970 Universal – Fuentes Confiables
¿Qué complicaciones exhiben los tres partidos con competencia interna a pocos días de las elecciones? El Frente Amplio muestra algunas grietas, el Partido Nacional enfrenta a su “convidado de piedra”, y el Partido Colorado da señales de unidad.
A.S.: Sería bueno que te refirieras a las complicaciones en los tres partidos en la finalización de las campañas electorales. ¿Empezamos por el Frente Amplio?
O.B.: El Frente Amplio jugó a tratar de hacer una competencia casi de amigos, una fuerza muy unida, con la menor controversia posible, mostrando los mayores signos de unidad. El elemento más fuerte es haber realizado un conjunto de actos con todos los candidatos. Ahora bien, se dieron dos cosas. Una que tiene que ver con las internas, pero no necesariamente con las internas. Es el tema del Frente Amplio y el frenteamplismo. Recordemos que, pasadas las elecciones de 1994, comienza, desde la dirigencia del FA, una línea dominante de rechazar el llamarse Frente Amplio, de llamarlo Encuentro Progresista. 20 años después, esa concepción quedó demolida por la propia gente, que se sintió frenteamplista, usaba el rojo, azul y blanco, y terminó unificando el nombre, llamándose exclusivamente Frente Amplio. Sin embargo, cuando arranca este año, y cuando se celebra el 5 de febrero el aniversario de la fuerza política, en el acto no estuvo el rojo, azul y blanco. Los mezclaron con otros colores. Y el FA hace una gran campaña de cartelería pública, en todo el país, sin el nombre ni los colores del Frente Amplio. Era más bien una campaña de ideas, de oficialismo. En ese aspecto, Daniel Martínez inició una campaña sin menciones ni simbología del Frente Amplio. Ahora, al final, hace un giro importante, en que aparece con las banderas del FA, los símbolos del FA. Esto es muy importante.
El rechine que puede generar algunas grietas es que se vio al principal candidato, el que está primero en el ranking, Daniel Martínez, generar un conjunto de polémicas internas, marcar mucha distancia con el MPP, como cuando dijo que estaba agotado el ciclo de Bonomi, algunos comentarios sobre que el MLN no había sido una fuerza que hubiera tenido un rol importante en el combate a la dictadura, el decir que la lucha contra la dictadura fue de unos pocos cientos, a los que él pertenecía; yo diría que lo más importante tiene que ver con el marcar distancia a la posibilidad de que la fórmula sea el primero y el segundo de las internas, en el entendido de que fuera Daniel Martínez-Carolina Cosse. Incluso mencionó que en el Frente Amplio la fórmula nunca se hizo en base a los votos, algo que, en parte, es correcto. En el FA, hasta 2004, la fórmula era resuelta internamente, ya sea en el Plenario Nacional o en el Congreso. Ahí fueron Seregni-Crottogini, Crottogini-D’Elía, Seregni-Astori, y después la primera fórmula Vázquez-Nin Novoa. Ya las otras de Vázquez-Nin Novoa van a elecciones internas, aprobadas por el Congreso del FA. No es el producto de una votación. Ya venía de antes. En cambio, cuando la elección es plenamente competitiva, como fue Mujica vs. Astori, la fórmula fue el uno y el dos. Ahí, obviamente, fueron los votos, más allá de otras consideraciones, y que no fue automático. Pero el sentimiento común daba como obvio que esa era la fórmula. Más aún, hubo críticas a Astori por demorar en aceptar.
Y la elección de Sendic fue muy clara, y fue más nítido cuando vino toda la controversia en torno a Sendic. Mujica dijo “los votos mandan”, y por eso fue el candidato a vice. Más bien, lo que Daniel Martínez estaría proponiendo, es no seguir con el criterio de los votos. Pero yo diría que, en una campaña muy prolija de todos los candidatos del FA como tal, sí aparecieron estos signos, que generan algunos chisporroteos sobre lo que puede pasar.
A.S.: Hablemos del Partido Nacional o, mejor dicho, del sartoricentrismo en los blancos. ¿Qué te parece?
O.B.: Hay una cosa que ha llamado la atención, y es que la polémica se haya centrado en una persona, a la que han visto como un convidado de piedra. Ha centrado toda la campaña entre los blancos, pero también ha aparecido Carolina Cosse hablando de Sartori, y apareció Ernesto Talvi hablando de él. Y Tabaré Vázquez criticando una propuesta de Sartori. Acá habrá que analizar, desde el punto de vista político-psicológico, qué provoca un candidato que levanta estas reacciones viscerales. Se puede criticar, es lógico, pero una reacción de esta naturaleza llama la atención. Cualquier manual de estrategia dice que a un candidato desconocido, que no se sabe si tiene votos, y que, en principio, no aparece como un peligro, hay que ignorarlo. Cuanto más se nombra a alguien más se lo pone en la consideración pública. Se le hace propaganda. Y lo raro es que nadie siguió la más elemental línea de campaña, e hicieron todo lo contrario, por enojo. Esto es lo que he llamado sartoricentrismo de esta campaña.
