970 Universal – Fuentes Confiables
Índice Winner Agosto/Setiembre 2019: Más allá de sus preferencias políticas, el 42% de la ciudadanía cree que el próximo presidente de la República será del Frente Amplio, y el 54% que será un candidato de la oposición.
A.S.: Tenemos la pregunta, ¿De qué partido cree que será el próximo presidente de la República? ¿Por qué es importante esta pregunta? ¿Ha cambiado en algo la percepción de la gente respecto a qué partido va a ganar la Presidencia?
E.B.: En este escenario hay un elemento clave, que es el humor de la gente con respecto a qué se está imaginando. Cualquiera se está preguntando quién gana. Ese “quién gana” es un elemento importante, que se ha estudiado durante muchos años en términos de opinión pública, porque indica, un poco, cuál es la percepción de la gente y cuál es el peso que tiene de convencimiento de triunfo de propios y extraños. ¿Cuántos frenteamplistas creen que gana el Frente Amplio y cuántos creen que pierde? ¿Cuántos votantes del Partido Nacional creen que efectivamente tiene chances de ganar, y cuántos, en realidad, creen que no? Esto lo hemos ido viendo a lo largo de las distintas elecciones, y veníamos en niveles de este Índice Winner donde el FA tenía el 80%, ya había bajado en la anterior al 60 y pico. Ahora estamos en un panorama más parejo, y hemos tenido algunos cambios importantes que se produjeron, sobre todo, después de las elecciones internas.
Por más que este indicador no es el de intención de voto, nos acerca a qué es lo que la gente se está imaginando. Eso es importante en la configuración del propio humor de los votantes, y también en cómo se configura el escenario cuando hablamos de que la gente “vota a ganador”. Hay una proporción que sí, y otra que no. ¿Qué pasaba? En 2004, la percepción del triunfo del FA era muy grande, prácticamente del 90%. Eso generaba, por un lado, que gente se subiera al carro ganador, y sobre el final vimos que hubo una caída del FA sobre la recta final de la campaña, producida por el efecto contrario: “el FA ya ganó, entonces puedo elegir otras opciones”. Esto produce dos efectos.
Ahí tenemos la pregunta, “Independientemente de sus preferencias políticas personales, ¿De qué partido cree que va a ser el próximo presidente de la República?” Y, a los que no nos dicen, le preguntamos si creen que el próximo presidente va a ser de algún partido opositor o de izquierda. Hacemos dos preguntas para poder tener más información. Ahí tenemos que el 41% cree que el próximo presidente va a ser del FA, el 40% cree que va a ser del PN, el 9% cree que va a ser del Partido Colorado, el 3% de Cabildo Abierto, y después tenemos, en esa repregunta, 2% que cree que va a ser de un partido opositor, y un 1% que considera que va a ser de izquierda. Y un 4% que no opina. Si esto lo comparamos con la medición anterior, tenemos que el FA se mantiene más o menos igual, con un punto de diferencia, y hay un descenso de la percepción de que gana el PN. Ese descenso del PN, en realidad, lo recogen el PC y CA. No hay un descenso de la oposición, sino que hay un reparto de los equilibrios internos. Antes, en la medición del mes anterior, se veía que aumentaba levemente la percepción de que el PC podía ganar. Esto no quiere decir que la gente cambie totalmente su percepción en función de las encuestas, pero son un insumo más para la construcción de la percepción.
A.S.: Estos son los datos generales: 41% FA; 40% PN. Esa es la percepción. ¿Diferencias que podamos encontrar en cuanto a las características sociodemográficas?
E.B.: Vamos a agrupar esto en dos grandes áreas, donde tenemos al FA, por un lado, que, si sumamos FA + izquierda tenemos el 42%; si sumamos PN + PC + CA+ la oposición nos da 54%. ¿Cuáles son las diferencias que encontramos? A medida que aumenta la edad disminuye la cantidad de gente que cree que va a ganar el FA. Es decir, los más jóvenes tienen una percepción mucho mayor de que gana el FA que la que tienen los mayores de 60 años. Estamos hablando de que el 53% de las personas entre 18 y 33 años cree que gana el FA. Eso baja a 43%-44% en los tramos etarios siguientes, y baja a 32% al final. Y es absolutamente inverso en el caso de la oposición: a medida que aumenta la edad, aumenta la percepción de que el próximo presidente va a ser de la oposición. Acá tenemos una primera diferencia en términos de edades.
El otro elemento que vemos es el interés en la política. No muestra grandes variaciones. La percepción de quienes se interesan por la política, que en general son personas más informadas, más en contacto con la vida política, con las noticias políticas, tienen una percepción muy parecida a la que tienen los que no le interesa la política, que tienden a ser personas menos informadas de los temas políticos, en general está correlacionado con el nivel educativo, con el nivel socioeconómico. No hay diferencias en la percepción de quién gana. Es un elemento importante, porque, independientemente del grado de información que se tenga, del grado de interés que se tenga, las percepciones no varían sustancialmente. Hay dos o tres puntos de diferencia entre quienes creen que gana el FA, entre interesados y no interesados en la política.
A.S.: Pasemos ahora a lo que piensan los votantes frenteamplistas, blancos y colorados.
