y por haber, cuando se cuestionó a Sendic, Mujica dijo “los votos mandan”. Por eso fue Sendic. Entonces, decir que el FA nunca toma en cuenta los votos es un error. Se puede decir que ese criterio no debe aplicarse más, y ahí es correcto que cada uno exprese su fundamento. Pero el fundamento de Martínez, en ese caso, no es el correcto. Ahí hay una serie de rajaduras que está presentando la unidad del Frente Amplio.

L.C.: Una unidad que se expresa en esos actos conjuntos, en un programa único, pero en el día a día, sobre todo del candidato que hace largo rato encabeza las encuestas, no parece tan así.

O.B.: Sí. Lo curioso es que, normalmente, la ruptura del clima de las unidades surge de los que van perdiendo, no del que va ganando. Esto es lo original.

L.C.: Pasemos a la oposición. Comencemos por el Partido Nacional, donde hay un personaje que se roba buena parte de la atención y ha marcado muchas veces el ritmo al resto, que es Juan Sartori.

O.B.: Bueno, estamos en una elección sartoricentrista. No hay mañana, tarde, noche en que no haya más de uno hablando de él. Eduardo Víctor Haedo, viejo personaje político de gran inteligencia, decía “prefiero que hablen mal de mí a que no hablen”. Lo increíble es que Tabaré Vázquez salió al cruce de Sartori, y algún otro dirigente frenteamplista de primera línea.

Pero hablando del Partido Nacional, los blancos tienen un estigma, que es la idea de que se viven peleando. En realidad, desde que hay este tipo de elecciones, generales e internas, el Partido Nacional es que ha tenido siempre la más conflictiva. La del 99 fue rupturista, y termina con Juan Andrés Ramírez retirándose de la cancha, cuando gana Lacalle Herrera, y la más prolija fue la de 2009. Esa noche, Lacalle y Larrañaga proclaman la fórmula presidencial. Lo habían hecho Batlle y Hierro en 99, y Lacalle y Larrañaga en el 2009. Fue la elección más prolija en el Partido Nacional, y una de las más prolijas que hubo en todos los partidos.

Pero lo normal en el Partido Nacional es la controversia. Recordemos que, en 2014, Larrañaga va a saludar a Lacalle Pou, el ganador, y dice “nunca más voy a subir las escaleras del Partido Nacional”. Con ese trasfondo, ahora se ha producido una especie de línea común, no digo un acuerdo, de todos contra Sartori. Esto lo denuncia el grupo de Sartori, el PN se indigna por la denuncia, y el domingo, en el puerto, no lo saludan, lo ningunean. Uno no lo saluda, otro lo cuestiona y otro le da un codazo para separarlo y ubicarse él, y separar a Antía de Sartori. Es un detalle significativo que todo el país vio. Salió en todos los canales, en todas las redes, como un gesto de no unidad. Después viene el cuestionamiento de que el que gana no gana. Esto lo atemperó Lacalle Pou, que dijo que el que gana, gana.

L.C.: Eso significa que el que obtiene más votos es el ganador y punto.

O.B.: Claro, el ganar quiere decir muchas cosas. En realidad, gana el que reúne los requisitos legales, pero hay una idea popular de que el que tiene más votos ganó. Y es real. Si acá, en julio, hubiera un balotaje, el segundo puede ganar y el primero puede perder, porque la gente lo decide. Pero lo que le cae mal a la gente, y esto lo entendieron los políticos desde el 99, es que la gente vote y después, los políticos, reunidos en una pieza, cambian lo que decidieron los primeros. Pierde en la cancha y gana en la Liga. Eso la gente lo resiste. Ahí Lacalle Pou enmendó lo que venían diciendo otros dirigentes. Lo cierto es que la señal de tres candidatos no saludando a otro es una señal mala. Al PN le queda, o que Sartori se derrumbe en estos días y saque el 2%, algo medio difícil. Lo otro que lo podría ayudar es que saliera tercero y, en lo posible, cómodo. Ahora, si la cosa es como va en camino, a que no está ni tercero ni cuarto, estas actitudes complican. ¿Van a ningunearlo para la discusión de la fórmula? ¿Y cómo va a gobernar un partido que no va a tener mayoría parlamentaria? No quiere decir que estos porcentajes se den en octubre, pero hoy le está dando tres senadores, casi la tercera parte del Partido Nacional. ¿El PN va a “rebanar” un tercio de los senadores? El PN va a tener que hacer el esfuerzo de serenarse para salir bien la noche del 30 de junio.

L.C.: Nos queda el Partido Colorado.

O.B.: El Partido Colorado empezó con una controversia interna fuerte. Talvi empezó, además, “descolorizándose”, con una bandera multicolor, sin nombrar al Partido Colorado, con una campaña personalizada, y luego hace un gran giro al Talvi colorado. Pero empezó con ataques al sanguinettismo. “No quiero saber nada con el sanguinettismo, le ha hecho mucho daño al PC y al país”, dijo. Luego “rechacé que Sanguinetti me apoyara”. Eso, felizmente para la unidad colorada, lo enterró y no habla más de eso, pero ha salido a la controversia contra Sartori. Punto uno: se mete en la interna del PN. Pero lo más relevante de Talvi, que es un hecho político trascendente, es que dice que no hay coalición opositora si llegara a ganar Sartori. Condiciona la unión de blancos y colorados a quien gane en el Partido Nacional, generando una gran debilidad para toda la oposición. Salvo que él tenga una alternativa y diga que prefiere al Frente Amplio. Ese es otro camino. Ya no es que blancos y colorados van camino a exhibir al país un acuerdo de Gobierno entre ambos, sino que una parte del PC dice “estamos más cerca del FA que del PN”. Bueno, si se dice así, a unos les gustará, a otros no, pero es un camino claro y legítimo. Pero la oposición necesita demostrar que está en condiciones de gobernar, no solo de ganar. Sanguinetti, en particular, se ha esforzado mucho; Larrañaga también, desde antes. Porque en el PN hay una línea de “nosotros ganamos y ganamos solos”, y Larrañaga busca una táctica de entendimiento. Y Sanguinetti, cuando aparece en la cancha, también. Hay una idea de un acuerdo entre dos partidos diferentes que tienen que acordar y hacer un programa común para darle a la ciudadanía la seguridad de que gana la oposición, cambia el gobierno, y están las condiciones para un gobierno sólido y estable. Esto, ahora, está puesto en duda. En resumen, es bastante complicado el modo en que los tres partidos están llegando con pequeñas rajaduras, con grietas, con alguna cosa que hace pensar en llamar a un experto en cimientos.

L.C.: Quedan ocho días de campaña efectiva.

O.B.: Aclaremos que no hay dos días de veda. Hay dos días de prohibición pública, pero ahora, la mitad de la campaña ya no es la radio, la televisión. En las redes sociales, en internet en general, no hay veda, y pueden generarse climas que aplaquen o agraven esto que acabo de decir. En otra época, el jueves se bajaba la cortina, y la cortina quedaba baja. Hoy hay un ruido fenomenal esas 48 horas. Será la mitad que hoy, pero es ruido.