Siguiendo con el Partido Nacional: se acerca el fin de la campaña electoral y termina, por usar una palabra que está de moda en Argentina, una grieta. Una especie de foso entre lo que podemos llamar “los blancos verdaderos” y el convidado de piedra. Entre lo establecido y lo desafiante. Esto deja al Partido Nacional emitiendo señales de que la fuerza política está conmocionada. Recordemos que hay un concepto difuso, que cada tanto aparece, de que los blancos se viven peleando. Está motivado, entre otras cosas, porque es el partido que ha tenido las campañas internas más complicadas, salvo en 2009. Algunas durísimas, con acusaciones éticas, con el retiro del segundo candidato una vez pasadas las internas, un candidato que al perder dice que no subirá más las escaleras del partido. 2009 fue lo opuesto: esa misma noche Luis Alberto Lacalle y Jorge Larrañaga salen juntos como fórmula presidencial. Eso fue buscar la prolijidad absoluta, pero no se pudo mantener en las siguientes, y mucho menos en esta. Incluso, si el PN llega a ir a la Convención para la fórmula o para decidir al vice, le va a costar apaciguar los ánimos después de estas señales. No son buenas, sobre todo porque es el partido que aparece como desafiante para obtener la presidencia de la República. Una señal buena, necesaria, que la población espera, es que los partidos muestren que van a gobernar porque están unidos, porque tienen fuerza para enfrentar todos los desafíos y los riesgos que supone un gobierno en una situación que no va a ser tan prometedora en los económico y social como en los años anteriores.
A.S.: Estaba pensando en las palabras de Sanguinetti, cuando dijo que Sartori nunca va a ganar la interna del Partido Nacional.
O.B.: Está bien. El Partido Colorado es un partido aliado del Partido Nacional. El concepto es que son dos partidos diferentes, con su propia personalidad, llamados a entenderse para hacer una coalición de gobierno en el caso de ganar. Eso le daría cierta habilitación a los colorados para hablar de la interna blanca. Ahora, el adelantarse a decir, como dijo Talvi, “no vamos a hacer una coalición si gana Sartori”, salvo que Sartori vote estrepitosamente mal, va a tener algún peso dentro del PN. No parecería que la oposición crea que pueda tener un triunfo tan avasallante, que vaya a “masacrar” al Frente Amplio, como para decir que se va a dar el lujo de no contar con unos cuantos senadores y diputados porque no les gustan. Hay que tener coraje para hacer una prueba de esas. Todos los del PN, todos los del PC y de otros partidos menores van a ser necesarios para construir una mayoría si ganase la oposición. Más aún: incluso si gana el Frente Amplio, lo más probable es que necesite de algún lado para completar la mayoría parlamentaria. Ahí están dando señales no positivas, en este caso en el Partido Colorado, no sobre el propio partido, sino sobre la coalición alternativa de gobierno, que venía como un dato sólido, un dato de la realidad, y ahora no aparece tan clara, porque depende de cómo sean los resultados dentro del PN, donde blancos y colorados dirían que están de acuerdo o no en la coalición, la entidad, o la magnitud de esa coalición. Han dado algunas señales que el Frente Amplio, imagino, cuando arranque la segunda etapa y la competencia ya se vea entre partidos, puede decir “nosotros aseguramos gobernar, los de enfrente son vecinos que se miran de reojo; tengan cuidado”. Le están dando un argumento al FA.
Hablemos del propio PC. Respecto a la interna, Talvi fue el primero que empezó con esa idea de ser un candidato metapartidario. Una bandera colorida, ninguna mención al Partido Colorado, y Ciudadanos. Ahí se produce un giro a poco de andar. No fue largo, y se coloradizó. No solo porque algunos dirigentes no estaban convencidos de esa línea, sino que además apareció uno de los más brillantes publicitarios de este país, que asesoró que era necesario ese giro. Y entonces apareció el Talvi colorado, colorado, que le dio un buen empuje. Además, había aparecido en una línea controversial, atacando al sanguinettismo, diciendo que había rechazado el apoyo de Sanguinetti, y ahora está en una línea que va camino a que haya muchísimas probabilidades de que esa noche el PC anuncie la fórmula presidencial. Incluso si hubiera dudas sobre quién es primero y quién segundo, lo que seguramente anuncien esa noche es que, independientemente del orden, la fórmula estará integrada por Ernesto Talvi y Julio María Sanguinetti. Muestra un partido que resuelve su interna pacíficamente, y que todos los mensajes que se están viendo van camino a mostrar un partido unido, algo que, en este momento, le está dando una gran fuerza, frente a lo que está pasando en el Partido Nacional, e, incluso, pese a que el Frente Amplio entró a hacer una campaña muy unitaria, hay este tipo de grietas que el Partido Colorado no exhibe.