E.B.: Tenemos una diferencia sustancial cuando miramos quienes votaron a un partido en 2014 y quienes ahora votan a un partido. Quienes votaron al FA en 2014, 7 de cada 10 creen que gana el FA. Pero si miramos los que ahora votan al FA son 8 de cada 10. Hay una explicación en los cambios, en la estimación de voto que venimos viendo, de que hay un porcentaje de personas que votaron al FA en 2014 que hoy no lo están votando, y esos que hoy no lo están votando son más pesimistas sobre el triunfo del FA; tienen la percepción de que gana la oposición.
Si miramos el PN, no hay grandes diferencias entre quienes votaron en 2014 y los que votan ahora. En el 92%, 93% creen que gana la oposición, y en el PC es un poco más optimista quien lo votó en 2014 que quien lo vota ahora. Hablamos de 86% en 2014 frente al 78% ahora. Si miramos estos datos en forma cruzada, de los que votan al FA, el 82% cree que gana el FA. Si miramos desde el lado del PN, el 92% cree que gana el PN. Esto significa que los votantes del PN tienen una percepción mucho más positiva de triunfo que la que tienen los votantes del FA. En números gruesos, 2 de cada 10 votantes que hoy eligen al FA creen que gana la oposición, mientras que 1 de cada 10 blancos cree que gana el FA. Hay un optimismo mayor entre los votantes del PN que entre los votantes del FA.
Los votantes del PC son más parecidos, en términos de optimismo de sus propias tiendas, a los votantes del FA: 8 de cada 10 colorados creen que gana la oposición, y 2 de cada diez creen que gana el FA. Cuando miramos este resultado sobre el total, está escondiendo lo que sucede adentro de los votantes de cada área, el oficialismo y la oposición. La diferencia más relevante que podemos encontrar es que los votantes del PN son los más optimistas en el triunfo de la oposición, mientras que los votantes del FA son optimistas, pero 2 de cada 10 tienen la percepción de que el triunfo es de la oposición.
A.S.: ¿Y si nos metemos en la evolución de estas percepciones?
E.B.: Siempre, cuando miramos una serie, hay que ver las tendencias. Y las tendencias nos explican más cosas que el número frío. ¿Qué es lo que sucede? En elecciones anteriores, la percepción de que ganaba el FA osciló entre el 90% y el 70%. Ahora vemos que está en el 42%, y la oposición en 54%. Esto ha tenido una evolución; se ha movido bastante más la percepción de quien gana que la intención de voto de la gente. Y esto ha tenido un comportamiento importante, porque cambia el escenario de percepción de la gente. Si miramos, desde antes de las internas para atrás, vemos que la idea de que ganaba el FA era mayoritaria o igual a la de que ganaba la oposición. Había paridad entre quienes consideraban que ganaba el FA y paridad entre quienes consideraban que ganaba la oposición.
Hubo un momento, sobre el segundo trimestre del año pasado, construido durante todo un año, 2017-2018, cuando el FA empieza a liquidar, de alguna forma, el tema Sendic, un cambio de humor en la gente. Empieza a crecer la cantidad de personas que cree que el triunfo es del FA. Esto pasa hasta mitad del año pasado. Ahí el FA se vuelve a enredar en temas internos, y se empardan las percepciones. Luego, esto vuelve a generar una pequeña brecha a favor del FA, y pasadas las elecciones internas, se produce un fenómeno que cambia totalmente el escenario en términos de percepción. La encuesta posterior a las internas, la de Julio/Agosto, marcó, por primera vez desde después de las elecciones de 1999, que la gente cree que tiene más chances de ganar la oposición que el FA. Ahora vemos que se instaló la idea, en parte de la opinión pública, que el triunfo sería de la oposición, el 54%; la percepción de que el triunfo sería del FA está 12 puntos por debajo. Hay que ver cómo evoluciona, probablemente el debate pueda tener una incidencia importante. Eso puede dar la impronta presidencial, el dominio de un tema que pueda tener un candidato, qué manejo corporal, qué transmite. Lo trascendente no es quién gana o quién pierde un debate. Lo trascendente es que quien gana es el que logra que la gente perciba que tiene un rol, un estatus presidencial. Esto puede cambiar en función de eso, de cómo evolucionen las propias encuestas, pero también en lo que los dirigentes vayan transmitiendo a lo largo de este tiempo de campaña. Si hay una actitud derrotista del FA va a alimentar la percepción de que pierde. También el exceso de triunfalismo, que no se acompaña con la percepción de la gente, genera disonancias. Si bien no es un dato de qué va a votar la gente, es relevante para entender cómo la gente se viene moviendo y percibiendo el futuro.
Mirando estos datos, una de las cosas que tiene que hacer el FA es cambiar esta percepción. Más allá de cuestiones políticas, más allá de la militancia, de convencer, hay otro elemento que ayuda a fogonear a la militancia la percepción de que se gana. Y esa percepción de que se gana está más apagada en el FA de lo que está en el PN. Este optimismo, bien manejado, es positivo. También está el riesgo opuesto: que el optimismo se transforme en soberbia, y traiga efectos negativos.