23 Ago. 2019

Índice Winner: 53% cree que próximo presidente será de la oposición; 41% del FA

Eduardo Bottinelli - Diálogo con Aldo Silva

970 Universal – Fuentes Confiables

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"Los resultados muestran que, para el 41% de las personas, el próximo presidente sería Daniel Martínez, del Frente Amplio, el 44% cree que va a ser Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional, un 6% Ernesto Talvi, del Partido Colorado, y 2% de Cabildo Abierto, con Guido Manini Ríos. Después tenemos un 1% que, en la repregunta, elige a la oposición, cree que va a ganar la oposición. Sumada entonces toda la oposición alcanza el 53%. Finalmente tenemos un 5% que no opina al respecto, no se imagina quién puede ganar".

A.S.:Sería interesante que expliques la importancia del Índice WINNER y la percepción de la gente.

E.B.: Es un Índice que no inventamos nosotros, que se utiliza en forma recurrente, que sirve para medir el termómetro de la opinión pública, en el sentido de qué se está imaginando la gente del próximo gobierno. Cuando vemos sobre el pesimismo o el optimismo de la gente sobre el futuro, sobre cómo va a estar la educación, cómo va a estar la seguridad, la economía, el empleo, o hacemos en función, también, de quién cree que va a ser el próximo gobierno. También sirve, en muchas ocasiones, no en lo que está sucediendo ahora exactamente, pero sirve como elemento indicador, para descubrir lo que se llama la espiral del silencio, el voto oculto. Mucha gente que no dice qué votaría, cuando dice quién cree que va a ganar, en función de otras preguntas, está dando un indicador de lo que podría llegar a votar.

A.S.: ¿Podemos ir a los datos?

E.B.: La pregunta que hacemos es “Independientemente de sus preferencias personales, ¿De qué partido cree que va a ser el próximo presidente de la República?”, y, además, preguntamos a los que dicen “ninguno” o “no lo sabe”, le preguntamos si el próximo presidente va a ser de algún partido opositor o de izquierda. Para indagar un poco más sobre ese resultado, para conocer el resultado que se plantea. Ahí, los resultados muestran que, para el 41% de las personas, el próximo presidente sería Daniel Martínez, del Frente Amplio, el 44% cree que va a ser Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional, un 6% Ernesto Talvi, del Partido Colorado, y 2% de Cabildo Abierto, con Guido Manini Ríos. Después tenemos un 1% que, en la repregunta, elige a la oposición, cree que va a ganar la oposición. Y finalmente tenemos un 5% que no opina al respecto, no se imagina quién puede ganar. Entonces tenemos un cambio, porque venía siendo, sostenido, que el FA era el que la gente creía que más probablemente ganara. Esto ha cambiado. Si miramos la evolución a lo largo del tiempo, vemos que el FA, ya desde las elecciones de 2004 en adelante, siempre estuvo arriba de la oposición, como esa creencia de quién va a ganar. En la campaña pasada, más del 70% creía que ganaba el FA. Ahora estamos viendo que, en una campaña que aparece mucho más cerrada, mucho más disputada, que las propias encuestas están dando eso. Ese es un indicador interesante.

Pero no siempre que hay crecimiento de la percepción de la gente de que gana el FA respondió a un crecimiento del FA en las encuestas. La gente, por otras cosas, por las noticias, por la semblanza de las candidaturas o de los líderes políticos, o por temas de la oposición, de repente veía que el FA estaba mejor. No necesariamente en las encuestas: subjetivamente estaba mejor, y creía que tenía chances de ganar.

A.S.: Lo nuevo es que, por vez primera, en muchos años, estamos viendo que hay una percepción general de que el próximo presidente puede ser Luis Lacalle Pou. ¿Pasamos al tema de las características sociodemocráticas?

