El Observador
Todo indica que por primera vez ingresará al Parlamento —y a sus dos cámaras— un partido verdaderamente nuevo, que no surge directa ni indirectamente de ninguno de los dos procesos originarios […] Un partido personalista de derecha, conservador, social, vinculado a la ganadería tradicional, defensor de las fuentes estratégicas del Estado, contrario a transformar el Ejército en Guardia Nacional, con visión geopolítica inspirada en la “tierra de los ríos”.
El primer partido parlamentario verdaderamente nuevo en más de un siglo
Todos los partidos representados hoy en el Parlamento se originan en dos procesos. Uno, el fundacional (1825-36), del cual surgen los partidos Colorado y Nacional (Blanco). El segundo (1905-1910) da origen a la Unión Cívica del Uruguay (del que surgen el Partido Demócrata Cristiano y el Partido Unión Cívica) y al Partido Socialista (del que surge el Partido Comunista). En 1971 se crea el Frente Amplio con la fusión de los partidos Demócrata Cristiano, Comunista y Socialista, más escisiones de ambos partidos tradicionales. Del FA se desprenden por un lado el luego reintegrado Nuevo Espacio, del que se escinde el actual Partido Independiente, y por otro, el grupo dominante de Unidad Popular. En el medio cabe destacar el desprendimiento colorado Unión Demócrata Reformista (1958), cuyo primer diputado lo fue Alberto Manini Ríos, padre del actual presidenciable e hijo de Pedro, fundador del riverismo, formidable rival de Jose Batlle y Ordóñez.
Todo indica que por primera vez ingresará al Parlamento —y a sus dos cámaras— un partido verdaderamente nuevo, que no surge directa ni indirectamente de ninguno de los dos procesos originarios, partido cuyo real nombre es Movimiento Social Artiguista (absurdamente no admitido por la Corte Electoral como lema pero sí como sublema) y que funge como Partido Cabildo Abierto.
Emerge como un partido personalista —como surgieron ambos partidos tradicionales— en torno a la figura del general de Ejército Guido Manini Ríos. Pasará mucha agua bajo los puentes antes de adquirir la calidad de partido institucionalizado, que en una de las definiciones en ciencia política se considera tal cuando sobrevive más allá de la vida biológica o política de su fundador. Todo partido o movimiento político personalista es per se ideológico, porque la persona que lo referencia representa una visión del mundo, del hombre y la sociedad.
La ideología de su líder es muy precisa y refinada, poco leída, pues tiende a construirse en torno suyo una caricatura y no se analiza a él sino a la caricatura construida. Demás está decir que se está ante un militar de alta formación estratégica, profundo conocimiento y elaboración de la historia nacional. En su discurso se notan dos claras influencias: la de Alberto Methol Ferré y la de José Enrique Rodó. Vayan por ahí algunas pistas.
Otra pista es su artiguismo. Cabe refrescar que los pueblos construyen sus héroes a su imagen y semejanza, y ponen en ellos su ser presente y su querer ser. Hay pues muchos artiguismos. Manini sin duda se refleja en el Artigas militar y caudillo. Pero lo más importante es que busca espejarse (y ese es un punto de contacto con una visión de la izquierda) en el Artigas social, fundamentalmente el de La Redota, el del Éxodo del Pueblo Oriental, el de ese caudillo que según los relatos (quizás hagiográficos) es seguido por criollos pobres, gauchos montaraces, negros, indios, mestizos, esclavos; y también el de 1815, el que proclama “que los más infelices sean los más privilegiados”.
Cabe advertir que una cosa es el general y otra cosa sus elencos, de pensamiento mucho más tosco. Con esa advertencia, algunas pinceladas sobre su pensamiento político:
Uno. En el eje político izquierda-derecha, se alinea claramente en una derecha dura.
Dos. En el eje cultural liberal-conservador (en sentido antropológico) o eje de valores, expone una visión fuertemente conservadora, de un catolicismo militante y conservador.
Tres. En lo social, expone una visión de fuerte preocupación social, expresada en su pasaje al frente de Sanidad Militar.
Cuatro. En lo económico surge por un lado una visión muy ligada a la ganadería tradicional que representa el movimiento “Un solo Uruguay” y por otro —parecería que ello es así y además como consecuencia del pensamiento estratégico militar, que se encuentra en muchos pensadores militares de largas décadas— la percepción de que el Estado debe controlar directamente las fuentes de energía, las comunicaciones, el agua, aquello esencial para la defensa nacional.
Cinco. Presenta un perfil paternal-autoritario (no en el sentido de dictatorial, sino de tenencia de autoridad o de poder), que es el perfil buscado por las clases bajas, el sub proletariado, incapaz de defenderse por sí mismo y necesitado de alguien con poder que lo defienda, que tenga poder y oficie de padre protector. Perfil representado en todo o en parte por Juan Domingo Perón, Jorge Pacheco Areco, fugazmente Tabaré Vázquez en Montevideo, José Mujica, bastante parcialmente Julio Ma. Sanguinetti, quizás también parcialmente Luis Alberto de Herrera.
Un punto clave es su concepción geopolítica que lo aproxima mucho al revisionismo histórico rioplatense. La concepción (Methol Ferré dixit) de “el país de los ríos”, la Cuenca del Plata, la tierra que se extiende hacia las nacientes de los ríos Uruguay, Paraná, Paraguay. Parecería —elemento común a esa visión geopolítica y ese revisionismo— poco afecto a lo europeísta y a lo afrancesado. Y al igual que Methol y Rodó, desconfiado de los Estados Unidos.
Resulta clara su oposición a la visión norteamericana de transformar los ejércitos latinoamericanos en guardias nacionales (visión que en cierto modo refleja el proyecto de plebiscito constitucional), y por consiguiente su criterio de que la misión de las Fuerzas Armadas es la defensa nacional, en el sentido amplio del término.
Es considerado uno de los referentes de los “Tenientes de Artigas”. Esta corriente militar fue creada en los años sesenta en torno al General Mario Oscar Aguerrondo, compuesta mayoritariamente por oficiales de filiación blanca y responsable principal del golpe militar de 1973. Esa corriente, con algunos giros ideológicos significativos, fue privilegiada en la interna militar a lo largo de los tres gobiernos frenteamplistas. El propio Manini fue ascendido a general con el voto unánime de los senadores frenteamplistas y designado Comandante en Jefe sin ninguna objeción en el Frente Amplio. La corriente militar opuesta a los Tenientes de Artigas fue la liberal, uno de cuyos principales referentes en los años sesenta lo fue el general Liber Seregni.