E.B.: Sí. Si hace cinco años más del 70% creía que ganaba el FA, es porque blancos y colorados creían que ganaba el FA. Cuando entramos a ver sociodemográficamente y en términos políticos qué opina la gente sobre quién va a ganar, hay algunas cosas que son muy interesantes. La primera es que el interés en la política no es una variable que muestre diferencias. Más o menos, entre el 53% y el 55% cree que va a ganar la oposición, es decir, la suma del PN, el PC, CA y el resto de los partidos, entre los interesados en la política, los que les interesa más o menos y los que no les interesa, más o menos, en el mismo porcentaje, creen que gana la oposición contra un 42%, 43%, que cree que gana el FA.

Ahora, cuando entramos en otras consideraciones que sí muestran diferencias, es interesante, por ejemplo, que el lugar donde más gente cree que gana el FA, que gana la izquierda, es entre los jóvenes, entre quienes tienen 18 a 32 años. El 55% cree que gana el FA, contra un 45% que cree que gana la oposición. En el resto de los tramos etarios que usamos, de las generaciones electorales, 33-47 años, 48-60 años y más de 60 años, vemos que hay un crecimiento sistemático de quienes creen que gana la oposición, a medida que aumenta la edad. Los más jóvenes, esta edad generacional, que tiene entre 18 y 32 años, está votando por cuarta vez, y la primera vez que votaron fue con el triunfo de la izquierda, es decir, es la generación que podemos llamar de votantes de gobiernos frenteamplistas. Más allá de que el primero fue un previo. Esos son los que consideran que el FA va a ganar. El resto de las generaciones, a medida que aumenta la edad, en mayor medida cree que gana la oposición. Esto muestra, por un lado, la correlación que hay con el voto, porque hemos visto que, por ejemplo, el FA tiende a tener mayor intención de voto en las edades más jóvenes, aunque no con tanta distancia como pasaba antes, y los partidos tradicionales tienden a tener mayor intención de voto a medida que aumenta la edad. En menor medida a lo que sucedía en años anteriores, pero se sigue dando ese fenómeno. Lo mismo sucede en la percepción de quién cree que va a ganar.

El otro dato interesante es el cruce con lo que votaron en 2014 y la estimación de voto actual. Entre quienes en 2014 votaron al FA, las dos terceras partes creen que gana el FA, y la tercera parte cree que gana la oposición. En el caso del PN y el PC, más del 80% cree que gana la oposición. Hay una relación a favor de los partidos tradicionales en función de quienes votaron en 2014 a cada uno de los partidos. Esto quiere decir que hay una pérdida de votos del FA de 2014 a hoy, y gente que votó al FA en 2014 y que no lo votará de nuevo, tiende a tener una percepción de que el FA gana, es mayoritaria, pero tiene menos camiseta puesta que quienes votaron al PN y al PC. Ahora eso es distinto cuando cruzamos esta información con el voto actual. Quienes ahora votan al FA, que no son los mismos que votaron en 2014, 8 de cada 10 creen que gana el FA. Para comparar, entre quienes votaron al FA en 2014, el 65% cree que gana de nuevo. Entre quienes ahora votan al FA, el 80% cree que gana. Ahí hay, en la pérdida de votos, un cambio en la percepción de quién gana. Cuando comparamos estas dos cosas vemos que, en la estimación de voto actual, hay un componente de “camiseta” importante cuando se dice quién cree que va a ganar. Porque el 80% de quienes van a votar al FA cree que va a ganar el FA, y entre el 82% y el 86% de los votantes del PN y el PC, más o menos en números similares, cree que gana la oposición. Se contraponen las visiones con un grado de “camiseterismo” importante. Es importante, y es algo que se repite sistemáticamente, que los números se cruzan. Es decir, el 80% de los votantes del FA cree que gana el FA, y el 15% que gana la oposición. Cuando vemos al PN y al PC, más o menos el 15% cree que gana el FA, y más o menos el 80% cree que gana la oposición. Son porcentajes parecidos entre sí, que no tienen ninguna relación, y sin embargo se mantienen.

Tenemos un panorama, general, de que hay una percepción mayor de que gana la oposición, ubicado dentro de un escenario donde vemos un movimiento de la opinión pública, que no necesariamente acompaña la intención de voto. El FA está estabilizado, pero, sin embargo, la percepción sobre su triunfo cae. Eso tiene que ver con las señales que da, más allá de lo que digan las encuestas.

A.S.: ¿Y la evolución del partido del próximo presidente?

E.B.: Desde 2017, cuando empezamos a medir este período, no hubo un momento donde el FA estuviera por debajo de la suma de la oposición. Es más, hubo un momento en que hubo 20 puntos de diferencia entre el FA y la oposición, en esta percepción de triunfo. En el segundo trimestre de 2018, el 56% creía que el próximo gobierno sería del FA, y un 36% que sería de la oposición. En ese momento venía en constante crecimiento la percepción de que ganaba el FA. Estaban empatados en el segundo trimestre de 2017, y un año después había 20 puntos de diferencia. Había empezado a generarse una idea de que el FA ganaba, hace poco más de un año. Hacia el tercer trimestre, un año atrás, esa situación cambió drásticamente. El FA se enredó en discusiones internas, volvió el tema de Sendic, y se dio la sensación, que la gente captó, de que el FA perdía esa claridad de triunfo. Y ese 56% a 36% pasó a un 48% a 45%. De 20 puntos se achicó a 3. Eso se mantuvo, más o menos estable, a lo largo de todo el tiempo, con alguna pequeña apertura en marzo de este año, donde llegó a tener 7 puntos, después tuvo 4. En mayo, a un mes, dos meses de las elecciones internas, estaban prácticamente empatados, 48% creía que el próximo gobierno iba a ser del FA, y 47% creía que iba a ser de la oposición. Después de las internas, del proceso que el FA vivió en la interna, con la conformación de la fórmula presidencial, algunas discusiones públicas, y la oposición del triunfo de Talvi, que cambia la percepción de triunfo del PC, que antes estaba en el 2%, 3%, y ahora está en el 6%, sin ser un cambio explosivo es importante, todos fenómenos posicionan, al menos en este momento, la percepción de que es más probable que gane la oposición a que gane el FA. Esto es un elemento de atención, sobre todo pensando en el FA. Uno de los principales elementos que tiene que trabajar es el de construir esta percepción. Algo que puede ser negativo a sus propios intereses es que se instale la idea de que el FA pierde. También es verdad que, trabajándolo, puede generar un “cuidado que perdemos”. Aquella frase de Topolansky, “el susto despertó al mamado”. Es un llamado de atención a tener en consideración.

A.S.: Y es una situación de optimismo para la oposición, que hay un cambio.

E.B.: Ahora hay que ver, también, este funcionamiento de la oposición, con algunas rispideces internas. Es una carrera de tres, y el sistema electoral actual implica esa cuestión de diferenciarse y unirse todo el tiempo. Por un lado, ir unidos para el balotaje, pero diferenciarse ahora para tener una bancada más grande. Eso, en función de cómo se maneje, puede incidir sobre la percepción, hoy instalada, de que el próximo gobierno sea de la oposición, se mantenga o no.

A.S.: ¿Puede tener alguna incidencia en la campaña electoral la salud del presidente?

E.B.: Sin duda puede tener algunos efectos. Puede haber algo en términos de la imagen que la gente pueda tener del presidente. Un poco más de empatía de la gente que es más crítica. El anuncio de su enfermedad, dentro de los elementos comunicacionales que ha tenido el Gobierno y el presidente, a lo largo de este período, fue el mejor momento. La peor noticia fue uno de los momentos en que tomó la mejor decisión comunicacional. Fue personal, fue en directo, fue en conferencia de prensa, aunque no aceptó preguntas. No fue un mensaje grabado, como sí han sido un montón de otras comunicaciones. Ahora, desde el punto de vista de la campaña electoral, seguramente tenga un efecto. Es más difícil empezar a pegarle a Vázquez. Nadie puede hablar de la ausencia del presidente, porque ahora tiene un problema médico. Creo que la oposición va a tener que hacer un reenfoque, en caso de seguir una línea de ataque al Gobierno.